- muévanse, los caballos no pueden seguir, desde aquí tendremos que ir a pie- sentencio Nabeun a sus ya cansados hombres, que le siguieron
- deberíamos descansar general
- no, no hasta que encontremos a Abriena, es luna llena, tendríamos que esperar todo un mes más si dejamos ir esta oportunidad
- …- el caballero castaño se rindió ante tal argumento- si, señor
Caminaron un borrascoso camino en la falda de la montaña, los hombres estaban cansados, pero Nabeun no podía darse por vencido, era su honor, el honor del gran guerrero que le obligaba a seguir y luchar y fue entonces que la noche comenzó a alcanzarlos cuando llegaron a las puertas de un templo, puertas labradas en la misma roca, se acercaron para abrir las enormes puertas. - debemos encontrar a la Diosa Abriena antes de la media noche, apresúrense!- los hombres entraron en aquel oscuro lugar, portando antorchas que daban una luz extraña y sobrenatural sobre las estatuas del templo.Nabeun les seguía ya que el guía del grupo era ahora un sacerdote del templo que “en teoría” sabía como llegar a los aposentos de su Diosa, llevando a los guerreros a girar a la derecha mientras el General se quedó más atrás, en el primer recinto admirando la belleza de las estatuas y de los grabados en la piedra, en el fondo una de las paredes mostraba a la diosa marcando la frente de aquel guerrero, sin embargo había un “vacío” al parecer la joya que debía estar en la frente del guerrero había sido robada, pasó sus dedos sobre la piedra, una navaja, escondida causo que se cortara y su sangre cayera en donde debía ir la joya, en ese momento la gran pared se movió y desplazándose con un sonido pesado y seco dejó ver otra estancia, grande y llena de joyas y tesoros había un altar el fondo, entro cuidando sus pasos hasta llegar al elaborado altar, descubrió que no era un altar era un lecho y en el en sabanas carmesí y bordados de oro estaba la Diosa, durmiendo boca a bajo, en esa estancia no había polvo, nada se veía desgastado, el tiempo simplemente no había pasado por ese lugar.
-su… alteza?... – estaba tan sorprendido, que ni siquiera sabía como llamarle, la belleza de ese ser era aun más grande que todo lo escuchado, más grande que la belleza de las estatuas, de todo lo que había visto o imaginado, se hincó frente al lecho y levantó su mano para tocar el rostro, que manchó con su sangre, maldijo, pero notó entonces que el contacto de la sangre con los labios de Abriena causo un pequeño sobre salto en esta, la diosa abrió sus ojos dorados y se incorporó lentamente, tomando la mano del hombre para recorrer con su lengua la herida, haciendo que el hombre se estremeciera ante tal tacto, la diosa le soltó con suavidad y elegancia, dejando ver la herida ya curada.
-Guerrero…- dijo con una voz que parecía alagar al oído
- mi Diosa- Nabeun por fin pudo hablar- Mi pueblo, Abtra-erel la necesita… nuestro rey muere y necesitamos su consejo- dijo con los ojos clavados es esas orbes doradas que le miraban inexpresivamente, la diosa le miró.
- ordena a tus hombres que regresen, están en territorio peligroso y prohibido…
- … si…- se levantó, sin querer realmente separar sus ojos de los otros- HOMBRES REGRESEN! HE ENCONTRADO A LA DIOSA!!- el hombre volvió a arrodillarse a su lado, admirando también los pesados ropajes que llevaba.
- no puedo caminar, mi letargo me ha dejado débil- le comunicó al alto rubio.
- yo le llevaré en mis brazos – dijo observándole embelezado y la diosa le sonrió suavemente- prepara tu espada, guerrero, que hay traidores entre los tuyos
- qué?- el hombre parpadeo un par de veces, sacando su espada cuando varios de sus hombres llegaron con espada en mano.
- así que esta es la Diosa, que bella, je ¿Cuánto pagarán por su cabeza?- el chico castaño que se había quejado por el cansancio del viaje
-cómo?- dijo desconcertado Nabeun.- los extranjeros sin duda pagarán bien- el caballero sonrió empuñando la espada y embistiendo al General que regresó el golpe haciendo retroceder al guerrero, más de sus hombres llegaron para ayudar a someter a los traidores.
- ¿cómo te atreves a traicionar a tu reino?- dijo embistiendo al lider de los traidores
- mi reino es aquel que más me pague!- grito el otro al momento del contraataque, era bueno sin duda, pero la experiencia estaba del lado de Nabeun que lo desarmó, tirándolo al suelo, Abriena miraba todo con un rostro inexpresivo- no me mate! No por favor!
- …- Nabeun se dio media vuelta para ir con Abriena, pero el frio acero de una daga se clavo en su espalda haciendole caer, el castaño se levantó, para sacar otra daga e ir contra la bellisima visión que era Abriena, sin embargo Nabeun no le dejó ni acercarse, lo tiró al suelo y le clavó la misma daga de su espalda en la garganta, se acercó a la diosa, que avanzó hacia él y curó la herida hundiendo su lengua en esta para curarla
- eres un guerrero con honor…- dijo para cortar sus delgados dedos con la hoja de la espada y derramar su sangre sobre la frente del guerrero gota de sangre que se convirtió en una joya carmesí- ahora llévame en brazos es hora de salir de aquí… Nabeun cargó a Abriena, sorprendido por lo ligera que era y el calor reconfortante que despedía su cuerpo, además de un aroma florar exótico y característico de los templos de la diosa, los hombres leales al reino les siguieron para descansar en las faldas de la montaña, la diosa tomó una vasija con agua que convirtió en una bebida que revitalizó los guerreros por completo que fascinados se arrodillaron ante ella prometiéndole una fidelidad eterna, para comenzar el viaje de regreso.