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Taiyou no Namida por katzel

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Notas del capitulo: n.n gomen por la espera.
Iwaki extendió los brazos permitiendo que Yukihito envolviese sus espléndidas formas en aquel traje blanco, puro y sin mácula que a la vez representaba la cumbre de su infinito sufrimiento.

Se negó a utilizar el otro vestido, el magnífico traje rojo digno de un emperador de todo Oriente...

Nada de celebraciones, nada de risas...

Katou estaba muerto...

Y en esa casa cualquier expresión de alegría estaba prohibida para siempre.

Sawa ajustaba el fajín de la cintura ciñendo la curva exacta donde comenzaban las caderas del príncipe.

Sus pies fueron calzados con suaves sandalias sin adornos.

Sus ojos no fueron delineados por el pincel sabio del estilista sino que dejaron reflejar naturalmente su dolor... su profunda nostalgia...

Los cabellos de un negro infernal dejaban un rastro irreal al ser mecidos por un viento que moría por acariciarlos...

El pintor grabó la imagen de dignidad que tenía ante sus ojos para reproducirla algún día en un lienzo secreto.

Sawa se arrodilló para besar la mano de Iwaki como parte de los saludos ceremoniales la mañana de la boda.

- Iwaki sama... yo nací y fui traido a esta casa con el propósito de cuidarte... bajo la fachada de estilista siempre estuve deshaciendo las terribles conspiraciones en tu contra... con el tiempo éstas se dispersaron y a veces me acostumbré a pensar que la vida verdadera era aquella en donde encontraba a todos los que amaba... pero eso... aunque se haya alejado... no es una mentira... eso fue real... lamento haberle fallado... no pude salvar a Katou... cuando debí hacerlo... pero quiero que sepa... que no está sufriendo solo...

- ... siempre supe... que eras tú defendiéndome en la oscuridad... por tantos años de lealtad... te agradezco... y por haber sido testigo de toda mi vida junto a Katou... te pido... que guardes nuestros recuerdos... que seas mi memoria... cuando llegue el momento en que quizás yo también... en que yo... dame un abrazo, Sawa...

Yukihito apretando sus manos sentía las lágrimas saliendo y cayendo por sus mejillas.

Sawa al separarse tenía una sonrisa.

- Gracias... Iwaki... sama... desde el lugar donde me encuentre... estaré allí para usted... esa era la sagrada voluntad...de alguien que...

Iwaki colocó su mano sobre la cabeza de Sawa.

- Un corazón como el vuestro... vale más que todos los tesoros del universo... me ayudais a soportar las tinieblas de la muerte...

Yukihito seguía en pie mirándolo.

- Ven, Yukihito... - dijo Iwaki haciendo un gesto amable.

También se abrazaron.

- ... no  sido de mucha ayuda... no he...

Iwaki puso un dedo sobre sus labios.

- Gracias... Yukihito... tu pequeño y dulce corazón ha hecho mucho más de lo que crees...

- Iwaki... sama...

Era la hora.

Sawa y Yukihito apretaron con fuerza las manos de Iwaki.

- ... ánimo...

- ... valor...

Iwaki Kyosuke levantó la cabeza con orgullo y dio un paso hacia su destino.

- ... estoy listo...

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Taira terminó sus oraciones en el adoratorio de Taiyou no Cho y fue a tomar su posición en la ceremonia.

Iba acompañado de alguno de sus nobles y guardianes formando un cortejo serio de hombres valientes.

- Taira...

Giró la cabeza para ver quién lo llamaba así, titubeante... con esa desesperación...

- Urushisuki...

Tenía lágrimas en los ojos...

- Taira... Kazuo...

Cayó al piso haciendo una reverencia como si fuese un vulgar siervo.

Todos estaban impresionados.

- ... no te cases... por favor... no te cases...

¿Era una interpretación teatral? ¿era una mentira? ¿tan desesperado estaba Urushisuki por destronar a Iwaki?

- ... no te cases... yo...

Kazuo sentía el corazón dar un vuelco ante aquella nueva fragilidad que se revelaba tan pura e infantil.

- ... no te cases... yo te amo...

Moría por soltar todo y abrazarlo... y jurarle que no se casaría con nadie que no fuese él...

Pero pasó por su lado conteniéndose de manera sobrehumana.

- ... ya es... muy tarde... joven Administrador...

Y continuó su camino hasta tomar el lugar del novio.

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En la amplia plaza central del Taiyou no Cho, ante el altar estaba ya el sumo sacerdote esperando.

Kazuo Taira, a la derecha, esperaba la entrada de su prometido...

Según las apresuradas circunstancias la boda era sencilla y muchos de los rituales habían sido simplificados y reducidos a una simple venia o asentimiento de los novios.

Urushisuki sentado al lado de su madre no podía dejar de mirar el rostro de Taira.

Y éste, aunque intentaba ignorarlo, se sentía atraído por la verdad que se revelaba en sus ojos.

Todos pudieron darse cuenta entonces de lo unidos que estaban ambos... y de los sinceros sentimientos que emanaban de ellos incluso en un momento como ese...

El padre de Iwaki no se encontraba presente, y ni siquiera lady Iwaki podía saber en esos momentos donde se encontraba.

Ella particularmente lamentaba que se llevara a cabo la ceremonia que tanto habían estado esperando sin que él estuviese a su lado.


Repentinamente todos quedaron sin habla.

Acababa de entrar a escena Iwaki Kyosuke...

No utilizaba el vestido hilado en oro y sujeto de piedras preciosas... sino que iba de un blanco sin mancha.

Y así en su sencillez se mostraba más seductor que nunca.

Cada paso que le acercaba al altar revelaba la belleza y gracia de la luna.

Era el astro más brillante del firmamento.

Él apenas podía tenerse en pie.

Cada brisa le hacía temblar.

Sólo tenía en mente un objetivo...

Cumplir la promesa que había hecho al hombre que amaba.

¿Quién podía dejar esos votos de amor en el vacío... quién hubiese podido olvidar un sentimiento tan inmenso?

Tenía que llegar hasta el final.

Esa era su fuerza.

Katou... su imagen... su recuerdo...

... por eso debía continuar...

Estaba a punto de desfallecer cuando le faltaban apenas algunos pasos para llegar...


Entonces los cascos de un caballo negro hicieron a los asistentes fijarse en el atrio de entrada.

El jinete iba vestido de una túnica negra y embozado de tal manera que se podían ver sus ojos hechiceros.

La forma briosa de montar el caballo, su velocidad, su brutal energía...

Se dirigió directamente hacia Iwaki.

Los del cortejo se quedaron clavados en sus puestos.

El hábil jinete tenía un solo camino.

Al ver a Iwaki se deleitó con su hermosura.

- ... una verdadera joya... un dios... una flor de primavera... tan bello...

El sonido de su voz era...

- Iwaki Kyosuke, tú me perteneces... no puedo dejar que seas de alguien más... he venido por ti...

Éste apenas tuvo tiempo de reaccionar.

Fue levantado con cuidado de la cintura sobre el corcel negro como el carbón y estrechado por unos brazos que conocía demasiado bien.

- ... no puede ser... no puede ser...

- ... Iwaki... lamento haberte hecho esperar tanto...

- ¡Katou!

- ... mi estrella brillante... todo lo que has tenido que sufrir... todas las lágrimas que has derramado por mi culpa... nunca más... juro que nunca más... estaremos separados...

Iwaki se apretó agónicamente contra él deseando fusionar su cuerpo con el suyo.

Era él... era él...

Su dueño... Katou...

Era imposible describir el sentimiento de liberación, paz, y amor que envolvía nuevamente al heredero trayéndolo a la vida...

Sus manos subieron al rostro del rubio y le descubrieron mostrándole la faz que guardaba ya en sus ojos y que nunca se había alejado de sus pensamientos.

La expresion de felicidad de Katou se manifestó en toda su ternura.

Una sonrisa tan amplia como el sol...

En su camino por aquella senda mágica los pétalos de las flores y las hojas caían a su alrededor...

Y volaban una vez más con las ropas flotantes y el deseo de pertenecerse.

Se habían remontado desde el encierro tenebroso de la muerte hasta el cielo como dos ángeles.

Iwaki se acercó y unió sus labios a los de su amado... estaba sediento de ellos...

Sonriendo... se desmayo sobre su pecho...

Eran emociones demasiado fuertes para él... había llegado a su límite...

Katou lo sujetó con mucha fuerza y espoleó al caballo que atravesaba la montaña como un rayo.

Ya se alejaban de Taiyou no Cho con destino desconocido.

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- ¡Han raptado a nuestro príncipe! - se revolvieron las tropas del palacio.

También los hombres de Taira iban a partir en búsqueda de los amantes.

Kazuo Taira levantó la mano deteniéndolos.

- ¡Pero señor!... ¡El heredero Iwaki... está...!

- Está con la persona que lo protegerá incluso más allá de la muerte... no me necesita...

- ¡Pero su honor...!

- Es más honorable sacrificarse para que otros puedan obtener la felicidad... y eso es lo que deseo ardientemente...

Lady Iwaki fue auxiliada por sus damas y llevada a sus aposentos.

Todos iban de un lado a otro sin saber qué hacer ni cuál sería su destino...

Urushisuki de pie en medio de la confusión no atinaba a decir nada.

"Así es como ha terminado la casa Taiyou no Cho... esta es nuestra caída..."

El noble de la corte se dirigió lentamente hacia donde estaba.

El muchacho era sólo eso... un niño perdido en medio de la tormenta...

Taira sonrió.

"Seguiré el ejemplo de Iwaki y Katou... y viviré de acuerdo a lo que siento... sin arrepentirme..."

- Kazuo...

- Lo siento, Urushisuki... siento por no haber querido oír a tu corazón... cuando éste vino a hablarme con la verdad...

- Kazuo...

El noble abrazó al jovencito y éste enrojeció tiernamente.

- ... mi Uru-chan... perdóname...

Éste dio unos pequeños golpecitos sobre su espalda.

- ... perdóname a mí... me dejé cegar... por el odio a Iwaki... cuando lo único que deseaba... era un mundo donde una persona me amase de verdad...

- ... ese mundo es tuyo...

- ... mío...

- ... rendidamente tuyo...

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