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La Pulga Erótica por Suika-chan

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Notas del capitulo:

 

Uff... una vez más aquí escribiendo la continuación de tan extraña historia xD, sé que Annissina está un poco loca pero créanme que la entiendo (por aquí más de uno me dice lo mismo snif snif) pero ahora sí, vamos a continuar!! Gracias a todos aquellos que se tomaron la molestia de escribirme algo wiii soy tan feliz leyendo sus comentarios y apoyo xD todo sea por que aumente el numero de historias de esta grandiosa serie ¡Vamos gente, promocionemos!

Por la temática de las parejas... creo que ya saben cual es mi decisión en lo que trata a Yuuri y a Wolfram xD así que me quedaré con lo que la mayoría me pide... algún otra aclaración? No, no lo creo, tan sólo espero que les guste este otro capi. Ya nos leemos más abajo, espero.

 

Se sentía de lo peor ¿Qué podía hacer? Aquello que había visto lo había dejado perplejo, y ahora su gran pregunta era ¿A quién acudir para contarle y que lo aconsejara?

Tenía una estrecha relación con Conrad pero ello no significaba que le dijese todo, bueno, la gran mayoría sí ¡Pero esto era diferente! Sobretodo porque se trataba de su hermano menor.

Estaba solo, o al menos eso sentía.

¿Cómo iba a ver a Wolfram a la cara después de esto? Suspiró para dirigirse a los jardines donde recordaba haber visto una pileta en el medio. Debía volver a su mundo, por su bien y el de cierto chico.

Wolfram estaba mucho más calmado pero, aún así, algo le preocupaba ¿Qué demonios le sucedía? Se recostó en la cama donde cada noche la pasaba con el joven rey para descansar y ordenar sus ideas.

Era extraño, muy extraño.

Se sentía acalorado y su cuerpo actuaba por voluntad propia. No podía pensar claro. Y lo peor, cada uno de sus sentimientos estaba a flor de piel.

Giró para recostarse sobre su hombro derecho mirando fijamente la ventana; sol radiante y brisa suave, un excelente día para pasear con Yuuri aprovechando la ausencia de la pequeña Greta. Aún así, sabía que no podía salir con ese desorden hormonal. Maldijo por lo bajo cuanto quiso ¡Ese debía ser el peor de sus días!

Volvió a virar, no quería seguir pensando en aquello. Lo que antes lo hacía sentirse triste ahora lo deprimía de sobremanera y no tenía control sobre sus emociones. Suspiró pesadamente para tapar sus ojos con unos de sus brazos y tratar de descansar.

Solo. Estaba solo.

Era una de las pocas veces que se acostaba en la cama sin Yuuri. Observó el espacio vacío que ocupara normalmente su prometido recordando cada noche juntos cuando una pregunta se formuló en su mente ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo con el maou? Ya más de año y medio y aún así nunca habían llegado a nada. Bueno, roces y cosas parecidas pero nada más, nada serio.

Se incorporó de pronto sonrojándose por otro de sus pensamiento ¿Será que... tanto tiempo con el moreno había despertado su lívido?

Eso era. Eso tenía que ser.

Se incorporó al tiempo que pasaba sus finos dedos peinando sus cabellos. Tanto tiempo de abstinencia lo tenía así ¡Claro, al fin daba con el clavo! Y la solución era... ¿Saciar sus deseos sexuales?

Se volvió a sonrojar ¡En qué pensaba! Debía haber otra solución, una más práctica y menos vergonzosa.

Ya no quedaba más de quince minutos para el almuerzo, era mejor lavarse la cara y arreglarse un poco para ir al encuentro de su problema, léase Yuuri. Debía erradicarlo y si sus sospechas eran correctas, tal vez un simple beso apacigüe sus ansias... era eso mientras pensaba en medidas futuras, tal vez algo más drástico ayude.

Miró su reloj, quince minutos para el almuerzo. Había estado jugando con el agua del estanque pero nada, Shinou no lo quería llevar de vuelta a su mundo.

El joven suspiró pesadamente para levantarse y arreglarse las ropas, debía actuar normal con el rubio, aunque se daría su tiempo para volver a mirarlo a la cara.

Caminó en dirección al castillo cuando se topó con cierta persona que tanta felicidad le traía.

-Su majestad- dijo un castaño sonriendo. Yuuri correspondió el saludo con el mismo gesto -Es extraño verlo tan solo- comentó el mismo no sin antes invitar al menor a continuar con su camino.

-Nada de eso, quería tomar un poco de aire, por eso salí-

-Cuanto gusto me da eso, no me gustaría verlo estresado-

-¿Estrés? No creo que sea eso-

-¿Y entonces qué cree que lo tenga así?-

-Pues... no tengo la menor idea-

La plática siguió amena, Conrad parecía haber estado esperándolo un buen tiempo en la mañana luego de que desapareciera con Wolfram pero como no volvía, regresó con sus tropas para organizar una que otra cosa.

-Disculpe pero ¿Puedo preguntarle algo personal?- Yuuri dudó para luego asentir moviendo la cabeza -Es sobre mi hermano menor ¿Ya aclararon su mal entendido?-

El moreno palideció ¿Por qué de tantas preguntas que podía formular tenía que ser justo esa? Enrojeció casi por reflejo agachando la cabeza, gesto que no pasó desapercibido por el buen ojo del castaño.

-Pues...-titubeó el rey tratando de esconder su rostro -Intentamos hablar pero... preferimos aplazar la conversación, tal vez después, en otro lugar-

El mayor no pudo evitar emitir una leve risita, Yuuri sin duda era un chico muy tímido para estos casos. Por las palabras del menor, pareciese como si incluso le temiera al rubio y, recordando los sucesos precedentes, a lo mejor su hermano continuaba molesto y de cierta forma lo comprendía ¿Quién fuese tan valiente y osado para enfrentarse a un Wolfram enervado? Sin duda en estos casos ni las palabras eran aliadas porque simplemente el joven mazoku se negaba a escucharlas.

Pobre Yuuri, se compadecía de él y se acoplaba en su pesar; debía sentirse realmente mal para llegar al punto de bajar la cabeza de tal forma. Comprendía su preocupación, su miedo e incluso el dolor que sentía; y no dudaría en brindarle su apoyo incondicional.

Muy poco faltaba para que los habitantes del castillo llegasen. Debía apurarse si no quería ser descubierta, y claro que no quería que la vieran ya que sabía que si alguien se enteraba de lo que tramaba, iban a reprender por meterse en asuntos que no le concernían. Aún así estaba dispuesta a continuar, por su bien y; según ella, de todo el reino.

Ya estaba en el comedor y la última sirvienta que quedaba terminaba de ordenar la mesa para dirigirse al comedor. Tenía que ser cautelosa. Caminó sobre las puntitas de sus pies para no hacer ruido y examinar la mesa ¡Genial, los vasos estaban puestos! Esto le simplificaba la tarea. Los tomó y aunque no llevasen líquido alguno, los llenó con lo que encontró en una jarra puesta a un extremo de la mesa. El tiempo continuaba corriendo y ya oía los pasos de alguien aproximándose ¡No, ¿Por qué ahora?! Presurosa, la pelirroja sacó una botella de su bolsillo y se dirigió al lugar que todos los días ocupaba el rey. Echó aquella sustancia en el vaso para mover el contenido rápidamente cuando las bisagras de la puerta chirriaron al abrirse.

Estaba perdida.

Miró a todos lados buscando un lugar dónde esconderse ¿Por qué tal lugar tenía que ser tan amplio? No lo pensó más y de un impulso se metió debajo de la mesa. Escuchó voces que reconoció casi de inmediato, sin duda eran Conrad y Yuuri que llegaban juntos cómo de costumbre. Agradeció que el mantel que cubría la mesa fuese tan largo, de esa forma no sería descubierta y buscaría un momento de descuido para salir ¡Claro, eso era lo mejor! Y luego aparentaría que nada pasaba.

Estaba tranquila, si su primer invento había muerto a manos de Gwendal, crearía un segundo pero eso llevaría tiempo del que no disponía. Por ahora se conformaba con éste improvisado plan, ya pensaría después que hacer.

Sonrió triunfante mirando la pequeña botella que aún llevaba en manos, "Viagra", tenía escrito en la parte frontal. Recordó como se coló en la habitación de Gisela alegando que tenía un dolor fuerte en el estómago para robarse tal objeto, sonrió para sí y, mirando por una ranura que tenía la tela, observaba atenta cada movimiento de los chicos. Yuuri caería, estaba segura.

Ambos jóvenes continuaron hablando de cosas triviales de la vida, era genial poder confiar tanto en una persona, de verdad agradecía con todo su corazón que el castaño siempre estuviese presto para escucharlo y aconsejarlo, aunque meditaría un poco más si era correcto contarle lo sucedido con su hermano menor.

Estaba feliz, muy feliz.

Pero como todo momento hermoso, éste también se vio interrumpido por cierto rubio que entró dando un portazo que retumbó como eco en los oídos de los presentes.

Ambos giraron para ver al recién llegado, tal entrada si que los había tomado por sorpresa. Analizando las facciones del soldado, notaron que éste parecía enojado ¿Qué le pasaba ahora? Nadie lo sabía. Vieron como a pasos firmes avanzó hasta detenerse frente al rey ¿Una nueva pelea? Pues era lo más seguro.

Allí estaba, su prometido junto a su hermano ¡Ése traidor! Ya habían discutido en la mañana por lo mismo y Yuuri parecía no querer corregir su error ¡Estaba furioso! Si no entendía por las buenas, ya lo haría comprender de otra forma.

No quería sufrir más ¡Estaba harto! Ya vería ese enclenque de lo que Wolfram Von Bielefelt era capaz de hacer.

-Wolf...- dijo el rey agachando la cabeza, aún recordaba el hecho pasado y sentía vergüenza.

Conrad vio la escena ¡Pobre Yuuri! Debe de sentirse tan arrepentido por no aclarar el malentendido con su prometido que hasta se avergonzaba de sí mismo.

-¡Traidor, nunca aprendes de tus errores!- agregó el rubio pero el moreno no respondía -¡Es la segunda vez en un día! ¡¿Y osas engañarme con Weller?!- continuó señalando al ya mencionado.

-No Wolfram- intervino el castaño -Lo has entendido mal-

-¡Lo veo con mis propios ojos, no soy ciego!-

-No es lo que crees- agregó Conrad -Déjanos explicártelo-

-¿Y oír más mentiras? No gracias-

La cólera le ganaba y sus emociones estaban descontrolándolo, quería calmarse pero le era imposible ¿Es que Yuuri lo consideraba tan poca cosa? No, eso no, no se dejaría vencer por su propio hermano. Fue aquí cuando una buena idea se le ocurrió. Una pícara sonrisa se forjó en su rostro mientras miraba al moreno retántemente.

-¿Es verdad que no tienes absolutamente nada con mi hermano?- preguntó nuevamente el rubio.

-¡Nada!- respondió Yuuri saliendo de su mudismo.

-Entonces, si tanto niegas tener relación alguna con él- señala al acusado -Dame un beso-

-¿Un beso?- repitieron al unísono ambos chicos al tiempo que abrían los ojos de la sorpresa.

-Frente a él- agregó aún apuntándolo con el dedo -¡Quiero que nos vea! ¡Para que sepa que lo nuestro va en serio y que no podrá separarnos jamás!-

Bingo, mataría dos pájaros de un tiro. Primero, alejaría a Weller de su prometido y segundo, solucionaría su problema hormonal. Genial ¡Era lo mejor que se le había ocurrido en años! Esperó a que el otro actuara pero no parecía reaccionar.

Yuuri palideció ¿Un beso? No, no ahora. Intentó negarse pero el rubio estaba decidido, lo veía en su mirada esmeralda que aún permanecía fruncida. Además si se negaba lo más seguro era que el soldado creyese que tenía algo con Conrad ¡Era simplemente imposible!

-¡Rápido, el resto no tardará en llegar!- apresuraba el rubio. Sin darle tiempo a reaccionar, Wolfram empujó levemente al castaño para acercarse aún más al moreno.

Tomó su rostro para encararlo y vio como el otro esquivaba su mirada y se sonrojaba. Cogió las manos del rey con las suyas y delicadamente las colocó sobre su cintura, rodeándolo.

Yuuri se sobresaltó y miró al rubio fijamente. Wolfram pasó sus brazos alrededor del cuello del rey y lentamente se acercó cerrando los ojos en el trayecto.

Sintió que algo aprisionaba su boca, sin duda eran los labios del soldado.

Eran cálidos, muy cálidos.

Leves movimientos de parte del rubio aparecieron pero él no sabía cómo reaccionar. Intentó retroceder pero no podía ¡¿Cómo habían llegado sus manos ahí?!

El rubio intentó profundizar el beso pero el moreno no se lo permitía ¿Por qué demonios mantenía la boca cerrada? ¡Sí que era enclenque y tonto! Necesitaba continuar, lo sentía, así que otra idea cruzó por su mente.

Retiró sus brazos del cuello del rey y los dirigió a su propia cintura. Tomó nuevamente los brazos del maou para esta vez hacerlos descender. Si esto no lo sobresaltaba, nada lo haría.

Yuuri estaba en shock ¿Qué debía hacer? Hace mucho que no reaccionaba y su cuerpo permanecía rígido. Intentó relajarse cuando sintió que sus manos descendían ¿A dónde las guiaban? No quería descubrirlo tampoco, así que en un rápido movimiento de defensa se soltó del mazoku bajándolas aún más y presionando cierta parte que no le hizo mucha gracia a cierto rubio.

Se separaron totalmente sonrojados, ese debilucho, jamás pensó que hiciese eso. Estaba a punto de gritarle a su antojo cuando la puerta se abrió dejando entrar a Gwendal y Günther.

El moreno casi corrió en dirección a la mesa para no ser malinterpretado y esperó en silencio la comida. Wolfram lo siguió haciendo lo mismo, ambos aún colorados por el bochornoso incidente.

Los recién llegados los vieron en silencio ¿Qué habría sucedido? Y Conrad que los miraba desde la distancia sumido en sus pensamientos. El ambiente era tenso y tétricamente silencioso. Bueno, sólo quedaba esperar a Annissina para poder comenzar a comer, era extraño que se demorase tanto ¿Dónde se había metido?

Como la inventora jamás hizo acto de presencia, decidieron comenzar sin ella, lo más seguro era que tenía algo importante que hacer para ausentarse pero ya la interrogarían.

El almuerzo continuó tranquilo. Cada uno estaba concentrado en sus propios asuntos y difícilmente hablaban. Entre ellos, cierto soldado rubio luchaba por sobreponerse a sus instintos. Su plato permanecía intacto, y es que la verdad no tenía hambre ¿Y cómo tenerla con semejante problema que renacía con cada acercamiento al moreno? Así era, nuevamente cierta parte de su cuerpo se le descontrolaba y era horrendamente vergonzoso.

Por otro lado, cierta pelirroja inventora aún permanecía escondida, y es que cuando se disponía a salir entró cierto rubio reclamando infidelidades y demás. Estaba cansada, hace mucho que permanecía ahí casi inmóvil y, por si fuese poco, el olor de la comida le abría el apetito.

Intentó pensar en otra cosa ¡Claro, concentraría su mente buscando otro nuevo escondite donde le fuese más fácil escapar! Indagó con la mirada todo lo que pudo cuando notó otra cosa.

Wolfram, el soldado mazoku quien comía hoy sin reclamos, de rato en rato se acercaba más a la mesa dando leves brincos en su sitio casi imperceptibles al tiempo que movía curiosamente sus piernas dirigiéndose a la ranura que en mantel tenía.

Agudizó más la vista, y para su suerte, el rubio cubrió su panorama ¿Por qué Wolfram hacía eso? Más parecía como si no quisiera que nada lo tocara ¿Acaso escondía algo? Y si lo hacía ¿Por qué no quería que nadie lo viera?

Continuó mirando cuando el chico volvió a abrir las piernas. Lo vio, palideció y se asustó. Ahí, justo frente a ella, el soldado tenía una erección y parecía cómo si no la pudiera controlar ¡Por Shinou, quería salir lo más pronto posible!

Intentó calmarse pero le fue en vano, sólo quedaba esperar a que el almuerzo terminase para salir corriendo ¡Coraje Annissina!, sólo eso podía decirse.

Ya no lo soportaba. Se limpio la boca con la servilleta para levantarse de la mesa seguido de las atentas miradas de los presentes.

-Aún no termina el almuerzo Wolfram- pronunció Gwendal calmadamente y es que había notado a su hermano un poco raro, algo había pasado con el joven rey, estaba seguro.

-No tengo apetito. Voy a mi alcoba. Con su permiso- respondió saliendo rápidamente del salón. Los restantes continuaron comiendo sin darle tanta importancia al comportamiento del rubio, excepto por cierto chico que de un sorbo terminó con su bebida y aceleraba en cada bocado para ir a su encuentro.

Llegó a la habitación real ¡Por fin, qué alivio sentía! Cerró la puerta cuidadosamente para comenzar a desvestirse dejando la ropa tirada en el piso.

Aún llevaba su ropa interior cuando abrió su gran armario para sacar una pequeña toalla la cual remplazó la última prenda que llevaba. Un baño era lo mejor en esos momentos, lo sabía muy bien. Ya era la segunda vez que su problema se presentaba en ese día y no estaba dispuesto a solucionarlo de la misma forma ¡No señor, otra vez no!

Quería relajarse y pensar claro, organizar sus ideas y comenzar a tomar decisiones. Caminó en dirección al baño, que estaba conectado al dormitorio por una puerta de madera, y la abrió. Dio unos cuantos pasos más para instalarse en la mini-sauna incorporada pasos más adelante. Retiró su toalla y entró.

El agua estaba tibia y el vapor que emanaba abría sus poros relajándolo. Se apoyo contra el muro más cercano cerrando los ojos para pensar ¿Por qué después del beso no culminaba su más grande inquietud? Aún lo veía, a través del agua cristalina, aquella parte rebelde que ya no controlaba.

Suspiró pesadamente ¿Desde cuándo Yuuri influía de es forma en su vida y en su ser? Odiaba tener que admitirlo pero lo amaba con locura, la prueba más clara era el estado en el que se encontraba ¡Y ese beso! ¡Oh no, Su primer beso! Al menos había dado el primer paso en su relación, eso lo alegraba de sobremanera ¡Pero ese enclenque había osado tocarlo! Y aunque no lo molestaba del todo... ¡Fue sin su consentimiento! Además, así hubiese tan sólo rozado con él ¡Debía terminar lo que comenzaba, eso era más que lógico!

Yuuri era miedoso, sabía muy bien que nunca pagaba por las consecuencias de sus actos pero esta vez le enseñaría que nadie jugaba con él, Wolfram Von Bielefelt ¿Cómo? Simple, lo seduciría al punto que el moreno lo desease con pasión y desmesura.

Ya no le importaba nada, si no podía con su problema, se le uniría a su causa. Salió de la bañera feliz cogiendo su toalla, por primera vez en mucho tiempo estaba contento por sus propias decisiones.

Entró en la habitación viendo todas aquellas prendas en el suelo ¿Qué había pasado? ¿Un arranque de parte del rubio? ¿Una forma de desquitarse con él? ¿Un nuevo hobbie?

Escuchó leves movimientos provenientes del baño ¿Sería Wolfram? Claro, estaba más que seguro. Se aproximó a la puerta inconscientemente ¿Qué estaría haciendo? La última vez que lo vio ahí se topó con cosas que prefería olvidar; sin embargo, por alguna extraña razón, no quería apartarse de la puerta.

Acomodó su oído derecho en la entrada ¿Haría lo mismo? Lo dudaba, el rubio no era tan tonto como para caer en el mismo error dos veces pero... la curiosidad le ganaba, quería escuchar los gemidos del soldado clamando su nombre y por extraño que pareciese, los buscaba a través de las delgadas paredes.

Silencio.

Quería entrar, algo dentro de sí le decía que se olvidase de todo, abriese esa puerta e hiciese todo lo que imaginaba en esos momentos pero por otro lado estaba su consciencia y la cordura. Agitó la cabeza intentando alejar aquellos malos pensamientos pero le era imposible ¿Desde cuándo se había convertido en un pervertido? No lo era, estaba seguro, tan sólo... era curiosidad digna de la edad ¡Eso tenía que ser, estaba seguro! Fue cuando entre tanto silencio escuchó el reconocible sonido de las bisagras abriéndose seguido de la cara no muy contenta del rubio.

Yuuri retrocedió, la imagen frente a él no lo dejaba pensar claro y era porque el soldado mazoku estaba tan sólo cubierto por una pequeña toalla. La visión era simplemente hermosa, ni siquiera podía articular palabra alguna para describir los diferentes sentimientos que en ese momento dominaban su ser.

Su dorso descubierto, sus finas piernas, su bien tallado pecho, su nívea piel ¡Por Shinou, era el retrato del pecado! Tan indefenso ahí parado mirándolo fijamente a los ojos con el cabello pegado a la frente y el cuerpo perlado con las gotas que recorrían todo su cuerpo para perderse en el piso.

-¿Qué hacías?- preguntó Wolfram tranquilo, aún estaba molesto por lo de antes. El moreno agachó la cabeza en señal de arrepentimiento, simplemente no tenía excusa -¿Me estabas espiando?- preguntó el rubio frunciendo el ceño pero aún así no hubo respuesta -¡Responde maldita sea!-

Su corazón palpitaba rápidamente y su mente permanecía en blanco ¿Cómo explicarle que quería poner sus manos sobre tan frágil cuerpo para hacer realidad varias de sus fantasías? No lo creía, no conociéndose tan bien como se conocía. Wolfram dio un par de pasos para estar más cerca del moreno quien estaba visiblemente nervioso y sudaba frío.

-¿Qué pretendías enclenque, ¡Vamos, ya dime!?-

Notas finales:  

Notas finales del capítulo:

Bueno, un capítulo más en la historia xD y... aunque en un principio pensé que sería un One-shot, parece que se alargará un tanto, aunque la verdad ni yo misma lo sé. Éste capítulo fue improvisado, sinceramente, ni siquiera estaba en mis planes hacerlo pero las circunstancias de la vida (y los errores de uno) me jugaron una mala pasada ¡¿Por qué Kami-sama?!

Ejem, cambiando de tema hay algo que me gustaría preguntarles ¿Qué fue lo que pensaron cuando leyeron el título de esta historia? Me refiero por lo de la "Pulga Erótica", un título bastante extraño hihi ¿Cuál creyeron que era el trama? Bueno, y ahora ¡Un Bonus! Léanlo!

Bonus:

En el gran comedor del castillo, dos jóvenes comían tranquilamente. Era muy raro que todos se hayan ido ¿Qué sucedía? No tenían la menor idea.

Se miraban de reojo para luego suspirar y continuar con cada bocado, y es que era molesto que los dejaran de lado tan olímpicamente como lo habían hecho; primero Wolfram, luego Yuuri y por último Conrad.

Algo pasaba, ése trío ocultaba quien sabe qué y no querían que se enterase nadie.

Gwendal se levantó para intentar salir del salón cuando sintió que alguien lo cogía por la manga.

-¿También te vas?-preguntó Günther casi corriendo para detenerlo. El mayor volvió a tomar asiento para bufar molesto, sabía que el otro odiaba comer solo, así que tendría que esperarlo para evitar que más tarde lo molestase.

El de cabellos lavanda continuó ingiriendo sus alimentos cuando recordó a cierta persona.

-Annissina nunca vino ¿No te parece extraño?- preguntó en pelilargo.

-Es extraño- afirmó el moreno mirando fugazmente la puerta.

-¿Dónde crees que esté?-

-En cualquier lugar trabajando en alguno de sus inventos-

Se quedaron en silencio un momento, todo estaba demasiado tranquilo; como antes de que el nuevo rey llevase. Era tétrico.

-¿La esperamos?- preguntó Günther mirando fijamente al otro, quién luego de meditarlo algunos segundos, terminó aceptando con un leve movimiento de la cabeza.

-No seria caballeroso de nuestra parte dejarla sola- respondió por fin.

Por otro lado, cierta pelirroja casi gritó al escuchar tal respuesta de parte de su amigo de infancia. Estaba agradecida de que se preocupase por ella, pero en esta situación, lo último que quería era que permanecieran ahí "esperándola", como ellos decían ¡Por el simple hecho que aún se encontraba debajo de la mesa escondida!

Se secó las lágrimas que corrían por sus mejillas ¿Por qué tan buenas intenciones cómo las suyas tenían que terminar así? Sólo le quedaba esperar, estaba cansada y hambrienta pero no podía hacer nada ¡Al menos esperaba que su plan diese frutos productivos!

Notas finales del capítulo:

Pobre Annissina xD No se preocupen, ya saldrá jojo. Y por Conrad, pues su perspicacia esta vez está fallando. Ambos intenta ayudar y son más los problemas que traen que otra cosa xD. Bueno, si no les satisface este capítulo, les prometo que en el siguiente irá mejor. Les adelantaría cosas pero... :p prefiero que se queden con la duda.

Bueno... hasta la próxima!! Déjenme reviews para ver si continuamos con esta pesadilla. Se acepta de todo, sobretodo si son ideas para el fic!! Por lo de responder reviews... no lo sé, es mi primera vez ¿Les apetece que lo haga en las notas finales? Ya veremos, se despide...

Suika-chan


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