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Eternal Dream por Seiketo Nayset

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Notas del capitulo:

Capítulo 1: Estado de Sitio.

Disclaimer: FMA es de su(s) respectivo(s) dueño(s)(a). Este artículo ficticio no tiene fines de lucro, sólo de libertad de pensamientos.

Solo. Tristes y cristalinas lágrimas corrían por sus mejillas. Cerró sus ojos con fuerza para suprimirlas, evitarlas. Abrazaba y hundía su cabeza en la almohada. Su cabello suelto desparramado le daba un aspecto algo extraño. Ahogó suspiros y sollozos, con el único fin de hacer más trágica su catarsis.

 

Pensaba en todo lo que sufría, en todo el peso de las responsabilidades que normalmente un chico de su edad no tendría jamás. Cargaba una cruz demasiada pesada. Aún así, su pensamiento hasta ahí era egoísta; la armadura a escasos metros de él, separada por una muralla, debía sufrir mucho más; llorar el alma, rasga el espíritu. ‘Alabada sea la muralla’ pensó. Ya estaría siendo fuertemente interrogado si no fuese por ella. Forjó levemente una sonrisa en la comisura de sus labios; feliz. Le agradaba esa preocupación por parte de Al, le hacía sentir ser “alguien”, además de la siempre sensación de ser querido.

 

Podría ser algo más

 

No sabía en cambio cuan ciertas eran sus últimos pensamientos, antes de caer en un profundo sueño.

 

XXXXXX

 

- ¡Al! ¡Baja en este preciso momento o llegarás tarde! – Gritó desde su cómodo asiento mientras seguía sirviéndose su café. Cafeína en la mañana era una de las pocas cosas que lograba mantenerlo despierto.

 

- ¡Nii-san! ¡Debiste despertarme cuando te levantaste! – Se escuchó una voz desde la planta alta de la casa, mientras unos pasos rápidos bajaban por la escala - ¡Sabías que hoy tenía examen y llegaré tarde! – Apareció en el marco de la puerta y lo observó atentamente. Usaba el traje típico de estudiante, a excepción por la chaqueta que era la de él; su chaqueta de Alquimista. Esa melena castaña amarrada sutilmente en forma de coleta, sedosa y con aroma exquisito. ¡Lo volvía loco! Esa es la otra cosa que siempre lo despierta.

 

- Lo siento, pero te veías tan apacible durmiendo – Un leve tinte rosa marcó sus mejillas. Bajó su cabeza en signo de denotar su error. – No fue mi intención, Al. – Se paró rápidamente de su asiento, acabó su café y caminó en dirección a su hermano - ¿Me perdonas? – Lo miró tan inocente, como si volviese a tener 5 años y tratara de evitar un regaño.

 

Sintió unos brazos pasar por su cuello y sintió la cálida respiración en su cara. – Tonto, no podría enojarme contigo por mucho que quisiese – Unos tibios labios se posaron en su boca, depositando un juguetón y tierno beso. – Ahora, ¿Me llevas a la escuela? Aún me quedan 10 minutos para llegar – No podía negarse. Era imposible negarse ante sus palabras.

 

Vivían alejados de Ciudad Central. Su hermano, luego de ser aceptado como Alquimista Estatal, debía terminar sus estudios de niño normal, por lo que consiguió que el Führer le dejara en paz mientras esto sucedía. Sabía que su paz no sería eterna, después de todo, eran simples máquinas del estado al servicio de ellos.

 

Arrancó el coche, mientras Alphonse se subía a éste. Lo observó detalladamente, había cambiado mucho; más alto, más robusto, más guapo… Pero seguía siendo demasiado inocente. Tal vez era una buena cualidad, no podía saberlo.

 

- Deja de mirarme y apresúrate, me pones nervioso cuando me miras con esa cara – Un tono carmesí amenazaba el color de su rostro. Ya no recordaba cuando ni como sucedió, sólo tiene grabado lúcidamente cuando se comprometió con su hermano.

 

Un pequeño destello en la mano de Al lo sacó de su trance, resonando esa frase a la vez en su mente “Yo…igual…te amo, Edward” ¡Fue y sigue siendo la persona más feliz del mundo!

 

– ¿No te molesta usar el anillo Al? – Sabía que ese pequeño objeto lo mantenía atado al mundo, pero no era necesario usarlo en la mano, ni menos en ese dedo. Debía saber si no le incomodaba. La curiosidad a veces le mata. – Sabes que podrías usarlo como un collar, o llevarlo en tu bolsillo – No se había dado cuenta cómo ni cuando, pero ya iba camino a la escuela a dejar a Al.

 

- Por algo estamos juntos hermano, ¿O a caso no te gusta? – Levantó su mano izquierda, mostrando su dedo anular. Una sonrisa inundaba su rostro. De verdad, estaba enamorado de ese chiquillo. – Además, es muy útil – Le cerró un ojo, un guiño, mostrando su lengua, en señal de mueca infantil.

 

-¡Claro que me gusta! El problema es que yo no puedo tener uno porque la milicia me lo impide- explicó, calmadamente – hemos llegado, Al – Se estacionó en el frontis de la gran escuela. En realidad, era una de las mejores. Agradecía pudiese pagar eso por su hermano, y mucho más. – No olvides llegar temprano, o me muero de hambre – rió levemente, llevando una de sus manos a su estómago, demostrando que se refería a la cena.

 

- Si, si. – Respondió suavemente su hermano – Haré algo delicioso cuando vuelva, sólo compra algunas cosas para la cena, yo me encargo – Se bajó del coche, mientras seguía mirándome – Nada más cuídate, y llega en una pieza a casa – Su hermano sabía como complacerlo con esa inmensa sonrisa y con una voz bastante armoniosa.

 

- Claro Al – Lo vio alejarse. Dio marcha nuevamente al vehículo, con dirección a casa. Debía revisar el correo diario, ya que sabía por presentimiento, al igual que su amado hermano, que Central le envió otra misión.

 

Mientras él seguía absorto en sus pensamientos, pensando en su día y en lo que le tocaría hacer, no vio unos ojos esmeraldas viéndole desde la azotea de la escuela, llenos de dolor y furia. Algo invadía su ser, como si se sintiese abrumado y contento a la vez. Quizás los planes de los hermanos Elric se verían un poco interrumpidos.

 

XXXXXX

 

Ahí iba de nuevo. Su presentimiento no era erróneo ni mucho menos incorrecto. Una misión. Su objetivo es un sujeto alto, supuestamente 21 años, cabello largo y plateado “Como los ojos de Al” Pensó. Ya había echo las compras camino a casa, para dejar todo listo y así, planeó, estar tranquilo. Poco común era buscar a alguien de tales características en Radeon (1). Era una ciudad maravillosa, llena de vida y júbilo, pero si él era el fenómeno por ser rubio, plateado era peor.

 

- Maldito Mustang, sabes muy bien que no tengo paciencia, y menos para buscar a alguien que ‘supuestamente’ constituye un peligro para la soberanía militar y ‘algo más’ – Maldecía al Coronel mientras caminaba por la plaza central de la ciudad, mirando a la gente pasar y reír – Quiero a Al – resopló, resignado, inclinando su cabeza. No soportaba la soledad. Rápidamente se giró en 180 grados, mirando la entrada principal de un edificio – Quién iba a pensar que eras tú el que miró a Al de esa manera en la escuela. – Se acercó violentamente a su objetivo, contemplando algo desconcertante.

 

¡Su objetivo tenía con suerte 17 años! ¡Es un niño! No se dio cuenta, pero comenzó a disminuir la rapidez, hasta llegar al punto de volver a caminar, lentamente hacia el mocoso. Usaba una chaqueta grisácea, con ligeros adornos verdes en los brazos, unos pantalones holgados y esa cabellera plata lacia y suelta se movía con el aire circulante.- ¿Quién eres?- Se posó suavemente delante del niño. Aunque fuese bastante alto, su mirada no mostraba más que ingenuidad y un desconcertante asombro al verlo a él. -¿Qué buscan los militares de ti, chiquillo? – No sabía como reaccionar. Sus piernas le flaqueaban inconcientemente, con ganas de desplomarse.

 

- Tú eres Edward Elric, ¿el Alquimista de Acero? Se suponía eras más bajito. Has crecido algo, pero sigues siendo un enano – Desconcertante. El mocoso lo trató de enano y no estaba Al para detenerle en la paliza que le iba a dar. En un impulso de rabia levantó rápidamente su brazo, pero una mano detuvo el movimiento de su brazo – No lo intentes Edward, no me tomes a la ligera por mi apariencia – Sus ojos habían cambiado radicalmente, mostraban ira y dolor – No será la primera ni la última vez que me veas… Te recomiendo vigiles un poco mejor a tu querido hermano. Te aseguro no seré compasivo con él – Dicho esto, el sujeto desapareció en el aire.

 

- Mustang – comentó al aire, mientras comenzaba a caminar – Me deberás una grandísima explicación – Sus pies le llevaban a paso ligero hacia la escuela de Al, nuevamente.

 

XXXXXX

 

Corría apresuradamente por los vacíos y solitarios pasillos, maldiciendo a su hermano mentalmente ‘¡Esta me la pagas, Edo!’ repetía constantemente en sus pensamientos, hasta llegar a su aula – Llegué – Musitó, agitado, tratando de recobrar el aliento. Llamó a la puerta levemente, recibiendo por respuesta un “Adelante” demasiado familiar.

 

- Buenos días señor Alphonse Elric – Un militar se cuadraba frente a él, quien no hacía más que mirar con cara de estupefacción y total asombro a quienes vio en el aula (N. de A.: Similar a esto “._.”). La teniente Ross era quien le saludaba tan formalmente. Observó quienes más estaban, encontrándose a Roy Mustang y a Riza Hawkeye frente a todos sus compañeros de clases, quienes estaban con peor cara que Alphonse al ver a los militares, en especial al Coronel mostrando su reloj de Alquimista.

 

- ¿¡Se puede saber que diablos hacen en MI escuela, interrumpiendo las clases de MIS profesores y con más de un ejército completo rodeando MI establecimiento!? – Entró rápidamente la directora de la escuela, con un rostro totalmente desfigurado a causa de su ira. Era realmente gracioso verla en ese estado – Y joven Alphonse, usted debería tratar de no traer a sus peligrosos amigos militares a este lugar – Lo miró con cara de odio, pero él no tenía culpa alguna.

 

- Lamento todos los inconvenientes directora, pero tenemos órdenes directas del Führer de tomar el control de la escuela y poner a salvo al señor Elric y a los alumnos de toda la escuela – Hawkeye se había acercado hacia él y le dirigió una mirada triste – Discúlpanos Alphonse, pero no hay ninguna otra opción para poder mantenerte a salvo – Finalizó, mientras miraba a la Directora – Queda usted destituida de su cargo hasta nuevo aviso. El General de Brigada Roy Mustang tomará su cargo hasta que finalicen todos los problemas. – Terminó, saliendo del aula, dejando a la directora sin alma.

 

- Tu hermano debe venir en camino ya, Alphonse, así que te recomiendo tomes asiento mientras explico lo que sucedió - ¡Por fin alguien le explicaría que diablos estaba pasando! – Pero, debes dejarme tu reloj y el anillo – Extendió la mano, esperando dejaran esos objetos en su mano – No tenemos mucho tiempo, así que por favor hagamos esto rápido – Escupió la cortesía de su frase, a sabiendas que no debía porque hacerlo.

 

- El anillo me lo quedo, órdenes del Führer – comentó pausadamente, mientras tomaba asiento en su respectivo sitio – Ahora, más les vale tener una buena excusa para todo este ajetreo o los saco a patadas a todos y cada uno de ustedes – mirada fulminante al General – ¡Oh! Si, el reloj lo tiene Ed – dejó su bolso a un lado, apoyando su espalda en el respaldo de la silla mientras sentía las miradas de todos sus compañeros y compañeras.

 

- Bien – Comenzó Mustang, caminando alrededor del salón – Se declara estado de sitio a toda la ciudad de Radeon. El ejército toma control de todas las vías de acceso a la ciudad. Se le prohíbe a todos salir de la ciudad hasta finalizada la misión – Se acercó a la puerta, abriéndola lentamente – Desde ahora, se enseñará alquimia en este establecimiento. Los hermanos Elric serán los profesores, incluyendo a otros Alquimistas Nacionales que llegarán dentro de unas horas – dicho todo, cerró la puerta tras él y dejó a la teniente Ross sola, quien debía aclarar algunas cuentas dudas de todos los estudiantes que no salían de su asombro.

 

XXXXXX

 

- Será un gran reto para nosotros, Yarik – Un sujeto cubierto de pies a cabeza conversaban a escasos metros de la escuela, refugiados por las sombras de algunos árboles circundantes al lugar – Demasiada seguridad para un par de hermanos, ¿No crees? – Sonrió maliciosamente, pasando suavemente su lengua por los labios, saboreando su sonrisa.

 

- No digas tonterías, sólo son humanos con armas – Yarik observaba detenidamente cada movimiento de los militares – El mayor se acerca, tendremos que retirarnos-

 

Ambas sombras dibujaron un círculo en la tierra, tocándolo suavemente, para luego desaparecer como polvo en el viento.

Notas finales:

(1) Radeon: Ciudad ficticia, creada por este sumiso autor. La idea fue extraída del elemento químico de similar nombre… Es una ciudad al Sureste de Central.

 

Bueno, este capítulo me salió un poco más largo de lo que tenía planeado, pero aún así me gustó… No se si a uds., pero en fin, el segundo capítulo viene más explicativo. Quizás si lo piensan, sabrán que podría pasar. Hago algunas aclaraciones: Soy seguidor del manga, por lo cual hay ciertos acontecimientos dispares con el anime. Quizás tome algunos del anime y los introduzca acá, pero la mayor parte tiene trama del manga. Por ejemplo, la diferencia entre la muerte de los padres de Winry es ¡EXORBITANTE!

Que tengan buen día... O Buenas noches, depende a que hora lean.


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