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Taiyou no Namida por katzel

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Belleza de luna desnuda iluminando la noche...

Eso era la blanca piel de Iwaki cediendo ante las alas del amor de Katou.

El horizonte de ambos era incierto y hacía latir sus corazones a un ritmo desenfadado.

Negar lo que estaba sucediendo sería imposible.

Iwaki apretaba las ropas de Katou rozando con sus nudillos la piel cálida y bronceada del rubio.

La marea los arrastraba.

Cautivo en sus brazos el heredero orgulloso se convirtió en la presa del fogoso amante.

Katou estaba maravillado.

Aquella suavidad de sus labios.

El perfume misterioso de su señor, su modelada forma... su dulce amigo de la infancia... ahora un príncipe angelical... su príncipe.


A Iwaki le pareció escuchar el sonido de unos pasos furtivos y puso final a su entrega.

No tenía idea de qué hacer o decir en el momento de regresar a la realidad.

¿Qué eran ahora?... sus cuerpos se habían tocado brevemente y ya se atraían sin remedio.

"No dejaré que nuble mi juicio, Katou... no me dominarás... no destruirás mi vida... tú..."

La confusión del moreno era evidente pues apenas estuvieron lejos el uno del otro sintió una terrible nostalgia. Quería volver de inmediato a los brazos de Katou pero no estaba listo aún para abandonar el orgullo y la muralla que había construido para proteger sus propios sentimientos.

- Déjame... no te acerques...

Para Katou todo había sido perfecto, por fin estaba completo, regresaba a la persona que pasó con él los días más tiernos de su pasado.

- Iwaki...

- No digas mi nombre, no me mires, no me toques... ¡déjame!... te he dicho tanto que tú y yo no somos iguales... tú solo eres...

- Un esclavo que no es dueño de su propia vida... por que te pertenece... si no fuese tu esclavo, si hubiera nacido como un hombre libre... también viviría sirviéndote... el poder que tienes sobre mí no se debe a la posición en que nacimos... sino a lo que yo...

- No más...

El gesto de Iwaki era tan apasionado y fuerte que Katou se quedó en silencio.


El rubio miró los sakura caer.

"Así no... de esta manera no... él está empezando a sufrir... Iwaki... yo necesito que tú te sientas bien y no confundido como te encuentras ahora... me desespera ver cómo no sabes amarme ni odiarme..."

- Está bien... yo... esperaré... a que tomes una decisión sobre mí.

- Katou...

- Estoy en tus manos - mostró una dulce sonrisa muy provocativa - ... seré lo que tú quieras, esclavo, amigo, amante... solo una cosa...

- ...

- No te engañes demasiado, estoy seguro que mi beso es algo que jamás olvidarás.

- Tú...

Katou volteó haciéndole una reverencia para retirarse.

- Te veo en mis sueños...

Iwaki giró fingiendo enfado.

"Gracias... si te hubieses mostrado débil, Katou, yo no hubiese sabido qué hacer... si suplicabas o rogabas me obligarías a herirte y nada volvería a ser como antes... qué fuerte eres, Katou-kun..."

"Pero sabes... aunque esté confundido ahora, no podría ni aunque quisiera, cumplir ese asomo de deseo que tengo... soy el heredero de Taiyou no Cho... quizás tú me perteneces pero yo no me pertenezco a mí mismo..."



Urushisuki estaba silencioso en la cena junto al señor Taira y mirando de reojo a Iwaki.

El pintor Yukihito se había excusado por que se encontraba terriblemente afectado por el descubrimiento anterior.

Iwaki sospechaba el motivo del sitio vacío y se preocupaba por la cercanía del joven, su fragilidad de ave y su dulzura femenina podían atraer a Katou fácilmente.

"Pero si he de rechazarle... será mejor que esté cerca para que él le busque..."

De sólo concebir que Katou pudiese quedarse con Yukihito, el bello Iwaki sintió una puñalada en el pecho.

"Es natural, ninguno de ellos es noble, serían libres de vivir sin que los molestasen... Yukihito apenas está tres rangos por encima de él... podrá comprar su libertad si su familia lo aprueba... y se irán lejos, Katou le protegerá y le dirá al oido las cosas que eran reservadas para mí..."

El señor Taira le hizo una pregunta.

Iwaki se quedó completamente frío, no le estaba prestando nada de atención.

La madre intervino diciendo que él no conocía de esas cosas por estar apartado del mundo en su rico palacio del campo.

Sonrió el moreno inclinándose.

Su hermano menor tenía los ojos clavados en él con sospecha.

"Será el amante de Katou... no se lo permitiré... no le basta arrebatarme a mis padres y la vida que pude tener... incluso se llevará a la persona que yo quiero... eres demasiado egoísta, niichan"



El pretendiente, Kazuo Taira pidió permiso para pasear con su novio a solas.

Los padres estuvieron de acuerdo.

El amo de la casa, el señor Iwaki se retiró a su estudio privado mientras rogaba que todo saliese bien para su hijo mayor.

Su esposa le seguía lentamente.

- Alguna novedad mientras he estado en la corte...

- Ninguna mi señor, he cuidado a nuestro hijo y nuestro palacio...

- Eres una buena esposa... ahora ve a tus labores... y diles a tus doncellas que vigilen a nuestro hijo, no podemos ir más allá del pudor y la dignidad, no quiero tener que lamentar una ofensa.

Él ignoraba las duras palabras de la dama en cuanto a la pureza de su hijo.

Antes de entrar a su estudio dudó un poco.

- Cómo están los demás...

- No tienes que preguntar por gente de baja laya... y menos a tu esposa... si me respetas un poco dejarías de hacer ese tipo de preguntas...

- Sasame...

Ella desapareció en la oscuridad.



El atardecer humedeció las hojas de las plantas y algunos rayos de luz huídos creaban un ambiente mágico.

Iwaki paseaba tranquilamente con su novio.

- Y no se ha sentido solo todo este tiempo viviendo en un palacio tan alejado... no ha querido nunca viajar por el mundo...

- Cuando era muy niño...

"Cuando Katou decía que más allá de estos campos el mundo era ancho y grande y me prometió viajar mucho para mostrármelo"


- ... prosiga, verlo hablar de su infancia me hace sentir bien... quiero que nos conozcamos mucho más, futuro consorte...

Iwaki apenas cubrió un poco su palidez con un destello rosa.

Su novio oficial estaba embebido en su rostro y le acarició la barbilla con el dedo índice.

Quería besarlo.

No podía huir así que se resignó a ser tocado por él.

Lentamente se acercó y unieron sus labios.

Agradable, plácido...

Kazuo Taira estaba satisfecho.

- No puedo creer que podré casarme con usted... es como un sueño...

- Yo siento lo mismo... me honra que me haya elegido.



Katou regresaba con la paja sobre el hombro.

- Ufff creo que con esto será suficiente hasta mañana.

Sawa estaba sentado esperándolo.

- Hum... con ese cuerpo no deberías descuidarte... cualquiera te mordería...

- Basta, Sawa... ahora no deseo bromear contigo...

- ¿Y quién esta bromeando? eres todo un rompecorazones... el pobre Yukihito aún no se recupera...

- Yukihito... ¿qué sucede con él?

- No seas tonto... cómo alguien puede ser tan imperdonablamente distraído ¿no te has dado cuenta?... el pintor anda detrás de ti...

- Tienes que encontrar malicia en todo lo que te rodea Sawa... no tienes remedio...

- Sólo para Iwaki-sama eres perverso y atrevido, los demas somos como muñecos sin alma para ti...qué horrible tragedia...

- Ya deja eso...

- Es en serio, Yukihito está desilusionado y yo que tú me guardaría de acercarme a él, no es bueno herir así a un muchacho tan lindo.

- Lindo... huum, Sawa, hasta ahora ni siquiera a mí me has llamado así. Será que te gusta el lindo pintor...

- No te pongas celoso Katou kun, tengo otros adjetivos para ti que te quedan muy bien. Pero ahora que lo mencionas... me parece una persona muy interesante. Qué malo eres al robarle la paz e ir en pos de otro en su delante.

El pintor apareció en la puerta.

Sawa se puso en pie.

- Creo que debo ir a retocar a mi ama... permiso.

Al pasar al lado de Yukihito le gustó el olor de sus cabellos y la mansedumbre de sus grandes ojos.

- Pintor...

- Estilista...

- Trátalo bien Katou-kun, no quiero escuchar quejas acerca de ti.



Katou estaba algo cortado. Saber que el muchacho estaba enamorado de él y no poder corresponderle le producía un sentimiento de culpa.

Procuró mostrarse amable y no provocar una situación desagradable. Decirle que le veía como un amigo y que se había acostumbrado a él en poco tiempo.

Yukihito entró cerrando tras de sí la puerta corrediza.

Se veía contrariado y diferente a su natural bondadoso.

- Katou kun...

- Yukihito...

- Por que él te gusta tanto... sé que es hermoso... mucho más que yo... pero él sólo tiene palabras duras para tu corazón, en cambio...

Hablar de esa manera era algo que le costaba demasiado.

Katou lo sabía por eso se levantó para calmarlo.

- No debe tratar de comportarse asi, Yukihito.

- Siempre alejándome al tratarme con respeto, me pregunto si le hablará también así a él... o si le llamará por su nombre por que le necesita cerca...

- Le pido disculpas si con alguna actitud...

Yukihito enrojeció y abrió su traje celeste.

Estaba ofreciendo su joven cuerpo a Katou en un acto desesperado por atraerlo.

Su respiración estaba en un hilo.

La rendición inesperada de Yukihito impresionaba al rubio.

Fue hacia él sonriendo ante su porte y hermosura.

- Me gustaría... ser tu dueño, pero... lo lamento...

Cerró respetuosamente los bordes de su ropa y le dio un beso en la frente.

- ... ya sabes cuál es mi respuesta... sólo puedo ser un buen amigo para Yukihito...

El joven se apartó herido.

- ...yo...

Katou le retuvo.

- ... si dependiera de mí... me obligaría a amarte... pero sabes que no podría hacerte feliz... espero que encuentres a alguien que sea mucho mejor que yo...

- Si él no estuviese ¿me verías a mí, Katou?

- Yukihito... ya tienes un lugar especial en mi corazón... quédate en él como un cálido amigo...

- Siempre amable... Katou...

- Prometo no alejarme de ti... y estar cuando me necesites...

- Tu amabilidad me hace daño... me lleva a ti a desearte fuertemente, a hacer cosas que no había concebido antes... ahora debo irme...

El pintor salió y camino rápido muy rápido hasta la sala de los Perfumes donde se elevaba un delicioso olor de las esencias que Sawa liberaba de sus frascos.

Paró justo en medio del enorme cuarto y rompió a llorar.

Sawa sólo atinó a alojarlo en su pecho y dejarlo desahogarse todo lo que necesitase.



Terminadas sus labores, Katou fue a sus aposentos.

La luz de Iwaki no estaba prendida. Cosa rara pues a esa hora solía quedarse repasando sus lecciones, dibujando, o escribiendo sus misivas.

"Será que aún está con su prometido a esta hora"

No quería hacerse ideas. Se imaginaba a él en el lugar de Yukihito escuchando ese "no" simple y claro.

"Él será su esposo, aún puede renunciar a ser mi amo por propia voluntad, yo pasaría a ser de Urushisuki mph... todo está hecho un lío... y yo sólo pensando en cómo tiembla cuando le toco, obsesionado con volver a besarlo"

Antes de ir vislumbró cerca del viejo pozo a Iwaki y Taira besándose.

Sin Sawa que le sujetase fue en contra del viento como huracán.

No se daba cuenta de que quien estaba fuera de lugar era él.

Al verlo aproximarse Iwaki fingio estar disfrutando mucho de ese momento a solas con su novio.

- Pero qué molestia, un criado sin modales es terrible para una casa como la nuestra.

Se mostraba lejano... disfrutanto la tortura y sus ojos eran fríos.

Kazuo Taira asintió.

- Está muy maleducado... deberían tratarlo más duramente. Diga lo que tiene que decir y váyase...

- El padre de Iwaki requiere su presencia...

- Entonces me temo que debemos separarnos, hasta mañana, joven prometido...

- Hasta mañana, señor Taira... le extrañaré.

El tono de voz almirabado que usaba con Taira le enfadó mucho a Katou.



- Bien, te ordeno que me lleves donde se encuentra mi padre - dijo Iwaki

- Él está en el estudio, puedes buscarlo si quieres, pero la cuestión es...

Quedó en suspenso.

- ... tu padre no te ha llamado.

- Qué...

- Yo soy el que no ha soportado verte con él... no creo que sientas lo mismo cuando él te toca...

Iwaki iba a responder duramente cuando el rubio sintió un objeto cruzando el aire y se colocó para evitar que lo hiriese.

La flecha se clavó sobre su hombro.

Katou se interpuso y con firmeza sujetó la muñeca de Iwaki llevándolo a un lugar seguro usándose a si mismo como escudo.

- ¡Katou!

Otra flecha hirió su espalda.

- Ya te dije...

Su tobillo derecho.

- Que mientras yo esté no te sucederá nada...

Iwaki pidió ayuda de inmediato para que los guardianes de Taiyou no Cho fuesen tras los arqueros enemigos.

Katou, desangrado se desmayó a sus pies.

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