Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Like a feather por Kitana

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

--- Cariñito... odio que no atiendas a lo que te digo. --- siseó Milo al notar que ya no contaba con la atención de Afrodita, su amigo parecía distante. Siguió la mirada de Afrodita para encontrarse con ese soberbio  moreno, era realmente apuesto. Una suave sonrisa se posó en sus labios, con un gesto indefinible, rozó con la punta de su dedo los labios de su amigo. Afrodita pareció reaccionar ante ese contacto. --- Así que es él... ---- susurró mientras le sonreía, Afrodita lo miró y notó en los ojos de su amigo  un brillo extraño. --- Tranquilo, no voy a arruinar el reencuentro. --- dijo en voz muy baja.

-- Milo... yo... --- balbuceó Afrodita al sentir la mirada de Shura sobre él.

--- Sí, sí, lo sientes. --- dijo el griego en voz alta, Afrodita empezaba a disgustarse, ¡Milo estaba disfrutando de aquello!

---Milo...

--- Dime, querido. - dijo el griego, Afrodita se acercó a él.

--- Te estás pasando...

--- Sólo juego, además, mírales la cara. --- dijo ahogando una risa. Shura estaba a unos pasos de ellos. Afrodita no podía concentrarse en nada que no fuera Shura. Para su suerte, el español ni siquiera lo había notado. Shura avanzaba con los ojos fijos en Aioria.

 

Algunas cosas jamás van a cambiar. Pensó Afrodita mientras notaba con molestia el interés que el más joven de los Cavafis seguía despertando en Shura.

--- Quiero bailar. --- dijo Milo. Afrodita pronto se vio arrastrado por Milo, le tomó algunos segundos reaccionar, las acciones de Milo habían hecho que perdiera de vista a Shura.

--- ¡Idiota! ¿Qué te crees que haces? --- dijo el sueco con disgusto.

--- Ya te dije, quiero bailar. --- le respondió Milo como si fuese la cosa más obvia en todo el mundo.

--- ¡Torpe! ¿Ya se te olvidó que yo no sé bailar?

-- Tranquilo, no voy a dejar que hagas el ridículo. Eres mi obra maestra, ¡ya te lo dije! Ahora vamos, que necesito moverme.--- dijo su amigo arrastrándolo a la pista de baile. En medio del tironeo entre ellos, terminaron chocando con alguien. --- Dioses... lo siento, vamos Afrodita, discúlpate tu también. --- dijo Milo con ese tonito de voz que tanto le molestaba a Afrodita.

--- ¿Y por qué demonios tengo que disculparme si todo es tu culpa? --- dijo sin pensar, estaba a punto de continuar con la protesta, pero el escuchar una risa que le resultó tremendamente familiar, le hizo volver los ojos al hombre contra el que habían chocado.

-- Descuida, estoy bien, y no tienen que disculparse, ha sido sólo un accidente.

--- Shura... --- dijo Afrodita con los ojos enormes por la sorpresa. ¡Shura estaba demasiado guapo, más de lo que recordaba!

--- ¿Afrodita? --- preguntó el español entre sorprendido y halagado cuando pudo leer en la tarjeta que pendía del pecho del sueco su nombre.

--- Si...yo... mismo. --- dijo nervioso. Milo estaba a punto de reírse, cosa que ameritó una mirada asesina por parte de Afrodita cuando pudo recuperar el aplomo.

--- ¿No vas a presentarme? --- dijo Milo, Afrodita tomó aquello como una burla de su mejor amigo.

--- Shura, él es Milo, Milo, él es Shura, un viejo amigo. --- dijo el sueco sintiéndose apenado.

--- Un placer. --- dijo el español.

--- El placer es todo mío, seguro que debes tener cientos de anécdotas absurdas y o curiosas de mi buen amigo Afrodita. --- le respondió el griego estrechando su mano. ---  ¿Nos acompañarías? Me temo que Afrodita no es muy sociable. --- añadió mientras su amigo le miraba como si quisiera devorarlo vivo.

---Por supuesto. --- dijo Shura con una sonrisa amable. Milo le hacía gracia, aún estaba sorprendido con el cambio en Afrodita, ¡no se creía que ese hombre tan hermoso fuera el mismo muchachito escuálido al que había conocido!

--- Vamos a nuestra mesa. --- dijo Milo con ese matiz en la voz que le indicaba a quien le conocía bien que estaba presto a ejecutar alguno de sus extraños planes que irremediablemente le llevaban a obtener lo que quería.

 

Afrodita se vio arrastrado a la mesa por Milo, Shura no dejaba de sonreír, mientras que él no podía dejar de mirar a Shura. Le parecía que estaba en una de esas raras pesadillas que le acometían de vez en cuando luego de dejar la preparatoria, sentía ese cosquilleo en el estómago que experimentaba de adolescente cada vez que estaba cerca de Shura.

 

El español le miraba y le dedicaba una que otra sonrisa. Parecía el mismo de siempre, más maduro, más apuesto y varonil, pero sus ojos eran los mismos de antes. Le sonreía, mas la sonrisa huyó de los labios del español al encontrarse con Aioria. Ambos hombres parecieron tensarse por unos instantes, Shura se relajó al instante, Aioria abandonó la mesa, seguido por su hermano.

 

Ni afrodita ni Milo entendieron aquello, pero para ninguno de los dos paso desapercibido el fugaz malhumor de Shura. Milo notó la incomodidad del moreno y abandonó la mesa, Afrodita lo miró de mala manera, pero no le importó.

 

--- Y... ¿qué fue de ti después de la preparatoria? Intenté localizarte, pero me fue imposible, desapareciste. --- dijo Shura cuando se quedaron solos.

--- Mi madre me llevó de vacaciones a Suecia, estuvimos allá dos meses, en cuanto volví comencé con la universidad, y bueno, ahora trabajo en White & Case. --- Shura sonrió, en el fondo, Afrodita seguía siendo el mismo.

--- Tienes una capacidad de síntesis sorprendente, diez años resumidos en unas cuantas frases. --- dijo el español sonriendo.

--- Supongo que eso es una cualidad...

--- Lo es, aunque me gustaría conocer los detalles.

---No hay mucho que decir, me dedique a la universidad, ahora vivo prácticamente en mi oficina.

--- ¿White & Case? Son abogados, ¿no es cierto?

--- Sí, a eso me dedico. --- dijo Afrodita sintiéndose un tanto incómodo por la forma en que Shura había hablado.

--- Nunca te imaginé como abogado.

--- Era mi plan desde el principio. --- dijo Afrodita con una leve sonrisa.--- ¿Y tú? ¿Llegaste a ser cardiólogo?

--- No, opté por la ortopedia.

--- Vaya, debe ser interesante. --- una sonrisa triste se formó en los labios del español.

--- Lo es... aunque no para todos.

--- A veces lo que nos interesa no parece interesarle a nadie más.

---Cierto. - dijo Shura sintiéndose extrañamente identificado. ---Por cierto, ¿dónde se ha metido tu novio?

--- ¿Milo? Él no es mi novio, es mi mejor amigo.

--- Tu mejor amigo... alguien un tanto distinto a como me imaginaría a tu mejor amigo.

--- ¿Acaso te lo imaginabas horrible, obeso y con unas gafas enormes? --- dijo Afrodita a la defensiva.

--- No me refería a su aspecto, sino a su carácter. --- dijo conciliador Shura --- Ustedes dos no podían ser más diferentes. Aunque pareces tener predilección para hacer amistad con la gente más inverosímil. --- comentó Shura recordando a Alessandro.

--- Sí... bueno, tampoco es un crimen ser su amigo.

--- No, no lo es, aparentemente es muy simpático.

--- Lo es, pero no te fíes, puede llegar a ser un verdadero demonio.

--- Y además baila muy bien. --- dijo Shura señalando hacia la pista de baile. Afrodita reprimió una expresión de disgusto, ¿acaso Milo no podía dejar de llamar la atención? --- Parece que se divierte más que nosotros.

--- Él se divierte con cualquier cosa, supongo que es una de sus virtudes.

--- Volvamos a hablar de nosotros, tu amigo es simpático, pero prefiero ponerme al corriente contigo. --- Afrodita se sintió extraño al escuchar eso, se sintió un tanto incómodo, ¿él había terminado siendo como el resto y sólo le atendía porque creía que era hermoso? Inconscientemente se cerró, ¡eso no era lo que esperaba de cuando volvieran a verse! Se sintió como cuando se encontraba con esos tipos de la oficina que sólo querían llevárselo a la cama.

-- Como te dije, no hay mucho que contar, tengo un buen trabajo, mi mejor amigo es un tanto demente, veo de vez en cuando a mi madre, todo esta bien. --- dijo un tanto cortante.

-- ¿Te casaste?

--- No. Lo cierto es que entre la universidad y el trabajo... no he tenido tiempo para esas cosas.

--- ¿De verdad? --- preguntó sorprendido, Afrodita lo miró fijamente, empezaba a sentirse irritado. - Un hombre como tú... es difícil de creer que no hayas tenido tiempo para algo semejante.

--- Pero es la verdad.

--- No puedo creerlo, en especial si tu mejor amigo es él. - dijo señalando a Milo, el griego se divertía coqueteándole a un grupo de chicas.

 

"Maldito Milo..." pensó mientras lo miraba, ahí estaba rodeado de chicas, riendo y bromeando como sólo él sabía hacerlo, de sobra sabía que aquello era un simple juego para su amigo, algo en que perder el tiempo mientras él conversaba con Shura.

 

-- Yo me casé... aunque llevo un par de años separado. - dijo Shura concentrándose en el diseño del mantel.

-- Ah, ¿sí? --- dijo Afrodita.

--- Sí, ¿puedes creerlo? Me casé poco después de terminar la preparatoria... con Aioria. --- dijo el moreno en voz baja. Afrodita lo miró con los ojos enormes por la sorpresa, pero se recompuso al instante.

--- Lamento lo de tu separación, siempre es desagradable un asunto como ese.

--- Sí que lo es... sinceramente no esperaba verlo hoy. Tú sabes que él es menor que nosotros, no creí que vendría con Aioros.

---  Supongo que él también sintió curiosidad.

-- Eso debe ser...

--- Y... ¿dónde trabajas?

--- Hasta hace una semana en el General, a partir del lunes trabajaré en el hospital Montesinos.

-- ¿En el Montesinos?

-- Sí, ¿por qué?

-- Porque ahí es donde trabaja Alessandro. --- dijo en un murmullo.

--- Vaya, al menos habrá una cara conocida. --- dijo el español con una sonrisa encantadora que pudo derretir a cualquiera, pero que no hizo a Afrodita bajar la guardia. --- El mundo es un pañuelo.

-- Sí que lo es... --- no supo por qué se sintió incómodo, tal vez era la tensión acumulada, tal vez era que se sentía demasiado incómodo, tal vez... tal vez Shura lo estaba tratando como todos los demás lo hacían. Y eso no era nada agradable.

 

Bebió a prisa un poco del vino que había en la mesa. Shura lo miraba... ¿cómo era posible que hubiera cambiado tanto?, no sólo en lo físico, también en cuanto a carácter, había algo en él que no terminaba de ser como solía ser.

 

--- Bien, y... ¿es duro ser abogado? --- preguntó Shura sin saber que más decir.

--- Tan duro como cualquier otra profesión, hay días buenos y días malos. --- dijo Afrodita con cierto desencanto.

--- Entiendo... me pasa lo mismo, hace un par de años operé a una chica, la columna, la operación fue un éxito, pero... ella contrajo pulmonía... no hubo mucho que hacer, falleció en el hospital a las dos semanas de haberla intervenido.

-- Imagino que debe ser muy duro perder a algún paciente. Mis errores van a dar a la cárcel, o significan pérdidas  económicas, pero en tu caso, tus errores significan dañar a personas en su integridad o perder vidas... definitivamente debe ser más duro ser médico que abogado. --- por un instante, a Shura le pareció escuchar al viejo Afrodita, ¿qué le había pasado como para que cambiara tanto? a lo lejos, vio a Milo, ese rubio parecía haber sido una influencia decisiva en la vida de su amigo, ¿hasta dónde había afectado la esencia del maravilloso ser que era Afrodita cuando él lo conoció?

 

Charlaron un poco más, Afrodita pareció empeñarse en mantener la conversación a un nivel superficial, como sí no le interesara realmente que él volviera a acercarse. De alguna manera, sentía que Afrodita no le permitía acercarse, ni se permitía a él mismo averiguar más.

 

Había creído que esa conversación no iba a realizarse, y que de suceder, sería distinta, tal vez recordando los viejos tiempos, tal vez charlando sobre los viejos planes, pero no como había sido.

 

Milo se acercó a la mesa en el momento preciso, Afrodita no se sentía capaz de seguir con aquella conversación, no sabía como manejar a Shura ahora que estaba comportándose como todos los demás lo hacían.

-- Dioses... ¿quién iba a decir que el tiempo se nos pasaría tan pronto? ¿No, Afrodita? --- dijo el rubio mientras intentaba recuperar el aliento. Su amigo sólo lo miró con el ceño fruncido.

-- Milo... --- dijo a modo de advertencia.

--- Sí, si, es mi culpa, lo admito, dijimos que sólo estaríamos aquí un par de horas, me disculpo. Bien, es hora de partir. --- dijo señalando la carátula de su reloj.

--- ¿Se van? --- dijo Shura poniéndose de pie.

--- Sí, tenemos trabajo pendiente para mañana, ¿cierto? --- Afrodita sólo asintió mientras se ponía de pie. No le gustaba la idea de dejar así nada más a Shura, pero estaba tan confundido que prefería apartarse. Las cosas con su viejo amigo español no habían sido como él se imaginara. Se levantó de la mesa.

-- Si se van, podría llevarlos.--- dijo Shura intentando retenerlos.

--- Nosotros... venimos en el auto de Milo. --- dijo Afrodita. --- Ha sido un placer, Shura. --- dijo el sueco ofreciéndole la mano.

--- Sólo que ha sido muy breve, ¿podríamos vernos de nuevo? Me gustaría charlar más a fondo.

-- Yo... no lo sé...

--- ¿Por qué?

--- Porque siempre estoy trabajando y no tengo mucho tiempo para nada.

--- Podría buscarte... sí no te molesta.

--- De acuerdo, tenemos que regresar, Afrodita. --- dijo Milo en voz baja.

 

Minutos después, los dos rubios abordaban el auto de Afrodita.

 

--- Milo, ¡no debiste dejar que le diera mi tarjeta! --- exclamó Afrodita cuando se alejaban,

--- Vamos, si no es el fin del mundo mi obtuso amigo, no es como si le hubieras pedido matrimonio, además, ¿qué tendría de malo si te busca?

--- Él ya no es lo que solía ser...

-- Tú tampoco, por lo que pude ver, ¿eso es tan malo?

--- Tratándose de él, sí.

--- ¿Por qué? Según mi apreciación, además de guapo, es interesante, se oye como alguien pensante, de esos que escasean amigo mío, señor no sea usted bruto y al menos pruebe. Deberías intentarlo o te vas a quedar sólo como una piedra en el desierto.

--- Prefiero estar sólo a liarme con alguien tan complicado como tú.

--- Oh no, claro que no te liarías con alguien como yo, no tienes tanta suerte. - dijo el griego riéndose --- Amigo, a lo que me refiero es a que necesitas salir, mirar otras caras, ser feliz de alguna manera, no meterte tanto en el trabajo, ¿qué va a pasar cuando estés viejo y sólo? Piénsalo.

-- ¿Para qué? No voy a soportar que alguien me vuelva a romper el corazón...--- dijo el sueco derrotado.

--- Es cierto... eso de que te rompan el corazón... no es opción. --- dijo con seriedad. Afrodita lo miró, las cosas con Alessandro no estaban funcionando por lo que podía ver. Milo no era de los que se rendían fácilmente, y Alessandro tampoco, pero, ¿de verdad podrían estar juntos? Sí Alessandro le había dicho cosas como las que Milo repitiera en la mañana, era porque de verdad lo pensaba.

 

Llegaron al departamento de Afrodita. Milo no quiso subir esta vez, lo dejó en la puerta y se retiró, él mismo tenía que pensar claramente que haría con su vida romántica.

 

Afrodita se quedó despierto toda la noche, no podía sacarse de la cabeza a Shura, pero sus emociones estaban mezcladas, por un lado sentía la enorme felicidad prevista por  haberse encontrado de nuevo, pero por la otra se encontraba con una sensación de vacío y cierta decepción, ¿de verdad Shura era como el resto? Por un momento se imaginó que seguramente Milo le diría que si no estaba seguro, hiciera una prueba, que observara y analizara con la misma frialdad con la que analizaría y observaría cualquier otra cosa. a veces Milo de verdad usaba la cabeza...

 

Llegó la mañana y lo primero que hizo fue llamar por teléfono a Milo. Extrañamente el griego tardó en responder. Milo jamás demoraba en el teléfono... eso le preocupó un poco. Cuando el griego al fin respondió, se le escuchaba de mal humor.

-- Lo siento, creí que era ese sucio italiano. - dijo al reconocer la voz de Afrodita.

--- ¿Todo bien?

--- Tan bien como podía esperarse... ¿y tú?

--- No me quejo, ¿quieres almorzar?

---  Sí, claro, aunque... ¿podrías venir? No me apetece salir.

--- De acuerdo, ¿compro algo en el camino?

--- Si, me la he pasado en la cama desde anoche, sencillamente no me apetece nada...

--- Bien, entonces salgo para allá de inmediato.

--- Por favor, que no sea italiana, ¿sí? --- aquello, más que a broma, le sonó a ruego. Milo no estaba bien, y él tampoco. Tal vez como profesionales eran de lo mejor, la élite de la firma, pero sus vidas personales eran un completo desastre, Milo era tremendamente inestable, y él... él ni siquiera se daba la oportunidad de probar por miedo a sufrir. No quería que las cosas terminaran mal para Milo, pero empezaba a sospechar que era cierto aquello que Alessandro dijera, eran demasiado diferentes. Y él no creía en eso de que el amor lo supera todo, para él, el amor significaba más que pasión, más que cursilerías, significaba un verdadero lazo que nada ni nadie podría romper. Sólo que, hasta el momento, no lo había conocido.

 

Llegó al departamento del griego y se encontró en la puerta a Alessandro, siendo sinceros, no le sorprendió la presencia de su amigo ahí.

--- Espero que a ti si te abra la puerta. - murmuró el italiano, se veía francamente malhumorado.

--¿Qué le hiciste? - dijo Afrodita frunciendo el ceño.

--- Terminamos...

-- ¡Idiota! ¿Sabías que eres la única persona de la que se ha enamorado? ¿Sabías que pensaba muy en serio en ti? A veces pienso que eres un verdadero saco de estiércol...

--- ¡Hey! ¿Por qué me hablas así?

--- ¡Porque le rompiste el corazón, imbécil! --- Alessandro no supo como interpretar aquello, a su parecer, Afrodita estaba exagerando la nota. Era como sí... estuviera hablando de él.

--- A ver si tú puedes hacerlo entrar en razón, y por cierto, a ti no te he hecho nada. --- dijo molesto antes de irse. Afrodita lo miró dolido, aunque entendía que su enfado había carecido de fundamentos.

--- Estaba ahí, ¿verdad? --- dijo Milo cuando le abrió la puerta.

--- Si...

--- Espero que no vuelva. --- dijo con dureza.

--- ¿Qué pasó?

--- Nada... sólo que no le gustó lo que halló al final del arco iris. Veamos que trajiste... --- dijo arrebatando de las manos de Afrodita la bolsa que contenía la comida.

 

Las cosas no pintaban bien para ninguno de los dos. Milo se sentó ante la mesa de la sala y comenzó a hurgar en la bolsa. No estaba bien, pero, primero era Afrodita.

--- ¿Qué pasó anoche? No entendí, el español era un bombón. - dijo sin mirarlo.

--- Sí... pero me dio la impresión de que todo lo que le interesaba era como luzco... eso no es agradable, ¿sabes?

--- Perdona que te lo diga, pero estoy seguro que tú no te enamoraste de él porque tuviera bonita letra. El amor entra por los ojos, abogado. --- dijo el griego.

--- Tal vez la atracción, pero el amor es otra cosa...

--- ¿Eso crees? Bueno, tal vez tengas razón, pero, sin duda, un buen aspecto, y no me refiero exclusivamente a ser atractivo, ayuda.

--- Estoy seguro de que el amor ve más allá de esto. --- dijo haciendo un ademán respecto a su cara.

--- Sí, pero estos le dan un buen empujón. --- dijo Milo señalando sus ojos.

--- ¿No te enamorarías de alguien feo?

--- Depende, verás, según mis cánones, para gustarme no necesariamente tiene que ser una especie de Adonis, sería condenadamente halagador que mi pareja perfecta sea, además hermosa, pero, sí no lo es, no voy a ofenderme ni nada semejante. Soy un admirador de la belleza, no lo niego, pero eso no quiere decir que sólo me atraigan las cosas exteriormente hermosas.

--- No entiendo.

--- Ni lo intentes, sólo quiero decir que deberías darle una oportunidad, tal vez no sea tan superficial como crees.

--- ¿Por qué me da la impresión que te piensas que esto son sólo figuraciones mías?

--- Porque te conozco, don paranoico. --- dijo Milo mientras le dedicaba esa mirada, una de las escasas de seriedad que podían vérsele.

--- Bien... pero no tengo ni idea de donde buscarlo.

--- Piensa y las respuestas llegarán. Ahora vamos a comer. Siempre que me enfado me da por tragar como un cerdo. --- comentó mientras sacaba la comida de la bolsa. Afrodita se abstuvo de preguntar, tenía que ser serio como para que Milo tuviera esa mirada.

 

Él por su parte, tenía que pensar, tenía que olvidarse de lo que había idealizado en Shura y prepararse para enfrentar a la persona de carne y hueso que el español era ahora. Siendo sinceros, no había sido tan desagradable, más bien él se había prejuiciado. Todo lo que tenía que hacer era mantener los ojos y los oídos bien abiertos. El tiempo se encargaría del resto.

 

No tenía idea de lo duras que iban a tornarse las cosas a partir de ese momento.

Notas finales: espero que les haya gustado, así como espero que me disculpen por la tardanza con este y otros fics, la verdad que he andado bastante ocupadona y además de eso estoy descansando XC prometo ponerme al dia, un beso a todas y gracias por leer , pero sobre todo por tenerme paciencia XDD bien, ya me despido, bye bye

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).