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Velis Nolis por Kerky

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Notas del capitulo:

Ya saben... es el primer fanfic de Naruto que escribo... me gustó la idea del NaruSasu, así que... aquí esta.

ADVERTENCIA: LIGERO SPOILER. Si vas en el manga 367 en adelante, no hay problema

Disclaimer: Naruto y sus personajes, desafortunadamente, no me pertenecen. Son de Masashi Kishimoto. Escribo esto sin fines de lucro. Basado en una novela de Vicki Lewis Thompson. Velis nolis: por la fuerza (latín)

 

Aquí esta el 2do capi. Está corto, pero decidí dejarselos hoy porque no sé cuando volveré a actualizar. Mañana regreso a la escuela y con ello, regresan las interminables tareas...

Cuídense!!

Velis Nolis

Capítulo II: Primer día de convivencia. Primera parte: ¡No te lo puedo decir!________________________________________________________________________

-¿De verdad no te molesta? –preguntó por enésima vez en el día Naruto

-Claro que no, Naruto. Kyuubi es un animalito bastante lindo, en serio no me molestará cuidarlo este fin de semana.

El ojiazul miraba a su amiga Hinata fijamente… ella generalmente evitaba estar cerca de cualquier animal y el haber aceptado cuidar a su mascota este fin de semana de manera tan… dócil y sin rogarle demasiado, hacía pensar a Naruto que esa chica debía de tener algún maquiavélico plan en mente

-Dime la verdad, Hinata-chan… yo sé que hay truco en esto

-¿Soy tan obvia?

El silencio del rubio decía más que mil palabras

-Tú vas a salir este fin con tu nuevo novio… ¿me equivoco?

Naruto no pudo evitar sonrojarse.Efectivamente, mañana sábado comenzaba su maravillosa, romántica y completamente loca “cita” con su nuevo objeto adquirido: Sasuke Uchiha. Claro, le había dicho a Hinata que saldría con alguien y la muy lista, atando cabos sueltos, llegó a la conclusión que el fin de semana su amigo lo compartiría con su “guapo novio”. Lo que ella ignoraba completamente era la subasta en cuyo proceso se vio involucrado Naruto, y éste último, no tenía ni la más minima intención de decirle a Hinata en lo que se había metido para conseguir que el Uchiha se entrevistara con su amiga para la dichosa idea del libro.

Porque esa era la verdadera intención de haber asistido a aquella subasta y haber gastado semejante cantidad de dinero: pasar esos días con el chico para convencerlo de ayudar a Hinata con su libro. No había más. No había segundas intenciones. Lo único que deseaba era ayudar a su amiga con su nuevo objetivo. Pero para lograr esto, necesitaría la colaboración del moreno. Sabía que convencerlo no sería nada fácil, pero estaba dispuesto a pagar o a hacer lo que fuese necesario con tal de que Sasuke aceptara participar en el proyecto.

-¿Naruto?

-Perdón Hinata, me distraje… pero sí, saldré con Sasuke.

-Entonces… grábate muy bien sus gestos, actitudes… ¡todo! Me tienes que contar cómo es él para darme una idea. Aunque será mucho más fácil cuando hable con él. Naruto rió nervioso.

Necesitaría un milagro para convencer al moreno.


¡No, no y no!

Se negaba a ir a esa “cita”.

Suficiente humillación había pasado al asistir a aquella estúpida subasta.Si no fuera porque el jefe del cuartel le había quitado su placa… el muy cínico se la quitó el viernes, como “medida de seguridad”. Si el anciano se enteraba de que había faltado a la cita, no le devolvería su placa de bombero.

¡Maldición! Odiaba a Naruto, odiaba a su tonto zorro Kyuubi y se odiaba a él mismo por haberlo salvado.

Aunque pensándolo bien… no odiaba a Naruto.

Incluso hasta podría sacar provecho de esa cita. El teléfono sonó, sacándolo de sus nada castos pensamientos, donde cierto rubio era uno de los protagonistas.

-¿Quién habla?

-Hola tonto hermanito

-¿Tú que demonios quieres?

-No, ni empieces a tratarme así, que si no cuelgo

-¿Y qué esperas para hacerlo?

-No sé para que me molesto en hablarte. Escuché por ahí que vas a tener una cita con la loca que te adquirió en la subasta -¿acaso todo el mundo tenía que enterarse de eso? Bastante enojado se encontraba él solo, como para que su torpe hermano mayor le echara en cara esa “demoníaca cita”

-Ve al grano, Itachi… ah, y es un chico el que me… eh…compró

-Un loco te compró… en mi opinión, lo más probable es que sea un viejo feo y aburrido del sexo tradicional, quizá quiera intentar cosas nuevas contigo, ya sabes, sexo salvaje, sadomasoquismo, hacerlo en lugares públicos…

-¡Cállate! No creo que eso me ayude, y mucho menos ahora que estoy a punto de salir. Y déjame decirte aniki, que no es un viejo feo. Es un chico joven y… podría decir atractivo, pero no hay nadie más guapo que yo. –a pesar de que su hermano mayor no podía verlo, sonrió de manera altanera y orgullosa. 

-¿En serio estoy hablando contigo, Sasuke? Porque lo que me acabas de decir es una oración demasiado larga… el Sasuke que conozco rara vez dice más de diez palabras juntas… a menos de que este nervioso.

-Es inútil hablar contigo. Me voy, que llego tarde.

-Ten cuidado con el chico. Y si en realidad está aburrido del sexo convencional, puedes sugerirle formar un trío, ya sabes que estoy disponible, sólo dime lugar y hora. –Sasuke alcanzó a escuchar cierta risita pervertida

-Deberías trabajar en lugar de estar molestando… -recriminó a su hermano

Sasuke dio por finalizada la conversación, dejó el teléfono en su lugar y tomó la maleta que había empacado la noche pasada. La conversación con su hermano lo había dejado un poco… alterado. No, un Uchiha jamás se pone nervioso.

Pero… ¿y si en verdad Naruto sólo quería sexo? No estaba muy seguro de que fuera un chico así, pero hasta hace unos días, tampoco se le había ocurrido que el dueño de tan hermosas orbes azules pudiera gastar 35 mil dólares en él. Debía dejar muy en claro, en cuanto estuvieran a solas, que él no deseaba ninguna relación con Naruto… aunque tuviese que guardarse sus pervertidos pensamientos.

Definitivamente él no era juguete de nadie, y si terminara acostándose con el rubio en esas circunstancias, se sentiría peor que una prostituta.

Suspirando, decidió salir de la habitación y tomar el autobús que lo llevaría al muelle, en donde comenzaría su cita con un paseo en yate. Antes de salir, pasó a despedirse de sus vecinos y ver si no se les ofrecía nada, además de encargarles cuidar de su apartamento.    


El sol, una vez que llegó al muelle, brillaba con más fuerza de lo normal. El viento soplaba, pero no era demasiado fuerte. El aroma salado del mar se percibía en la ligera brisa. Naruto se sentía nervioso, pues no sabía como decirle a Sasuke que necesitaba su ayuda, y mucho menos sabía cual sería su reacción. Quizá se enojaría mucho e ignoraría su petición. O quizá lo consideraría loco.

Lo qué más nervioso ponía al rubio era el hecho de que se negara. Si eso ocurría, no podría hacer nada para ayudar a Hinata. Y ella se veía tan ilusionada con la idea del libro, que el ojiazul no se atrevía a destrozar su sueño. Y lo que menos quería era que su amiga volviera a recaer en la depresión de la que recientemente había salido.

Buscó con la mirada el yate en el que se suponía iban a navegar. Fue fácil reconocerlo, pues un montón de mujeres estaban gritando el nombre de su “acompañante”. Sin más demora, de dirigió hacia allá, tratando de pasar entre la loca multitud.

Después de varios minutos de lucha, uno que otro empujón y diversos pisotones, consiguió subir al yate y recargarse en el barandal, para estar atento a la llegada del moreno.

-¿Señor Uzumaki? –una mujer joven con uniforme azul marino, llamó su atención.

-¿Sí?

-Su… compañero, Uchiha, Sasuke ya ha llegado y lo espera en la sala.

-Gracias. ¿Podría llevarme allá?

-Creo… -un leve titubeo por parte de la mujer- que no será necesario.

-¿Por qué…? –la pregunta murió en los labios del rubio al darse cuenta de que, subiendo las escaleras, se acercaba el moreno.

El rubio sintió lo que comúnmente llamaríamos “mariposas en el estómago” e inmediatamente le atribuyó su reacción al yate que ondulaba lentamente sobre el agua. Aunque, por un momento, también pasó por su mente que la reacción se debía a cierto sueño que había tenido anoche, eso sumado a la apariencia del azabache, había detenido momentáneamente el corazón del rubio

-Hola, dobe –saludó “amablemente” Uchiha

-No te tomes tantas confianzas…

-Deberías seguir tus propios consejos, mira que aceptar pasar el fin de semana con un desconocido, no suena muy sensato de tu parte.

-Eso es diferente, teme

Sasuke observó al rubio sin disimular: comenzó con sus rubios cabellos, despeinados a causa del viento; sus ojos azules, ocultos tras unos delicados lentes oscuros de marca, pero cuyo color conocía a la perfección; su pecho, cubierto con una camisa blanca abierta de los primeros botones y algo ajustada; sus jeans azul claro…

-¿Qué tanto ves? –el rubio trataba de ocultar un sonrojo; afortunadamente para el Uzumaki, su compañero no lo notó.

-Examinaba al demente con el que pasaré el fin de semana

El ruido de un helicóptero captó la atención de los chicos. Ambos voltearon su mirada hacia el cielo solo para encontrarse con una famosa televisora que grababa su cita desde el cielo. 

-¿Acaso nunca me dejarán en paz?

-Si permiten mi opinión –comenzó a hablar la olvidada chica –Pueden bajar a la sala a tomar algo o a cuidarse de las cámaras, de cualquier manera partiremos de inmediato.

-Gracias –contestó Naruto, regalándole una sonrisa y logrando que la tímida chica se sonrojase e inmediatamente se marchara a avisar al capitán sobre su zarpada.

Sin más tiempo que perder, los chicos bajaron rápidamente para alejarse de toda la atención que detestaban. Al llegar a la salita, lujosamente amueblada, ambos se sentaron retiradamente uno del otro; con tanto ajetreo Sasuke había olvidado “advertir” a su rubio acompañante sobre su decisión de abstinencia sexual.

-¿Por qué pagaste tanto por mi? –Según el azabache, ese era la mejor pregunta en esos momentos –ya saben, se le va la olla a este chico n.nu-

-Eh… -maldición, aún no estoy preparado para decirle lo de Hinata…

-No sé que rayos quieras, pero bajo ninguna circunstancia me voy a acostar contigo

El rubio enrojeció, pero a diferencia de la primera vez, esta ocasión era de pura furia ¿Cómo había sido capaz de insinuar algo así?

-Si crees que soy un promiscuo o algo por el estilo, puedes ir olvidándote de ello, Sasuke. No necesito pagar para tener sexo. Y no voy a empezar a hacerlo contigo.

El Uchiha estaba… ¿impactado? Él no esperaba semejante respuesta, pero al menos ahora estaba seguro de que su pudor estaba a salvo… -jajajaja ¿pudor? XD-

-¿Entonces por qué lo hiciste?

-Quería agradecerte el haber salvado a Kyuubi. Creía que salvándote de cualquier loca-violadora que anduviera suelta sería buena idea. Pero ya veo que gané: un torpe bombero que cree que lo compré para violarlo. Actúas como una nena, Sasuke

-¡No me llames nena! No cuando estamos en las mismas condiciones

¿Mismas condiciones? ¿A qué se refería?

El rubio lo examinó de arriba abajo, justo como el azabache había hecho minutos antes: observó su cabello negro con vetas azuladas; sus preciosos ojos negros; su ancho y fuerte torso cubierto por una camiseta azul; sus largas piernas enfundadas en jeans negros… sacudió la cabeza, tratando de sacarse esos pensamientos nada puros de su rubia cabeza.

Después de que sus neuronas trataran de encontrarle una respuesta lógica a las palabras dichas por el moreno y de no lograrlo, decidió preguntarle.

-¿Por qué dijiste eso?

Sasuke no le contestó verbalmente, se limitó a encoger los hombros y tomar uno de los vasos que se encontraban en la mesita de centro. También tomó una jarra con limonada y se sirvió. Al fin y al cabo, tendría que aprovechar los beneficios del viaje en yate. Con su bebida en la mano, se recargó en el mullido sillón y se dedicó a mirar los hielos que flotaban en su vaso, como si eso fuera lo más interesante del mundo.

Por su parte, Naruto dirigió su atención al recipiente con fresas que también se encontraba en la mesita. Ansioso por tomar una de esas frutas y humedecerla en chocolate líquido, esperó a que su acompañante estuviera cómodamente descansando en el sillón, pues no quería ni siquiera rozar sus manos con las de aquel chico, que lo había hecho enojar bastante.

-Es algo tonto estar sentados aquí, sin hablar de nada.

Naruto dirigió una mirada furiosa a Sasuke

-¿Y que esperabas? ¿Que charláramos como dos viejos amigos?

-Podrías contarme algo sobre ti 

-Podrías comenzar tú –contraatacó el ojiazul.

No estaba dispuesto a reconocer que se moría por saber más de aquel dueño de misteriosas orbes negras.

Con un suspiro de resignación, el Uchiha comenzó

-Tengo veintitrés años. Soy bombero, tengo un hermano mayor, me gusta jugar ajedrez, soy gay, me obligaron a ir a la subasta, me gusta estar tranquilo, detesto a las personas ruidosas… ¿a qué te dedicas? –esa pregunta venía rondando por su mente desde que lo vio elegantemente vestido. Supuso que tendría mucho dinero para derrocharlo en subastas de chicos.

-Si entrego y aprueban mi tesis en dos meses, podré decir que soy abogado.

-Entonces tu familia es bastante rica ¿no regañaron al nene por gastar semejante cantidad en una cita? –la sonrisa cínica que acompañó a su comentario provocó, de nueva cuenta, la ira del Uzumaki, quien se abalanzó sobre él para golpearlo.

Con los buenos reflejos del moreno, alcanzó a evitar el golpe, pero el vaso con limonada se derramó sobre la camisa del rubio. De esta manera, Naruto quedó semi sentado en el sofá, y Sasuke de pie, frente a él. -Eres bastante agresivo, dobe.

-No te metas con mi familia –siseó aún enojado –Si tengo dinero es porque lo acabo de heredar, mi padre murió recientemente.

Si Sasuke alguna vez se arrepintió de algo y se sintió culpable, en esos momentos no lo recordaba. Lo que sí sabía era que nunca en su vida se había sentido así.

-¿Quieres más fresas?

-¿Acaso eso es una disculpa? –preguntó Naruto

-No… te lo estoy diciendo porque se me antojaron –convenientemente, el moreno se negaba a mirar de nuevo esas orbes azules, si lo hacía, corría el riesgo de pedir una disculpa, cosa que no iba con su orgullo.

-¡Noooo! Son mías –el rubio se abalanzó sobre el recipiente lleno de frutas e inmediatamente comenzó a devorarlas una tras otra.

Con alivio, notó Sasuke, la alegría había regresado a su voz y a sus ojos.

Pero el alivio duró poco y el azabache tuvo que tragar saliva al ver la como la empapada camisa del rubio se ceñía a sus contorneados músculos, dejando ver perfectamente sus rosados pezones; cosa nada favorable si hablamos de los pensamientos que tuvo antes de hablar esa mañana con su hermano mayor.

-¿Pasa algo, Sasuke?

“Y aparte de todo, se hace el inocente… como si no supiera que esta más bueno que el pan…”

Sus ojos… era increíble lo que ese chico podía lograr en él. Generalmente mantenía sus emociones bajo control, pero ahora, era algo bastante difícil. Si seguía comiendo fresas…

Sasuke tuvo que mirar para otro lado. Era tentador ver al rubio comiendo esas frutitas rojas. Y era aún más tentador ver como el jugo escurría por una de las comisuras de sus labios y descendía lentamente…

Mandando su sentido común al demonio, Sasuke se acercó y lo besó. Recorrió con su lengua el camino de aquel jugo, bajando hasta su barbilla y de ahí, procedió a atacar su cuello.

Sus manos no se quedaron quietas y acariciaron su espalda, pasando a su abdomen y subiendo un poco hasta alcanzar…

-Ejem… pueden subir a tomar el desayuno en cubierta  

“¡Maldita mujer Apenas que se estaba poniendo interesante el asunto…!”          

Notas finales:

¿Reviews?

Espero que les haya gustado y MUCHAS GRACIAS POR LOS REVIEWS. Como ando de ilegal en mi propia computadora, no los podré agradecer personalmente, pero prometo hacerlo para el próximo ¿de acuerdo?

Cuídense mucho. Besos.

Kerky-chan ♥


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