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Abtra-erel, la joya de sangre por LaYoska

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Notas del capitulo:

bueno aki esta el siguiente, ya escribi tod ala prier parte pero la subire de poco a poco jeje

12.

 

Habían regresado hacía una semana a la ciudad principal, la Diosa atendía los servicios fúnebres del anterior Rey, con oraciones diarias por la primera semana después de su muerte, el reino usaba el rojo sangre de luto que correspondía a sus creencias, Nabeun también acudía a los servicios, aunque fácilmente se distraía por ver a Abriena, que aún de luto era lo más hermoso que había visto.

 

El final de la ceremonia trajo también noticias de visitas, Reyes de otros países se presentaron para ofrecer el pésame y sus respetos al difunto emperador, pero fue el quinto día que Abriena estaba en una ansiedad preocupante.

 

-Su Alteza- Nabeun se acercó llevándole un plato de frutas- ¿se encuentra bien?

-… a ti no te puedo esconder nada- dijo, abrazándolo y recibiendo un cálido abrazo de regreso

-¿qué sucede?- le dijo aun sujetándolo, dejó el plato de fruta a un lado para acariciarle el cabello, amaba enredar sus dedos en esas hebras oscuras

-va a venir Issacar- dijo suavemente, cerrando los ojos y relajándose ante el toque del otro

-¿no es él el Dios de nuestro país vecino?- dijo, recordando las leyendas del Dios con mano y temperamento de hierro

-si- respondió y la ansiedad regresó

-¿debería reforzar la seguridad? ¿Teme usted una traición?

-oh, no, claro que no- dijo separándose un poco- Nabeun, la última vez que estuve en este mundo… Issacar fue mi amante

 

No es necesario decir cómo le cayó esa noticia al guerrero, que dos días después hacía sus recorridos de vigilancia, había sabido por Abriena que el Dios Dragón había sido su amante, que su relación no había realmente llegado a un final, peor aún, que cuando Abriena lo dejó después de una pelea, él aún era su consorte, eso lo tenía más que preocupado, Sarchei, el sacerdote de la pipa extravagante, no había ayudado mucho, contándole cómo el Dios Dragón era insaciable en la cama y había tenido a la Diosa encadenada a esta por años, sabiéndose que expresaban su pasión en cada rincón posible del palacio, peor aún, sospechaba que intentaría reconquistarlo

 

-¿qué puedo hacer yo contra un Dios?- dijo finalmente, golpeando uno de los muros del lugar, suspiro, Abriena le había asegurado que no sentía nada por él, pero que Issacar era posesivo e intentaría recuperarlo

-¿puedes por favor dejar de darle vueltas en tu cabeza?- la voz de la Diosa le hizo levantar la mirada, Abriena estaba ahí, mirándole con esos ojos de oro- te lo dije para que estuvieras preparado, Issacar es ácido y malintencionado con sus palabras, no para que te menosprecies- dijo abrazándose del cuello de Nabeun- y menos para que nos imagines copulando en cada rincón posible

-lo siento- dijo sonrojado, devolviéndole finalmente el abrazo

-Yo estoy contigo ahora, es por ti por quien siento, por quien vivo, Nabeun- dijo con una mirada de preocupación, de tristeza y ternura en sus orbes de oro

-Dios, lamento mucho haber dudado, es sólo que… no puedo evitarlo- dijo suspirando- lo lamento

-no te preocupes- dijo sonriendo- lo que si me molesta son las imágenes mentales que llegaron a mí- dijo divertido, mordiéndole el cuello- y me dieron ideas- dijo con picardía- entonces ¿en el jardín de las aves eh?- dijo, ya que el guerrero había imaginado a Abriena siendo tomada por un sujeto sin rostro en ese lugar-mmmh ¿qué te parece si te muestro cuanto te deseo a TI, haciéndolo en cada uno de los lugares donde me imaginaste?- onduló contra él, pegándose a su cuerpo, lamiéndole el cuello con gusto

-aah!- se estremeció, sintiendo su miembro erguirse, deseoso de hacer realidad aquello, besó los labios que se le ofrecían tan descaradamente y sin más lo cargó para llevarlo a uno de los jardines, la pared del palacio que había en ese jardín tenía huecos hechos para las aves que anidaban ahí, detrás de una espesa enredadera había una cama de flores, había descubierto ese escondite hacía un tiempo, imaginando claramente el uso que estaba por darle

-qué lugar tan hermoso- dijo Abriena, recostado en el pasto, mirando el cielo lleno de estrellas, las enredaderas le daban una privacidad y aroma fresco al lugar que simplemente era perfecto

-no tanto como tú- le dijo embelesado por el brillo de la luna en sus hipnotizantes ojos, reanudando el beso, le rodeó con sus brazos, abriendo el pecho de la túnica para poder lamer y besar la piel de su cuello, sus clavículas, degustando y succionando los sensibles pezones

-ahhh ahhh nnh Nabeun- los jadeos del moreno llenaron su escondite, ondulando su cuerpo contra el de su amante, extrañando ese contacto, Nabeun le levantó la larga túnica hasta los muslos y entonces paró, mirándole con sorpresa

-no… aún es luto real- dijo obligándose a detenerse- no podemos

-nnnh, soy “La Diosa”, puedo prescindir de protocolos- dijo con picardía, intentando reanudar el beso

-yo no- dijo Nabeun divertido por aquella frase, pero aún preocupado por lo que estaban haciendo

-oh, bueno, en ese caso- le dio la vuelta a la situación, dejando a Nabeun sobre el pasto, mientras él terminaba sentado a horcadas sobre la cadera de su amante, sin esperar más se quitó la túnica, quedándose sólo con las joyas que había usado para las ceremonias- tu sólo quédate quieto y si alguien pregunta, yo abusé de ti- dijo con una sonrisa maliciosa, besándolo apasionadamente antes de que pudiera siquiera protestar, nunca había estado en semejante posición, pero cada vez le gustaba más, podía acariciar los muslos suaves, sentir el peso de Abriena sobre él acariciarlo, masturbarlo, explorar cada parte de su cuerpo, con ese pensamiento presionó ambos pezones, causando gemidos de placer del moreno que intentaba quitarle la ropa, pero ambos estaban ya demasiado excitados, así que sólo le bajó los pantalones a su guerrero-nnnh prepárame- dijo a su oído, lamiendo los dedos que le fueron presentados

-ooh, eso es realmente maravilloso- dijo al ver la insinuante manera en que ensalivaba sus dedos- no aguanto más- expresó el rubio, llevando sus dedos entre las nalgas de Abriena para empezar a prepararlo, mientras besaba el cuello largo y delicado, dejando algunas marcas que deberían de ser cubiertas con varios collares al día siguiente

-aaah aaaah Nnn Nabeunnn ahhh ya- con cuidado levanto sus caderas una vez se sintió listo, acomodándose y empalándose él mismo sobre el pene de Nabeun, sintiendo el falo abrirse paso en sus entrañas, se puso a gemir sin reparo, las fuertes manos en sus caderas le conducían hacia abajo con seguridad y ternura

-ahhhh es maravilloso estar dentro de ti- dijo el rubio entrecortadamente, incorporándose y rodeándolo con sus brazos, se quedaron un par de segundos quietos, besándose, hasta que el Dios empezó a mover sus caderas, de arriba abajo, siendo dirigido por las manos que acariciaban su cadera y glúteos, sentirse apresado por ese calor era el infierno y el paraíso para Nabeun, que no dejaba de lamer y besar la piel a su alcance

-oooh… aaah se siente tannn biennn aaah Nabeun, Nabeun- mirándole a los ojos mientras el ritmo aumentaba a salvaje e indomable ambos sentían sus cuerpos llegar al filo del abismo- Te amo- dijo, seguro de sus sentimientos, porque aunque le había embriagado la ansiedad de ver a su anterior amante, no se podía imaginar haciendo algo así con nadie más que con su guerrero, su amor, derramó una lágrima, que fue limpiada con un beso

-y yo a ti, Te Amo, Abriena- dijo, como se recita un credo, sin dejar de mirarlo a los ojos, empujando sus propias caderas al interior del más pequeño, sintiendo cómo con cada certera estocada golpeaba ese punto dulce que hacía a su amor suplicar por más, con dos embestidas profundas se derramó en su interior, mientras el espacio entre ellos era llenado con gotas nacaradas de la semilla de la deidad, se abrazaron cálidamente, aun moviendo suavemente sus pelvis, esperando a que el postorgasmo se retirara, dedicándose promesas y palabras de amor.

 

Al día siguiente esperaban a que el Dios Dragón del País vecino llegara, Nabeun usaba una armadura de plata oscura, con una capa del color de luto, miro hacia atrás a Abriena, que usaba una túnica más larga que la del día anterior, el cinto dorado, al igual que los gruesos collares en su cuello, que ocultaban perfectamente todas las marcas de anoche, llegó entonces un cortejo grande, era sabido que Issacar no era una persona humilde o que reparara en gastos, todo debía ser magnifico, el carruaje real se detuvo y de él salió un hombre alto, mucho más que Nabeun, mínimo le sacaría una cabeza, de hecho, si la cabeza de Abriena apenas alcanzaba la barbilla del guerrero, al lado de ese hombre apenas llegaba a la mitad de su pecho, pero claro, no era un hombre, ni siquiera humano, era un dragón, que había usado su magia para desenvolverse entre los humanos, con el papel de un Dios, pero a diferencia de Abriena, él era un Dios de guerra, uno punitivo y bárbaro, que no reparaba en derramar sangre al momento de ser traicionado o cuestionado, sólo era bondadoso cuando sus peticiones eran cubiertas al cien por ciento, era apasionado en sus excesos, si le agradabas, te amaba y llenaba de bendiciones, si le desagradabas, te odiaba plana y llanamente, su piel apiñonada contrastaba con un cabello y ojos plateados, que brillaron con lujuria al ver a la Diosa.

 

-un honor volver a estar frente a usted – dijo inclinándose y besando la delicada mano

-el honor es nuestro- dijo con una inusitada calma Abriena, descubrir sus sentimientos por Nabeun había disipado todas sus inseguridades, por lo que podía tratar al Dios con la misma cortesía conque había recibido a los demás gobernantes

-lamento realmente su pérdida, estoy aquí para presentar mis respetos al anterior Rey, deseando que pronto encuentre a alguien lo suficientemente capaz de llevar el reino… si es que alguien lo es

-muchas gracias por sus buenos deseos- dijo, ignorando la última frase, conduciéndolos hacia el templo a él y los miembros de su corte, donde dio inicio el sexto día de servicios por el fallecimiento de su Alteza.

 

Durante toda la ceremonia Nabeun sintió una fría mirada de plata sobre él, mostrando un aplomo que ningún otro humano podría poseer, el banquete para dar la bienvenida a sus invitados fue bastante ostentoso, Nabeun no participaba en esto, se mantenía detrás de Abriena, mirando asombrado al Dios Dragón comer, no sólo la cantidad, sino que todo era carne, prácticamente cruda, la Diosa intentaba no mirarlo, poniéndose pálida, al final ni siquiera pudo comer su plato de frutas, apartándolo e intentando parecer calmada, a pesar de que era obvio el asco que le producía ver la carne aun escurriendo de sangre (n/a: vomitaré, disculpen si les causa arcadas XD), al final de la comida la plática se centró en los planes para el reino, Nabeun volvió a notar que Issacar no dejaba de verlo, pensaba que era algún tipo de repulsión o lo menospreciaba por ser humano, pero su sorpresa fue mayor al ver que le sonreía.

 

-Issacar, me gustaría poder hablar contigo a solas- dijo Abriena con una sonrisa

-será un placer- dijo sonriendo, ofreciéndole su brazo, la Diosa se tomó de él y miró a Nabeun

-puedes descansar Nabeun- dijo con una sonrisa dulce, el guerrero sólo asintió, viéndolos retirarse, no se sentía muy feliz apartándose de su amado, menos que se fuera con su ex amante, pero aceptó, retirándose a comer a las cocinas con sus hombres

-¿qué necesitas que tu amante no pueda oír?- dijo con calma

-oh, ¿te percataste?- dijo sin sorpresa real en su voz

-claro, tienes su aroma impregnado… de hecho, demasiado impregnado- dijo con suspicacia

-no aquí- dijo sonriendo a unas doncellas, conduciéndolo a una de las habitaciones, esta tenía libros y algunos pergaminos, en la mesa había una caja de Xíes abierta, Abriena tomó uno- pruébalos, son deliciosos

-mmm? Es raro que algo preparado por humanos te guste- dijo el dragón, tomando uno y comiéndoselo de un bocado, Abriena sonrió pícaro al verlo ponerse verde -¡ugggh! ¡Tenía que ser dulce!- exclamó después de escupir el panecillo- que asco

-Así me sentí yo, así que por favor, no comas de nuevo frente a mí de ese modo, mínimo pide la carne bien cocida

-si, si lo haré- dijo con fastidio- ¿de esto querías hablarme precioso?- dijo acercándose a acariciarle el rostro, inclinando separa besarlo pero Abriena miró a otro lado, apartándose para cerrar la puerta- buena idea, hay que tener privacidad- dijo abrazándolo de la cintura

-no voy a acostarme contigo- declaró inflexible- ahhh, tengo un gran favor que pedirte- dijo en un tono que apartó de la mente de Issacar la posibilidad de jugarle otra broma.

 

Los días pasaron y se convirtieron en dos semanas, Issacar se había establecido en una de las habitaciones grandes, mientras los miembros de su corte estaban en un castillo más pequeño en la parte de atrás de los terrenos, Nabeun la pasaba en sus deberes, la Diosa pasaba los días con Issacar, de un lado a otro, hasta el punto en que los sacerdotes e incluso los ciudadanos aseguraban que habían vuelto a ser amantes, algo que llenaba de dolor y dudas al guerrero, cada vez que los veía platicaban entre risas, pero ver al dragón abrazar a su amado fue demasiado para él, se sentía traicionado, más aún porque Abriena le había pedido que durmiera en sus propias habitaciones, extrañaba a la Diosa casi como a su propio aliento, quería confiar, quería pensar que era sólo su imaginación, pero no podía hacerlo, no podía dormir y eso empezó a hacerse obvio.

 

-¡General!- Nabeun dio un brinco, dándose cuenta de que se había quedado dormido contra una de las columnas del templo-¿se encuentra bien?

-si, si, lo lamento, voy a caminar- dijo tratando de despertarse, pero estaba demasiado cansado, necesitaba dormir, pero no podía hacerlo apropiadamente y no podía ni usar su mente para comunicarse con Abriena, de algún modo, la Diosa había bloqueado eso, algo que le convencía más y más que todo había acabado… claro él no podía ganarle a un Dios, no había modo e que le ganara a un primer amor, seguramente estaban más que felices juntos, eso lo destrozaba, pero ya había decidido apartarse, evitando cualquier lugar donde pudiera estar Abriena o Issacar… el cansancio no le permitió percatarse que alguien se acercaba, fue simplemente apresado contra la pared, un cuerpo más grande le presionaba desde atrás-¡Qué Demo!

-shhhh, callado y quieto- una voz a su oído le quitó toda voluntad de pelea, la voz grave había llegado hasta el final de su mente, como si lo atravesara por completo- eso es, buen chico

-nngh- ni siquiera podía hablar, la voz había abandonado su cuerpo, una terrible desesperación lo lleno, no sabía que hacer, no podía hacerlo, la sangre en su cuerpo se heló al sentir unos brazos sujetarle de la cintura, vio las largas hebras de plata caer a los lados de su cuello y su torso, Issacar le abrazaba cerca a su cuerpo

-ajá, ya veo porque Abriena te eligió, este sin duda es un cuerpo de primera- dijo con satisfacción, lamiéndole el cuello- ven conmigo, camina en silencio- la voz de nuevo le atravesó, siendo conducido hacia una habitación, no podía negarse, era como si no tuviera alternativa, no importaba cuanto pensara en no obedecerlo, no podía hacerlo, sentía su cuerpo tenso por el esfuerzo que hacía por detenerse, pero no podía hacerlo, al llegar al cuarto escuchó la puerta ser cerrada y luego Issacar se sentó en la cama, observando al inmóvil guerrero frente a él, que lo mataba con la mirada-je, je,je, no te enojes, sólo quiero ver- dijo de nuevo sonriendo de lado- quítate la armadura- Nabeun no podía creer lo que pedía, sus manos se movieron solas, pero logró detenerlas, sentía la cabeza punzándole por el esfuerzo que hacía, sudaba y su respiración era trabajosa- tsk, eso si que nunca me había pasado- se volvió a reír, luego le miró a los ojos, directo- quítate la armadura- dijo y fue como si algo lo golpeara, sin poder resistirse esta vez, se quito la pesada armadura, pero sus ojos no dejaban de expresar el odio y repulsión que sentía por el otro, se quedó con las prendas ligeras que solía usar debajo del metal-mmmh, si- Issacar se acercó, tomándolo de la cintura, acariciando hacia su pecho- jejejeje, que mirada tan feroz- dijo inclinándose a besarlo, apresando sus labios, sintiendo los dientes férreamente cerrados  tras ellos- ya que Abriena no me hace caso, tal vez deba desquitar mi lujuria contigo-dijo, riéndose cuando Nabeun abrió los ojos con sorpresa- ¿qué tu también te creíste la farsa?- dijo lamiendo su cuello

-ISSACAR- Nabeun miro a Abriena, que entró con la mirada más terrible que le había visto nunca, un extraño brillo le rodeaba, los vidrios se rompieron en pequeños fragmentos-¡Suéltalo!- dijo mientras su cabello se ensortijaba, tal vez también debido a la furia, sus ojos brillaban y el guerrero podría haber jurado ver los incisivos sobresalir de la delicada boca

-bien, bien- dijo el otro alejándose con sus manos levantadas- oye, te va a hacer daño- dijo señalando su cuerpo medio, al instante la Diosa se calmó, la extraña aura a su alrededor desapareció, mientras se llevaba la mano al vientre

-lo vuelves a tocar y te arranco el…

-¡woah, woah!, no hay que llegar a extremos- dijo divertido, como si todo fuera una broma para él

-Nabeun- dijo con su hermoso rostro lleno de tristeza, acercándose a besarlo, el cálido contacto hizo que su cuerpo se separara del férreo control que lo poseía

-¿qué demonios hizo?- exclamó indignado, queriendo lanzarse contra Issacar

-no, no, tranquilo- dijo Abriena parándolo- fue la voz del dragón- dijo abrazándolo con fuerza- pueden usar su voz para hechizar la mente de los humanos- mencionó

-creo que debiste de decirle de la farsa desde un principio- dijo Issacar recostado en la cama

-¿de qué habla Abriena?, necesito saber, por favor

-sabrás… pero no aquí, vamos a otro lado- sugirió, llevándolo de la mano a otra habitación, ya que las doncellas empezaron a acercarse debido al ruido de los cristales rompiéndose, Issacar los siguió

-no pasó nada, el viento impactó una rama contra las ventanas- dijo tranquilamente y las chicas de servicio al parecer se lo creyeron y Nabeun supo que había usado el mismo don que con él y le resultó aterrador.

 

Ya en la recamara de la Diosa Nabeun tomó asiento en la cama, Abriena le abrazó y él no tuvo el corazón de negárselo al ver sus ojos llenos de lágrimas, pero en cuanto se separaron le tomó las manos y le miró a los ojos.

 

-¿qué sucede?

-ahhh, lamento haberte dejado solo y… estar siempre con Issacar, pero, es una farsa necesaria para que cumpla el favor que le pedí

-¿qué favor?- dijo intrigado, mirando el peli-plata entrar después de cerrar la puerta con seguro

-bueno, le pedí que… que…

-si algo les pasa a ustedes cuide de su hijo

-¡Issacar!

-¿qué?- argumento al instante el más alto

-¿qué hijo?- dijo mirándolos con total extrañeza, Abriena miró con molestia al dragón

-¡Hey! Yo pensé que sabía que estabas embarazado- Issacar intentó defenderse- oh, creo que acabo de empeorarlo

-¿estás qué?- Nabeun le tomó su rostro, obligándole a mirarle a los ojos

-¿recuerdas que te dije que podía darte un hijo?... creo que después de lo de las niñas mi deseo creció y… me di cuenta hace cuatro semanas

-… ¿voy a ser papá?- ante el asentimiento de Abriena sólo pudo sonreír, pero la sorpresa y el cansancio lo derrotó, todo se hizo negro, lo ultimo que escuchó fue a Issacar riéndose a carcajadas.


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