“Segunda Parte.”
Había una vez un zorrito de montaña. Tenía un pelaje dorado, sumamente grueso y espeso, que lo hacía apto para el invierno.
Desde pequeño había sido instruido por sus padres para que cuando llegara el momento de abandonar el hogar, pudiera defenderse en el mundo. Y ahora que era todo un joven debía demostrar que podía valerse por si sólo, no regresaría con el rabo entre las patas a casa de sus padres. No quería volverse de esos hijos vagos que vivían a costa de estos y no hacían más que estar de fiesta en fiesta y/o frente a la tele o el ordenador los 365 días del año. Trescientos sesenta y seis en el caso de años bisiestos.
Él quería demostrar que podía sobrevivir solo y tal vez encontrar una hermosa zorrita con la cual formar una familia, aunque en eso había un pequeño problema…
- Olvídalo. Te morirás en mitad del invierno.—dijo con suma tranquilidad un mapache de pelaje rojizo.
El zorro bufó, ese mapache lo tenía hastiado, y más porque tenía razón. Ya iban dos días que veía a ese par de conejitas y no se atrevía a cazarlas.
- Lo que pasa es que tú quieres hincarles el diente de otra forma. ¡Serás degenerado, mira que fijarte en hembras de otra especie!
- Se queja el mapache que fue criado por comadrejas.
- ¿Mapache? ¿Dónde?
- Olvídalo.
- Aunque sea ve a hablarles. Sus nombres son Hinata y Hanabi. Obviamente que al verte saldrán corriendo, pero…
Tanto el zorro como el mapache, que se creía comadreja, callaron al ver a aquel animal extraño intentar capturar inútilmente a una de las conejitas.
Tenía movimientos rápidos, pero eran torpes debido a las heridas que tenía. También, a pesar de su similitud con los gatos monteses, parecía que no había sido echo para el frío y la nieve, puesto que se podía ver que estaba muy entumido.
Ya cuando las conejitas habían huido del sitio, el zorro y el mapache se acercaron al sitio.
- Creo que aún está vivo.
- Perfecto. ¿Mitad y mitad?—le propuso el mapache. [Half: XDD k majo] (Aka: Sep XDD)
El zorro iba a aceptar la propuesta, cuando esos ojos negros hicieron contacto con los suyos azulados.
Allí maldijo, puesto que una vez que hacía contacto visual con su presa, no podía comérsela.
- ¡Gaara, es hora de irnos a comer!—se escuchó gritar a una voz femenina no muy lejos de allí.
- ¡Ya voy! Tú verás que hacer, pero si las opciones son comerlo o morir de hambre…
Luego de eso, el mapache se fue con su hermana comadreja, dejando al cánido con su moribunda presa.
- Hazlo.
El aludido paró sus orejitas al detectar aquel pequeño murmullo escapar de su presa.
- Soy un espécimen de raza, vacunado y sin enfermedades.
- ¿Qué?
- ¡Cómeme!—gruño Sasuke.
El kitsune se alejó algo asustado. Ya su padre le había advertido que presa que quería ser comida, nada bueno entre manos se traía.
El neko, entre tanto, comenzaba a perder la paciencia. Fuese lo que fuese esa cosa, al parecer no había entendido nada de lo que le había dicho seguramente. Se sintió rechazado e insultado, por lo que no dudó en saltar sobre esa bola de pelos rubia.
Su orgullo sólo encontraría consuelo si se engullía a ese animal ignorante que…que era casi el doble de grande que él.
- Dobe.—maulló, tanto para él como para el otro, antes de que todas sus fuerzas le abandonaran.
La ventisca comenzó y el gato se había dormido, dejando a un zorro completamente confundido y más por aquel extraño sonido curioso que emitía aquella bola de pelos azabache que ahora le yacía encima. (Aka: Sasuke ronronea XD)