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Taiyou no Namida por katzel

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Katou se detuvo frente al bosquecillo de lilios que bordeaban el camino de piedra. Iba tocándose la mejilla húmeda donde antes se había posado la mano de Iwaki.

Cada lilio se parecía al moreno.

Altivo, orgulloso, conmovedor, nacido para gozar de la luz del sol y recibirlo esplendorosamente.

Acarició el cáliz de una flor pensando en el rostro de Iwaki.

"Así como él, yo tampoco he sido hecho para el dolor... desde ahora tomaré un camino y lo seguiré sin remordimientos"


Puso ambas manos sobre su pecho y con esa sinceridad ardiente que lo caracterizaba se preguntó en voz alta:

- ¿Amas a Iwaki Kyosuke?

La respuesta surgió cristalina desde su interior.

"Sí. Lo amo. Sólo vivo para servirle"


Mucho más tranquilo volvió sobre sus pasos.

"Lo más importante es la felicidad de Iwaki. Mi amor no será posesivo ni egoísta, ya que me he decidido a vivirlo, no le hará sufrir nunca, sea lo que sea lo que él quiera será suyo, ese es mi juramento, el juramento de un hombre enamorado"

Se cruzó en el camino con las doncellas que venían sosteniendo lámparas de papel.

Iban paseando sus siluetas con gracia y secreteando juguetonamente entre ellas, lanzando miradas a Katou.

Su expresión decidida las hizo girarse a contemplarlo.

"Qué bello va Katou kun... hay algo en sus ojos que es capaz de atrapar y envolver..."

Frente al cuarto se inclinó ante la puerta.

- Iwaki-sama

- Pasa, esclavo ¿en dónde has pasado tu tiempo? ya debo estar listo para el baile y sin embargo tú, indolentemente me haces esperar, ven y traeme el abanico, además debo colocarme ahora el traje.

Katou asintió.

Iwaki mismo se quitaba la ropa mostrándose semidesnudo.

Era como estarse desnudando para entregarse a él.

El aire del cuarto se saturó nuevamente con el deseo y el amo se cubrió repentinamente.

El esclavo osado se irguió quedando a su lado.

- No tienes de qué avergonzarte... te he visto desnudo muchas veces, qué sería diferente ahora...

- Tú... sirviente...atrevido...

La cólera de Iwaki se disolvió en los ojos envolventes de Katou.

Se reflejaba en ellos la firmeza de su decisión.

- Déjame cuidar de ti...

El heredero parpadeó.

Su relación estaba cambiando paulatinamente a algo desconocido que sólo podía sospechar como un sentimiento intenso cuyo contenido se desbordaba directamente hacia él...

Calor...

Una gota de sudor bajó por el lado de su frente hasta el pecho, Katou solícito detuvo la caída con los dedos.

El punto donde se encontraron fue motivo de otro estremecimiento fuerte para el amo.

"Mi vida ha cambiado..."

"Desde que puedo ver tu belleza con estos nuevos ojos..."

"Sin niebla que oculte mi fe en tu amor..."


Apoyados en su blanco pecho, los dedos presionaban la piel haciéndole padecer a Iwaki un gran deseo.

El calor que desprendía su cuerpo le sorprendía por las vivas llamas que le envolvían con un toque tan leve.

Los cabellos azabache se ladearon sobre el cuello con gracia dandole sensualidad a la figura del heredero y aumentando la ansiedad de Katou.

Disfrutar cada segundo de aquel delicioso contacto era el anhelo de ambos.

Pero ya las primeras notas de la música empezaron a sonar en el salón llamando al joven.

- Debo ir...

Parecía más una súplica que una orden pues la languidez enamorada de los ojos de Katou impedía a Iwaki huir de él.

- Cuidaré de ti...

Esta vez el traje era de color rojo con dorado.

Solícito, Katou colocó las joyas en las manos y el cuello.

El amo se sentía protegido, seguro, amado con devoción.

- ¿Estás feliz...? el señor Taira te está esperando... ¿estás feliz, Iwaki?

La respuesta demoraba demasiado.

- Um...

Se apartaron.

Sonaba como una herida pequeña a pesar de las buenas intenciones de Iwaki.

Sawa interrumpió llegando con su neceser.

- Amo Iwaki... su madre me envía a colocar un poco de rubor en sus mejillas... pero...

- Sucede algo...

El rostro del heredero estaba naturalemente sonrojado.

- No es necesario... usted... luce...

Parecía desfallecido.

Katou le dio el brazo.

Demasiadas emociones en poco tiempo, la expectativa y el placer de empezar un juego peligroso con quien sólo deseaba dominar a sus pies y que le empezaba a obsesionar por la fuerza de su presencia, iban minando el ánimo del heredero.

Antes de entrar en el escenario a saludar a sus padres y su novio, tambaleó apoyando la cabeza en el hombro de Katou.

- ... ¿podré hacerlo?... si vuelvo a fracasar...

El brazo de Katou aprisionó la cintura de Iwaki y él susurró en su oído.

- Kyosuke... eres el ser más bello creado en este universo... tu hermosura y tu perfección encienden los corazones de todos a tu paso... eres irresistible... no temas... el señor Taira será tuyo al primer movimiento del abanico.

Mágicas palabras que hicieron salir al moreno con una plena confianza en ser irresistible.

Se inclinó derramando su gracia frente al hombre que deseaba seducir y lo atrajo desde el primer momento.

El señor Taira sólo tenía ojos para él.

Katou se sentó en el oscuro pasillo mirando silencioso.

Exacta, la danza de Iwaki mostraba su gran habilidad y estilizada silueta.

Su prometido no pudo evitar levantarse para acompañarle encantado con su figura.

Katou extendió un brazo que Sawa cogió tras bambalinas mientras colocaba un dedo sobre sus labios.

- Shhhh lo ha logrado... el señor Taira ha caído bajo su poderoso influjo.

Katou intentaba sonreír.



Iwaki giraba con el estilo cortesano de su novio acompañándole.

No podía pedirle más al cielo. La persona que le seguía era un hombre atractivo y fino como él, capaz de sentir el arte y comprender sus altas necesidades.

Sin embargo algo no estaba completo, terminado... a pesar de que sus manos blancas casi se posaban sobre las suyas, que eran armoniosos a Iwaki le hacía falta la rudeza de Katou.

Aquellos brazos fuertes capaces de hacerle perder el aliento, las rudas caderas rozando las suyas con energía de quien arranca sin misericordia los suspiros de su pecho...

"Cuando bailé con él fue tan..."

Venía la figura final.

Iwaki recordaba los labios de Katou aproximándose hacia él.

Ahora eran los del señor Taira.

De modo instintivo y sin que pudiese evitarlo, el joven heredero volteó el rostro rechazando el beso de su prometido.

Cuando vio su error intentó enmendarlo aproximándose sumiso pero un leve gesto le indicó que no era necesario.

La mano del señor Taira se posó sobre su cabeza.

- Adoro tu pureza... es algo más en favor de mi futuro esposo... no te preocupes... ya te acostumbrarás a mí...

Asintió Iwaki.

La señora de la casa llamó a su hijo hacia sus habitaciones.

Éste sólo podía mirar al piso arrepentido, sabía que le iba a llamar la atención. Por segunda vez no tenía palabras para explicarse su propio proceder con respecto a Katou.

Al estar a solas recibió una bofetada.

- Eres un inútil... hasta cuando Taiyou no Cho tiene que estar en las manos de alguien como tú... estamos preocupados por que tu fama pende de un hilo... y nuestra ruina se aproxima si el señor Taira se atreve a dejarte... debes hacer todo para retenerlo si desea tu pureza también debes dársela, recuerda, no se trata solo de tu felicidad.

Esas palabras eran terriblemente duras para él.

Le hicieron sentir como una mercancía.

- ¡Lo has entendido!

- Um...

Salió a respirar antes de la cena, estaba enfadado, afrentado, ofendido.

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Katou fue a peinar a los caballos.

Ignoraba las escenas que se sucedían en el privado del ama.

Su vista se nubló por las manos pequeñas y femeninas que cubrieron su rostro.

- ¡Pintor Yukihito!

El muchacho sonrió mientras se sorprendía por su valor para tocar al esclavo casi manifestando sus intenciones.

- Señor... Katou-kun

- Ha venido tan rápido.

- He sido invitado a la boda, todo está sucediendo brevemente, es un amor fulminante, su amo tiene buena fortuna.

- Espero que así sea.

Yukihito sintió dolor de la preocupación especial que Katou tenía hacia Iwaki-sama.

- Pero no hablemos de eso...

El dulce muchacho intentó tomar el brazo de Katou para caminar a su lado hacia la puerta del potrero.

- Conmigo vino el hermano menor del joven señor, Urushisuki, se parece mucho a él... estaba emocionado por que...

- ¿Uru-chan ha venido?... habrá crecido un poco...

Katou estaba más tranquilo, junto al pintor las cosas eran mucho más llevaderas y pacíficas.


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De lejos oyó que alguien gritaba su nombre.

- Kaaaaaaaaaaaaaatouuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu - kun

El hermano menor de Iwaki, de cabellos negros y ojos oscuros, exactamente igual a él corrió hacia Katou y se hechó sobre él sin darle oportunidad a recibirlo, tumbándolo sobre la paja que voló envolviendo sus cuerpos.

- Uru-chan...

A Katou le había sorprendido mucho la forma en que eran identicos y su mente le había transformado en Iwaki corriendo a su regazo.


El hermano menor del heredero fue apartado de la casa durante su infancia y educado en una escuela de nobles para ser el escribano del dueño. Al no nacer en primer lugar su único destino era administrar los bienes para que el hermano principal pudiese vivir sin preocupaciones.

Katou no le veía desde que era un niño y ahora, adolescente, casi tan bello como Iwaki, estaba sobre él.

Urushisuki siempre le amó.

Estaba seguro de que al crecer y volver a casa podría encontrarlo y quitárselo a Iwaki para tenerlo en cuerpo y alma.

Tumbado, admirando al hombre en que ponía sus ilusiones, el muchacho rápidamente unió sus labios a los de Katou.

Yukihito movía el rostro de un lado a otro desesperado.

Cogió la ropa del chico jalando hacia atrás.

Katou, se puso en pie.

Iwaki Kyosuke estaba en la puerta de los establos, luego de las palabras de su madre deseaba estar cerca de Katou.

Katou empezó a mover la cabeza de un lado a otro.

- No se trata de eso... Iwaki.

Yukihito reprimió un grito de sorpresa.

Sólo tenía que verles un segundo para darse cuenta de lo que sucedía.

"Katou le ama... no ha pensado en mí un solo momento cuando me alejé... Katou sólo tiene ojos para él..."


La furia marcada que apareció pintada en el amo revelaba sus volcánicos celos.

Le dio la espalda al rubio y salió sin mirarle.

Katou pensó que lo perdería para siempre.

- Iwaki... Iwaki... escúchame... no seas terco... detente... fue Uru-chan... él vino de pronto...

Iwaki continuaba caminando sin prestarle atención.

- ¡No siento nada por él! ¡No hay punto de comparación con lo que significas para mí!

El moreno frenó la marcha.

- Qué has dicho, esclavo... acaso te he preguntado por tus serviles pensamientos... a mí... ¡A MÍ NO ME INTERESA QUÉ ES LO QUE HACES! ¡NO ME HACE FALTA SABERLO! ¡TÚ... UN VIL Y MUNDANO GENTIL... UN ANIMAL SALVAJE DEL CAMPO! ¡TÚ!

Katou le jaló del brazo derecho y pegándolo contra su pecho le besó.

Fue excitante, violento, fuerte... apasionado.

Todos los sentidos de Iwaki se apagaron y sólo quedaron los labios de Katou mordiendo los suyos.

Debía huir, reclamar, acusar, castigar...

Imposible.

Sólo seguir hacia adelante y ser besado de la manera más fantástica que hombre alguno lo hubiese sido por quien le amara.

Mantuvo los ojos cerrados mientras contenía la respiración y era devorado por el rubio.

Siempre había escuchado de los deseos de detener un momento en el tiempo y le habían parecido vulgares.

Ese era su momento... lo que deseaba guardar y conservar incondicionalmente.

"Cómo podría esto ser un pecado..."

"Sin embargo..."


Era muy diferente a su reacción cuando su prometido se hallaba cerca, su cuerpo se entregaba a Katou más allá de la razón.

"Aquello que lo rebalsa por completo... y se dirige hacia mí..."

Katou compartía con él un beso sin condiciones.

Y le saboreaba dejándolo sin aliento.

Los dos cayeron en cuenta de que no podían detenerse.

Pétalos de cerezo se deslizaban entre ambos embelleciendo el poder de su romance.


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