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Taiyou no Namida por katzel

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Iwaki miraba entre sus dedos la cinta de seda que se había desprendido de los cabellos del artista Yukihito.

La noche anterior mientras conversaban en la sala y él hacía los honores de anfitrión el muchacho bello le había preguntado:

- ¿Podría atreverme a pedirle un favor?

Él había respondido afirmativamente.

- ... me gustaría hacer un retrato de su esclavo, Katou... no lo haría sin su consentimiento... sé que le ofendería... por eso...

- No.

Iwaki no le dejó terminar de hablar.

Fue cortante y definitivo.

Los ojos interrogantes de Yukihito le hicieron arrepentirse de la pasión de su negativa. - ¿Por qué...?

- Es indigno de un artista como usted pintar gente inferior... ¿por qué querría pintar a alguien como él?

Yukihito permaneció tranquilamente en su puesto y movió los labios con suavidad.

Iwaki repetía sus palabras.

- Por que él brilla... es algo que no mucha gente puede ver...

- No puede retratarlo, es un criado, sería muy vergonzozo para nosotros permitirle algo así... además le prohíbo que le haga esa petición directamente.

- Lo entiendo... lo supe con sólo mirarlo... perdóneme si ofendí sus sentimientos hacia él...

De inmediato el heredero se había excusado yendo a sus habitaciones.

"He huido finalmente de su compañía... sólo tuvo que mencionar a Katou para que..., imposible..."

Yukihito se inclinó y una de sus cintas se desprendió del traje.

Iwaki la recogió sin que se de cuenta y la ocultó entre sus mangas.

No tenía en claro la razón de aquel pequeño robo pero en la soledad de su habitación extendía entre sus dedos la cinta de Yukihito.

"Será que a Katou le gusta el joven pintor... parecían muy cercanos esta mañana... él siempre es tan amable con todo el mundo..."


"Él brilla... a qué se referiría con eso..."



El moreno, tendido de lado miraba la delgada pared que lo separaba del dormitorio de su criado.

Ese era su lugar de descanso siempre y cuando él no le ordenase otra cosa.

"Está allí... tan cerca..."

"No... qué tipo de pensamiento es ese..."

"El señor Taira... el señor Taira... él es quien debe ocupar mi mente... por que pronto llegará para nuestra entrevista..."


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Katou apenas abrió los ojos fue a dar su ronda diaria saludando a todos los que se cruzaban en su camino.

Le gustaba mucho el aire de la madrugada antes de amanecer cuando el cielo era azul profundo.

Luego procedía a ducharse con cuidado y a colocarse su traje rojo.

Sacudía su melena rubia con las manos para secarla y retornaba a vestir a su amo.

El chico de los recados se presentó en la puerta principal con un presente enviado por los Taira.

Era el retrato del futuro esposo de Iwaki. Acababa de llegar para completar el intercambio propuesto por ambas partes.

El rubio tenía mucha curiosidad por verlo. Estaba envuelto cuidadosamente con un gran pañuelo de seda.

Su deber era llevarlo de inmediato.

Pero la tentación le ganaba, no podía soportar la idea de no saber quién se iba a comprometer con Iwaki... sentía enfado y cólera ... y muchas ganas de verlo

Así que antes de pasar la puerta del vestíbulo, frente a la habitación de su amo, quitó el pañuelo...


Muy atractivo y también joven.

Si el señor Taira era tal y como lo reflejaba la pintura... sería el compañero perfecto para Iwaki.

Sus cabellos claros, castaños, rostro franco y amable, fuerte...

Parecía ser alto... y elegante...

Katou examinaba sus ojos verdes. Pensaba que apenas Iwaki le viese se sentiría inevitablemente atraído hacia él.

Se apresuraba a cubrirlo cuando Iwaki corrió la puerta quedándose perplejo.

- Eso es... ¡Cómo te atreves siquiera a mirarlo! ¡Es una de mis pertenencias!

Katou extendió los brazos dándoselo.

- Entonces cógelo... no tiene el mas mínimo valor para mí. Es sólo el hombre que también será mi futuro amo... qué importancia podría tener...

- Mírame...

- He dicho... que no tiene importancia... el pañuelo cayó de casualidad, no era mi intención verlo... pero tiene pinta de que será un buen esposo...

- ¡No tienes nada que decir al respecto! Menudo esclavo, no metas tus narices donde no te llaman.

Iwaki arranchó el retrato y la cinta de color rosa de Yukihito resbaló hasta el piso.

Katou la recogió.

- ... no te pertenece... esta cinta no es tuya... creo que no soy el único que toma las cosas de los demás sin su permiso...

- Es mía... no tengo que darte explicaciones.

- Conozco cada pieza de tu guardarropa al detalle, cada túnica, los finos accesorios y las cintas, nunca olvidaría nada relacionado contigo, y sé que no es tuya... no tienes que mentir.

Para ese momento sus voces se convertían en susurros otra vez.

"Hablamos como si tuviésemos que escuchar al viento"

El rubio le hacía perder el fundamento y la razón. Le conocía tan bien, se había fijado hasta en lo mìnimo con respecto a él...

Apretó la cinta recuperándola bruscamente.

- El día de hoy... no quiero verte... ni oírte...

Volvió a entrar dándole la espalda y cerrando la puerta.

Luego se deslizó cansado hasta llegar al piso dando un largo suspiro.

"Esto se pone muy mal... ¿siempre ha sido Katou tan cuidadoso conmigo? ¿en serio sabe tanto de mí?... y la forma en que miraba el retrato del señor Taira... como si le molestara..."

Ni siquiera se molestó en hacer un lugar para el cuadro. Es más no se sentía de ánimos para mirarlo.

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Katou fue a llevar el forraje para los caballos.

"No tiene que ser tan estricto, sólo quería ver la cara del pobre desafortunado que tiene que casarse con esta fiera"...

"Sólo por que es uno de esos malditos perfectos, ricos, hermosos no hay de qué preocuparse... más aún celebrar que por fin encontró a alguien que lo despose..."

Pero no se sentía tan feliz.

El estilista fue a saludarlo amablemente.

- ¡Haiiii! guapísimo Katou...

- Hola... Sawa...

- Oh... pero ese rostro de tragedia no te queda nada bien... es más estás un poco pálido... me encantaría colocarte rubor en las mejillas, seguramente te verías monísimo con eso...

- No uso esas cosas... le dejo eso a Iwaki con los malos tratos... y la personalidad remilgosa...

- Pobre Katou... sabes que mi puerta siempre estará abierta para ti...

- Amable ofrecimiento, pero ya sabes cuál es mi respuesta, Sawa-san, mas bien me gustaría que me hicieras un favor.

- Qué chico tan malo, primero me corres de tu corazón y ahora me pides un favor.

Katou le guiñó el ojo en ese gesto irresistible que no dejaba lugar a quejas.

- Onegaiiii

- Está bien... sólo por que eres muy guapo...

- Deseo que escuches y guardes silencio. En esta casa hay alguien que es parte de una conspiración para hacerle daño a nuestro señor...

- ¡Una conspiración! - gritó Sawa.

- Shhhhhhhhhhhhh...

- Lo siento - dijo modulando la voz - es que... eso es muy grave...

- Por eso me gustaría que discretamente observes a las doncellas, quiero saber si tiene que ver con alguna de ellas, yo me ocuparé de los maestros y del resto, la señora Michiko se ocupará de la cocina... no permitiremos que vuelva a repetirse...

- Bien... qué excitante... todo lo que te rodea es tan emocionante...

Llamaron a Sawa para que prepare a la madre de Iwaki.

- La señora necesita un leve retoque...

- Doña Víbora lo que necesita es...

Sawa dio un pellizco a Katou en el hombro.

- Niño maleducado... no te atrevas a hablar así de tu ama...

- Mph...

- Kawaii, Katou, esa actitud de rebeldía te hace ver muy sexy...

Katou sonrió y se llevó los cabellos hacia atrás.

- Soy incorregible.

Sawa se sintió acalorado y fue a maquillar a su ama.

"Por lo menos sabré si el atentado tiene relación con alguna sirvienta"

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Yukihito se retiraba ya.

Iwaki se negó a ir a despedirlo.

"Puede decir cosas realmente perturbadoras es como si tuviese un sexto sentido"

Tras las cortinas de tul abrió una rendija por donde espiaba su partida.

"Pintar a Katou..."


Yukihito vestido con su kimono rosa sentía en falta una de las cintas que le adornaban.

Y recorría el camino con la vista antes de subir a su carruaje.

Katou le hizo una venia.

- ¿Ya se va? ... es una lástima que el artista no pueda pasar una temporada en la casa.

- Um... - Yukihito era un avecilla tierna con mejillas sonrosadas -... yo también lo lamento, debo llevar el retrato a manos del señor Taira lo antes posible.

- Tenga cuidado con el viaje, y no se esfuerce demasiado... cuidese mucho, artista...

- ¿Volveremos a vernos? - se atrevió a preguntar él disimuladamente.

- Por supuesto... - Katou cortésmente le ayudó a subir.

Yukihito apretó por un segundo su mano y luego desapareció en el carruaje.

Un ruido hizo voltear a Katou.

Era como si las persianas del cuarto de Iwaki hubiesen sido cerradas con fuerza.

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La señora Michiko le sirvió un tazón de sopa a Katou.

- Así fue... los canarios de Iwaki-sama aparecieron muertos... nadie ha dicho una sola palabra... parece que los envenenaron esta mañana, todos están muy alarmados pero la señora dice que si se atreven a hablar eso podría malograr el compromiso del amo...

- Es un aviso... me pregunto quién lo estará haciendo.

- Mucho cuidado, Katou... no quiero que te metas en problemas.

- No temas Michi-chan, estaré bien... ahora sirve la bandeja más grande con lo mejor que tengas.

- ¿A dónde vas?

- Ese cabezota no ha comido en todo el día, cree que encerrado ahí se alimentará solo del aire... le llevaré algo.

La señora hizo un gesto cómplice y adornó la bandeja con las cosas más ricas.

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Tocó la puerta.

- Largo... no abriré...

- Debes comer algo... no permitiré que tus caprichos afecten tu salud... así que abre...

- Cuando se ha visto un esclavo como tú intentando ordenar a un amo...

- Deja eso, te he dicho que somos amigos, estoy preocupado por ti...

- No he hecho nada para preocuparte...

- ¡Entonces deja de comportarte extrañamente!, Iwaki, desde hace días que...

- ¡No te escucharé!

Katou abrió la puerta.

- Pues sino te haré comer a la fuerza... se puede saber por qué estás tan deprimido...

- Idiota...

- Así está mejor... - Katou tomó los palillos - di ahhhhhh...

- Dame eso...

El rubio se tranquilizó al verlo probar lo que había traído.

- No tienes que preocuparte tanto... hace días que estás muy presionado... pero todo saldrá bien...

- ...

- El señor Taira se enamorará de ti... sólo verá tus ojos oscuros, y tu encanto... muéstrale al verdadero Iwaki... no hay nada que temer...

- Sólo conseguiré que se rían de mí si se arrepiente del compromiso.

- Yo impondré silencio a todo aquel que se atreva... Iwaki, no toleraré que nadie murmure contra ti... seré la muralla que te protegerá...

El bocadillo de Iwaki resbaló de los palillos cayendo en el piso.

"De dónde salen esas palabras... cúando aprenderá a pensar antes de... "

Su brazo chocó con el de Katou.

Volvían a estar demasiado cerca...

Iwaki luchaba contra las ganas de continuar indefinidamente en la posición comprometedora.

Sus pupilas se contrajeron y no fue ni hacia atrás ni hacia adelante.

- Tampoco no es que vaya a vivir de la opinión de los demás... y tú eres...

Intentaba parecer despreocupado.

Katou deslizó sus dedos sobre la mejilla de Iwaki.

- Una mancha...

el tiempo pasaba sin que Katou retirase su mano.

Ambos deseaban decir algo.

"¿Te gusta Yukihito?"

"¿Te gusta el señor Taira?"



Y la voz del mensajero llegó.

- ¡Urgente! ¡Urgente!... el... señor Taira... ha visto el retrato... e... inmediatamente ha adelantado la entrevista... estará aquí... mañana mismo...

Entraron muchas personas a llevarse a Iwaki y culminar los preparativos de recepción.

Katou se quedó atrás, solo...

- Será mejor que te vayas, mi hijo estará muy ocupado y tu solo podrás estorbarle, ve a las barracas con los tuyos... y quédate allí.

La dueña de estas palabras le miraba fríamente.

Era la señora de la casa...

Katou se inclinó y salió apresuradamente.

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