Lady Iwaki, en medio del patio principal mirando la fuente de antiguos dragones dejó una lágrima caer.
Recordaba aquel día, tan igual al que estaba viviendo en ese momento... hace veinte años atrás, cuando todo había comenzado.
Cerró el puño dispuesta a destruir aquello que se había llevado sus años mejores aún a costa de la infelicidad de su propio hijo.
Avanzó con gracia juvenil hacia una sala vacía de donde colgaban los acuarelas descoloridos y hechos jirones.
Ella había visto el lugar en todo su esplendor... la sala de baile de Tsuki no Cho...
- Aquí fue donde vi a tu padre por primera vez...
Kyosuke escuchaba pero su mente se hallaba lejana.
Aún bajaba la garúa y se filtraba entre las tejas del techo ya destruido.
- ... mi familia y yo viajábamos por este bosque encantado... en aquel entonces apenas tenía diecisiete años... era inocente y bella... no era lo que ves ahora... ni mi corazón era negro como la noche... sino que rebosaba de dulzura y mi única pasión era la danza...
Las palabras de su madre iban llegando a Iwaki quien podía sentir los fantasmas del pasado despertar frente a él.
- ... no había cruzado palabra con hombre alguno y nunca el amor se había atrevido a sembrar sus raíces en mí. Así fue hasta que llegamos a Tsuki no Cho, el vergel escondido... el silencioso lugar en medio de la naturaleza.
Hizo una pausa antes de proseguir.
- ... tu padre y tu abuelo también se encontraban aquí en un ritual de purificación, durante la primavera... yo no lo sabía... y me adelanté hasta la sala e inicié mis pasos de danza con los ojos cerrados entregándome a la música de mi propio ser... al ritmo mágico que habitaba en mí y era perfecto como mis sueños... cuando terminé me encontré con los ojos negros del joven Iwaki... y su rostro... era de una felicidad absoluta...
Sasame Iwaki extendió su mano imaginando que al otro lado se encontraba el hombre que amaba, no el actual sino aquel que conoció allí en otra época.
- ... así me enamoré de él... así él se enamoró de mí... Sin saberlo me llevaban a desposar con el actual emperador. Ese era el motivo de mi viaje. El compromiso que ya había sido pactado era de extrema importancia y no podía ser roto... sin embargo, el amor entre tu padre y yo conmovió tanto a tus abuelos que juraron hacer lo posible para mantenernos unidos para siempre. Jurándonos amor eterno nos despedimos confiando solucionar nuestra situación y para así poder casarnos... tuvimos que esperar tres largos años para que se nos permitiese volver a vernos. Cuando llegué a Taiyou no Cho para cumplir mis anhelos su corazón ya no era mío.
Iwaki sintió algo de piedad por su madre.
- ... Lo que para mí era eterno... para él había sido breve ilusión... pero no tuvo el valor de decírmelo. Toda mi familia había sido asesinada por el Emperador en venganza a nuestro matrimonio frustrado... y él se sentía responsable. En aquél entonces... una hermosa esclava rubia se refugiaba también en Taiyou no Cho. Ella había sido amiga de su infancia y huyendo del palacio de nuestro Gobernante Supremo se encontraba o mejor dicho se reencontraba con tu padre luego de una larga separación donde él pensaba que ella había muerto...
- ... como nosotros...
- ... ves cómo se repiten las historias hasta el infinito... yo pensaba que era una buena mujer y la acepté como a una hermana... y cuando tuvo la oportunidad me clavó un puñal por la espalda...
Lady Iwaki terminó de arrancar un acuarela de rosas.
- ... ellos me estaban engañando... se entendían en secreto... entre las sombras ambos debían haberse burlado mucho de mi bondad e inocencia... mi dulce amor fue destruido para siempre... era una mañana de primavera también cuando bajo un árbol de cerezo él se atrevió a decirme lo que ya sospechaba desde hace tiempo... rompía nuestro compromiso para casarse con ella... corrí huyendo de sus terribles palabras y deseando desaparecer... lloré sin consuelo alguno durante horas...yo, yo que había rechazado a un emperador y había pagado con sangre el precio de una traición, yo que ya no tenía clan y había sido echada al viento era abandonada por un hombre al que adoraba sin remedio...
Iwaki estaba sin habla.
- ... ella estaba ya esperando un hijo suyo... así que me resigné a perderlo para siempre, aunque nunca pude odiarle. Y llegó esa terrible orden. El Emperador lleno de celos, - pues creo que también gustaba de la bella esclava -, le dijo que si la desposaba arrasaría con Taiyou no Cho... entonces él hizo lo más cobarde que hombre alguno pudo haber hecho... él volvió conmigo... y ella... ella... luego de tener a su hijo...
- ... dime qué sucedió con ella...
- ... se suicidó... la madre de Katou se suicidó y años después trajeron a Katou a la casa para que lo criáramos...
- ... no... no...
- Así es Kyosuke, si Katou no ha tenido una familia... si ha sido terriblemente infeliz... es por culpa de los Iwaki... de un padre que jugó con dos mujeres y las lastimó sin importarle nada... él es tu hermano y todo lo que existe entre ustedes es imposible... es una quimera que no está destinada a ser... tú sabes lo que eso significa...
El príncipe asintió viendo sus ilusiones rotas.
- Hijo... ya no tienes nada que hacer aquí... ven conmigo a Taiyou no Cho... todo se ha terminado
Iwaki se puso en pie y siguió a su madre, derrotado.
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Katou volvió al atardecer sucio de sangre del combate y con las enseñas de guerra al viento agitándose caóticamente.
Había triunfado tal y como lo prometió.
Gritó el nombre de su amado.
Todo fue inútil.
Iwaki no estaba...
"No lo acepto... no lo acepto... Iwaki"
"Si no estás aquí... entonces..."
"Te buscaré hasta el fin del mundo..."
Espoleó a su caballo y fue por la senda antigua convencido de su éxito.
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