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Bajo la Sombra de una Iglesia por Supa_Mame

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Notas del capitulo:

-Tu QUIERES que ese niño sea nuestro, esto es cosa tuya. Estas tan desesperado por hacer esta relación formal que quieres un hijo.

 

-¿M-me crees capaz de hacer semejante cosa para tan solo tener una relación formal contigo…?

 

"FUTURE"

(Roy x Edward)

 

Un largo mes había pasado en la vida de Edward y su pequeña familia con la que cada día las cosas parecía recobrar más el brillo y la felicidad que se merecían después de toda aquella tempestad vivida. Roy había despertado como había sido pronosticado, a las dos semanas, llevándose la grata sorpresa de que estaba con vida al igual que Ben y su pareja Edward.

Ellos, junto a Alphonse, vivían juntos en una pequeña casa fuera de Central donde Celia, el padre, la madre superiora y las monjitas de vez y en cuando los iban a visitar puesto que, tanto Roy como Ed, sabían que un pie dentro de Central significaba un peligro más para Ben.

 

Un llanto fuerte se escuchaba por toda la casa, Roy cargaba a Ben, quien no dejaba de llorar, hacía poco le había dado su medicina de la cual dependía todavía la vida de su pequeño y ahora se quejaba por el mal sabor en su boquita.

-No puede ser que lleves ya dos meses con la medicina y todavía no te acostumbras -soltó Mustang que mecía al pequeño entre sus brazos -No le puedo pedir a Edward que te de pecho... ya sabes como se pone -bromeó Roy haciendo caras graciosas a su pequeño, quien no dejaba de hacer pucheros.

 

La puerta del baño se abrió y un rubio con el cabello mojado salió detrás de ellas con una toalla en sus manos mientras intentaba secarse sus largos cabellos dorados.

-¿Otra vez está llorando por la medicina?- Preguntaba Edward mirando a Roy con Ben en brazos mientras se sacudía su cabello mojado.

 

Roy asintió dejando claro lo que estaba de más -No se calla con nada -se quejó Mustang dándole palmaditas en la espalda al pequeño.

-¡Bawa! -soltó Ben alzando sus bracitos para ir con su mami.

-Vaya, prefiere estar con la mamá -soltó un poco ofendido Roy para después caminar hacia Edward y pasarle a Ben que ya sentía hambre.

Lastimosamente Ben todavía dependía de la intravenosa para alimentarse, ya que Edward no le quería dar pecho, Roy no lo entendía, y muchas veces le había preguntado del porque de su comportamiento, pero Edward siempre salía enojado y gritándole de cosas, así que si quería mantener un ambiente tranquilo, lo mejor era no preguntar.

 

-Es ‘el mamá'- corrigió el rubio dejando su toalla a un lado y cargando a Ben con cuidado y besándole la frente con cariño. -Suena más masculino...- aclaró al mecer a su bebé de lado a lado, en un intento de calmarle el llanto.

 

-Pero se escucha raro -se pensó Roy con una mano en su mentón. Ben seguía sin dejar de llorar, quejándose de la medicina y porque sentía hambre.

-¡Argh! ¡Edward, me está dando dolor de cabeza! -se quejó Mustang rascando su cabeza con algo de fuerza, frustrado por que Edward no hacia lo que tenía que hacer para callar al pequeño.

-¡¡BAWA!! -gritaba el pequeño, agarrando el mechón de cabello de Edward, con su carita roja y bañada en lágrimas, lo jaló con fuerza.

 

Edward miró a su bebé por varios segundos sintiendo como aquella carita de desesperación le pedía alimento pero... era algo que él ya no podía brindarle.

-¡P-pues tomate alguna pastilla!- Le recomendó Edward girándose y dándole la espalda a Mustang mientras seguía arrullando a Ben e intentaba lograr que su pequeño ya no le jalara sus mechones dorados.

 

Sudó una gota enorme -¡Acero! -soltó indignado Mustang por el comportamiento infantil de Edward -¡Solo dale lo que quiere! -rogó el pelinegro, Ben llevaba casi toda la mañana llorando y ambos sabían por que.

Ben jalaba con más fuerza el cabello dorado de su mami.

 

-¡Pues no puedo!- Contestó el rubio para después quejarse por los estirones en su cabello que le daba el pequeño Ben en señal de real enfado por no recibir la leche que tanto le gustaba y necesitaba. -Pensé que ya se había acostumbrado a la intravenosa...

 

-¡Es un bebé, Edward! -soltó Roy señalando al pequeño que seguía jalando el mechón de cabello sin querer soltarlo -¿Cómo se va a acostumbrar a algo que no puede saborear, ni le llega directo a su estomago? Además... eso es cruel -soltó el pelinegro, acercándose al pequeño y mostrándole la manita derecha a Edward, estaba irritada y siempre llevaba un algodón con cinta en ella, por las agujas que le enterraban para alimentarle -¿Crees que le gusta que le estén pinchando a cada rato para comer? Eso lo asusta.

 

Edward se quedó callado unos segundos tras las palabras de Roy, las cuales, sabía que eran totalmente ciertas, y los tirones en sus mechones húmedos le hacían comprender lo mucho que Ben le necesitaba pero... cerraba sus ojos y en vez de Ben, estaba el hombre que había abusado de él tanto físicamente como mentalmente...

 

-L-lo siento pero...- Susurró Edward tratando de deshacerse de aquellos recuerdos traumáticos. - E-es sólo que no puedo... no puedo...

 

-¿Qué ocurre, Edward? -preguntó Roy intentando acercarse al chico que había logrado robarle el corazón -¿Qué no me has dicho?

Ben gritó con fuerza para tener atención y jaló más el cabello de su mami, pudiendo sentir varios hilos dorados que había logrado arrancar.

 

-¡Ouch!- Se quejó Edward al notar lo fuerte que eran las manos de Ben para sus meses de vida. - ¡Duele...!

 

Pero fue cuando escuchó la pregunta de Roy que Edward se puso serio nuevamente y negó ligeramente para desviar su mirada, logrando que Ben parara de jalarle sus mechones. -No... es nada...- mintió con un aire de vergüenza.

 

Ben se quejó al ver que le regañaban, andaba un tanto chiflado, pero era por el hecho de que tenía hambre y su mami no le hacía caso.

-Pues ese nada solo le está causando problemas a Ben -dijo un tanto sentido con Edward por su falta de confianza -Voy por el doctor para que le ponga la intravenosa -dijo no muy convencido sobre la idea de estar pinchando al pobre Ben a cada rato que tuviera hambre.

 

Edward miró a Roy caminar hacia el teléfono y luego miró a Ben que lloraba y le suplicaba con lágrimas que le alimentara... Un nudo en la garganta se le formó al rubio al no saber que hacer.

-Quiero alimentarlo.- Soltó casi en automático y sin quitarle de encima sus ojos a Ben.

 

Roy se detuvo y miró hacia el rubio -Bien -fue lo único que dijo, para después regresar sobre sus pasos y acercarse a Edward, Ben volvió a tomar un mechó de cabello de Ed y lo jaló fuerte.

-¡Bawa! -gritó enojado, haciendo un puchero tierno, pero chiflado.

 

-¡A-ay voy, Ben!- Dijo el rubio al sentir como el bebé le jalaba sus cabellos con fuerza otra vez. -Sólo dame un segundo...- y así, tras un esfuerzo contra el bebé, Edward liberó sus flequillos de nueva cuenta para después mirar a Roy a los ojos. -Pero necesito que me ayudes, por favor, Roy...

 

Varios signos de interrogación aparecieron en la cabeza del pelinegro -¿Ayudarte? -repitió algo incrédulo -¿En que se supone que te puedo ayudar? -terminó por estar a una nada de distancia de su pareja y tomar las manitas de Ben para que dejara de agredir a su mami.

 

Edward bajó la mirada por unos segundos para después, con vergüenza, mirar a Roy. -Creo que me tengo un trauma...- susurró el rubio como si aquello se tratase de un pecado imborrable. -U-un trauma que se me inculcó desde mi violación...

 

Roy abrió sus ojos ante las palabras de Edward, quien se había mostrado nada afectado en el tiempo que llevaban como pareja, aunque la intimidad sea algo que todavía no "probaban", nunca notó nada extraño en el rubio mayor.

-¿Qué... pasó? -preguntó tomando a Edward suavemente del brazo y sentarlo en el sillón de la pequeña sala de su casa.

Ben seguía quejándose.

 

Edward estaba tentado con desviar la mirada pero sabía que, lo que tenía que decirle a su pareja, era algo de suma importancia y un tema muy delicado. Juntó sus labios y los apretó mientras pensaba en como acomodar sus palabras y decir todo lo que sucedía en su mente de la mejor manera...

-E-el hombre que me violó... se... amamantó de mí...

 

Roy abrió sus ojos en asombro, sintiendo un extraño revoltijo en el estomago -¿Cómo?...-preguntó sintiéndose un tanto estúpido por su pregunta, pero es que se le hacía un tanto extraño, además... ¿Cómo eso podía causar un trauma en alguien?

-¿Qué ocurrió?

 

‘No te quedarán ni ganas de seguir alimentando a tu pequeño...', aquella voz resonaba en la mente de Edward, como una maldición que buscaba el ser cumplida...

 

El alquimista ya no pudo más y desvió la mirada cuando la ola de recuerdos de mal sabor atacó su mente.

-Él...- comenzaba Edward con su voz que comenzaba a romperse.

 

‘Te dejaré vació...'

 

-Él sacaba la leche de Ben y la escupía al suelo y-y yo...- ...-intentaba seguir pero aquel nudo en su garganta no le dejaba en paz.

 

‘¿Me lo suplicas? Pero si te estoy haciendo un favor... te saco lo que no le pertenece a tu cuerpo...'

 

Las lágrimas decoraron nuevamente el rostro de aquel rubio...

 

Abrazó a Edward teniendo cuidado con Ben, quien seguía pataleando con fuerza en busca de atención -¿Qué más pasó? -preguntó mientras acariciaba la espalda del chico, intentando darle más protección al chico que amaba, besó la coronilla de su cabeza.

 

-M-me hizo... sentir que... alimentar a Ben era el acto más... obsceno que podría llevar a cabo...- Susurró el rubio entre sollozos al esconder su rostro en el pecho de Roy mientras seguía cargando a su bebé en sus brazos.

 

‘Es así como en realidad ves esto... por que te gusta sentir que todos te desean... ¿verdad, putita?... incluso lo sientes de ese niño que tan gustoso amamantas...'

-No puedo... no puedo alimentar a Ben por que... lo veo a él...

 

Sintió tanto coraje recorrerle el cuerpo, Edward estaba lastimado y jamás lo había notado, se sentía tan poca cosa.

-Edward... tu lo sabes...-susurró separándose ligeramente del rubio -Que lo que tienen Ben y tu, ese acto que solo tu puedes cumplir... no puede ser manchado con nada, aunque ese sujeto te haya dicho eso... es mentira, él es el único enfermo ya que se atrevió a manchar de una manera tan distorsionada un acto que lleva la inocencia por todos lados...

Besó la mejilla de Edward con suavidad, pasando una mano por el pecho algo levantando del rubio -Esto... -palpó con cariño, sin ser lascivo, ni con afán de excitar a Edward -Simplemente es para poder alimentar a un bebé, nuestro bebé... tu lo sabes, yo lo sé... y Ben también... debes de superar eso o... te privara de muchas cosas con Ben... él es el que más sufre...

 

Edward puso sus ojos sobre Roy al escuchar sus palabras con detenimiento y con el propósito de darles la razón. Sabía que Roy lo amaba y sabía que él jamás le haría o le diría cosas para perjudicarle...

 

Si, sabía que aquí, por más traumado que estuviera él, Ben era el que más sufría ya que aquel bebé era el su alimento era totalmente negado...

 

Sabía que debía hacer algo...

 

-Yo estoy contigo, amor...-susurró con cariño, besando la frente de Edward y Ben le dio una patadita fuerte en le pequeño busto a Edward.

 

El rubio mayor sonrió ante aquel beso que había sido depositado en su frente e iba a decir algo pero allí fue cuando la patadita de Ben tuvo lugar.

-A-ah...-Se quejó Edward cerrando un ojo y separando a Ben un poco de su pecho. -Pero creo que Ben va a ser muy exigente si le doy de comer...

 

-Bueno, es tu castigo por no decirle a papá lo que pasaba, ¿verdad, Ben? -acusó en broma acariciando la cabecita rubia del pequeño, quien solo hacia pucheros y seguía pataleando, queriendo darle otro golpe certero a su mami que le ignoraba.

-¿Por qué no me lo dijiste, Edward?.... te pude haber ayudado... al menos, escuchado...-acarició la mejilla de Ed con sus dedos -No quiero que enfrentes las cosas tu solo, somos una pareja y como tal... las cosas son de dos...

Ben pateó de nueva cuenta en el pecho de Ed, mientras gritaba fastidiado.

 

-¡Aay!- Se quejó Edward recibiendo aquel golpe en el pecho que se cubrió con su brazo y terminó agachándose un poco. -Lo sé pero no sabía como decirlo...- Contestó mientras esperaba que el dolor de aquella patada se pasara un poco. -Tu hijo es muy agresivo... duele...

 

Roy tomó a Ben de los brazos de Edward -A ver, Ben... ya basta de estar agrediendo a mamá -soltó algo enojado Mustang acomodando al pequeño en sus brazos, Ben gruñó con fuerza.

-¡Wawa! -gritó Ben lanzando otra patadita y dándole en la boca a Roy -¡Ben! -se quejó tomando su boca y sobándola, en verdad que tenía las piernas fuertes.

-¡WAWA! -gritó empezando a llorar otra vez.

 

Edward miró la escena sintiéndose un tanto culpable por lo que tanto Roy como Ben pasaba y respiró hondo para después desabotonarse la camisa que llevaba puesta y mostrar su pezón izquierdo con algo de vergüenza... hacía tiempo que no exhibía aquella parte de su cuerpo.

-Dámelo...- Susurró Edward tratando de sentirse seguro y con su mirada baja. -L-le daré de comer...

 

Roy le miró un segundo y luego asintió, pasándole al pequeño inquieto a los brazos de Edward con cuidado.

Ben, al ver de nueva cuenta a Ed y su "mamila" alzó las manitas para que su mami le agarrara.

 

Edward tomó a Ben en sus brazos y tragó en seco cuando decidió acercar a Ben a su botón rozado para que comenzara a alimentarse.

‘Calma...', se decía a si mismo cuando su corazón comenzó a acelerarse.

 

Roy no decía nada, solo miraba atento cada facción del semblante de Edward, atento para socorrer al pequeño rubio si se le necesitaba.

Ben no dudo en nuevamente recibir aquel pezoncito en su boca, para empezar a succionarlo con fuerza, llegando a jalarlo con algo de tosquedad por el hambre que sentía.

 

‘Te dejaré vacío...', aquellas palabras hicieron eco en la mente del rubio que amamantaba a su pequeño.

-N-no...- Susurró mientras miraba a su bebé con sus ojos bien abiertos y negaba ligeramente con la cabeza.

 

Ben continuaba con su tarea ignorando por completo la actitud de Edward. Por extraño que pareciera, la cara de Ben empezó a cambiar de forma... desfigurando el rostro inocente del pequeñito que succionaba con ansia el pecho de su mami.

 

Temblaba Edward cuando comenzaba a negar con fuerza ante lo que sus ojos le hacían ver. -¡No! ¡N-no por favor...!- Pedía el rubio cuyo corazón se aceleraba al mil por hora por el temor que sentía.

 

Pero el rostro del pequeño seguía mutando haciéndolo ver más grande, quedando un horrible adefesio de cabeza enorme y cuerpo pequeño, los ojos se movieron y chocaron contra los de Edward, para que después una sonrisa malvada apareciera en esos labios que pasaban su lengua por todo el pezón del rubio y le mordía con fuerza imaginaria.

 

-¡¡DETENTE!! ¡¡PARA, POR FAVOR!!- Gritó el rubio aterrado quien retiró a Ben con brusquedad de su pecho y lo dejó en el sillón para levantarse de aquel mueble y correr lejos de allí, hacia la esquina de aquella sala donde se colocó de rodillas, abrazándolas con sus brazos y escondiendo su rostro entre ellas mientras comenzaba a llorar con fuerza y miedo verdadero por lo que su mente le había hecho ver.

 

Ben empezó a llorar con fuerza por verse alejado de su alimento de la nada y sin terminar de satisfacerse, Roy lo tomó con cuidado, ya que Edward le había puesto de mala manera.

-Ya... tranquilo, pequeño...-susurró a Ben, quien ahora solo hacia un puchero y resentía ese rechazo de su mami -No es tu culpa, Ben... tranquilo...

 

Edward tan sólo lloraba con fuerza mientras revivía aquella violación en su mente y de su cuerpo de vez y en cuando se le escapaban espasmos que iban con el montón de sollozos que el rubio lloraba. -¡¡YA NO!! ¡DETENTE-E!

 

Roy dejó a Ben en el sillón con mucho cuidado, el pequeño ya estaba más tranquilo, ahora solo se dedicaba a soltar pequeños pucheros que temblaban con fuerza.

Se acercó a Edward, acuclillándose junto a él.

-Edward...-murmuró tocando la cabecita húmeda del chico con cuidado de no alterarlo más -Ed, solo es Ben... nadie más...

 

-P-pero yo lo vi...-Sollozaba el rubio asustado y sin levantar su cabeza de entre sus rodillas mientras se abrazaba contra ellas con más fuerza en busca de protección. -M-me sonrió con m-maldad mientras se burlaba de m-mí...

 

-Ed...-buscó las mejillas del chico y subió su rostro con suavidad, haciendo que le mirara directo a los ojos negros.

-No está... ese tipo no vendrá y jamás volverá a tocarte...

 

Sus ojos seguían haciendo lágrimas que se juntaban en la comisura de estos y bajaban por sus mejillas rojizas. -P-pero...- Susurraba perdiéndose en los ojos del otro.

 

-No dejes que ese tipo te quite lo único que en verdad es tuyo... Ben te necesita, de ambos, pero más de ti, no es justo para él resentir ese rechazo... hazlo por él, por superar ese horrible trauma y mostrarte a ti mismo que no te dejarás vencer por ese depravado...-besó la frente de Edward, para después bajar a la punta de su nariz y como ultimo, dar un beso de piquito en los labios a Edward -Vamos...

 

Edward le miró por varios segundos para después dejar que una pequeña sonrisa se le escapara y asintiera con lentitud mientras cerraba sus ojos y las últimas lágrimas caían con ello. -Está bien...

 

También sonrió ante la voluntad de Edward y, ayudándole a ponerse en pie, se encaminaron al sillón donde Ben estaba acostadito, todavía haciendo pucheritos y sintiéndose ignorado por sus papás.

Roy cargó al pequeño, que rápidamente se aferró a la camisa blanca que Mustang llevaba.

-¿Listo? -preguntó con la clara intención de darle a Ben.

 

Ed asintió y extendió sus brazos para Ben mientras miraba su pecho descubierto y luego a Roy.

 

Justo Mustang intentó darle al pequeño, pero Ben se aferró con fuerza a la camisa de Roy, a quien le salieron miles de signos de interrogación.

-Ben... mami quiere darte de comer...-repitió la misma acción, pero el pequeño no se soltaba de Mustang y el pelinegro no quería emplear tanta fuerza en un pequeño de dos meses.

 

El rubio mayor vio aquella escena con confusión y, sin saber cuando, levantó su mano izquierda para así acercarla a la mejilla de su bebé y acariciarla con cariño.

-Ben... aquí estoy...-Susurró el rubio con su voz calmada. -Te daré de comer...

 

Mas el pequeño se encogió de hombros, alejando la mano de su mami y escondiendo su cabecita en el pecho de su papi.

-¿Ben? -preguntó Roy levantando una ceja -Mami quiere cuidarte ahora... -estornudó en el pecho de su papi, pero no se movió de ahí. Ben estaba resentido...

 

-Ben, por favor...- Pidió el rubio insistente mientras tomaba una de las manos de Ben para besarla y llevársela a la mejilla. -Ayúdame a superar mi trauma, bebé...

 

Ben empezó a llorar al sentir la mano de su mami tocarle, pensando que volvería a ser rechazado y se sintió peor al ver que su papi le dejaba en brazos del rubio mayor, lloró con más fuerza.

-Mami te quiere, Ben... solo estaba asustado... -susurró Mustang acariciando la pelusita del cabello de Ben.

 

Edward, al tener a Ben en sus brazos, no dudó en acercárselo a su botón rosado de nuevo, así intentando que el bebé entendiera que debía alimentarse de él. -Ya no te voy a interrumpir, Ben...- Susurraba el rubio. -Por favor...

 

Pero Ben ladeó la cabeza haciendo que el pezoncito rozado chocara con su mejilla suavecita, Ben seguía llorando con fuerza y sus manitas de engarruñaban con desagrado.

-Ben...-susurró Roy, sintiendo mucha pena por su hijo que tenía miedo de volver a ser rechazado por su mami.

 

La preocupación se mostró de nuevo en el rostro de Edward mientras se mordía el labio inferior y levantaba el rostro para ver a Roy. -¿Qué hago?- Le preguntó luciendo en verdad confundido.

 

-No lo sé...-susurró Roy en verdad confundido y con el llanto de Ben más y más necio, el pequeño agarró con fuerza un mechón de Edward y lo jaló hacia sí.

 

-¡Ah!- Se quejó Edward al recibir aquel tirón pero decidió no hacer nada al respeto. Quizás con ello Ben entendería que, a pesar de que le jalara el cabello, no lo alejaría de él. -¿Y si le canto, Roy?- Preguntó el rubio a su pareja mientras pensaba sobre como hacer que su bebé dejara que le alimentara.

 

-¿Te a funcionado antes? -preguntó Roy intentando desenredar la manita del pequeño de los cabellos de su pareja.

Ben se quejó y golpeó con su manita el pecho de su mami.

 

-¡Ow!- Se quejó nuevamente llevándose una de sus manos a su pecho golpeado. -Pues lo calmé la otra vez que lloraba pero tengo que intentar algo antes de que me deje sin su alimento...

 

Roy asintió ante la precaución de Edward y con cuidado, guió a Edward al sillón, para quedar ambos sentados.

Ben seguía sin aceptar el botoncito de Edward, más intentaba agarrar el flequillo de su mami y jalarlo con fuerza, pero no lo alcanzaba, Roy se había encargado de recorrer los más largos.

 

Edward miraba a su bebé ya una vez sentado en aquel sillón junto a Roy y se mordió el labio para después aclarase la garganta y comenzar a cantar con su tímida voz que lentamente agarraba confianza y se lucía en los oídos de Mustang.

 

Ben dejó se mover sus manitas con insistencia al escuchar la tan conocida voz de su mami cantándole con cariño y mucho amor. Sus ojos dorados no dejaban de ver la cara de su mami, viendo cada facción de éste.

Roy en cambio, estaba fascinado por lo bien cantaba Edward, era increíble y si que se lo tenía bien ocultadito.

 

Edward miraba al pequeñito en sus brazos y le seguía cantando para después comenzar a arrullarlo en busca de así ganarse su confianza de nuevo, aquella confianza que su bebé le había perdido por culpa de aquel hombre que le había lastimado con toda esa intención.

 

Ben seguía ensimismado con el rostro de Edward, aún la sonrisa no era presente en el pequeño. Roy en cambio había entrecerrado los ojos disfrutando de la tierna y arrulladora melodía que la voz del rubio soltaba.

 

La canción seguía al igual que el canto de Edward que no perdía su fuerza, era la determinación lo que se podía ver en sus ojos. Llevó su dedo índice a la mejilla de su bebé y la acarició con cariño sin detener su canto.

 

El pequeño cerró sus ojitos al recibir la tierna caricia en su mejilla, sonriendo involuntariamente, estornudó casi enseguida, el pequeñito recargó su cabecita en el pecho de su mami, teniendo el pezoncito cerca de su carita, pero no hacia nada por amamantarse.

 

Edward dio otra caricia para después mover la cabecita de Ben con cuidado y hacer que su boca estuviera al mismo nivel que su botón rozado. Siguió cantando mientras le miraba con cariño, queriéndole trasmitir que no lo rechazaría, no... que en cambio lo aceptaría sin ninguna duda.

 

El pequeño sintió el botoncito cerca de su boca, miró el pecho de Edward y después a su mami con sus ojitos bien abiertos.

 

-Por favor...- Pidió Edward en su canto y con una sonrisa tierna que esperaba la aceptación de su pequeño Ben.

 

Ben hizo un puchero y empezó a llorar de nueva cuenta, Roy suspiró en derrota.

 

Edward interrumpió su canto y miró, con sus cejas encorvadas hacia arriba, a su bebé sin comprender que era lo que había pasado.

-¿P-pero que hice mal?- Preguntó Edward empezando a detestar el rechazo de su hijo. -Yo pensé que...

 

Ben seguía llorando con sus manitas en puño y sus ojitos cerrados. Roy tomó con suavidad los hombros del rubio que ya estaba muy preocupado por su pequeño que no hacía más que rechazar a su mami.

-Edward...-susurró Mustang sin saber que decir, esperaba que Edward no se diera por vencido. Ben seguía con hambre, pero aquel miedo por el rechazo de su mami no abandonaba el pecho del pequeño.

 

Edward miró a Roy por unos segundos con su rostro que no ocultaba la intriga y la preocupación por su pequeño. Al ver que su pareja estaba igual de preocupado por el niño, como él, Edward volvió sus ojos al pequeño que lloraba y lo alzó un poco para así besarle la frente y luego sus dos mejillas con cuidado y sintiendo sus labios humedecerse por las lágrimas de su bebé.

 

Ben movía su carita para no recibir los besos de Edward, sintiendo miedo, Roy miraba a su pequeño con cierta culpa también, por no haberse dado cuenta de las cosas antes...

 

-Shhh...- Susurraba Edward al ignorar el llanto de su bebé y atrayéndolo más contra su cuerpo en un abrazo lleno de cariño para el bebé de tal modo que la cabecita de Ben se recargaba en la unión de su cuello con su hombro. -No llores, Ben...- Pedía el rubio acariciándole con cuidado la espalda en aquel abrazo. -Aquí estoy...

 

El pequeño seguía llorando metiendo su manita en su boca, babeando su puñito, un rugido fuerte salió de la pancita de Ben.

-Hasta acá de oyó -soltó Roy acariciando la cabeza de Ben, quien seguía muriéndose de hambre -¿Quieres que llame al doctor? Ya has hecho suficiente, Edward...-susurró Roy viendo el gran esfuerzo que hacia su pareja por poder alimentar a Ben.

 

-Es que yo quiero alimentarlo, Roy...-Decía el rubio quien daba ligeras palmaditas en la espalda de Ben. -Pero ya no sé que hacer...

 

Ben se calló de repente, llamando la atención de Roy y Edward en el proceso. El pelinegro parpadeó varias veces.

-¿Y ahora? -se preguntó Roy al repentino silencio del pequeño, que ahora solo miraba la pared con interés, teniendo ligeros espasmos por el antiguo llanto.

 

-¿Ben?- Preguntó Edward separándose ligeramente del bebé para mirarle directamente a los ojos con la duda en su rostro.

 

Estornudó enseguida y miró con sus ojitos abiertos a Edward, resintió la lejanía y empezó a hacer un puchero.

 

Edward rápidamente acercó a su bebé a su pecho y comenzó a arrullarlo en una velocidad tranquila y calmada mientras le miraba con curiosidad. ¿Ben ya le había aceptado de nuevo?

 

Ben parpadeó varias veces, viendo atento a su mami, Roy también miraba mudo la escena, en la espera de cualquier cosa, vaya que su pequeño se había vuelto impredecible.

Ben pasó sus ojos hacia el pecho de Edward, viendo el botoncitos rosa, abrió su boquita en automático, sin poder alcanzar el pezón como quería.

 

Edward, al notarlo, rápidamente accedió a acercar al niño a su pezón y esperar a que Ben comenzara a alimentarse de él. -Vamos chiquito...- susurró el rubio un poco nervioso por la situación.

 

Ben se agarró del pecho de Edward y empezó una succión suave y tranquila, como si pudiera sentir el nervio de su mami, aunque el cuerpecito de Ben estaba tenso, en la espera de otro rechazo, no dejaba de ver con cierto reproche a Ed.

Roy miraba cada facción de Edward, también en la espera de lo que fuera.

 

‘Es Ben, es Ben...', se decía en sus pensamientos mientras miraba a su pequeño con una sonrisa cariñosa. ‘Lo que hago está bien... Ben me necesita...'

 

Roy tomó el hombro de Edward, para brindarle seguridad y mostrándole que él estaba ahí, nadie más que los tres en aquella pequeña casita.

Ben seguía atento, apenas y se amamantaba por estar a la defensiva.

 

Edward miró a Roy y le sonrió nerviosamente por la situación en la que estaba, miró a Ben y reafirmó el agarre en sus brazos al cargar a Ben y sonreírle con la seguridad que empezaba a sentir. ‘No dejaré que ese hombre se salga con la suya...', pensaba Edward al arrullar a su bebé mientras este se amamantaba. ‘No dejaré que rompa este lazo que hay entre Ben y yo...'

 

Ben seguía atento ante las conductas de su mami y sin saber cuando, el pequeño había recargado su cabecita por completo en el pecho de Edward, ahora succionando con más confianza del pecho del rubio.

Roy notó aquello y soltó un discreto suspiro de alivio, atrajo a Edward para que se recostara en su pecho en lo que amamantaba a Ben.

 

-¡Lo logré...!- Soltó alegremente Edward con una sonrisa de oreja a oreja una vez recostado en el pecho de Roy mientras miraba a su bebé alimentarse de él. -¡Míralo! ¡Ya me tiene confianza...!

 

-Lo veo -soltó también emocionado y acariciando la mejilla del pequeño que ahora ignoraba a sus papis y se dedicaba a comer, sin ninguna intención de querer separarse de su pecho -¿Lo vez? Nuestro pequeño no sabe guardar rencor -susurró mientras besaba su mejilla con cariño (la de Ed).

-Estoy muy orgulloso de ti...-pellizcó con suavidad la mejilla del rubio y después miró a Ben -También de ti, pequeñito.

Ben sonrió sin soltar el botoncito de Edward.

 

-Oww, mi mejilla...- Se quejó el rubio en forma de broma y sonriéndole a Roy con cariño mientras le miraba con verdadero cariño. -Pudimos hacerlo por que te teníamos a ti...- Aclaró el rubio mayor a su pareja. -Todo esto fue gracias a ti...

 

Roy sintió sus mejillas arder, nunca nadie le había agradecido algo... no de aquella manera, hacia sentirse a uno especial.

-Te amo, Edward...-susurró tomando la mejilla del chico para poder besarle los labios. Ben miraba atento la escena entre su mami y papi, mientras seguía comiendo.

 

Edward no tardó en sonrojarse, aún no estaba acostumbrado a los besos de amor de Mustang pero... siempre los recibía gustosamente y cerrando sus ojos con lentitud y relajándose en aquel beso tan puro.

 

-Esto es escena de grandes, Ben -susurró pícaro Roy tapando los ojos del pequeño que ni se había inmutado por eso.

Juntó sus labios con los de Edward, penetrando con suavidad en la boca del chico, le gustaba besar al rubio porque siempre se sentía la inocencia y el amor en el modo de responder del chico.

 

-Eres un coqueto...-Susurró el rubio en el beso mientras sonreía con cariño y le seguía besando como solo Ed sabía besarlo.

 

El pequeño Ben dormitaba en su cunita echa de alquimia, muy linda y decorada a mano, eso se podía ver por las malas pinceladas que seguían en la incógnita de quien sería tan feo pulso.

Ben tenía bien sujeta una patita de un peluche de rana, con un hilito de baba escurriendo de la comisura de sus labios.

Ningún ruido llegaba a su habitación, que estaba decorada tiernamente.

 

Pero del otro lado de la pared todavía estaban dos personas despiertas, con las luces del modesto cuarto apagadas, las ventabas con las cortinas corridas y la hermosa luna llena bañando con su luz plateada la cama donde Roy y Edward estaban.

 

Edward se encontraba recostado sobre el pecho de Mustang, con sus ojos entrecerrados mientras escuchaba el calmado respirar de su pareja que no hacía más que relajarle. Se acurrucó contra aquel pecho al sentir como una sonrisilla se formaba en sus labios y como sus manos abrazaban, con más fuerza, el pecho de aquel pelinegro.

 

Roy disfrutaba de tener la cercanía de Edward, en los meses que llevaban juntos jamás había vuelto a intimar con el rubio, no sabía si Ed quería, ya que no lo mostraba ningún tipo de interés, ni insinuación por querer llegar a más.

Tomó la barbilla de Edward y le levantó la mirada, para besar sus labios con suavidad.

 

Aquel beso llegó de sorpresa a los labios del rubio que no tardó en aceptarlo y cerrar sus ojos para besarle de vuelta con el cariño y amor que sentía hacia él. -Roy...- Susurró en el beso cariñoso que le daba.

 

Logró quedar encima de Edward, sin lastimarle, besando sus labios con cariño, logrando penetrar en la boca de Ed, jugando con su lengua, invitándola a que compartiera con él ese hermoso acto.

Las manos de Roy, una descansaba en la parte de arriba de la cabeza de Edward y la otra se entretenía en bajar del cuello, serpenteándose hasta la cintura del chico.

 

Edward abrió sus ojos cuando sintió como una de las manos de Roy bajaba hasta su cintura. Se sonrojó y miró a Roy, quien tenía aún sus ojos cerrados, mientras intentaba organizar sus pensamientos y las cosas que sucedían y podían suceder en aquel momento.

Así estuvo por varios segundos hasta que tímidamente se atrevió a rodear el cuello de Mustang con sus brazos y cerrando sus ojos para él también profundizar el beso que compartían cuando su tímida lengua comenzó a jugar con la de su pareja.

 

Sonrió mentalmente al ver que Edward le correspondía el beso con el mismo amor que él. Pasó de su boca al cuello del rubio, dejando un camino de besos húmedos en el cuello, la mano del pelinegro se adentró a la camisa del pijama de Edward, acariciando su vientre con suavidad, sin atreverse a subir al pecho del chico.

 

-Roy...- Susurró el rubio sonrojándose por aquellos besos que Roy le entregaba en su cuello de color tostado. Sus brazos aún rodeaban el cuello de Mustang y al sentir la mano de Roy, un poco fría por el frío de la noche, sobre su vientre, los cabellos del rubio se erizaron al instante y el rojo de sus mejillas se duplicó teniendo una idea de a lo que Roy quería llegar.

 

Se separó un poco del chico, acariciando los flequillos de Edward con su mano libre -Edward... -besó los labios del chico superficialmente -Quiero hacerte el amor...-susurró al oído del rubio, mientras le besaba con cariño, encerrando el lóbulo de la oreja morena entre sus labios. La mano bajo la camisa subió hasta el pecho algo levantando de Edward, torneando el pequeño busto con su mano.

 

Edward le miraba atento al sentir como inconscientemente sus labios temblaban ante lo que decía su pareja. Roy quería hacerle el amor, no simple sexo como la última vez... no. Edward no sabía que hacer, estaba un tanto confundido por tan inesperada confesión de parte de Mustang.

-Yo...- Comenzó aun sin estar el cien por ciento seguro de lo que tenía que decir.

 

-No estás obligado a darme un sí, Ed...-susurró con cariño, besando ahora la frente del chico y sacando su mano de debajo del pijama -Yo te voy a esperar... por que te amo.

Como debió haber sido siempre... esperar a que el chico hubiera estado listo desde un inicio y no simplemente tomarlo, pero así quería recompensarle, a ambos...

 

Sabía que aquellas palabras llenas de amor y cariño eran ciertas, que Roy sería capaz de esperarle hasta el fin del mundo... por que realmente lo amaba... realmente le quería...

Edward tomó la mano de mustang sin decir algo antes y la llevó a su boca donde la besó con cariño varias veces para después colocarla sobre su mejilla y mirar a Roy con una sonrisa tímida pero verdadera.

-Sé que no estoy obligado...- Susurró mirándole con aquel sonrojo en sus mejillas. -Pero aún así te digo que si...

 

Roy sonrió con amor ante la afirmativa de Edward, se acercó al chico y besó de nueva cuenta los labios de su pareja, penetrando de nueva cuenta en el interior de la cavidad del pequeño.

-Te amo...-susurró entre besos, deseando que aquel momento fuera eterno.

 

-Yo también...-Susurró Edward recibiendo aquel beso e intentar regresarlo con la misma efusividad que su pareja sobre él y cerrando sus ojos, queriendo que Roy entendiera que de verdad se estaba entregando a él. -Desde siempre...

 

Entre besos y caricias que sobrepasaban de simples roces, palabras de amor y promesas de mutuo entendimiento, sentimientos encontrados y muchos más ya descubiertos...

Ambos alquimistas se demostraron cuanto se amaban, cuanto se necesitaban y cuanto se complementaban el uno con el otro.

La luna llena como fiel testigo de aquel acto lleno de amor, en el que no solo un corazón se abría a una nueva experiencia que desconocía, otro se abría para recibir el sentimiento que vagaba entre ambos cuerpos...

 

Exactamente había pasado ya un año de todo aquellos problemas que habían asechado la vida de Edward como también la de Mustang. Todo un año desde que un simple rumor se volvió en un lazo que había unido a dos almas que desde un inicio habían merecido estar juntas por todo el resto de sus días.

Amestris entraba constantemente en guerras por culpa de los que dirigían la milicia que no sabían si quiera tomar buenas decisiones. El alquimista de fuego, como el de acero, seguían siendo tema de que hablar en Central, ya que seguían siendo buscados por el estado y por el ejercito entero pero aquella pareja seguía con su vida rutinaria afuera del área bajo el poder militar.

El pequeño Ben había cumplido el año meses atrás y ya podía hablar, aun que aún con sus defectos y la falta de experiencia, lograba informarle a sus padres sus inconformidades...

 

-Vamos, no me hagas repetirlo dos veces, Ben -soltó Roy con una cucharita en sus manos, que al parecer tenía un puré de color verde, Ben estaba con la cabeza ladeada.

-¡No! -soltó tapando su boca con sus manitas pequeñas y mirando con el cejo fruncido a su papá.

-Te hará bien comer esto -dijo Roy con cariño en la voz ‘Aunque no se ve nada rico, creo que lo entiendo' pensó al mismo tiempo.

-¡No! -repitió sin destapar su boca.

 

-¿Aún no se come el puré de espinaca que le hice?- Se escuchó la voz de Edward del otro lado de la puerta de la cocina y, la ya mencionada, no tardó en ser abierta con el pie de metal de el alquimista de acero.

Sostuvo la puerta abierta con su cadera y así pudo por fin entrar a aquel lugar. En cada uno de sus brazos llevaba a dos bebes que lucían con menos de tres semanas de nacidos. El bebé que era cargado en la mano derecha, era envuelto con unas sábanas rosadas, lo que daba a entender que era una niña. En cambio, el bebé en la mano izquierda estaba envuelto en unas sabanas celestes, delatando que ese bebé era un niño.

 

-¡Edward! -soltó Roy disgustado -Tienes que estar en cama, ya escuchaste al doctor, tener dos bebés seguidos no cualquiera lo aguanta -dijo mientras tomaba a la pequeña niña entre sus brazos, la niña dormía placidamente, con sus mejillitas rosadas y una pelusita verde por cabello.

-No, aún no quiere comer, Ben anda chiflado.

-¡Chiflado, chiflado! -repitió Ben agarrando su cuchara y golpeando el puré verde, manchando la mesita y su carita al salpicar.

 

Edward sudó una gota ante el regaño que venía de Mustang y se apresuró a sentarse en su silla a un lado de la de su pareja y sosteniendo a su bebé de pelusita negra, y piel muy pálida, en sus brazos. -Solo tienes que intentar mostrarle que sabe bien lo que le estás dando, si no, no lo querrá probar...- Dijo Edward tomando la cuchara que Ben usaba para golpear la mesa y tomando una servilleta para limpiarle el rostro a Ben desde su lugar.

 

-¡Saber, saber! -repitió sonriendo cuando su mami le limpiaba la cara -¡Mami, mami! ¡Arriba! -alzó las manitas para que Edward le cargara.

-Bueno, ciertamente no puedo mentirle al niño, ni a mi me gusta como se ve eso -soltó Roy sincero con un semblante azul en la cara.

 

-Cuídame a Andrew un segundo.- Fue lo que Edward le contestó al depositar con cuidado, al bebé que cargaba, en los brazos de Roy. Se paró de su asiento camino hacia la periqueara de Ben y lo sacó de esta para cargarlo en sus brazos donde lo meció de lado a lado. -Pues es nutritivo, y lo hice yo, así que tiene que saber bien...

 

Roy sudó una gota -¿Por qué no simplemente los dejas en su cuna? -preguntó Roy parándose de la silla y caminando hacia la puerta de la cocina -Están los dos dormidos, los voy a dejar en su cuarto.

Ben se aferró del cuello de su mami.

-¡Mami, mami! -repetía el niño acurrucando su cabeza en el hombro de Edward.

 

-Por que me gusta tenerlos conmigo.- Admitió el rubio que miraba al pelinegro marcharse con sus dos bebés en brazos. Regresó su vista a Ben y le sonrió abrazándole con un brazo mientras que con el otro lo cargaba.

-¿Qué pasó, Ben?- Preguntó Edward contento y meciendo a su bebé en brazos. -Estás muy energético hoy...- Soltó con cariño besándole la mejilla.

 

Ben sonrió y agarró un mechón del cabello de Edward y lo jaló con fuerza -¡Arriba, arriba! -pedía el pequeño sin soltar el mechón de cabello del rubio. Roy ya había salido de la cocina.

 

-¡Ouch...!- Se quejaba el rubio mientras alejaba a Ben de si mismo en un intento de que el niño dejara de tirar de su cabello. -Suelta el cabello de mami, Ben...-Pedía Edward con Ben aun tirando de sus flequillos.

 

Pero Ben en cambio solo reía con fuerza y seguía jalando el cabello de Edward -¡Quiero, quiero! -jalaba el bebé con fuerza, empezando a quedarse con varios hilos dorados en su manita.

 

-¡Wah! Si sigues así, me quedaré calvo a los dieciocho años...- Se quejó el rubio intentando hacer que el pequeño le soltara el cabello. -Vamos, suelta mi cabello. Duele, Ben...

 

-¡Ben! -rió el pequeño sin soltar el cabello de su mami.

 

Roy acostó a la pequeña Aru en su cunita de color rosa, con mucho cuidado y delicadeza, acariciando después la mejillita de la pequeña que movió su manita con suavidad.

Después recostó al pequeño Andrew en la gemela de la cuna, más esta era de color azul, acomodó el gorrito de conejito que traía el pequeño en su cabecita.

-Perdonen a mamá, ya saben como se pone cada vez que los ve despiertos...-habló, refiriéndose a que Mustang sentía que los pequeños no descansaban mucho si siempre estaban siendo cargados. Después de eso, se despidió de sus pequeños y se salió del cuarto, dejando un carrusel prendido.

-Ya los dejé en sus cunitas, Ed... ¡¿Qué?! -se sorprendió al ver a Ben jalando del cabello de su mami con fuerza.

 

-Hola amor.- Dijo Edward sudando una gota ante lo que siempre le sucedía cuando lo dejaban solo con Ben. -¿N-no quieres ayudarme un poco con este problemita?

 

-Ay, ¿Qué voy a hacer con ustedes dos? -se preguntó Roy sudando una gota y con la mano en su frente, negando varias veces. Fue hacia Edward y empezó a mover los deditos de Ben que ya tenían varios cabellos rubios. Ben frunció el cejo y apretó más su agarre.

-¡Mío! -soltó enojado, agarrando con más fuerza el cabello de Edward.

 

-¡Au!- Se quejó nuevamente el rubio mientras seguía sosteniendo a Ben, intentando alejarlo de su cabello. -Yo opino que me corte estos mechones mañana mismo.

 

-A mi me gustas con mechones -soltó Roy logrando que Ben soltara el flequillo de Edward -Te verías raros sin ellos.

Ben vio su manita con varios hilos de cabello y se lo mostró a su mami -¡Mío, mío! -presumía el pequeño, sin soltar los cabellos.

Roy sudó una gota.

 

Edward se sobó la frente y suspiró al ver los mechones que su bebé sostenía en su mano. -Pues si sigue quitándome cabellos día con día, terminaré sin mechones para el fin del mes...- Dijo Edward acariciándole la mejilla a su bebé y olvidándose que Ben sostenía fácil cinco cabellos suyos.

 

-¿Qué fascinación tendrá con ellos? -se preguntó Roy con una mano en el mentón viendo lo que Ben hacia con los cabellos de su pareja.

El pequeño intentó bajarse del regazo de Edward, lográndolo con dificultad, a su año de vida, no le gustaba que le ayudaran en nada. Empezó a "correr" hacia la esquina de la cocina. Roy le miró atento

 

El rubio tomó ese momento para acercarse a su pareja y colocarse a su lado para así ambos ver a su bebé corriendo. -Quizás ya quiera que le crezca el suyo así de largo como el mío...- Ed dijo su hipótesis mientras levantaba su vista y miraba al ex coronel que aún seguía siendo más alto que él.

 

Ben abrió la tapa de la basura y tiró los cabellos en dicho lugar.

-¡¿Qué?! -gritó con un tic nuevo en el ojo Roy al ver lo que Ben hacia con el cabello de Edward.

 

Edward tan solo sudó una gota y empezó a llorar cómicamente. -Y allí van mis años de esfuerzo por hacer que mi cabello crezca...

 

Ben alzó su pecho con orgullo -¡Feo! -y después volvió a correr hacia su mami, para que le cargara de vuelta, alzando sus manitas -¡Arriba, arriba!

 

Edward deshizo su trenza y tomó sus flequillos para sostenerlos en aquella coleta que terminó en hacerse, dejando ni uno solo al alcance de Ben para así cargarlo en sus brazos. -Listo, mejor prevenir que terminar sin cabello.- Fue lo que dijo Edward con su niño en brazos.

 

Ben infló sus cachetes y se cruzó de brazos, para después alzarlos hacia Roy -¡Papi, papi! -pedía el pequeño que ya no se divertía con Edward.

Roy sudó una gota -Eres un malcriado, Ben -dijo Mustang con enojo al pequeño, quien hizo un puchero por el regaño de su papá.

 

Edward sudó una gota al ver aquella escena y sintiendo el aire en aquellas partes de su cara que casi siempre eran cubiertas por sus flequillos dorados, se sentía raro.

-Oh vamos, no es para tanto.- Dijo Edward al tratar de defender a su hijo. -Es sólo una etapa. Pronto dejará de jalar cabellos y empezará con otras cosas...

 

-¡Feo! -soltó el pequeño cruzándose de brazos y sin dejar su puchero. Roy solo negó varias veces ante el poco autoritarismo de Edward.

-Deberías de castigarlo, de nada sirve que yo lo regañe si dejas que lo siga haciendo -soltó tranquilo, acariciando la cabecita de Ben, quien no hacia nada por contentarse con ambos padres.

 

-¿Regañar?- Preguntó el rubio mirando al pequeño Ben que tenía en sus brazos. -Pero ya sabes como es Ben, si le dices que no haga algo, lo hará con más frecuencia y apropósito para retarnos...

 

-Pues si sigue así lo vamos a tener que dejar solo en un cuarto sin juguetes -retó también mirando a Ben quien abrió sus ojitos dorados en sorpresa y le sacó la lengua a su papá, para después abrazarse al cuello de Edward e intentar agarrar la coleta del rubio sin éxito por sus manitas pequeñas.

-¡Mío! -decía el pequeño entre dientes.

 

Edward suspiró al notar el intento de su hijo en tomar su coleta y después miró a Roy. -Bueno... creo que tienes razón en lo que dices...- Admitió para así darle unas palmaditas en la espalda a Ben mientras lo cargaba.

 

Roy negó varias veces, Ben se estaba volviendo demasiado rebelde para su año de edad, y lo peor del caso es que no tenía ni idea de cómo corregirlo.

-¿Y si le pedimos ayuda a tu abuela de Rizenbool? -era mujer y a lo mejor les daba una mano...

Ben seguía en su intento de agarrar la coleta de Edward, vanamente, hasta que harto, le dio una "fuerte" mordida al hombro de su mami con sus dientecitos de leche -¡Mío!

 

-Yo creo que... ¡Argh!- Edward fue interrumpido por la mordida de Ben y rápidamente se alejó al niño de su hombro, sosteniéndolo lejos de sí con sus dos manos y teniendo al pequeño en el aire. -¡Ben Mustang! ¡No muerdas a mamá!- Fue lo primero que al rubio se le vino a la mente decirle a su pequeño en su tono molesto.

 

Ben hizo un puchero y empezó a llorar por el regaño de su mami -¡Mamá no me quiere! -soltó en su mismo truco de siempre, echándole la culpa a sus papás.

-¡Si lo muerdes es obvio que se enojará, Ben! -soltó también enfadado Roy, viendo el hombro de Edward, las ligeras incrustaciones de los dientecitos de Ben se ponían ligeramente rojas.

El pequeño miró a Roy con sus ojitos llorosos, para nuevamente empezar a llorar con más fuerza.

-¡Papá tampoco quiere a Ben! -se colocó las manitas en puño para secar sus lagrimas.

 

Edward se mordió su labio inferior al ver como su hijo lloraba y, por casi instinto, miró a su pareja con cara de "¿Y que se supone que hago ahora?". Roy era el mayor de los dos, debía tener algo en mente para una ocasión como esta...

 

Tomó a Ben del cuello de su playerita, de la parte trasera y lo bajó al suelo, viendo al pequeño que esperaba un cariño y mimos que no llegaron, miró al pelinegro con cierto miedo.

-¡Vete a tu cuarto y cuando aprendas a no hacer cosas malas como morder a mamá sales! -sentenció, señalando la entrada de la cocina. Ben parpadeó, era muy pequeño para entender al cien por ciento las palabras de su papá, pero el como le miraba le dejaba en claro que no habría cariños y mimos.

 

El rubio mayor, al ver la cara de su pequeño, no pudo evitar sentir unas ganas de abrazarle y llenarle su carita de besos con tal de que volviera a sonreír pero... Roy ya lo había dicho. Ben necesitaba aprender que no todo lo que quiere se iba a cumplir...

Así que Edward se limitó a desviar la mirada hacia la ventana.

 

-¡Mami... mami! -llamaba Ben alzando sus manitas para que Edward le hiciera caso y le cargara para no sentirse tan solito.

Roy frunció el cejo.

 

-Vete a tu cuarto...- Fue lo único que dijo Edward sin despegar su mirada de la ventana y analizando las expresiones de Ben al mirarle de reojo. - Cuando pienses en lo que hiciste y te portes bien... te abrazo.

 

Ben abrió sus ojitos enormes y bajó la mirada sintiéndose solito -¡Mamá no te quiero! -soltó corriendo hacia su cuarto, dejando solos a ambos adultos.

Roy suspiró con algo de pesar, pero sabía que tenía que ser así, Ben no podía seguir de chiflado como andaba.

 

Edward tan solo se llevó su mano humana a su frente y cerró sus ojos para suspirar de igual manera en que lo había hecho Roy segundos antes. -No es en serio... ¿Verdad?- Preguntó Ed con una voz tranquila al abrir sus ojos y mirar a su pareja. -Ben no nos puede odiar por educarlo...

 

Roy negó ante la pregunta de su pareja y se sentó en la silla del desayunador -No puede, además está muy pequeño, al rato se le pasa y verás como viene con nosotros otra ves -aclaró Roy sonriéndole con cariño a su pareja.

 

-Eso espero...- Susurró Edward sentándose junto a su pareja y recostar su cabeza en aquel desayunador y con sus ojos dorados entrecerrados. -Si el niño no baja para las dos, iré a verlo ¿De acuerdo...?

 

-¡Mami, mira, mariposa, mariposa! -apareció de la nada Ben, con una mariposa agarrada de las alas, sin hacerle daño.

-¿Decías? -preguntó Roy sudando una gota al ver lo rápido que Ben olvidaba.

 

Edward parpadeó varias veces y se levantó del desayunador para ver al pequeño Ben con aquella mariposa en sus manos. -Ben parece a ti en lo olvidadizo.- Le dijo al pelinegro mientras se paraba de su asiento y se ponía de rodillas junto a su hijo.

-¡Waa! ¡Pero mira que bonita es...!- Dijo Edward asombrado para complacer a Ben con su hallazgo.

 

-No es cierto, yo no olvido las cosas -soltó ofendido y con varias almitas azules en su cabeza.

-¡Sí, es linda! ¿Es mía, mami? ¿Lo es? -preguntó Ben con la mariposa que intentaba soltarse de la mano de Ben que le lastimaba.

 

-Lo es si la dejas ir...- Comentó el rubio acariciándole la cabeza a su pequeño. -Esa mariposa quiere volar con su mamá, ¿La dejarás hacerlo, Ben?

 

-¿Con su mamá? -preguntó el pequeño, soltando el ala de la mariposa que voló a prisa lejos de Ben y saliendo de la casa -Se fue, mami. No me quiere -soltó haciendo un puchero.

 

-¿Por qué lo dices?- Preguntó el rubio mirando al niño que hacía puchero. -Ella ha de estar feliz por que la dejaste ir, así puede ir con su mamá para que la abrase como yo te abrazo a ti.- Dijo Edward al abrazar a su pequeño y besarle la mejilla.

 

Ben cerró sus ojos al sentir el beso de su mami en su cachete -Yo también te quiero abrazar, mami -dijo mientras pasaba sus manitas por el cuello de Ed.

Roy sonrió ante la escena y se agachó para estar junto a ambos rubios -¿Y a mi no me abrazas? -preguntó el pelinegro, Ben se separó de Edward y se abrazó con fuerza al pecho de Mustang.

-¡A papi, también!

 

Edward sonrió con honestidad al ver a su pequeño abrazándose del hombre que él amaba.

‘Si hace un año me hubieran dicho que tendría una familia feliz con Roy, no me la hubiera creído...', pensó para después acercarse a Roy, mientras abrazaba a Ben, y besarle la mejilla.

-Me debes una cita, ¿lo recuerdas?- Le dijo guiñándole un ojo al pelinegro.

 

-¿Una cita? -preguntó Roy sin soltar a Ben -¿De que hablas? -el pequeño jugaba con los botones de la camisa del pelinegro.

-¡Cita, cita! -repetía el pequeño sonriendo.

 

-¿No que no eras olvidadizo?- Cuestionó Edward para así suspirar y sentarse en el suelo a un lado de Roy y Ben. -Hace un año me invitaste a salir, cuando salíamos de la prisión. Nunca pudimos ir a cenar por que, después de eso, estuvimos en el hospital y después buscando una casa en donde vivir...

 

Edward deshizo su coleta, al sentirse incomodo sin sus mechones sobre su frente, y se acomodó su cabello como siempre le gustaba tenerlo. -Ya sé que ha pasado mucho tiempo pero... aún espero ansioso poder salir a cenar contigo...

 

-Es verdad, lo había olvidado, perdón -rió nervioso sudando una gota.

-¡Mío! -soltó el pequeño intentando ir con Edward para agarrar los mechones de cabello. Más Roy no lo soltaba.

-¿Y a donde quiere que lo lleve, su majestad? -preguntó besando la mejilla de Edward y pasando al cuello. Ben seguía insistiendo en agarrar el cabello de Edward.

 

Edward rió un poco y cerró sus ojos al sentir los besos de Mustang, dejándose hacer. -No sé.- Comenzó disfrutando el trato que Roy tenía con él. -A cualquier lugar, donde vendan postres, estaría perfecto.

 

-Eres un glotón -bromeó soltando a Ben y pasando una mano por el vientre plano de Edward, acariciándolo -Ten cuidado, no vaya a ser que te pongas como un globito.

 

-Después de haber tenido tres hijos tuyos créeme que nada me asusta.-Soltó Edward riendo, puesto que la mano de Roy sobre su vientre le hacía cosquillas.

 

-Pues entonces no estaría mal un cuarto -susurró empezando hacer que sus caricias y besos se tornaran más pasionales, besando el cuello de Edward con suavidad, mordiéndolo ligeramente.

-¡Mío! -gritó Ben jalando la coleta de Edward con fuerza.

 

-¡WAAAH!- Fue lo que Edward le contestó a Mustang a causa del tremendo jalón que Ben le dio a su cabello y logrando levantarle la cabeza. -¡Si todos tus hijos van a terminar jalándome el cabello, yo paso...!- Se quejó Ed.

 

-¡Jajaja! ¡Mío! -reía Ben jalando más el cabello de Edward. Roy sudó una gota al ver que no tenía remedio con su hijo, resopló.

 

-Jamás creí que en mi primera cita contigo tendría que cargar a dos bebés en mis brazos todo el camino...- Decía Edward sin quejarse más no estando totalmente de acuerdo con aquella idea. El rubio cargaba a sus dos pequeños, Aru, la niña y Andrew, el niño. Roy, en cambio, cargaba al pequeño Ben que miraba a su alrededor fascinado por las luces de las calles. -Es un poco... no tan romántico como yo esperaba...

 

Roy sudó una gota -No me eches la culpa, además, Aru y Andrew todavía dependen de ti para comer y Ben...-miró al pequeño que miraba con ojos enormes los edificios -Me gusta mucho la casa en la que vivimos como para que la destroce de la nada.

 

-Y que bueno que Ben no sabe de alquimia...- Decía el rubio quien miraba a sus dos bebés dormidos, cerciorándose de que ambos estuviesen bien y que nada interrumpiera sus sueños. -Allí si tendríamos que temer por el bien de nuestra casa...

 

-¡Aquimia! -repitió de modo incorrecto el pequeño mientras aplaudía con fuerza.

-De bueno que no todo el mundo puede hacerlo aplaudiendo -dijo Roy soltando un suspiro en derrota con Ben que lo único que hacía era causarles infartos al pelinegro -Mira... ya estamos llegando -dijo Mustang al visualizar el restaurante de apariencia algo elegante y muy refinada por sus ventanales enormes y cortinas recogidas.

 

Edward miró el restaurante con sus orbes dorados y sin poder ocultar lo fascinado que estaba por el lugar donde se llevaría acabo su cita con Roy... y sus tres hijos.

-Guau, es enorme...- Soltó Ed alegremente.

 

-Si que lo es -dijo Mustang llegando hasta la puerta del restaurante, abriéndosela a Edward, ya que con los dos bebés no podía abrir la puerta. Ya una vez la familia adentro buscaron una mesa, el ambiente del lugar era un tanto familiar, cosa que agradó a Roy, ya que Ben no se aburriría mucho, pero de igual modo no había casi nada con lo que el pequeño pudiera divertirse.

Se sentaron en una mesa algo apartada del bullicio por Aru y Andrew. Mustang sentó a Ben a un lado de él.

 

Edward tuvo algo de dificultad al sentarse, ya que cargaba a los dos bebés, pero logró hacerlo, solo que no estaba nada cómodo puesto que sus brazos comenzaban a dolerle.

-Um... creo que debimos haber traído una carreóla para los niños, Roy...- Dijo Ed al sudar una gota.

 

-Yo te lo dije antes de salir, pero tu me viniste con el cuento de: ‘No, déjame cargarlos, me gusta tenerlos cerca' bueno, ahí tienes tu consecuencia -soltó Roy, aplacando a Ben que intentaba bajarse de la silla en la que estaba -Estate quieto, Ben -ordenó Roy mirando al pequeño con el cejo fruncido. Ben cruzó los brazos e infló los cachetes.

 

-Pero como tu amante y casi esposo deberías de haberme detenido, ¿no lo crees?- Soltó Edward con sus cejas encorvadas hacia arriba y riendo nerviosamente. -¿Dónde podré poner a los bebés mientras ceno?- preguntó el chico con intriga.

 

Roy sudó una gota y miró a Edward con molestia -Pues... podemos sacar una cunita del suelo -miró a todos lados -Nadie nos ve -dijo mientras cargaba a Andrew, para que Edward pudiera transmutar una cunita.

Andrew se removió en los brazos de su padre, bostezando con fuerza.

 

Edward miró a ambos lados y asintió con discreción mientras, aun con Aru en sus brazos, juntaba sus manos, sin llamar mucho la atención, un brillo de alquimia corrió por sus manos y, al tocar la pared que se encontraba a su lado, una cuna fue trasmutada del suelo lista para ser usada. -No he perdido el toque.- Dijo Edward con una sonrisa un poco presuntuosa.

 

-Pues no, te la has pasado transmutando cosas para estos pequeños -dijo Roy algo orgulloso del rubio. Dejó a Andrew con cuidado, usando su chaqueta como colchón para los pequeños. Acarició la mejillita del pelinegro y en eso el llanto de Aru llamó su atención.

La pequeña lloraba en brazos de Edward.

 

Edward parpadeó dos veces al bajar la mirada y ver a su pequeña que lloraba. Le acarició la mejilla y comenzó a mecerla en un intento de callarla pero... no daba resultado.

-Shhh, calma Aru...- Decía Edward al mecerla. -Aquí está mamá...

 

Varias personas voltearon hacia la pareja y murmuraban, pero Aru seguía llorando con fuerza, moviendo sus manitas con ternura.

-Aru resultó ser muy llorona -dijo Roy acariciando los cabellos de la pequeña, que abría sus ojitos completamente, mirando a su mamá.

Un mesero se acercó a ellos.

-Disculpe, señores... pero los clientes se quejan del llanto de la pequeña -dijo el chico un poco apenado por dar la noticia, pero... no tenía de otra.

 

Edward se mordió el labio inferior y miró al mesero. -Yo... lo siento, mi hija tiene hambre...- Confesó sin dejar de arrullar a la pequeña.

Andrew movía sus piecitos ligeramente mientras seguía dormido en aquella cuna improvisada que su mamá le había hecho.

 

El mesero no dijo nada, pero miraba a la familia con curiosidad -Si gusta usar el baño... por el restaurante no hay problema -aclaró el mesero señalándole donde estaba el baño a Edward.

Roy arrullaba al pequeño Andrew con una mano en su pancita. Ben agarraba pan de la canastita de la mesa, metiéndoselo a la boca y babeándolo todo.

 

Edward llevó su mirada al baño y no pudo evitar sentir como su palpitar del corazón se aceleraba cuando una ola de recuerdos de mal gusto golpeó su mente.

‘Es exactamente como aquella vez...', pensaba Edward con sus ojos puestos en la puerta del baño. ‘¿Y... si otra vez me intentan violar...?'

 

-¿Quieres que te acompañe, Ed? -preguntó Mustang viendo la mirada de su pareja. Ben miró a su mamá y continuó jugando con el pan.

Andrew tosió de forma chistosa y el mesero esperaba a que algo hicieran pero que ya callaran a la pequeña.

 

Edward llevó su mirada hacia Roy asintió tímidamente para así pararse de su asiento y sacar a Andrew de aquella cuna improvisada para que así la familia entera fuera al baño de aquel restaurante. Edward no pudo evitar sentirse un completo miedoso por el hecho de no poder ir solo a un baño público...

 

Roy tomó a Ben, quien seguía con el pan ya húmedo, pero éste resbaló de sus manos y cayó al suelo, Ben frunció el cejo y Roy no se había dado cuenta de esto.

Entraron al baño y Mustang dejó al pequeño rubio sentado en los lavabos, quien pataleaba con suavidad y esperaba a sus papás.

Tomó a Andrew de los brazos de Edward para que éste no batallara con la pequeña Aru.

 

-Gracias...- Susurró Edward para así cargar bien a Aru e introducirse a uno de los cubículos de aquel baño y comenzar con su tarea de alimentar a la pequeña Aru. Colocó el seguro del baño y se retiró su camisa para así acercar a la niña a su pezón en espera de que ella comenzara a amamantarse.

 

Aru era mucho más delicada de lo que Ben fue cuando era más bebé, su modo de agarrar el pezón de Edward y empezar a succionarlo era suave y paciente, como si supiera que aquella área fuera muy sensible para su mamá, además, como la pequeña salivaba más que ambos niños, servía para que su boquita no dañara el pezón de su mami. La pequeñita puso una manita cerca del pecho de su mamá, buscando una postura más cómoda para poder comer.

 

Afuera del baño, Andrew empezaba a hacer pucheros.

-Ay, no...-susurró Mustang sin ser escuchado.

 

Edward sonreía a su pequeña mientras le acariciaba la mejilla con delicadeza, esperando que la niña se alimentara hasta quedar satisfecha. -Pero que bonita eres, Aru...- Decía Edward con su voz suave y con un toque maternal al mecerla con lentitud y cuidado. -Te quiero mucho...

 

Aru sonrió con inocencia, ocupada en su alimentación.

-Edward...-susurró Roy, quien mecía a Andrew con cuidado para que no empezara un llanto fuerte -Creo que Andrew también tiene hambre...-pero no estaba del todo seguro, ya que él no podía identificar cada llanto de los pequeños.

Ben miraba aburrido a su papá.

 

-¿¡E-Eh?!- Fue lo que se escuchó desde el cubículo donde Edward estaba al escuchar aquello. -¿Andrew... también?

 

Andrew seguía en sus pucheros insistentes, Roy enarcó las cejas en preocupación y soltó un "Sí" muy preocupado, ya que no estaba seguro de lo que debería de hacer.

Fue ahí cuando Andrew explotó, llorando con fuerza.

Aru se separó del pezón a Ed y empezó a llorar por el ruido. Ben se tapó los oídos.

 

Edward cerró un ojo al escuchar los dos fuertes llantos de sus bebés y rápidamente abrió la puerta del cubículo. -¡Tráeme a Andrew para acá...!- Pidió Edward un poco alarmado puesto que sabía que aquel llanto se escuchaba en el restaurante y que seguramente estaba incomodando a los demás clientes. Intentaba hacer que Aru siguiera con su alimentación pero la niña no paraba de llorar por el llanto de su hermano.

 

Asintió y le dio al pequeño Andrew al rubio, con mucho cuidado. Roy se sentía un tanto inútil por no poder ayudar a Edward, bajó la mirada y después la dirigió a Ben, quien le miró con ojos desconfiados.

-¿Qué? -preguntó el pequeño. Roy solo lo tomó de las axilas y se lo llevó fuera del baño.

 

-¡Espera, no me dejes...!- Pero Roy ya se había marchado antes de que Edward pudiese terminar su oración. -¡...solo!

 

Suspiró y se introdujo de nueva cuenta en el baño con sus dos bebés que lloraban, cerrando la puerta con su pie y sentándose en la tasa cerrada del baño. Miró a ambos bebés que lloraban y simultáneamente los atrajo hacia sus dos botoncillos rozados, esperando que ambos bebés dejaran de llorar y se alimentaran.

 

Ambos bebés no podía agarrar los pezones correspondientes, ya que necesitaban de impulso, los brazos de Edward, además, Andrew era muy quisquilloso cuando le tocaba el lado del automail y lloraba por lo frío se sentía a través de sus colchas.

Aru intentaba subir su boquita al pezón de Ed, pero no podía siquiera alcanzarlo.

 

-¡Waaa! ¿Por qué los bebés se tenían que poner de acuerdo para tener hambre...?- Se quejaba Edward un poco desesperado y haciendo lo posible para atraerlos hacia sus pezones. Intentaba ser paciente y tranquilizar su desesperación para facilitar todo pero el llanto de los niños penetraba sus oídos. -¡Es muy difícil...! Y yo solo quería una cita...

 

Se escuchó la puerta abrirse y luego unos pasos acercarse al cubículo de Edward. Roy tocó la puertita, y entró con cuidado, ya que Edward no había trancado esta vez.

-Mira, Ed...-susurró Roy, con Ben agarrado de su mano, le mostró un biberón -Solo por esta noche déjame ayudarte -dijo con esperanza.

 

Edward miró aquel biberón y luego a Roy. Esa mirada... ¿Acaso esto significaba tanto para Roy? ¿Ayudarle con los bebés era mucho para su pareja?

Se quedó así, pensando por varios segundos mientras le miraba, hasta que asintió y le entregó a la pequeña Aru a su pareja.

-Gracias...- Susurró con una sonrisilla en sus labios.

 

Roy sintió una inexplicable felicidad en su pecho y al cargar a Aru, enseguida le dio el biberón, la pequeña no dudó en tomarlo con su boquita y empezar a comer, al principio la leche le había parecido extraña, pero cuando se tiene hambre, hasta lo quemado tiene bueno sabor.

Andrew en cambio, una vez más como, se apresó del pezón de Edward, casi jalándolo con fuerza.

Ben miraba asombrado como su hermanito se amamantaba de su mamá.

 

Edward aprovechó aquello para acomodar a Andrew mejor en su brazo humano y amamantarlo como era debido y con los cuidados adecuado. Edward arrullaba a Andrew ligeramente mientras este se alimentaba.

-Es bueno volver a contar con el silencio...-Edward dijo sonando complacido con el hecho de que ninguno de sus bebés lloraba.

 

-Sí, estos dos solo se dedican a gastarnos sin descanso -dijo Mustang con cariño, viendo a su pequeña tomar la mamila, cerrando sus ojitos en el proceso.

-¿Qué es esto, mami? -preguntó Ben picando el busto de Edward y molestando a Andrew en el proceso.

 

-A-ah... esto es el biberón de tus hermanitos, Ben.- Aclaró Edward algo nervioso por la pregunta inocente que su hijo le había hecho. -Cuando eras un bebé también te alimentaba así...

 

Ben seguía picando el pecho de Edward, haciéndole cosquillas en la nariz a Andrew por la tela de su camisa de manga larga.

-¿Y papá no? -preguntó mirando a Roy, quien sintió sus mejillas arder - ¡Es suave! -soltó feliz y sin poder evitar recargar su cabecita en el pecho de Ed, molestando a Andrew.

 

Edward miró a Roy y con cuidado, recargó a Ben sobre su otro pecho para que así no molestara a Andrew que seguía alimentándose. Le acarició la espalda a su hijo mayor y, al menor, le arrulló ligeramente.

-Sólo las mamás pueden hacer esto, Ben.- Ed dijo con un ligero sonrojo en sus mejillas. -Y los papás cuidan a las mamás y a sus hijos...

 

-Mami quiero dormir así contigo -dijo el pequeño empezando a cerrar los ojos del sueño. Los tres pequeños de la familia empezaban a dormirse.

Roy suspiró ante la situación -Linda cita, ¿no? -preguntó Mustang, se estaba muriendo de hambre -Solo falta que nos traigan la comida para acá.

 

Edward sudó una gota ante aquel comentario. -Ve el lado positivo, los niños ya se durmieron y podremos tener más tiempo para nosotros...- Dijo el rubio al darle el visto bueno a la situación, sintiendo el peso de Ben contra él, ya que el niño lentamente se dejaba envolver por los sueños que le amenazaban.

 

-Eso sí -murmuró, ya que Aru estaba completamente dormida, Andrew también, y Ben cerraba sus ojitos de apoco -Será mejor ya irnos a una mesa -murmuró con una sonrisa por sus pequeños que no duraban mucho despiertos.

 

Edward asintió y separó a Andrew de su pecho para, con cuidado, entregárselo a Roy mientras él se acomodaba su camisa y sin molestar a Ben para que este se durmiera en el proceso. Terminó de arreglarse y cargó a Ben en sus brazos cuando la pequeña familia por fin dejó el baño.

 

Habían pasado minutos desde que los pequeños dormían, Aru y Andrew en la cunita improvisada que Edward había hecho y el pequeño Ben con su cabecita recostada en las piernas de su mami, tapado con la chaqueta del rubio.

-Bueno... quitando el altercado con los pequeños, la velada pasa tranquila -dijo tomando su copa y bebiendo de ella.

 

Edward asintió tomando de su copa pequeños tragos del vino que al chico sinceramente no le gustaba mucho. -Es muy difícil que nuestras noches sean tranquilas desde que tuvimos a Aru y Andrew...- Dijo Ed con una sonrisilla en su rostro y unos ojos que mostraban que el alquimista estaba metido en sus pensamientos a la hora de hablar.

 

-Sí... los dos nos llegaron de sorpresa -empezó viendo el vino en su copa, brillante a la luz del lugar -Pero nos han dado muchos momentos de felicidad -miró a los pequeño y después a Ben -Aunque uno solo nos provoque jaqueca.

 

Edward rió discretamente y asintió. -Si, y ese mismo fue por quien lo nuestro se pudo dar...- Susurró bajando su copa de sus labios y colocándola en la mesa para así pasearla con cuidado entre sus dos manos. -Por Ben, nuestra jaqueca, tú y yo estamos juntos esta noche...

 

Roy se quedó pensando en esas palabras y miró a Edward directamente a los ojos. Algo no estaba del todo bien con la frase de Edward.

 

Al no obtener respuesta alguna, Edward levantó su mirada y encontró que la de Roy estaba puesta sobre él. -¿Roy...?- Preguntó Edward viendo la manera en que su pareja le miraba. -¿Qué pasa?

 

-¿Tu crees que si no hubiera sido por Ben... nosotros igual hubiéramos terminado juntos? -preguntó sin quitar la mirada de los ojos de Edward, su semblante estaba sereno.

Ben se removió en sueños, quedando ahora, dando su cara al vientre del rubio.

 

Edward se sorprendió por la pregunta de Mustang y no pudo evitar bajar la mirada para acariciarle la cabecita a su pequeño Ben, quien seguía dormido.

-No lo sé, Roy...- Susurró Edward, admitiendo que desconocía lo que hubiese pasado si su pequeño jamás hubiera sido concebido. -Yo... hubiera huido de todos modos a la iglesia... y quizás me hubieras encontrado...

 

-Si lo vemos de modo, frío... nuestra relación solo se basa en cuidar de tres niños pero... ¿nos amamos en verdad, Ed? -preguntó ahora viendo su copa a la mitad -Quitemos a los niños de esto... ¿Qué nos une? ¿Qué es ese algo que podemos decir: nos amamos por esto?... a veces pienso mucho en eso...

 

-Yo... sentía algo por ti desde mucho antes de que todo lo del rumor pasara...- Susurró Edward ante las palabras de Mustang, se sentía un poco nervioso y por aquello se acomodaba sus flequillos detrás de su oreja con frecuencia sintiendo miedo por lo que Roy podría decirle respecto a sus sentimientos.

 

-Lo sé -dijo recargando su barbilla en su mano, mirando hacia la ventana, viendo los carros pasar a velocidades tranquilas -Pero yo no -soltó sincero, sin dirigirle aún la mirada a Ed -Todo empezó por Ben... si te encontré fue por mera casualidad, si me quedé a tu lado fue por Ben... pero... ¿Cuándo fue por ti? ¿Cuándo en verdad me quise quedar por ayudarte a ti?...

 

-Si tu no sabes la respuesta, creo que es más difícil que yo te la conteste...-Dijo Edward sonando un tanto dolido por las palabras que salían frías de la boca de Mustang. Miraba a su pequeño dormido en sus piernas y allí, nuevamente, le acarició la suave mejilla mientras acomodaba el orden de las palabras que quería soltarle a su pareja. -Y... a veces es mejor... no saber la respuesta...-

Estaba conciente de que el "amor" que comenzó a sentir Mustang por él, ocurrió desde que el pelinegro le agarró cariño a Ben y aquello solo hería su corazón...

 

-Lo sé... pero la incertidumbre es un tanto molesta -soltó sin saber que daño le causaba a su pareja, no estaba casado con Edward, nada los unía, solo tres pequeños y por nada dejaría a esos niños sin su protección, podían vivir muy bien de su salario que mantuvo de coronel, y que Riza le había echo el favor de sacar para no levantar sospechas, pero...

-No puedo evitar preguntarme lo mismo todo el tiempo... ¿En verdad te amo? -aquello le salió sin pensarlo.

 

Un nudo aprisionó la garganta del rubio al escuchar aquellas palabras que jamás creyó que escucharía de su pareja. ¿Dudaba... de sus sentimientos? Entonces, ¿todos esos "te amo" que había recibido en los últimos meses... eran solo palabras?

Hace un año, soportar la idea que Roy no le amaba, era mucho más fácil que en aquel momento...

Vaya primera cita "romántica" que tenía...

 

Suavizó la mirada y tomó la mano de Edward con cariño, acariciándola e intentando infundirle algo de calma.

-Se que te amo -susurró besando la mano del chico -Perdón, a veces me vienen ideas raras de la nada.

 

-Tonto...- Susurraba el rubio de voz rota tratando de deshacer aquel nudo en su garganta que muy y apenas le dejaba respirar. -E-eliges el peor momento para salir con tus ideas raras...

 

Roy se cambió de lugar a un lado de Edward, tomando su rostro y besándole con ternura en los labios. Lo abrazó con fuerza, sin molestar a Ben en eso. Seguía sin estar seguro de lo que sentía en verdad, lo único que estaba firme en su mente era que jamás dejaría a Edward... no con la carga de tres pequeños... pero mejor no pensar en eso. Ed no lo merecía, él había sido una excelente pareja para Roy y lo menos que podía hacer Mustang era corresponderle con el mismo cariño...

 

Edward regresó aquel beso y aquel abrazo con su honesto sentimiento de amor hacia Roy, cerrando sus ojos en el proceso y ahorrándose las ganas de llorar. Sabía que no valía la pena derramar aquellas lágrimas... no quería causar lástima ni mucho menos verse tan vulnerable cuando se tocaba el tema del amor. No, estaba bien que él era la "ella" de la relación pero... jamás se dejaría vencer ni se mostraría débil.

 

Ben tenía sus ojos abiertos viendo a sus papas, bajó la mirada y se volvió a acurrucar en el regazo de Edward.

-Sigamos comiendo -dijo acariciando la cabeza de Ed y besándole la frente.

 

Edward asintió tras recibir aquel beso y tomó su tenedor para picar el espagueti que estaba sobre su plato sin la real intención de comerlo. Roy lo había dejado pensando mucho...

 

Roy también era un mar de pensamientos, pero mejor dejar las cosas como estaban, a Edward se le pasaría y volverían a su ritmo de vida.

Meneó con su tenedor la comida para después ver al cielo, algo había llamado su atención.

 

El rubio llevó su tenedor, con espagueti enrollado, a su boca y lo saboreó aún sin levantar la mirada. Intentaba hacer a un lado todos esos pensamientos tristes sobre las dudas de Mustang y seguir con la velada que debería ser romántica e inolvidable por ser la primera... Debía disfrutarla...

Edward levantó la mirada y notó como Roy miraba atento la ventana.

 

-Mira, Ed...-susurró Roy, tomando la mano de Edward con cariño -Es una lluvia de estrellas -dijo viendo como el cielo se llenaba de hermosas luces de color azul y blanco, pasando a una gran velocidad y dejando una cola brillante a su paso, aquel espectáculo era hermoso y muchas parejas lo disfrutaban con emoción y romanticismo.

 

Edward llevó su mirada al cielo y no pudo esconder lo maravillado que estaba ante tal espectáculo. Apretando inconscientemente su agarre en la mano de su pareja, Edward sonrió. -Es hermoso...- Susurró el trenzado sin apartar sus ojos ni un solo instante de aquella hermosa lluvia.

 

Roy miró a Edward embelezado con tan hermoso entretenimiento, cada facción de éste, sus ojos, su sonrisa, su cabello. Edward le gustaba, lo sabía desde que había empezado a tratarlo con el embarazo de Ben.

Y se había enamorado de él... cuando arriesgó su vida por salvarle. Dudaba, sí... como cualquier pareja normal, no del amor de Edward, ni de sus propios sentimientos... simplemente dudaba... pero podía vivir con aquella incertidumbre que no le ahogaba su existir en ningún momento. Sonrió ante esto...

-Te amo, Edward...-susurró besando la mano del rubio con suavidad.

 

Edward volteó a mirarle al sentir aquel beso y escuchar las palabras que su pareja le dedicaba con mucho cariño. ¿Eran de verdad...? ¿Las estaba diciendo por que en realidad las sentía?

Se dejó envolver por aquellos ojos oscuros que le miraban con extremo cariño... Algo le decía que aquellas palabras eran honestas y eso solo provocaba que el corazón del rubio palpitara con felicidad...

-Yo también, Roy...

Susurró sonriente y con su mirada calida puesta en el hombre que lo había enamorado. -Te amo...

 

Roy sonrió ante las palabras de Edward y sin soltarle la mano, volteó de nueva cuenta hacia la hermosa lluvia de estrellas.

¿Qué les deparaba el futuro? No lo sabía...

¿Estaba listo para recibirlo? No tenía idea...

¿Podría estar seguro pasara lo que pasara en su relación con Edward? En verdad lo esperaba,

Pero mientras esas dudas, entre otras más buscaban una respuesta, disfrutaría del momento para estar con la persona, que estaba seguro, en ese momento amaba... nada más importaba...

Por ahora...

 

-Pide un deseo...- Susurró el rubio al cerrar sus ojos, el brillo de las estrellas reflejado en su rostro.

 

-¿Un deseo? -preguntó Roy ladeando la cabeza, se quedó pensando en algo que pudiera pedir... pero nada venía a su mente. Cerró sus ojos y pensó un momento, teniendo el deseo perfecto en la mente.

-Ya -soltó para mirar a su pareja -¿Qué pediste?

 

Después de unos segundos, mientras pedía su deseo, Edward abrió sus ojos lentamente y le sonrió a su pareja. -Es un SE-CRE-TO.- Soltó con una sonrisilla traviesa en su rostro y picando la punta de la nariz de Mustang con su dedo medio.

 

-Eso es trampa, dime -pidió con un puchero fingido y abrazando la cintura de Edward, para atraerlo hacía él y besarle la mejilla -Vamos, dime... y yo te digo el mío -ofreció el pelinegro con amor.

 

-Si te lo digo, no se cumplirá...- Contestó el rubio con una sonrisa comprensiva para así suavizar su mirada. -Y... yo sinceramente deseo que se cumpla con todo mi corazón...

 

Roy frunció el cejo, más ya no dijo nada, le era un tanto tonto eso de los deseos, que si no decías se cumplían o cosas como esas, pero mejor dejó el tema por la paz.

Continuó mirando la lluvia de estrellas.

 

Edward recargó su cuerpo en el pecho de Mustang mientras cerraba sus ojos y mejilla rozaba con la fina tela de la camisa que su pareja llevaba puesta.

‘Mi deseo fue que... desaparezcan todas tus dudas sobre el amor que tienes hacia mí...', pensaba el rubio con su respirar tranquilo. ‘Que nunca nos separemos... yo quiero estar contigo siempre...'

 

‘Quiero estar siempre a tu lado, Edward... sin importar que... no se que nos pueda deparar el futuro, o si tan siquiera tenemos un futuro juntos en verdad, pero... mientras ese supuesto tiempo llegue, quiero gozarlo a tu lado, pasar mi felicidad contigo... por que si de algo estoy seguro es de eso... pasar lo que sea necesario a tu lado...'

Miró a Edward recostado en su pecho y le levantó el rostro con cariño, para poder besar sus labios.

-Te amaré... hasta que mi corazón se detenga...-susurró acercándose al pequeño-

 

Edward le sonrió y dejó que sus rostros se acercaran con lentitud al sentir un ligero rosa decorar sus mejillas. -Yo... te amaré hasta que la muerte me aleje de ti...-Susurró estando a centímetros de la boca de su pareja, sintiendo la respiración del otro sobre la suya.

 

Roy se separó del rubio casi enseguida -Eso es lo mismo que yo dije pero con otras palabras -sudó una gota arruinando el momento romántico de la velada.

 

-¿Q-qué esperabas? Te robaste la mejor frase...- Preguntó el rubio un tanto sonrojado por la vergüenza de lo que había dicho. -Tenía poco tiempo para pensar en algo mejor y eso fue lo primero que se me vino a la mente...

 

-Si verdad -soltó con cierta culpa y una risilla nerviosa -Es que soy el casanova de la relación, debo de decir las mejores frases -soltó con la nariz alargada y un aire de orgullo y prepotencia.

-Además... debo ser yo el que te corteje, no al revés -soltó de modo sensual y coqueto.

 

-Bueno... en eso tienes razón.- Admitió sonriéndole sugestivamente y acercándose un poco más a su pareja. -Cortejándome te ganas o no el derecho de tener un cuarto hijo.- Susurró acariciándole la mejilla con su mano que, a comparación de la de Mustang, lucía delicada y frágil.

 

-Pensé que no querías uno por el asunto del cabello -susurró entrecerrando los ojos, acercando su rostro al de Edward, tomando la mano que descansaba en su mejilla.

 

-Siempre puedo recurrir al viejo truco de la coleta alta...- Susurró con cerrando sus ojos y relajándose en los brazos de Mustang.

 

-Me gusta ese truco -dijo ya con sus labios unidos a los de Edward, agarrando al chico de la cintura y atrayéndolo más hacia él, siendo cuidadoso con el pequeño Ben.

Así le gustaba estar... muy cerca de Edward... y como ambos dijeron... hasta que la muerte los separe... aunque hasta eso... se veía un poco difícil...

I'M HERE: http://www.youtube.com/watch?v=HJJnTwald9k

 

 

 

Notas finales:

El Universo Light de SupaMame

¡PALO!

¡Minna! Pues se acabó Bajo la Sombra de una Iglesia. Que cosas, como vuela el tiempo, ni nosotras sabíamos que ya se hiba a acabar, eh de ahí que no pusimos avisos, que loco.

Bueno, ya terminó otro fic, muchas gracias a todos por su apoyo y dejarnos sus lindos comentarios =D.

Ahora le daremos la bienvenida a "FUTURE", y esperamos recibir el mismo apoyo de siempre, gracias, a todos.

 

AGRADECIMIENTOS ESPECIALES A

HANEKO

TOUYA

YAOIFANGIRL

TAMAT

LUXAM9

SAMIYUMI

DARA LEE

GRIN

HASAYA

SERIKA KAO

MABELING

MISHIMA REIKA

SEIKETO NAYSTE

MAR SNAPE

ASTRID3

LIZERG_CHAN

¡GUBAI!


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