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Abtra-erel, la joya de sangre por LaYoska

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Un mes había pasado rápidamente, después de haberle hecho los estudios a Safiro habían determinado que la cirugía era viable, habían hecho todos los preparativos para poder acceder a una clínica privada, aunque el mundo sabía que existían criaturas sobrenaturales, había secretos que aún se debían guardar, el Don de recibir un corazón de dragón era uno de esos, su hermanito le había contado asombrado que sólo 3 humanos en la historia de la vieja y nueva humanidad habían recibido semejante honor, así que estaba conmovido por el gesto de Issacar, como hermano mayor era difícil ver caer a su hermanito por un hombre como ese, pero también había notado los cambios en el Dragón, había dejado de comer carne cruda por la petición de Safiro, estaba atento a todo lo que el chico necesitaba, además de que parecía más apacible que en los recuerdos que tenía de él de su vida pasada, así que era algo correspondido, aún así, no era fácil dejarlo ir.

 

-hijo, el auto ya está listo- su padre se acercó a él- irás con Safiro a la clínica, no te preocupes, yo cuidaré de Abriena

-gracias padre- asintió, su pareja dormía, estaba algo cansado pero a pesar de eso hacía dos caminatas diarias y hacía un verdadero esfuerzo por alimentarse apropiadamente

-ve con cuidado, hijo

-sí, padre- caminó a la puerta, su hermanito ya estaba en la clínica desde la noche anterior, mentiría si dijera que no estaba asustado, en realidad se sentía aterrado de que algo saliera mal en la operación, pero no podía mostrarlo, no quería poner aún más nervioso a su hermanito, condujo hasta la clínica, era un edificio lujoso, con enormes vidrios y paneles solares en el techo, cruzó los jardines hasta la entrada, se registró y pasó al cuarto donde estaba Zafiro, en la camilla de al lado estaba Issacar, conversando con Kratos en un idioma que no entendió muy bien, así que sólo saludo, pasando a ver a Safiro, el chico sonrió

-hola hermano- levantó la mirada del libro que leía

-¿listo?

-sí y prométeme que después de esto me harás un gran filete, por favor- no pudo evitar reír, Safiro no estaba muy feliz con la dieta que le habían dado antes de la cirugía

-en cuanto el doctor diga que puedo hacerlo, lo haré- dijo divertido, poco después Kratos se acercó a informarles el procedimiento que seguirían, una hora después entraban a quirófano y empezaba el terrible juego de la espera, terribles pensamientos le llenaban conforme pasaban las horas, caminaba de un lado a otro, desesperado

-vas a hacer un hoyo en el suelo- una voz alegre le llamó, Iara venía caminando, más morena que nunca, con un vestido blanco- tenía que venir, había mucho tráfico, pero quería estar aquí ¿no hay problema?

-no, no lo hay- abrazó a su hermana que después de la tensión inicial se relajó

-todo estará bien- intentó calmarlo aunque sin duda ella sentía el mismo miedo, era extraño cómo le calmaba no estar sólo, tal vez su hermana no podía hacer más que acompañarlo, pero eso le hizo sentir más tranquilo, lo que no esperaba es que poco después llegara Abriena, seguido de su padre

-lo lamento, insistió en venir

-no debiste dejarme solo, es un momento importante, quiero estar contigo- Abriena parecía algo molesto, sin embargo lo abrazó, compartiendo un breve beso

-lo siento, amor, pero parecías realmente agotado por la bebé- tocó su vientre, sintiendo el ligero movimiento de su bebé, cada vez que le hablaba la pequeña respondía moviéndose, Abriena saludó a Iara, mientras ella abrazaba a su padre después de no haberlo visto en más de un mes.

Las horas eran realmente angustiantes, una enfermera salió a informarles que todo estaba saliendo bien, hasta ahora ambos estaban estables mientras el médico trabajaba con diligencia, eso les hizo respirar con más calma; tuvieron que comer en un restaurante cercano a la clínica, turnándose, primero bajó su hermana y su padre, Abriena había elegido un pan dulce de una de las máquinas de autoservicio, parecía realmente asombrado con el invento humano, pero más con el dulce chocolate, recordó los dulces a los que era tan aficionado la primera vez que se habían encontrado, sin duda su sabor era muy similar al del chocolate moderno.

-realmente me gusta ¿puedo tener otro?

-si, después de la comida- le advirtió, viendo el pequeño puchero de descontento, mismo que besó con gusto- ¿les dejaste comida a los gatos?

-sí, tienen un gran apetito

-¿y ya decidiste un nombre?

-no ¿es necesario?

-de preferencia

-pensaré en uno… pero prefiero pensar en un nombre para la bebé- dijo recargándose en su hombro, le abrazó, pensando en que nombre sería bueno para la pequeña, comenzaron a dar algunas ideas, algunos de los nombres hacían que Abriena frunciera el entrecejo, por lo que empezó a decir nombres cada vez más ridículos -te atreves a llamar a nuestra hija espergen… gene

-espergencia- dijo riéndose

-eso- le apuntó acusadoramente con un dedo- ¡me encargo de que duermas en la sala el resto de tu vida!

-ja, ja, ja, lo siento, sólo bromeaba ¿qué tal Marleen?

-… me gusta

-era el nombre de mi madre adoptiva- dijo con una sonrisa, recordando a la amable mujer que los había criado con un amor y devoción insuperables, tal como lo hacen todas las madres orgullosas de serlo, con una sonrisa en los labios, un beso para cada ocasión y una palabra de aliento para las tormentas

-me agrada, es un lindo nombre- Abriena pudo sentir el amor que su pareja había sentido por la mujer y por un momento deseó haberla conocido para agradecerle por el gran trabajo que había hecho

-ya regresamos- Iara llegó junto con su padre- hermano, debes pedir la ensalada de camarones, es deliciosa

-de acuerdo, no han salido a darnos más informes, así que estén atentos- les pidió- llevo el celular, cualquier cosa me llaman- se levantó, ayudando después a Abriena  aponerse de pie, para poder ir a comer algo.

 

********++++++++***

 

Kratos trabajaba concentrado al cien por ciento en el trasplante, agradecía las maravillas de la tecnología humana que facilitaban el trabajo, además de asegurar que las infecciones fueran algo menos de que preocuparse, se apartó un poco para descansar su vista, dejando que las enfermeras limpiaran, recordó entonces la conversación en dracónico que había tenido con Issacar en la mañana

 

-no importa lo que pase, dale prioridad a su vida, si tienes que pasarle mi corazón completo, simplemente hazlo

-¿estás dispuesto a sacrificarte por él?

-sin dudarlo

-tiene muy poco que lo conoces

- en esta vida, pero mi alma lo reconoció desde un principio… él es mi alma de dragón

 

Kratos volvió a su tarea, era muy difícil que un dragón encontrara a su pareja destinada, él había tenido suerte de encontrar a Niord y ahora su amigo al fin había encontrado a su otra mitad, dependía de él que disfrutaran una larga vida juntos… además ver como el chico iba domando al salvaje peliplata era más que entretenido, con una sonrisa en los labios ocultos siguió su trabajo, con una dedicación única.

 

******++++++*****

 

Nikhel sostenía a Abriena que se había quedado dormido, su hermana y su padre platicaban en voz baja, suspiró, ¿realmente era necesario que tardaran tanto?, volteó al pasillo y Kratos salió aún con el traje de quirófano, lo vio quitarse el cubre bocas, realmente deseaba que el hombre fuera más expresivo para saber que sucedía, se acercó a ellos

-la cirugía ha terminado, todo salió bien- dijo con una suave sonrisa- ellos están en recuperación, no podrán pasar a verlos hasta mañana, así que pueden ir a descansar

-gracias- dijo con una sonrisa, sin poder levantarse por Abriena pero su hermana y su padre se pusieron de pie para agradecerle por su trabajo, después de que su padre recibiera algunas instrucciones se vieron en la necesidad de retirarse.

 

Esa tarde pasó terriblemente lento, todos seguían preocupados por Safiro, aunque no lo decían.

-él estará bien- Abriena le dijo mientras entraba en la cocina, ya era algo tarde

-¿no puedes dormir?- Nikhel estaba preparándose algo de cenar

-creo que ya me he acostumbrado a tenerte cerca- se sentó en una de las sillas altas que había en la isla de la cocina- ¿qué vas a comer?

-un emparedado, tengo hambre… o tal vez sólo estoy ansioso- se recargó en la cubierta de la isla, Abriena tomó su mano

-no tienes por qué estarlo, Kratos hizo un buen trabajo, Issacar es fuerte y algo de esa fuerza pasará a tu hermano, de hecho estoy seguro de que su recuperación será rápida- Abriena parecía tan confiado y tranquilo, de algún modo le ayudó a calmarse

-gracias por animarme- le dio un beso breve- ¿quieres comer algo?

-si, por favor

-te preparare un emparedado también ¿jugo?

-Sí, yo puedo servirme- mientras él preparaba el emparedado Abriena sirvió dos vasos de jugo de arándano, le gustaba eso, esos momentos caseros le parecían realmente íntimos y agradables, observó a su amado que miraba el interior del refrigerador

-amor, no te quedes ahí parado tanto tiempo- se rio, el Dios estaba realmente intrigado por toda la tecnología humana

-lo siento, es sólo que hay magia que hace cosas similares, los humanos, a pesar de no tener magia han encontrado el modo de hacer cosas maravillosas, creo que han avanzado mucho, antes sólo se apoyaban en su creencia en otros, hacían pocos esfuerzos por desarrollarse ellos mismos, al menos esos son los humanos que recuerdo, es bueno ver que han avanzado

-sí, sin duda, aunque también se cometieron muchos errores en nombre del progreso, supongo que es verdad que todos los excesos son malos, la humanidad se confió de la tecnología, se obsesionó con avanzarla, ignorando el dolor de sus hermanos, el hambre, la pobreza, hacían teléfonos cubiertos de oro y diamantes pero no eran capaces de alimentar a los niños muriendo de hambre, hacían misiones a otros planetas, sin ayudar a los miles que morían por la guerra- negó con la cabeza- la vieja humanidad cometió muchos errores, sólo espero que nosotros no hagamos lo mismo, tenemos el conocimiento de los que les pasó a ellos, sin embargo, la humanidad aún es ambiciosa

-aunque esta vez tienen el apoyo de criaturas más sabias que ustedes, así que seguramente les irá mejor- comentó, comenzando a comer, compartieron el momento hasta que minutos después sus mascotas se acercaron a pedir mimos y comida, la gata se aventuraba a recorrer toda la casa, los pequeños le seguían aunque ya dos veces los habían asustado al esconderse en jarrones o quedarse dormidos en los cajones de los muebles, tenerlos como mascotas era toda una aventura.

 

*****

 

Otro mes pasó, su hermano salió del hospital caminando por sus propios pies, era una recuperación increíble, nunca había podido salir de una de las cirugías previas así, con una sonrisa, lleno de energía, Issacar iba tomando su mano, Safiro miraba a todos lados como si viera el mundo por primera vez, el dragón estaba pálido, pero no había perdido su porte, al parecer la recuperación sería un poco más difícil para él.

 

Al llegar a casa ambos se instalaron en la misma habitación, se dedicaban a convivir y desarrollar su relación, sin duda ahora compartían un vínculo especial, a veces sólo se miraban y parecían leer los pensamientos del otro, su hermano había empezado por primera vez a planear para el futuro, quería viajar, quería conocer todos los lugares que Issacar había visitado, cada país, ver el mar y con esos planes en mente, un mes después de la cirugía, se habían ido de la mansión, era la primera vez que Safiro estaba lejos, era algo triste, pero reconfortante a la vez, su hermano al fin tenía la oportunidad de crecer y eso los hacía a todos felices, después de prometer regresar para el nacimiento de su sobrina habían emprendido el viaje a Italia.

 

Él mientras tanto, tenía bastante trabajo con Abriena, estaban decorando la que sería la habitación de su bebé, el Dios estaba eligiendo los colores, además de que quería una cuna redonda, la había visto en una revista, estaba fascinado por la ropa, los juguetes, peluches y adornos que había para bebés

 

-los pañales desechables son muy útiles- Iara estaba en el cuarto de la bebé, sentada en la mecedora mientras Abriena doblaba las cobijas que habían comprado

-no me gustan, Nikhel me los enseño, prefiero los de tela

-ewww

-yo también los prefiero- Nikhel entró y le dio un beso a Abriena, acariciando su vientre, ya tenía 8 meses, la bebé era inquieta, a veces no los dejaba dormir, Nikhel le hacía compañía cuando tenía insomnio, poniendo música y platicando con Abriena

-no se vale, siempre vas a estar de su lado- Iara se quejó- por cierto ¿cómo va el libro?

-muy bien, Luke y tú han hecho un gran trabajo, justo ahora estoy explicando el cómo llegamos al lugar correcto y encontramos el templo principal- Nikhel sonrió, estaba feliz, varios museos deseaban las réplicas 3D de las reliquias encontradas, otro más se ofrecía a instalar la exhibición en sitio para las visitas guiadas, el descubrimiento de Abtra-erel era uno de los más grandes del siglo, Iara sonrió, orgullosa de su trabajo

-oh, palomita hermosa- Luke se asomó, Iara se rio

-cada vez dices las cosas más bobas, ja, ja, dime panquecito de arcoíris- dijo en un tono meloso

-wow, te excediste con ese, amor- el chico sonrió- te voy a invitar a comer, vamos

-seguro, nos vemos- Iara se despidió de ellos, saliendo con Luke de ahí, sonrió, su hermana parecía realmente feliz con el chico, eso era bueno.

-auch- Abriena se quejó, llevando sus manos al vientre

- ¿pasa algo? ¿estás bien? ¿es tiempo? - casi brincó, abrazándolo, escaneando con la vista para buscar la pañalera que tenían ya preparada, Abriena se rió

-no, todo está bien, sólo me dio una patada bastante fuerte, cada vez que tengo una falsa alarma corres en círculos, amor

-eso no es cierto- su orgullo estaba un poco herido por eso, pero no podía evitar sentirse nervioso

-está bien, estoy bien- le dio un beso, fueron interrumpidos por la mascota de la casa- ya no parece molesta

-sí, parece más tranquila- después de que la gata había terminado de amamantar a sus pequeños, habían tomado la decisión de operarla, la gata había estado más que molesta, odiaba ser llevada al veterinario, pero un sobre o una lata solían ponerla de buen humor, los gatitos no tardaron en seguirla, ya no eran tan pequeños pero eran un verdadero torbellino, Abriena los amaba y mimaba a más no poder, miró a la deidad que observaba el cuarto- ¿pasa algo?

-es perfecto- sonrió, Nikhel lo tomó en brazos, rodeando su pancita, sintiendo el movimiento de vida, si, esto era perfecto.


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