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Abtra-erel, la joya de sangre por LaYoska

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Notas del capitulo:

Hola a todos, sé que tardé mucho en actualizar, hetenido muchos problemas personales y emocionales en estos meses, pero creo he llegado a cierta estabilidad, así que me pondré a trabajar, lento pero seguro, voy avanzando.

Nikhel estaba muerto, agotado y golpeado, había trabajado todo el día y la noche había estado plagada de pesadillas, no le ayudaba el ver a Abriena tan expectante por la reunión con Issacar, así que había encargado a su hermana de prepararle la comida a la Diosa para él poder ir a trabajar, sabía perfectamente que estaba huyendo pero no podía evitarlo, a veces deseaba no haber encontrado aquel pasadizo a la cámara donde estaba Abriena, pero después la culpa lo carcomía, la había estado buscando toda su vida, debía estar agradecido de tenerla a su lado, para empeorar las cosas, el dolor de cabeza no se iba y el rechazo hacia el bebé de la Diosa le obligaba a estar lejos de ella, se sentía terrible por esa situación, recordó entonces la conversación de su hermana, ella le había hablado de su vida pasada, ella lo recordaba todo y le había pedido perdón por haber borrado sus memorias, al principio estaba confundido, luego enojado, pero al final, no podía odiar a su hermanita, solo esperaba poder recordar a la Diosa pronto… ¡diablos! La cabeza lo estaba matando.

 

Cuando dieron las seis de la tarde Nikhel regresó a la tienda, Issacar les había pedido la reunión y además que les había dado permiso para ir a visitar a su familia, de ese modo podrían aprovechar y descansar, le emocionaba presentarle a Abriena a su padre, así como a su hermanito Safiro, aunque le preocupaba que Issacar quisiera acompañarlos, por alguna razón el hombre le había pedido en varias ocasiones que le presentara a su hermanito, oh, eso sí que no, entró a la tienda y se quedó parado en la puerta, Abriena estaba trenzando su largo cabello, llevaba una túnica azul claro que había conseguido en uno de los mercados, se veía sin duda absolutamente hermosa… hermoso, bueno, se entendía.

 

-sólo me aseo y nos vamos- dijo caminando a su recamara, la cabeza seguía martillándole, era molesto y cada vez se sentía más debilitado, poco después salió vestido con una camisa blanca y un pantalón de manta color crema, su hermanita ya estaba ahí, platicando con la Diosa, no podía creer que se llevaran bien… o sólo era una tregua cordial, se frotó la sien- vámonos entonces

-¿estás bien hermano?

-sólo me duele la cabeza, vamos- negó con la cabeza, tomando su maletín para mostrarle los avances a Issacar, también llevaba libros para Safiro, él amaba leer, ayudó a las dos a abordar el auto y condujo hacia la ciudad, Abriena parecía bastante interesada en la ciudad y las luces de la misma, los letreros de neón parecían fascinarle, sonrió, sintiendo que la presión en su cabeza disminuía,  era refrescante ver las expresiones de Abriena, a pesar de ser una deidad todo le parecía nuevo.

 

Llegaron al lujoso hotel, había una enorme fuente danzante en el lobby, el piso era realmente brillante, le avisó a la chica de recepción, que les indicó que esperaran un momento en lo que notificaban a Issacar que estaban ahí, mientras tanto su hermana fue a llamar a su padre por telefono, Abriena tomó asiento en uno de los divanes que estaban en la sala de espera, observando alrededor, hasta que algo pareció llamar su atención, Nikhel siguió su mirada hasta un gato atigrado que tenía un collar y una chapa dorada con el logo del hotel, debía ser la mascota del lugar, estaba echado en una de las maceteras, viéndose como el dueño de todo.

 

-¿te gustan los gatos?

-parece un tigre en pequeño- respondió sin dejar de mirarlo

-je, si, son animales elegantes- vio al pequeño felino que miraba en su dirección

-quiero uno- le tomó por sorpresa, Abriena seguía mirando al gato, de hecho se miraban el uno al otro

-uh, puedo conseguirte uno

-¿no puedo tener ese?

-uh… no, ese ya tiene dueño

-¿dueño?- le volteó a ver sorprendido- no creo que un animal así pueda tener dueño

-en eso coincido, es más como si los humanos fuéramos sus compañeros de cuarto- vio al animal, que en un movimiento fluido bajó al suelo y caminó hacia ellos, olfateando a la diosa, quien le acarició el lomo, Nikhel sonrió al verlo jugar un poco con el consentido gato, que después de restregarse en él siguió su camino hacia la recepción donde le llamaban para comer con una campanilla- o más bien sus esclavos

-Nikhel- le llamó, la Diosa le estaba mirando directo, sus ojos grandes y un medio puchero- quiero uno- apenas contuvo las ganas de tomarle una foto, aunque sin duda grabaría la expresión en su mente

-te conseguiré uno- dijo sonriendo, acariciando su rostro, Abriena se recargó en la caricia, teniendo un extraño parecido con los felinos que tanto le gustaban, cómo deseaba alargar ese momento, pero justo entonces les llamaron, su hermana se acercó

-padre dice que ya vienen en camino- dijo la chica, siguiéndolos al ascensor que les llevaría al penthouse, cuando entraron Abriena miró el pequeño lugar extrañado, pero cuando empezó a moverse se aferró a Nikhel, poniéndose totalmente pálido

-oh, cuidado, está bien, es normal- diablos, no había pensado en eso, sin duda en este mundo tecnológico habría cosas que le gustarían y otras que le aterrarían

-quiero bajarme- ordenó, sus manos temblando mientras lo abrazaba con fuerza, la chica del ascensor lo detuvo apenas habían subido un piso

-no podemos subir las escaleras hasta el penthouse- dijo Iara- son 40 pisos

-está bien, respira- Nikhel abrazó a Abriena que seguía aferrada a él- este es el método más rápido para subir, cierra tus ojos, todo estará bien- tardó un poco en convencerle pero pronto volvían a estar en camino, Abriena ocultó su rostro en su pecho, era increíble lo bien que se sentía tenerle en sus brazos, habló suave a su oído, notando que se calmaba un poco, aunque cuando llegaron a su destino casi sale corriendo del ascensor, Nikhel le siguió, acariciando su espalda

-tengo nauseas- dijo, rodeando su vientre con una de sus manos, el rechazo nuevamente se instauró en el al momento de ver ese gesto, pero luchó contra el, en ese momento se abrió la puerta del penthuose, Issacar salió, vistiendo una camisa roja y pantalones negros

-Abriena- dijo con una sonrisa enorme, acercándose a ellos, pasó de largo a Nikel e Iara para abrazar a la Diosa, que recibió el saludo, Nikhel apretó los puños, queriendo separarlos al instante, los celos quemándole lentamente por dentro

-que gusto verte Issacar pero… no me siento bien

-oh, claro, pasa, pasen- dijo aún con una sonrisa, queriendo abrazar de nuevo a Abriena

-yo lo haré- Nikhel tomó la cintura de Abriena, dedicándole una mirada de hielo a Issacar, quien sólo se rió

-oh, esto me trae lindos recuerdos- luego vio a Iara con cierta frialdad- tú me traes malos recuerdos

-lo sé- aceptó, asintiendo- pero yo sé quién e sla reencarnación de tu medio dragón y tú no- dijo cantarina, entrando después de Nikhel

-espera un momento ¿qué?

-él te recuerda, creo es quien tiene sus recuerdos más intactos, me platicó de ti, ahora que yo también recuperé mi memoria, puedo sacar conclusiones…- hizo una pausa mirando por los enormes ventanales del penthouse- al principio te odiaba, por la maldición que pusiste en mí, por obligarme a vivir cada vez tanto dolor… pero ahora te agradezco- le volteó a ver sonriendo- porque he aprendido y al fin sé lo que es tener una familia de verdad, me doy cuenta al fin de lo vacía que estaba, de mi egoísmo que destruyó tantas vidas… he aprendido mucho, así que gracias- Issacar no dijo nada, sólo la observó, en ese momento Abriena y Nikhel salían del sanitario

-¿estás mejor?- preguntó el dragón a Abriena

-estoy bien- tomó aire y acomodó su cabello, hasta entonces miró alrededor- como siempre vives rodeado de lujos- observó las ventanas, los muebles cómodos, mullidos, las esculturas, obras de arte, sin duda uno de sus hobbies

-a diferencia tuya, yo no dormí tanto, me dediqué a juntar riquezas para tener el poder suficiente para encontrarte- dijo con una sonrisa, abriendo sus brazos- además, cuando el mundo se quedó sin humanos, los seres sobrenaturales gobernamos y restauramos en planeta- vio a Iara y Nikhel que parecían sorprendidos- el planeta no podía recuperarse sólo después de todo lo que le hicieron- les indicó que tomaran asiento- después de hablarlo, otros seres paranormales y yo determinamos que no podíamos seguir siendo sólo espectadores, debíamos guiarlos, pero no directamente, ya no podíamos ser Dioses, ahora debíamos ser uno de ustedes, así que juntamos nuestras fortunas, cuando los humanos regresaron, los guiamos desde las sombras, estableciendo nuevas reglas, nuevas instituciones, les dimos un mundo similar al que tenían, pero nuevo y más resistente y nos encargaremos de hacer que recuerden los errores que cometieron sus predecesores, fue como aire fresco que estuvieran dispuestos a aceptar la magia, los anteriores humanos convirtieron a la tecnología sus nuevos Dioses, buscaron razones “lógicas” dentro de su muy pequeña mente, peleaban por problemas superficiales mientras sus hermanos morían de hambre, así que no permitiremos que eso pase de nuevo

-eso sin duda se escucha bien- dijo Abriena, Nikhel se sentía engañado, creía que la humanidad había cambiado pero al parecer sólo habían sido manipulados

-pero esta humanidad es mejor, es más entendida y tienen una mente más abierta

-eso si- aceptó Issacar- pero luego discutiremos eso- movió su mano, restándole importancia- sé que vienen por algo más importante

-así es- Abriena miró a Nikhel- las mmemorias e Nikhel están selladas, no me recuerda, no recuerda nada

-eso ya lo sabía, me sentí tentado a hacer que recordara, pero decidí esperar a que tú estuvieras con él

-y tiene un hechizo que le hace rechazar a nuestro bebé- miró Iara, quien bajó la mirada

-bueno, tú- Issacar la miró con molestia, Nikhel puso su brazo frente a su hermanita

-déjenla, tal vez tomó malas decisiones pero ahora está haciendo lo correcto, admeás, sigue siendo mi hermana

-bien- Issacar levantó los hombros- ven conmigo Nikhel, haré que recuerdes quién eras y todo lo sucedido

-voy contigo- Abriena se levantó- no lo voy a dejar a solas contigo, veo tus intenciones, Issacar

-tch ¿ves? Hubieras aceptado mi propuesta antes, Nikhel, así al menos habría tenido el consuelo de que fueras mío aunque sólo fuera una vez

-no gracias- dijo casi verde- Iara, si quieres ve con Safiro y padre, yo los alcanzaré después

-bien- dijo con una sonrisa- ten cuidado hermano

-está bien- asintió

-tú me debes algo, pequeña bruja- Issacar le señaló

-sí, sí, te diré quién es- giró los ojos, saliendo del penthouse dando brinquitos

-¿de qué habla?- preguntó Nikhel

-olvídalo, vamos- les señaló la recamara, la cama era enorme, muy probablemente mandada a hacer a la medida de las necesidades del dragón, Issacar le indicó que se recostara y luegoa  Abriena que se recostara a su lado- Abriena será tu soporte, me ayudará a mantenerte seguro, escucha mi voz, pero siéntelo a él- dijo apagando las luces, creando después con sus manos pequeñas esferas de luz azul que rodearon el lecho, Abriena tomó su mano y él la apretó- confía- el dragón cubrió sus ojos con una mano, todo era oscuro, comenzó a sentir que flotaba, como si estuviera en el mar, pero Abriena estaba cantando a su lado, suave, dulce, eso le daba seguridad.

 

Estaba flotando, en calma, cuando de pronto empezó a caer, un golpe en su espalda le hizo gritar en silencio, fue como atravesar vidrio, como si se hubiera impactado contra una ventana, sentía los fragmentos clavados en su espalda, volteó, viendo más abajo una pared más, cubrió su rostro con los brazos, cayendo a través de ella, el ruido del vidrio rompiéndose se repitió unas cuantas veces más, hasta llegar a una luz intensa, después de eso fue como ver una película en velocidad alta, su infancia como Nabeun, su entrada al ejército, su búsqueda por la Diosa, recordó todo, todo, las cálidas noches en abtra-erel, el romance que vivió con su amado, su sonrisa, la noticia de ser padre, la farsa, la traición, la muerte, después otra luz, ahora era un niño en una ciudad victoriana, crecía para ser un músico reconocido, viviendo siempre con un vacío en su corazón, uno que nunca pudo llenar y terminó matándolo, otra luz, otra vida, nuevamente la tristeza, la necesidad de siempre buscar algo, de buscar a Abriana, su rostro y voz entre sueños, su ahora hermana, siempre buscando su amor, amor que nunca recibía porque ya tenía un dueño, recordó cada vida, cada siglo sin su amor, vidas largas, vidas cortas, pero todas tristes a pesar de sus satisfacciones secundarias, porque Abriena no estaba en ellas, su pecho se oprimió pero la voz de Issacar y el canto suave lo regresaban a pelear, luego todo fue oscuridad y en esa oscuridad una amenaza, una serpiente, tenía una piel negra, largos colmillos de los que escurría el veneno, esa serpiente era la maldición que Iara en algún momento había puesto sobre él, una espada apareció en su mano, lo entendió, Issacar le ayudaba, pero era su obligación luchar, atacó con fuerza, con decisión, él amaba a su bebé, lo amaba desde el momento que había sabido de su existencia, recordaba la felicidad, las noches en vela cuidando a Abriena, ver ese cuerpo transformarse gracias al fruto del amor de ambos y amarlo cada día más, no podía dejar que una simple maldición arruinara eso, no iba a dejar que pasara, aunque debía reconocer la fuerza de la misma, estaba realizada con tanto odio que se había reforzado con los años, pero él no se rendiría, con un movimiento certero cortó a la mitad a la serpiente, viéndola convertirse en humo, luego hubo un jalón de energía, fue como si alguien lo sacara del agua con una fuerza increíble.

 

Despertó en la cama, pero ya no estaba oscuro, luz entraba de las ventanas, era de día, no podía creerlo ¿había dormido toda la noche?

-bien hecho- Issacar dijo sentado en una silla a su lado, con una sonrisa se levantó y salió de la habitación, quería agradecerle pero su garganta dolía, se sentía cansado y había sudado frio, volteó a su lado, Abriena dormía, aun tomando su mano, le observó, su vista se nubló con las lágrimas ahora que era consciente del dolor de cada una de sus vidas, de saber que en cada una de ellas le había hecho falta, puso su mano sobre su rostro, sin tocarlo, no quería que desapareciera, esto se sentía como un sueño, bajó su mirada hacia el vientre abultado de Abriena, esperó, pero ya no estaba ahí, el dolor, los celos, el rechazo se habían ido, sólo quedaba la calidez del amor que sentía por su Dios y su hijo o hija, lloró al poner su mano y sentir un movimiento de afirmación, era real, estaban ahí, al fin, al fin los había encontrado, los ojos dorados se abrieron, llenándose igualmente de lágrimas

-Nabeun- dijo suavemente, no hubo dolor, no le molestaba que le llamara así, él y Nabeun era la misma persona, lo abrazo, estrechándolo en sus brazos, aferrándose a él como un náufrago- yo también te eché de menos- dijo, sin necesidad de que le dijera nada, comprendiendo, Nikhel le besó, hambriento por su sabor, por su tacto, lo necesitaba

-te necesito- dijo, Abriena asintió, sus mejillas de color carmesí mientras lo desnudaba, se deshizo de la tela con presteza, acariciando la piel cálida, besando sus labios, se sentía como si estuviera de regreso en su hogar después de un largo, largo viaje, besó su cuello, dejando testimonios de amor en cada rincón de su cuerpo, chupó sus muy sensibles pezones, siguió explorando con manos y labios

-no… no me tortures- exigió con un medio puchero

-no lo hago, sólo quiero saber si recuerdo tu cuerpo a la perfección- sin decir más recorrió con su lengua su erección, gimiendo ante su sabor, uno que había extrañado por mucho tiempo, lo chupo hasta el fondo de su garganta, haciendo que gimiera y se estremeciera de placer, miró la mesita de noche, ahí estaba una botella de lubricante, parecía estar nueva, así que tomó un poco de la sustancia para poder preparar a Abriena.

-despacio- le dijo el peli-azul, mientras él acariciaba su entrada

-lo sé, amor- besó sus labios mientras lentamente iba abriéndolo para él, se tomó su tiempo, disfrutando de la respiración agitada, del rubor en el cuerpo más pequeño, recordando cada vez que se había entregado a él antes, nunca se cansaría de la visión ante él- date la vuelta amor, apoya tus manos en la pared- Abriena obedeció, poniendo sus rodillas en el lecho y apoyándose como le había dicho, no quería poner su peso sobre el bebé, pero realmente se necesitaban el uno al otro

-por favor, tómame- suplicó, sintiendo las manos que le tomaron con firmeza de la cadera mientras se empujaba en su interior, Abriena gimió, sintiéndose tan lleno, tan completo que una lágrima escapó de sus ojos, bajando por su mejilla, donde recibió un par de besos dulces

-Te amo tanto, que esperaría otras cien vidas por ti

-Te amo y así será por toda la eternidad, mi amor- selló estas palabras con un beso, justo cuando el otro empezó a embestirlo con cuidado, asegurándose de no lastimarlo o de hacer que se esforzara demasiado, lo sujeto en brazos, moviéndose a un mismo ritmo, haciendo eco de sus gemidos y promesas de amor, era un hermoso reencuentro, uno tan esperado, tan ansiado, se aseguraron de hacerle saber al otro cuanto le habían extrañado, llegando a la cúspide de su placer en un beso.

Notas finales:

Gracias por leer, les reitero que no he abandonado la historia y no lo haré, ya estoy trabajando en el siguiente capítulo, pero no puedo ponerle una fecha.

 

Nos vemos.


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