Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ya no estoy solo, dattebayo por Naara

[Reviews - 67]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!

Muchas gracias por pasaros por mi fic y muchas gracias sobre todo a las personas que me han dejado una review porque me hacen muchísima ilusión.

Aquí os dejo el capítulo siguiente en el que tenemos a una Hokage y a un Kazekage disipuestos a cargarse a cualquiera que se les cruce en su camino.

Un abrazo y gracias

Naara

 

El grupo de Konoha llegó a la aldea rápidamente y se encaminaron al despacho de Tsunade.

                Itachi era llevado por Kakashi que no le quitaba de encima la mirada, Karin iba apresada por los dos Hyuga que habían optado por taparle la boca porque la pelirroja no paraba de quejarse, maldecir y jurar que Sasuke iría a rescatarlos y que se preparan para lo peor. Yugo estaba apresado por Jiraiya e Iruka que vigilaban para que no tomara su aspecto de monstruo y a Suigetsu lo vigilaban de cerca Shika, Akamaru y Kiba.

                Entraron en el despacho de la Hokage y ésta en cuanto los vio respiró aliviada, pero en seguida se dio cuenta de que faltaba alguien importante y con un puño destrozó la mesa de su escritorio.

                - ¿Dónde está él? - Preguntó asustada.

                - Sasuke lo ha raptado.- Aclaró Jiraiya y se acercó a ella para sostenerla, antes de que empezara a golpear y destrozar todo cuanto tenía a su alcance porque estaba a punto de sufrir un ataque de ira monumental. - Tranquilízate, Tsunade, iremos a por él enseguida.

                - ¿Cómo demonios ese desgraciado a raptado a mi niño? - Indagó la aludida y empezó a golpear con furia a Jiraiya que recibía los golpes con bastante serenidad. - ¿Por qué se lo ha llevado?

                - Tsk. - Itachi miró a la hokage. - Pues señora mi hermanito quiere a Naruto para su uso y deleite y no lo culpo por ello.

                - Tsunade volvió su mirada a Itachi y se lanzó contra él hecha una furia.

 El mayor de los Uchiha no había contado con que nadie osaba hablar en depende qué términos de Naruto porque la mujer se volvía loca y arremetía con furia contra el que osara hacer algún tipo de comentario al respecto.

                Y la hokage frustrada como estaba cargó contra Itachi con tal fuerza que dejó al mayor de los Uchiha en estado de coma, mientras entre Jiraiya, Kakashi e Iruka conseguían pararla.

                - Tranquílizate, Tsunade. - Ordenó Jiraiya y la abrazó.

                En cualquier otra circunstancia el ero-senin jamás haría eso porque sabía que se llevaría una buena tunda por parte de la Hokage, pero en esas circunstancias sólo sus brazos eran capaces de afianzarla y devolverle la calma.

                Porque por muchas discusiones que hubiera entre ellos, por más veces que uno y la otra se pelearan a muerte eran los mejores amigos del mundo.

                Tsunade se dejó envolver en los brazos de Jiraiya y se desahogó derramando incontables lágrimas por sus hermosas orbes miel.

                - Tsunade iremos a por Naruto y lo traeremos de regreso.- Afirmó Sakura y se adelantó hasta su maestra. - Le aseguro que Sasuke no tiene ni idea de que lo que ha hecho ha sido atacar a la villa de pleno.

                - Así es. - Sai se colocó al lado de la pelirrosa y le  dedicó una sonrisa segura a la hokage. - Nadie se lleva a nuestro Naruto y no paga las consecuencias.

                - Iremos a por Naruto, lo traeremos de vuelta y si es necesario mataremos a Sasuke. - Shika, quien generalmente era un perezoso, se encontraba con más energía que nunca. Porque para Shika, Naruto era una persona importante y cuando alguien a quien apreciaba el Nara estaba en peligro, éste se volvía en un enemigo a temer porque era un genio y ni el más brillante de los enemigos tenía nada que hacer frente a sus ideas y tácticas de combate.

                - He enviado un mensajero a Gaara. - Comentó Iruka y se sitúo frente a la hokage. - Cuento con que en un par de semanas tendremos aquí al kazekage y a sus dos hermanos.

                - Apostaría sin dudar que Gaara llegará mucho antes de lo que espera, Iruka-sensei. - Sonrió Sai. - Nadie sabe tan bien como yo como se pone el kazekage cuando cualquiera osa ponerle un dedo encima a Naruto.

                - Es que sólo a ti se te ocurre tratar de conquistar a Naruto. - Rió Ino.

                - Tiene excusa, acababa de llegar al equipo y el pobre ignoraba por completo que Naruto ya tenía pareja, un novio tremendamente celoso y con un genio de mil demonios.- Comentó Sakura.

                - ¡Fue por tu culpa, fea! ¡Haberme dicho que Naruto ya tenía novio!

                - ¿Cómo esperas que adivinara yo que intentarías ganártelo? ¡Y menos aún tal y como empezó tu relación con él!

                - ¡Basta! - La hokage pareció salir de su trance y miró a todos los ninja que había en su despacho con furia en sus ojos. - ¿Quiénes demonios son esos tres y por qué están en mi despacho? - Cuestionó más calmada y Jiraiya la soltó pensando que su enfado había remitido, pero ella aprovechó ese instante y golpeó una pared con su frustración y del golpe la pared se partió en dos.

                - ¡Creí que te habías tranquilizado! - El sanin se acercó a la hokage, pero la mirada que le lanzó dio tanto miedo que se alejó un par de pasos.

                - ¿Nadie va a decirme quiénes son estos tres desgraciados?

                - El equipo de Sasuke... - Se atrevió a hablar Hinata, pero al ver la expresión de enojo de la Tsunade tembló un poco y Neji se colocó frente a ella para protegerla de cualquier represalia que tuviera Tsunade.

                - ¿Por qué demonios ese desgraciado no los salvó y dejó a Naruto tranquilo? - Tsunade perdió nuevamente los nervios y golpeó la silla en la que se sentaba y esta se partió en dos.

                Alguien golpeó la puerta con los nudillos y cuando esta se abrió apareció ante ellos Shizune.

                - ¿Qué ha pasado aquí? - Preguntó ésta a los presentes.

                - Naruto... - Empezó a hablar Chouji y Shizune se dio cuenta de la situación en que estaban.

                - Entiendo.- Murmuró. - Iré por una tila y algo de sake, con permiso. - Shizune salió del despacho y al hacerlo todos se volvieron a concentrar en la hokage que parecía estar pensando en algo.

                - Porque están ellos aquí y no mi niño. - Insitió Tsunade y nuevamente perdió los nervios, así que arremetió contra otra pared de su despacho y esta se deshizo como si fuera arena.

                - Esto... - Jiraiya contempló a los demás, rezando porque algún otro le explicara a Tsunade la situación ya que había recibido una buena paliza mientras había tratado de calmarla.

                - Tsunade-sama... - Sakura dio un paso y contempló el rostro de su maestra. - Pues... Sasuke... - Empezó a hablar, pero como la mirada de Tsunade se volvió de nuevo peligrosa retrocedió un par de pasos y se sitúo detrás de Sai.

                - ¿Alguno me va a responder hoy o tendré que mataros? - Gritó desesperada la mujer y finalmente Tenten se adelantó a los demás.

                Por Kami-sama que no me mate. Pensó antes de empezar a hablar. - Creemos que Sasuke, tal y como ha dicho Itachi, quiere a Naruto para él... vamos como su pareja. - Concluyó la muchacha.

                - ¿Qué demonios estás diciendo? - Tsunade se volvió loca nuevamente, pero antes de que arremetiera contra una pared, Shizune apareció a su lado y le ofreció un tazón de tila y una botella de sake.

                La hokage miró las dos cosas que su secretaria le ofrecía y bebió de un sorbo media botella de sake y el tazón de tila lo engulló de un tirón.

                - ¡CÓMO SE ATREVE ESE UCHIHA BASTARDO! - La hokage se volvió loca nuevamente y Jiraiya expulsó a todos del despacho, incluido  él mismo, dejando a la hokage sola para que asumiera todos los acontecimientos.

                Todos se encontraron fueran y respiraron aliviados al ver que ya no estaban frente a la hokage que se había vuelto una leona cabreada porque le habían hecho daño a su cachorrito.

                - Hemos dejado a Itachi allí... - Se dio cuenta Lee.

                - Yo lo traeré. - Dijo Shika y abrió un poco la puerta, lo suficiente para atrapar al Uchiha mayor con su sombra y sacarlo del camino de Tsunade que estaba destrozando todo aquello que se le ponía por delante.

                Con Itachi a salvo se miraron preocupados.

                - ¿Cuánto tiempo puede estar así? - Preguntó Kakashi a Jiraiya.

                - Pues... con el carácter que se gasta Tsunade cuando se enfada realmente, lo mejor no acercarse a ella en una semana. - Contestó el aludido. - Mejor llevemos a estos desgraciados a prisión que como Tsunade los tenga delante los destrozará hasta convertirlos en papillas humanas.

                - Nunca había visto a Tsunade así. - Murmuró Shizune. - Me da miedo ir a ver si necesita algo...

                - Hija, si aprecias tu vida, haz caso de mi consejo y no te acerques a ella durante al menos una semana porque como lo hagas no respondo de si saldrás con vida. - Jiraiya suspiró y contempló a los demás.

                - Pensemos una estrategia para ir a por Naruto. - Intervino Shikamaru. - Así cuando Tsunade-sama se tranquilice y tengamos aquí a Gaara, iremos sin demora a rescatarlo.

                - Es una buena idea. - Consitió Kakashi. - ¿Llevamos a estos tipos a prisión y luego nos vamos a comer todos juntos y establecer un plan de ataque?

                - ¡Hai! - Asintieron los demás y se fueron dejando a una hokage cabreadísima en su despacho.

 

                Mientras en la aldea de la arena, Gaara vio un mensajero que llegaba de Konoha. Pensando que era una carta de su amado Naruto cogió el pergamino con prisa y se encerró en su despacho para leer la misiva.

                El Atsuki ha sido derrotado, Naruto los ha vencido a todos.  Leyó estas palabras y se le dibujó una sonrisa se orgullo en sus hermosos labios, pero siguió con la carta.  Después de derrotar a todos los Atsuki, Naruto estaba muy malherido e Itachi trató de raptarlo. Los ojos verdes del Kazekage se abrieron en una mueca de asombro, pero ponía que había tratado de raptarlo, pero no que lo hubiera logrado. Más aliviado siguió leyendo. Sasuke llegó para enfrentarse a Itachi, nos lanzó un Jutsu de sueño y raptó a Naruto para hacerlo suyo.  Releyó el párrafo un par de veces y cuando se dio cuenta de que eso era lo que realmente ponía la ira se dibujó en sus hermosos rasgos.

                -¡¡¡¡NARUTO!!!! ¡¡¡¡NARUTO!!!! - Gritó y las puertas de su despacho se abrieron de par en par dejando pasar a sus dos hermanos que habían notado el tono angustioso de su hermano al hablar.

                - ¿Qué le ha pasado? - Preguntó histérica Temari e intentó acercarse a Gaara, pero este estaba absolutamente furioso y su ira hizo que las ventanas de su despacho se partieran por un ataque de arena.

                Una tormenta de arena se formó en el exterior y todos los ninja de la ciudad subieron a proteger al Kazekage.

                Entraron en el despacho y se encontraron a Gaara envuelto en un muro de arena. El pelirrojo golpeaba con su mano la arena que lo rodeaba porque no quería dañar su amada ciudad, pero tenía que quitarse la frustración de alguna manera.

                Temari y Kankuro al ver la reacción de su hermano se volvieron locos pensando lo peor y sin poder contenerse empezaron a llorar angustiados. Cada uno de ellos miraba a su hermano pequeño furioso y frágil, mientras trataban de animarse entre ellos.

                Naruto, no por favor... no. Pensaba Temari y un remolino de viento la rodeó alejándola de lo que la rodeaba. También ella tenía que desatar su frustración así que llegó a un lugar del desierto donde no había nadie y desató una tormenta de viento tan violenta, que las arenas la golpeaban en la cara y le hacían diminutos cortes, pero esto no parecía afectarle.

                Por su parte Kankuro se fue hacia su casa y se sentó en el sofá para llorar amargamente. No podía creer que Naruto hubiera muerto y por la reacción de su hermano no le cupo la menor duda de que así era. A él la situación de Naruto le afectaba mucho, pero no tanto como a sus dos hermanos.

                A Temari le afectaba porque sabía que Naruto era la persona que más apreciaba su novio Shikamaru y cuando Shika sufría, su hermana sufría con él. Imaginó a Temari dando rienda suelta a su desesperación en el desierto y se lamentó que no se le ocurriera algún modo de animarla, pero tampoco él tenía muchos ánimos para intentar semejante labor titánica.

                A Gaara le había destrozado sin ningún tipo de duda.

 Desde que Naruto y Gaara se habían enfrentado en el pasado su hermano menor había cambiado mucho. Había decidido hacer el sueño de Naruto el suyo y por ese motivo se había vuelto cálido con la gente que le rodeaba por ese motivo había sido nombrado Kazekage. Y luego de que éste le salvara del Atsuki la relación de los dos se estrechó mucho hasta que Gaara, en una visita a Konoha, había decidido declararse a Naruto.

                Gaara esperaba que Naruto lo rechazara, pero cuando éste aceptó su proposición se había puesto más feliz que nunca y nuevamente había cambiado. Ahora hasta era capaz de abrazar, besar y acariciar a las personas. No a muchas, desde luego.

Esas muestras de afecto las reservaba sólo para sus hermanos y para el dueño de su corazón.

Kankuro sintió una presión en el corazón y cerró los ojos para seguir llorando un buen rato, una vez estuviera él calmado iría a consolar a sus hermanos.

Gaara seguía en su despacho llorando, golpeando la arena que lo rodeaba con furia. Sus nudillos estaban ensangrentados y hasta en su ropa había pequeñas manchas de sangre del Kazekage.

El consejo de la Arena estaba en el despacho y como el kazekage también lloraban angustiados, toda la ciudad de la Arena había oído el grito desesperado del Kazekage y como él, todos lloraban angustiados.

Por Naruto, por esa persona tan importante para su Kazekage y por ellos mismos, porque Naruto se había convertido de alguna manera en un miembro más de la Arena.

Cuando llegó la noche, el Kazekage dejó de arremeter contra la arena, pero sus nudillos estaban ensangrentados y su rostro desencajado por el dolor.

Poco a poco la tormenta de arena se detuvo y los ciudadanos fueron capaces de dejar de llorar. Porque durante ese día todos y cada uno de ellos habían llorado con el kazekage.

Kankuro y Temari entraron en el despacho de su hermano y vieron sus manos chorreando en sangre. Temario cogió desinfectante y curó las heridas, después Kankuro le vendó las manos.

- ¿Qué le ha ocurrido a Naruto? - Cuestionó Temari, conteniendo las lágrimas que amenazaban soltarse en cualquier momento.

- Sasuke. - Contestó Gaara.

- ¿Sasuke? ¿Ese bastardo? - Se enfureció Kankuro. - ¿Ese malnacido lo ha matado?

- Le ha hecho algo peor.

- ¿Peor que matarlo? - A Temari le tembló la voz al hacer la pregunta. - Lo ha... lo ha... vio... - No fue capaz de terminar la frase ya que la ira le nubló nuevamente la mente. - ¡Lo mataré! - Gritó furiosa.

- ¡Bastardo! - Kankuro que normalmente controlaba bastante su temperamento golpeó la mesa de su hermano menor y ésta se rompió con la presión de su puño. - ¿Está ya en Konoha? ¡Vamos a buscarlo lo traeremos y lo protegeremos!

- Lo ha secuestrado. - Concluyó Gaara con el tono de voz más frío que había utilizado en su vida y las miradas de sus hermanos se volvieron a sus ojos aguamarina.

- Vayamos a Konoha ya. - Temari miró a su alrededor. - Dejemos al consejo a cargo de Suna mientras vamos a por él.

- Ese desgraciado no sabe con quien se ha metido. - Kankuro miró a sus hermanos. - Acaba de declararle la guerra a Konoha y a Suna.

- Lo ha hecho.- Gaara observó a sus hermanos. - Y yo me encargaré personalmente de que lo pague.

Llamad al consejo. - Ordenó el Kazekage y logró milagrosamente tranquilizarse lo suficiente para cuando éstos llegaron.

Después de dar instrucciones, Gaara, Temari y Kankuro dejaron la aldea de Suna, dispuestos a llegar a Konoha en un tiempo récord.

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).