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UN DEMONIO CONDENADO Y UN SIMPLE HUMANO por mitarai makosla

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Notas del capitulo:

 

 

     ojala les guste este.

A la mañana siguiente, Nagasu salió sel mausoleo y se dirigió a una pequeña fuente que yacía dentro del cementerio, de ella tomó un poco de agua en sus manos y la arrojó sobre su rostro, luego mojó un poco su largo cabello para refrescarse; se dirigió nuevamente al mausoleo, donde despertó a Saigo para que fuesen a desayunar.

SAIGO: y... ¿qué será hoy? (preguntó la diablilla volando a su lado mientras salían del cementerio)

 

NAGASU: no sé ¿qué se te antoja? (le responde tapando sus ojos con su sombrero)

SAIGO: pues lo que tu quieras me viene igual.

NAGASO: bien entonces entra en la alforja para que nadie pueda verte.

SAIGO: vale.

     Andubo caminando entre esas callejas, las cuales ya dejaban verse con algunos mercaderes alistando sus mercancías y los carruajes del élite inglés que también ya circulaban por ahí. Una chica hija de uno de los mercaderes del lugar estaba ayudando a su viejo padre con unas cajas, a ella se dirigió Nagasu con una malévola sonrisa.

NAGASU: buenos días, señorita (le saludó cordial y amable pero con una mirada baja que ocultaba sus ojos)

SEÑORITA: ¿eh? buenos días, discúlpe, pero aún no hemos terminado de sacar toda nuestra mercancía, pero si no le importa esperar unos momentos para que vea nuestros productos.

NAGASU: ¿no han terminado de sacar  la mercancía?

SEÑORITA: pues no.

NAGASU: entonces... ¿qué hace usted afuera? (dijo amenazante alzando su mirada y mostrando ante ella sus ojos, ojos en los cuales la joven se perdió, quedó como hipnotizada por un extraño hechizo de amor)

SEÑORITA: pero qué sonrisa tan encatadora tiene usted señor (dijo fuera de si)

NAGASU: ¿le gustaría acompañarme en una caminata? (le preguntó ofreciendole su mano)

SEÑORITA: por su puesto, me encantaría. (Nagasu se llevó a esa joven tomándola cálidamente de la mano, llegando luego de un rato a un risco que se alejaba de la ciudad.

NAGASU:es hermoso ¿no?

SEÑORITA: ¿qué cosa?

NAGASU: este amanecer.

SEÑORITA: no se puede comparar con la belleza de su rostro mi señor (le dijo tímida)

NAGASU: es un pena que sea el último amanecer que veas tú señorita (le dijo cambiando su tono de voz gentil por uno frívolo y amenazante a la vez que la tomaba por los brazos)

SEÑORITA: ¿cómo dijo? (se extrañó pero sin salir de su trance)

NAGASU: tu escencia parece ser muy pura, es esa pureza la que nos gusta tanto (luego de haber dicho esto, Nagasu tronó sus dedos frente a la joven, y esta inmediatamente salió del trance dandose cuenta de que estaba en quién sabe qué lugar y con quién sabe qué persona)

SEÑORITA: ¿qué pasa? ¿dónde estoy? ¿quién es usted? (preguntaba asustada siendo forcejeada por Nagasu para que esta no escapase)

NAGASU: no tienes por qué espantarte, después de todo morirás, no tienes por qué temerle a la muerte ¿sabes?

SEÑORITA: ¿a qué se refiere con eso? ¿qué va hacerme?

NAGASU: ya puedes salir Saigo (dijo a la diablilla que s escondía en su alforja, y esta salió al llamado con un malvada sonrisa)

SEÑORITA: ¿¡Qué es eso!? ¿qué va a hacerme? ¡¡¡por favor no me mate!!!

NAGASU: Saigo, conviértete en una daga (le pidió)

SAIGO: si mi señor (obedeció. inmediatamente el cuerpo azúl de Saigo comenzó a transformarse en una elegante y punzante daga que tomó Nagasu en su mano)

SEÑORITA: ¡por favor señor! ¡no me mate!

NAGASU: pero... ¿por qué le tienes tanto miedo a la muerte?, ustedes los humanos los odio por eso, temen a la muerte tanto como temen al dolor, yo que ansío  la muerte y ustedes siempre tratan de huír de ella.

SEÑORITA: pues es que la vida es tan bella que nos asusta la idea de perderla (dijo desesperada)

NAGASU: pues qué infortunio el tuyo porque ahora mismo vas a morir (después de dicho esto, Nagasu tomó firme la daga y la deslizó lenta y gozantemente por la garganta arancando de la joven un débil gemido de dolor. La sangre salía a graduales, manchando por completo el vestido de la ya muerta joven)

NAGASU: la muerte es más piadosa que la vida, por eso... yo no puedo morir (dijo al oído del cadáver pálido de la jóven)

SAIGO: poéticas palabras, Nagasu (le comentó tomándo nuevamente su forma)

NAGASU: las palabras que se dicen con auténtico dolor con las más bellas (respondió un tanto deprimido)

SAIGO: Nagasu...

NAGASU: ¡bien! vamos a comer (Nagasu y Saigo comenzaron a despedazar el cadáver comiendo de él los brazos, las piernas, las manos, los ojos, la lengua y el busto del cadáver, los dos canívales luego de haberse dado su festín, limpiaron su boca de cualquier mancha de sangre y se furon del lugar, dejándo atrás un torso ensangrentado y una cabeza sercenada del suerpo sin ojos, lengua y orejas.

SAIGO: oye Nagasu (le llamó la diablilla sentada en su hombro)

NAGASU: dime (el demonio yacía sentado sobre la fuerte rama de un gran árbol en las cercanías de la ciudad)

SAIGO: ¿todavía añoras tanto a la muerte? (le preguntó)

NAGASU: pues, creo que si, es que... me da curiosidad, ¿qué se sentirá morir? ¿qué será el dolor?

SAIGO: lo cierto es que desde qe te dieron la condena de la inmortalidad y la condena del olvido del dolor, tú cambiaste bastante.

NAGASU: ¿en serio crees eso?

SAIGO: si, antes tolerabas más la especie humana ahora los desprecias, y no solo a ellos, sino a tu propia vida, ya sabes que no me gusta que digas cosas como que te quieres morir y todo eso.

NAGASU: pues lo siento por eso, pero es la verdad (dijo firme)

SAIGO: pero...

NAGASU: Saigo, por favor, ya no quiero hablar sobre eso (le dijo con una voz seria y deprimida)

SAIGO: de acuerdo, pero... ¿si estás conciente de que llegará un alguien que no caerá ante la última condena que te dieron los dioses? (le preguntó)

NAGASU: claro que estoy conciente, y tú sabes perfectamente que no me gusta hablar sobre ello, ya es bastante saber que puede que por allí haya algún maldito humano que será merecedor de mis alas (le respondió refunfuñando)

SAIGO: bueno, con que seas conciente de eso me conformo, será lindo ver tus alas de nuevo, la verdad es que eran hermosas (le dijo recobrando su sonrisa, esa sonrisa que siempre trataba de animar a Nagasu, pero aveces sin conceguirlo)

 

     La  diablilla quedó dormida en el confort del hombro de su amigo y señor, en tanto este miraba al cielo, pensando en las palabras de su compañera, recordando amargos tragos que la copa de su vida le había dado)

Notas finales: BIEN, LO AVANZO LUEGUITO.

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