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Taiyou no Namida por katzel

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Notas del capitulo:

n.n gomen na soy mala para el lemon u.u

estare de viaje un tiempo asi que doble gomen n.n

El caballo prosiguió su marcha mientras llegaban a una construcción antigua.

Emanaba del lugar un aire de gran espiritualidad... era un pacífico remanso...

Iwaki dormía sobre el hombro de Katou.

Éste acariciaba su rostro.

"Iwaki... mi príncipe... aquí estoy..."

Como si hubiese adivinado sus pensamientos, entre sueños, Kyosuke sujetó su mano.

Katou mostró su sonrisa eterna como el sol...

Iwaki sentía los pétalos de seda deslizarse sobre su piel curando las heridas más profundas causadas por la separación.

El pasado podía quedar atrás.

Lejos.. siendo abandonado a cada segundo en un veloz corcel que lo hacía cruzar el viento, el miedo, la miseria  la melancolía junto a Katou.

Aún en el tibio aire del sueño podía atrapar la calidez protectora y sentir los ojos del rubio posados sobre él con admiración...

Estaba seguro de que Katou también había sufrido.

Oía su nombre en los labios de él.

- Iwaki... Iwaki... Iwaki Kyosuke...

Extendió la mano.

Deseaba tocar otra vez aquella mejilla...

Abrió los ojos...

Estaba recostado en una habitación desconocida.

Una gran cantidad de libros de poesía se encontraban apilados en un mueble de madera.

Los instrumentos de caligrafía se hallaban sobre una tarima al pie de su futón.

Parecía haber dormido bastante puesto que la tarde ya terminaba y el sol se volvía naranja y se despedía del día.

Algunos pasos avanzaron a su habitación.

- ¡Katou!

Era su padre.

Iwaki se levantó muy sorprendido.

- ¡Padre!... aquí... tú... pero...

El señor de Taiyou no Cho le hizo un gesto tranquilizador.

- No te preocupes, Kyosuke... comprendo tu confusión... me encantaría poder explicártelo todo ahora, pero estamos en una situación delicada... estamos de parte de Kinashikaru no Miko...

- ¿Qué...? Pero él...

- El Emperador ha intentado asesinarlo sin éxito... ahora es su única oportunidad para actuar... Taira, los Iwaki y las provincias a nuestro cargo le apoyaremos para acabar con ese tirano y empezar una era de paz...

Iwaki no lo podía creer, su padre nunca había odiado a nadie ni se había involucrado en la política de la corte.

Y ahora sus ojos brillaban de odio contra el Emperador... e iba a apoyar al hombre que lo humilló en la casa Kana.

- ... me retiro ahora, hijo, mío... cuando nos reunamos, te contaré una historia... es una historia muy larga... acerca de nuestra familia...

- ... padre...

- Por cierto... ya lo sabes, pero Kinashikaru te envió un regalo... un objeto muy valioso que compró en una subasta... dijo verbalmente que no deseaba poseer aquello que ya tenía dueño... ignoro a qué se refiere pero así me lo hizo saber...

Iwaki bajó el rostro teñido de rojo e hizo una venia a su padre despidiéndose.

Cogió uno de los libros de poesía y empezó a leer.

Era un historia trágica de dos amantes que luego de una terrible tormenta lograban hallarse.


"En vez de la lluvia que cae, los amantes pudieron ver las lágrimas del sol..."

El joven cerró el libro de poemas.

Se encontraba conmovido y emocionado.

En ese momento Katou entró a la habitación.

Y sus miradas se encontraron.



Kinashikaru dijo que otra vez era suyo.

Pero Iwaki no pensaba en retroceder sobre el amor ya desbordado.


El rubio, abiertamente, mostrando sus sentimientos apartó de sí todo lo que estaba en camino hacia el príncipe de ojos negros.

- ... ¡Iwaki!

Y se abalanzó sobre él empezando a llorar y sonreír al mismo tiempo.

Iwaki se dejó arrastrar por él hasta el futón sin oponer resistencia.

Katou iba contándole todas sus desgracias, la forma en que los habían atacado, la manera en que salvó de morir y ayudó a Kinashikaru a escapar, la angustia de saber que tenían que fingir haber sido víctimas de esa traición... pero sobre todo cuando uno de los espías dijo que Iwaki iba a casarse con el señor Taira.

- Ahí me volví loco... no pude más... contrariando las órdenes de quienes estaban ahí conseguí un caballo y fui por ti... pensar... sólo imaginar que otro iba tener el derecho de tocarte me desquició... que tus ojos, tus manos, tu dulce cuello... tus deleites secretos... mostrados a otro... nunca... nunca... nunca...

El de cabellos negros estaba encantado con tan apasionada confesión.

- ... Katou...

Para su propia sorpresa Iwaki no pudo hablar más por que las lágrimas salieron resumiendo su propia historia de dolor...

El rubio lo rodeó más y más.

- ... por qué... por qué ibas a casarte con Taira... dime... dime Kyosuke...

- ... prometio... no tocarme... prometió... ayudarme en la venganza... luego de eso... iba a acabar con mi propia vida...

Katou apretó su mano mostrando el fuego de sus ojos.

- Nunca vuelvas a pensar en una cosa así...

Luego se tranquilizó.

- Mi pobre Kyosuke... tanto significo para ti... estabas dispuesto a llegar tan lejos... por este miserable esclavo...

Iwaki puso sus manos en las mejillas de Katou.

- Crei que iba a morir yo también...

Le besó.

- ... tú no eres un miserable esclavo... el esclavo soy yo... quien te pertenece soy yo... quien quiere ser tuyo... soy yo...

El rubio, embelesado aprisionó su cintura y empezó a besarle bebiendo sus lágrimas y repitiéndole que lo amaba.

Pronto las manos de Katou empezaron a acariciar todo su cuerpo, encendiéndolo.

Iwaki sentía el rubor irresistible quemando en su rostro y la respiración acelerársele mientras su amante lo descubría y se maravillaba con cada parte desnuda que veía.

- ... el dios de la luna...

Aún colgaba abierta la blanca vestimenta de bodas en los hombros de Iwaki.

- ... hum........katou...

- ... esta será... nuestra noche de bodas...

La luna había salido ya y en toda su amplitud, como un espejo el brillo de su penumbra bajaba hasta el lugar.

El rubio se detuvo un momento y besó la mano de su dios.

Luego lo levantó entre sus brazos.

- ... existe un lugar... muy especial... un lugar... digno de ti... Iwaki...

Éste rodeó con sus brazos el cuello de Katou y se dejó llevar.

Salieron de los pasillos amplios del templo abandonado.

Depositó el rubio lentamente a su amado y permaneció junto a él.

- ... mira...

Iwaki se quedó sin habla al ver la extensa planicie llena de lirios blancos.

- Katou...

- Este es... el lugar donde Tsuki Yomi se enamoró... donde él bajó desde los cielos... por eso estos lirios no morirán jamás...

- ... como nuestro amor...

Volvieron a besarse apasionadamente.

Fue un lecho de flores blancas a la luz de la luna el que los esperaba para su primera noche juntos.

Katou deslizaba sus dedos sobre su intimidad excitada haciéndole gritar, llevando sus dulces voces al viento.

Iwaki no se reprimió más...

... estuvo dispuesto por completo a entregarse a él...

En un segundo ambos se miraron...

- ... es cierto... lo que siento por ti...

- ... no tiene final...

Katou se fusionó con él al ritmo natural de sus caderas.

Así, iba tomándole moviéndose en su interior...

Era un fuego inextinguible... poderoso... Iwaki no podía resistirse a gozar en él y quemarse hasta arder por completo.

Mágico... el toque de sus cuerpos... el latir de sus corazones... los susurros de amor...

Combinados en una caricia y reflejados cada uno en el otro vivieron el delicioso placer que les aguardaba...

Katou se apoyó de costado mirando hacia Iwaki que intentaba serenar su respiración.

Mariposas blancas flotaban a su alrededor.

- oh... mira... Iwaki...

El de cabellos negros, extendió su dedo índice y una se posó ahí abriendo y cerrando las alas.

- ... que bella...

- ... apenas... tu hermosura no tiene rival...

Katou posó su mano en los mechones azabaches de Iwaki.

- ... he esperado esta noche... toda mi vida...

- Katou...

- Y mi sed de ti nunca se saciará...

El rubio mordió sus labios lleno de deseo.

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Iwaki dormía sobre su lado derecho.

Abrazado a él, Katou le protegía del viento frío de la mañana con su cuerpo.

Pronto al sentir el brillo en los ojos el príncipe se despertó.

- ... mmm...

Katou estaba mirándolo reposadamente con los ojos más dulces que amante alguno haya tenido jamás después de una noche de amor desenfrenado.

- ... Te ves tan bello cuando duermes...

Iwaki se sonrojó.

- ... Katou...

- Mira... Kyosuke... ya está amaneciendo...

Ambos, así, entre las ropas amplias agitadas por la primera brisa matinal y los rayos del sol... permanecieron unidos bajo el cielo azul...

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Lady Iwaki, montada en su yegua imperial, salió en secreto de Taiyou no Cho.

"Sé dónde está... debo llegar a él y decirle la verdad... no permitiré que ellos triunfen sobre nuestro orgullo"

"Seguramente le han llevado a Tsuki no Cho..."

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