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Afinidades electivas por zandaleesol

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Titulo          : “Afinidades Electivas” 

Personajes   : Harry Potter/Draco Malfoy 

Disclaimer   : Los personajes no me pertenecen sólo fantaseo con ellos. 

Capítulo       : Polos Opuestos 

Esa plácida tarde de marzo la luz crepuscular prestaba la majestad de su calma al perdido rincón de aquella habitación que era el refugio secreto de dos jóvenes. Un chico rubio miraba el vacío, aquel cuadro de quietud  lograba calmarle el alma, sin embargo, volvía a él la afanosa agitación en la que vivía desde hacía casi tres meses, pensar en el final próximo de ese último curso hería su espíritu dolorido, lo reconciliaba con el miedo, le mostraba la paciente y porfiada resignación del deber al que le obligaba  su apellido. La ambición insana de su padre le quemaba el alma, aquellas fantasías insensatas lo arrastrarían a un destino que no deseaba, pero que tampoco sabía como soslayar y estaba dispuesto a rendirse a la injusticia de ese destino.La paz de aquella habitación le hacían olvidar la catástrofe en la que se hundiría prontamente su vida, el sólo mirar a Harry le traía una oleada de los mejores recuerdos de infancia, una emanación casi balsámica de esa dicha de otros tiempos.  

Harry después del regreso de Draco luego de aquellas vacaciones de Navidad sintió esa opresión, ese malestar que semeja a la angustiosa sensación de los que tienen miedo a las tempestades y ven encapotarse el cielo. La inquietud de lo que desconocía lo desazonaba. Dejó de contemplar el paisaje para reunirse otra vez con el chico rubio que parecía muy interesado en la lectura de un libro de Pociones. 

-          El verano se acerca a pasos agigantados “ comentó  Harry  Draco no respondió 

-          ¿Cómo van los preparativos de la fiesta?.  

Esta vez el chico rubio desvió su vista desde el libro hacia Harry 

-          Bien… mi madre me escribió ayer… dice que todo está listo.  

-          Para no estar de acuerdo con tu padre yo diría que se ha esforzado muchísimo en la famosa fiesta “ dijo Harry con cierto dejo de ironía  

-          No tiene alternativa… igual que yo. 

-          Claro que la tiene y tú también.  

-          Harry… por favor hemos tenido esta conversación inútil… creo que una mil veces  y no… 

-          ¡Inútil!... pues no lo creo… no me resignaré jamás a que hagas la voluntad de tú padre. 

-          No tengo más opción lo sabes “ dijo el chico rubio poniéndose de pie  

Harry le dio la espalda y se asomó a la ventana, permaneció silencioso largo rato, Draco le observó con tristeza, su padre no sabía nada de su amor por Harry, no había querido ni siquiera decírselo a su madre a pesar de que confiaba plenamente en ella, era mejor así de esa forma  la protegía. 

-          Draco… antes de que tomes una decisión definitiva sobre aquel asunto… aunque creo que lo hiciste desde hace mucho “ dijo Harry volviéndose a mirar al chico rubio “ prefiero que lo nuestro termine ahora  

-          ¡Qué!... ¿quieres terminar? 

-          Sí… lo prefiero… te amo… pero no puedo ver como sigues a tu padre en sus desvaríos… de todas formas te perderé.  

-          Harry no… tú eres lo único que me hace desear seguir vivo… si te pierdo a ti… 

-          Has decidido seguir a tu padre… eso nos hace estar en lados opuestos.  

-          Harry no hagas esto… yo te necesito. 

-          Eres tú quien nos hace esto. 

-          Por favor… sin ti… ya no me importaría nada. 

Harry se sintió desarmado, no podía dejarse vencer Draco le enviaba un grito desesperado de auxilio y él lo amaba no podía obviarlo. 

-          Draco… sabes que lo que sucede es serio… Arthur Weasley será el próximo Ministro y todos lo saben, tu padre mejor que nadie… y  a pesar de ser un “sangre pura” no es de su agrado… lo sabes perfectamente, mejor que yo… el señor Weasley defiende a los muggles… los mismos a los que tu padre tanto desprecia.  

-          Pero ese es mi padre… yo no soy igual a él “ se defendió Draco  

-          Lo sé… sé que no eres igual por eso te pido que te apartes de él… aún estás a tiempo de hacerlo. 

-          No puedo… si lo hiciera mi madre pagaría por ello. 

-          Tu madre y tú podrían ser protegidos “ dijo Harry acercándose al chico rubio. 

Viendo que el chico nada decía prosiguió.

-          Draco todos están seguros de que la ascensión del señor Weasley como Ministro… provocará muchas desavenencias en el mundo mágico. 

-          ¿Y entonces por qué lo hacen?... deberían nombrar a otro. 

-          Draco no por un grupo pequeño de gente que no está de acuerdo  no dejaran de hacerlo. 

-          Harry huyamos lejos… huyamos de aquí… a un lugar donde nadie sepa de nosotros… ya no tendríamos que seguir fingiendo que nos odiamos. 

-          ¿Crees que esa es la solución?... los hombres como tu padre sólo tienen poder porque hay quienes le temen.  

-          Sí… y yo soy uno de ellos. 

-          Sí me amas realmente debes tomar una decisión… o es que para ti no vale la pena luchar por lo nuestro. 

Draco guardó silencio por un momento y cuando Harry comenzaba a creer que el temor del muchacho era superior al amor que sentía por el  

-          Eres mi vida Harry… sin ti no puedo vivir… prefiero afrontar la furia de mi padre a perderte. Harry lo miró fijamente por espacio de un segundo  

-          Te juro Draco que nunca nadie nos va a separar… por ti soy capaz de ir hasta el fin del mundo… nunca nada ni nadie hará que yo deje de amarte. 

Draco oía aquellas palabras con el corazón palpitante, sabía que era cierto, el amor que él y Harry sentían era sincero, profundo, sin dobleces, leal, tenía la convicción de que aunque pusieran un mundo de distancia entre él y el chico que lo abrazaba en ese momento jamás ese amor tan grande podría morir, porque la unión de ellos iba más allá del cuerpo, del espacio, del tiempo, era la unión del espíritu y eso no tenía final, sólo la muerte podría separarlos y tal vez ni siquiera eso fuera suficiente.   

&&&&&&&&&&  

Lucius Malfoy era del tipo de persona que meditaba muy bien sus planes y si era necesario hacer daño a alguien para conseguir sus objetivos no lo dudaba ni un instante, que era ni más ni menos un hombre poderoso que habiendo sido exitoso en todos los aspectos de su vida estaba acostumbrado a que esta tendencia no fuera puesta a prueba por nadie, este era el caso de Arthur Weasley cosa que le resultaba insoportable a Lucius. Según fueran las circunstancias y sus relaciones con los demás se combinaban en él sin descanso planes y cálculos de los que tenía conciencia exacta y que constituían todo el interés de su vida. Pero no se trataba de un plan, sino de muchos, algunos de ellos no eran más que un esbozo en su imaginación; Lucius era el tipo de hombre que pensaba “tal personaje tiene influencia debo atraerlo a mi lado”, era un hombre  calculador en todos los aspectos de su vida, sin embargo con Stefan no le había sucedido de aquel modo, jamás intentó ganar su simpatía, al tropezar con este personaje influyente que era Stefan McBride, su instinto certero nunca le sugirió que ese hombre podía serle útil, sin embargo, Stefan se había convertido en su más fiel colaborador y en mucho más, su amante, con Stefan se sentía completamente feliz, una felicidad que con Narcisa no había conocido. 

Stefan acababa de marcharse no podía ser que hubiera regresado, sólo debía entrar aquella prohibición que pesaba sobre todos de no entrar a su despacho sin que lo autorizaba antes no regía para su amante, seguramente era Narcisa quien venía a importunarlo, abrió la puerta, efectivamente era ella. 

-          ¿Podemos hablar ahora? “ preguntó Narcisa fríamente

-          ¿De qué quieres hablar? “ dijo Lucius apartándose para darle la entrada al despacho

-          Quiero que hablemos de mi hijo.

-          ¿Tú hijo?... querrás decir… nuestro hijo.

-          Sí naturalmente “ dijo Narcisa con una sonrisa nerviosa  

Lucius fue hasta su sillón tras el escritorio y desde ahí miró a su espesa con  cierto aire condescendientemente  

-          Bien… tú dirás de que se trata. 

-          Lucius… en muy poco tiempo nuestro hijo se graduará de Hogwarts. 

-          Sí… finalmente… estoy ansioso de contar con él. 

-          Sobre eso quería hablarte… Lucius por favor déjalo libre… deja que Draco viva la vida que desea… eres un hombre exitoso… no lo necesitas… tienes a mucha gente que te apoya… que te sigue… no lo necesitas. 

-          Justamente porque es mi hijo… debe estar a mi lado… qué dirían todos si él precisamente no fuera participe de mis proyectos. 

-          ¿Qué dirían todos?... eso es lo que te importa lo que dirán todos. 

-          Un Malfoy cumple con su deber y el deber de Draco es estar junto a su padre. 

-          ¿Es su deber involucrarse en esa locura que has estado planeando? 

-          ¿De qué hablas? 

Narcisa se percató a tiempo de qué había hablado demasiado, no era conveniente que Lucius supiera que ella estaba enterada de sus oscuros planes con respecto a Arthur Weasley. 

-          Hablo de ese grupo de gente del que te has rodeado… todos tan fanáticos de la sangre pura como tú… esas sólo son tonterías los magos tienen valor según sean sus meritos. 

-          Narcisa… tan idealista… si tu familia supiera.  

-          Están todos muertos… ¿recuerdas que murieron en la guerra? 

-          Sí… fue una lástima que tantos magos de sangre pura se perdieran. 

-          Me extraña que ahora digas eso…  eres tú quien siempre dice que fue un honor para ellos morir por la causa de tu Señor Tenebroso.  

-          Lo fue… todo iba de maravilla en aquellos años… de no ser por ese mocoso mestizo que derrotó al Señor Tenebroso nuestro mundo sería muy diferente ahora.  

-          No deberías lamentarlo… tú has ganado bastante en estos años… de seguir vivo él… tú no serías más que un esclavo. 

-          Me sorprendes Narcisa quien hubiera dicho que después de todo sí piensas. 

-          No me ofendes de ninguna manera… si es lo que pretendes.  

-          Oh querida no es mi intención… eres mi esposa… la madre de mi hijo… te debo respeto. 

-          Deja las tonterías Lucius… 

-          Tú serás quien dejé las tontería… no vuelvas pedirme jamás que liberé a Draco de sus obligaciones como Malfoy… es mi hijo y debe cumplir como tal… no me obligues Narcisa a hacer  cosas que no quiero. 

-          Está bien Lucius… será como tú digas… supongo que no tengo alternativas. 

-          Así es… no las tienes… y ahora déjame en paz… cierra la puerta al salir. 

Narcisa salió sin mirar otra vez a su esposo, antes de comenzar esa conversación ya sabía la respuesta que obtendría sólo había deseado darle una oportunidad a Lucius, pero ahora que lo pensaba mejor era una tontería creer que su esposo podía echar pie atrás en sus planes, no lo haría, ni por ella ni por Draco. La ambición de Lucius era demasiado grande no descansaría hasta obtener lo que tanto deseaba, el poder total en el mundo mágico.  

&&&&&&&&&&  

Arthur Weasley en su oficina del Ministerio se reunía con un grupo de magos de su confianza, además de analizar las posibilidades ciertas que tenía de ser nombrado como el próximo Ministro, también se hablaba de Lucius Malfoy y de su grupo de “amigos”. Los choques de ideas de los dos hombres cada vez eran más evidentes, siempre había sido así a pesar de que ambos descendían de familias de sangre pura, a uno eso le resultaba algo sin importancia en cambio al otro se le iba la vida en respetar los equivocados preceptos de la pureza de la sangre. 

Tanto Arthur como sus más cercanos colaboradores veían en el grupo de Lucius un peligro cada vez más latente, no sólo porque sus fanáticas ideas conseguían cada vez más adeptos, sino también porque era evidente que su actuar solapado de años estaba llegando a su fin, sólo era cuestión de tiempo que Lucius comenzará a desconocer las reglas que regían el mundo mágico desde el final de la guerra hacia dieciséis años, hacía tiempo que había comenzado a sentirse lo suficientemente seguro como para dar a conocer sus ideas en forma más abierta, ideas que se contraponían a las suyas.   Con mucha preocupación veía Arthur que Lucius cada vez extendía más sus redes dentro del Ministerio, ganaba admiradores en su causa de segregar a los magos según la pureza de sangre, su odio a los muggles era patente para todos, nunca lo había negado, pero ahora la cosa iba más lejos que eso, muchos comenzaban a comulgar con sus ideas de apartar a los muggles del mundo mágico, según él los que no tenían sangre mágica no eran dignos de ser llamados magos.

Este era el punto donde siempre habían colisionado sus voluntades, él por el contrario pensaba tal cual lo hacía Albus Dumbledore, todos los que tuvieran capacidades tenían derecho a aprender el uso de la magia, quienes eran ellos para negar eso, muchos de sus mejores amigos era mestizos o muggles, también los de sus hijos.  En cierto modo Arthur estaba indeciso de aceptar el puesto de Ministro, temía que esto acarreara un quiebre en el mundo mágico tal como había sucedido hacia tantos años, no deseaba ser instigador de una guerra, deseaba ser Ministro pero no por un asunto de beneficio personal, sino para mejorar las cosas que no estaban bien, aún quedaban resabios de segregación en el mundo mágico y eso era lo que él buscaba cambiar desde el cargo de Ministro, el problema era que estaba seguro que Lucius Malfoy sería un gran escollo para sus ideales. 


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