Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love Hurts por tatsuky

[Reviews - 88]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hey!

Después de muchísisismo tiempo. Pues estoy de nuevo aquí, espero que les agrade la historia a los nuevos, y a algunos que la leyeron en sus comienzos comentarles que el siguiente capítulo será el final n_n

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto.

LOVE HURTS

by Tatsuky

 

Capítulo 8: De besos y confesiones.

La mañana pasó muy lenta, Deidara se mantuvo en pijama echado sobre la cama, no estaba despierto, tampoco dormido, entonces el techo de su habitación parecía tan interesante, tenía toda su atención, lo miraba fijamente esperando algún tipo de respuesta. Su cabello suelto y dorado, contrastaba con las almohadas rojas. Hoy no fue a trabajar, estaba cansado de pensar, tan solo quería descansar, o eso creía, ni siquiera tenía hambre. Su alarma sonó una, dos, hasta tres veces.  No le importó.

Su realidad era otra, aunque debería esperarlo, pues lo sabía en el fondo y no lo quiso admitir. Pero aún se sentía igual de intenso y le dejaba un vacío profundo dentro de él.  ¿Ahora estaba solo?, ¿y si lo perdonaba? ¿Y si olvidaba todo? Y de ese modo podría ser feliz ¿verdad?

- Patético – Oyó así mismo responderse, y no podía con su genio, él era orgulloso maldita sea - ¿Cómo se atrevió?- al parecer aún continuaba con lágrimas ya que sintió humedecerse sus mejillas de nueva cuenta. Todo era un círculo, siempre volvía a pasar lo mismo, llegando a destruirlo. Acaso había hecho algo mal, seguía cuestionándose, ¿acaso tenía algo de malo él? ¿Era desagradable? ¿Feo quizá? Esa mujer era hermosa.

- Maldita zorra, nh – susurró en el silencio de su habitación, pensando que tal vez sí era él el problema, aunque Itachi decía que él era precioso - Itachi… - Susurró aún más bajo.

El Uchiha se había comportado tan amable con él, sorprendiéndolo mucho. Hace tan solo un día lo pensó como un tonto superficial que solo quería acostarse con él, y ahora en tan poco tiempo lo apreciaba, incluso le había visto llorar.

- Que vergüenza- volvió a hablar solo pero más fuerte, ahora sí tomándose totalmente despierto cogió la almohada y se tapó la cara.

Al fin y al cabo Itachi se portó muy bien con él, quién hubiese pensado que tan solo se conformó con acompañarlo, durmieron juntos, es cierto, pero se fue en la mañana, solo después de darle un beso en la mejilla. Deidara le dijo que se verían en el trabajo, sin embargo no fue así, no se sentía con las fuerzas. Pensando en ello lanzó la almohada y desperezándose se levantó de su refugio de sábanas, yendo hacia el baño.

El rubio se miró al espejo y se sintió ridículo – Patético – Se repitió nuevamente. Su cabello alborotado y desordenado, parecía que había perdido el brillo, sus ojos azules no demostraban nada, tampoco tristeza, lo que le sorprendía. Contuvo sus ganas de azotar algo contra el espejo y se metió a duchar.

Naruto llegó a la azotea de su instituto, miró a todos lados y no encontró lo que buscaba, suspiró derrotado y caminó lento hasta el borde, mirando por entre el enrejado hacia abajo. Pasaron unos cuantos minutos y la personalidad tan peculiar, busca problemas de Naruto le impidió quedarse en ese lugar, dónde aparentemente estaría a salvo. Así que a cuenta propia bajó de su improvisado escondite, aún faltaba para que la clase acabase. Caminó un poco por los pasillos echando un ojo de vez en vez a ciertas aulas, anduvo a sí por un rato hasta que el foquito que traía muy escondido en su cerebro se encendió.

Teniendo una idea fija tomó la mochila que traía y metió mano buscando con ansias cierto objeto. Dio con lo que buscaba, era un pequeño papel, lo observó y sonrió en señal de victoria, sacó el móvil y marcó los números que estaban escritos llevándose a continuación el aparato al oído. Esperó por un momento y aún estaba en espera “vamos, vamos”, pensaba el rubio “contesta”, estaba en espera “contesta, vamos desgraciado, contesta”. Se desesperaba el chico ojiazul.

- Moshi moshi – Escuchó la voz varonil que esperaba. El rubio se alegró, sin embargo se quedó callado al darse cuenta que no tenía para decir – Moshi moshi - Escuchó nuevamente la voz pero ahora con un tono de hartazgo.

- mm… Sasuke – Habló finalmente el rubio.

- ¿Quién eres? – Preguntó el moreno de mala gana, por la voz pudo deducir que no era su odioso hermano y mucho menos su mamá.

- Soy Naruto – Respondió algo incómodo, el ojiazul esperaba quizá que le reconociera por su voz.

- Naruto – Repitió Sasuke tardando unos cuantos segundos - ¿Qué se supone que haces tarado? Ahora estoy en clase – Palabras perfectas para el humor del rubio.

- ¡Ya lo sé! – Se apresuró a responder el chico, ahora molesto.

- Entonces si lo sabes ¿Por qué la llamada?

- Ah eso...mm – Francamente Naruto no tenía ni idea – es que - llevó la mano desocupada atrás de su cabeza – yo estaba pensando que.

- Más importante aún ¿Cómo tienes el número? – cuestionó Uchiha interrumpiendo las vagas ideas que Naruto estaba pensando como excusa.

- Ah, eso, sí, es que – Al igual que la anterior pregunta no se decidía que responder, aunque para esta sí tenía una respuesta no quería decirla, por otro lado Sasuke se estaba hartando de escuchar “Ah”, “mmm”, “es que...”

- Voy a colgar – Amenazó Uchiha.

- ¡No, espera! – Largó Naruto en casi un grito “pero ¿qué estoy haciendo?” pensó corrigiéndose al instante – Si quieres cuelga teme, no me importa – Se picó – Es más, yo te cuelgo – Lo dijo mas no lo hizo.

Suspiró el de cabellos oscuros recordando la personalidad del rubio - ¿Qué es lo que ibas a decirme? ¿No puede ser tan difícil verdad? - Le dijo esta vez cediendo un poco.

 

- Am… - Contra su voluntad Naruto se ruborizó un poco por lo que iba a decir – Yo sólo quería saber si podrías acompañarme ahora – Lo dijo de la forma más resumida que pudo encontrar pero al recordar otro punto importante agregó:- Ya sé que estás en clase y no te estoy suplicando nada, es algo más como una invitación – Sasuke sonrió al escuchar esto último, al fin y al cabo ambos eran muy parecidos.

- ¿Te has tirado la hora o te han echado? – Preguntó con toda la intención de molestar.

- Eso no te importa – Respondió de malas el rubio – Pero te lo contaré si me acompañas – Comentó por último cambiando el tono de su voz.

- ¿En dónde estás ahora? – Para alegría del rubio parecía que Sasuke si vendría.

- Ahora en un pasillo, pero te espero arriba – Le respondió alegre.

- No he dicho que iba a ir – Era muy entretenido para Sasuke molestar a su rubio compañero.

- ¿Ah?... ¡Maldito Sasuke, estás jugando conmigo! – Dijo muy enojado Naruto, no podía gritar exactamente pues tenía presente dónde se hallaba – Pues para que sepas yo n-

- Ok, tranquilo, ya voy – Le interrumpió Sasuke, para luego colgar.

Pasaron solo unos minutos cuando ambos adolescentes estuvieron en la azotea, solos. Se saludaron torpemente y el moreno se recostó en el enrejado mirando hacia abajo, el rubio lo imitó sentándose a su lado. Francamente resultaba gracioso, tanto le insistió para que lo acompañara y ahora parecía que era mudo, así que lo único que pudo hacer fue acercarse de ese modo.

- Encontré tu número en la chaqueta que me prestaste ayer – soltó de pronto el rubio haciendo que el moreno volteara a mirarlo. Sus ojos lo sorprendieron intensamente negros.

- No me digas – Respondió Sasuke algo cansado de este juego.

Aún mantenían la mirada, ojos celestes mirando expectantes a los profundos negros, recordando lo sentido el día anterior, era una atracción muy fuerte la que existía. Sin más se dejaron llevar por esas hormonas tan revoltosas que tenían típicas de su edad. Juntaron sus labios en un beso pequeño al principio, el cual tomó intensidad, labios presionando a los otros de forma tímida y cada vez más segura, esta vez no se separaría, lo prometió Naruto, movió sus brazos hasta los hombros del Uchiha para acomodarse mejor, y así poder sentirlo más, Sasuke también se movía pero presionando hacia el rubio, el cual se dejaba, cediendo a sus espaldas y vaciló un momento cuando sintió el piso tras de él.

- Mh Sasuke… - Ambos se separaron por un momento y solo un milímetro, recobrando el aliento. Los ojos del rubio estaban vidriosos y no supo cuando sus manos comenzaron a acariciar los cabellos azabaches, igualmente no paró de hacerlo.

- ¿Te lastimé? – preguntó el mayor al verse tumbado sobre el rubio, y este sobre el duro y frio piso, sin embargo, no mostró intención de levantarse.

Le pareció escuchar un no, pero no estuvo seguro ya que el rubio lo atrajo nuevamente hasta sus labios. De este modo ambos adolescentes calientes y torpes se besuqueaban y acariciaban en la azotea de la institución donde deberían estar estudiando. A ninguno le podía importar menos que aún tenían clases a las que asistir.   

Itachi se encontraba en el trabajo, revisando algunos exámenes, por lo que pudo notar, era obvio que Deidara no había venido a trabajar. La noche pasada acompañó al rubio a su casa y a su cama, por lo que estaba muy satisfecho, luego de conocer y conversar con el hermano menor de este regresaron a la cama donde durmieron cada uno en los brazos del otro. Esa misma mañana Itachi fue el primero en despertar, muy temprano, por cierto, pudo ver al rubio totalmente dormido, su cabello revoloteado sobre las almohadas – vaya preciosura – dijo Itachi acercado su cara y depositando un beso en sus labios, al fin y al cabo se lo merecía, había cumplido su palabra, no le había tocado ni hecho nada, pese a que lo deseaba.

 Sí, le gustaba molestarlo y le gustaba él, se alegraba de que en poco tiempo se hayan hecho cercanos, aparte de ser su objeto de deseo, Deidara era una persona especial y él podía decirlo, en el fondo también sabía que el rubio gustaba de él. Cada vez que Itachi pasaba tiempo comprendió más cosas sobre él, pues no era un hombre fácil, necesitaba de los vínculos y apreciaba por ello a las personas, era profundo y sensible, como un artista. Al parecer tenía un vínculo muy fuerte y tóxico con su ex novio, por lo que comprendía que aunque estuviese disponible ahora, debía ser un poco paciente. El rubio se removió un poco e Itachi solo se quedó mirándolo seriamente, tocó su mejilla y Deidara medio despertó.

- Itachi, nh – murmuró con los ojos entrecerrados - ¿qué haces?

- Me aprovecho de ti – respondió son una sonrisa.

- Ok, pero déjame dormir, siento doler mi cabeza un poco – Itachi le sonrió más.

- Dei creo que debemos ir a trabajar, te hará bien distraerte – miró el reloj – aunque es aún temprano.

- Ve a tu casa y cámbiate – comentó el rubio – no creo que te quede nada mío – dijo aún más despacio.

- Déjame llevarte.

- No te preocupes, ya hiciste bastante – se incorporó un poco y besó Itachi, un roce suave y efímero, para volverse a echar – Muchas gracias, nh.

Itachi deseó que el beso durara más, pero fue consciente que Deidara estaba más dormido que despierto, volvió a acariciar su mejilla – Te veo más tarde entonces.

Y pese a que le dijo eso, el rubio no había venido, por lo que no bien terminó su turno y clases salió de su institución con dirección de la casa del rubio.

Por otro lado, aún en pijama, Deidara sintió caer la tarde y así unos sonidos en su estómago lo hicieron ir en busca de comida, debía comer algo y se dirigió a la cocina, buscó y solo encontró el ramen instantáneo de Naruto, tanto los potes llenos como los vacíos.

- Que asco, nh – dijo a la vez que tiraba lo utilizado.

Sin más opciones sacó del refrigerador yogurt griego, tomó una cuchara y se movió al sillón donde se recostó y comenzó a comerlo. Prendió la TV pasando los canales, no había nada bueno que le agradara, finalmente la apagó y lanzó el control remoto lejos de ahí. De pronto tuvo un pensamiento, recordando las escenas típicas de las mujeres deprimidas comiendo helado con una gran cuchara en el sillón, como si su destino fuera engordar con ese helado llenando el vacío de su corazón despechado.

- Terminaré gordo y fofo, nh.

- ¿Gordo y fofo? – Dijo una divertida voz.

- Naruto chan – Volteó Deidara al escuchar al menor, sonriendo por verlo, le hacía sentir bien ver al pequeño. Igualmente recordó su último encuentro - ¿De dónde vienes?, nh.

- Am… del instituto – respondió el pequeño con una gotita en la cabeza, al parecer Deidara aún recordaba su castigo- ¿Cómo estás?

- Bien, solo me sentí un poco enfermo, por eso no fui a trabajar, nh – dijo restándole importancia.

- Dei, Itachi me contó lo que pasó – Admitió mirando de frente al mayor.

- Ese tonto – dijo Deidara y Naruto notó la incomodidad de su hermano el cual desvió la mirada.

- Sabes, ese pelirrojo es un idiota detestable.

- Lo sé, no quiero saber nada de amor, ni de parejas ni de nada, moriré solo con un montón de gatos, nh – Comentó tontamente Deidara echándose en el sillón donde se encontraba, su pote de yogurt vacío a un lado.

Naruto no sabía bien que decirle, no le agradaba ver así al rubio mayor, decepcionado de todo – Pero sabes, no todos son iguales, hay algunos aunque idiotas son buenos en el fondo – terminó diciéndole.

-  ¿Itachi?- comentó despacio Deidara.

- Am, sí claro, Itachi – dijo secamente. “Yo me refería a Sasuke, pero bueno”, pensó Naruto. De todos modos, vio un rayo de esperanza para su hermano. Ese tal Itachi quizá signifique más para Deidara de lo que pensó.

Deidara tomó su yogurt y se retiró a la cocina, luego a su habitación donde tomó su móvil, pudo confirmar que fue buena idea colocarlo en vibrador, ya que tenía muchas llamadas perdidas, así como mensajes de texto. Obviamente serían de Sasori, pidiendo disculpas. Borró todo sin revisarlas. Estaba agradecido que el pelirrojo no se hubiese aparecido por su casa hasta el momento, no es que le fuera a abrir, pero igualmente no se encontraba preparado. Por casualidades del destino oyó como llamaban a su puerta y sintió el escalofrío que llega ante la ansiedad. No pudo hacer nada pues Naruto ya estaba abriendo la puerta y el rubio mayor no supo en dónde meterse.

- Dei es para ti – Oyó como le gritaba su hermano menor, sin embargo fue lo suficiente para calmarse, Naruto aunque era muy distraído a veces, no era tan torpe como para dejar que Sasori se juntara con él en ese momento – pasa – oyó que decía de forma desconfiada. Deidara no pensó mucho y salió de la habitación, olvidando su condición.

- Deidara – Al reconocer la voz el rubio sonrió.

- Itachi – Nombró al Uchiha - ¿dime, qué es lo que ocurre, nh? – preguntó a continuación, no sabiendo que más decirle.

- Nada en realidad – Le respondió sonriendo, admirando el pijama que traía su rubio compañero – Tan solo quería saber cómo estabas.

- Pues estoy tal y como me ves – Dijo con simpleza tratando de controlar la sensación que le pedía acurrucarse a sí mismo.

- Veo – Sonrió levemente – Hermoso como siempre – Se acercó al rubio – aunque más pálido que lo normal – Observó acariciando las blancas mejillas - ¿Te sientes bien, enserio? – Preguntó muy cerca al rostro del ojiazul.

- Perfecto – Mintió tratando de sonreír – Solo me levanté con un poco de dolor de cabeza ¿recuerdas? Disculpa, no me sentí con fuerzas de ir a trabajar hoy, nh – Seguía sonriéndole.

- Argh, busquen un cuarto – comentó Naruto de pronto quien aparecía con un pote de ramen y los palillos en la otra mano. Tenía una mirada divertida.

Itachi rió divertido y Deidara solo le lanzó una mirada de pocos amigos al rubio menor, quien desapareció yendo a la cocina, no quería más castigos. Luego que salió de la escena Deidara también sonrió e invitó a Itachi a sentarse junto a él, tenía que admitirlo el moreno era una gran fuente de tranquilidad para él, contradictoriamente como fue la primera vez que lo conoció, cuando lo consideraba un verdadero estrés. Se sentaron juntos y pasaron la tarde conversando de cosas banales y tomando té. Itachi siempre trató de no traer al rubio mayores recuerdos de su ex pareja.

Desde aquel día donde Itachi se mostró como un verdadero amigo sin buscar nada a cambio fue el comienzo de su “relación” podría decirse, el moreno estaba todo el tiempo con él, en el trabajo, comían juntos, a veces cenaban y paseaban. Naruto estaba harto de verlo tan seguido en su casa de hecho y se sorprendió mucho al saber que era hermano de su no-nombrado-novio-amigo-especial-con-derechos, o sea Sasuke, “era obvio Naruto, son como dos gotas de agua, nh”, le había dicho Deidara, restándole importancia, ignorando aún la relación de su hermanito.

Pasaron muchos días, donde el rubio pudo ignorar, esta vez con éxito los planes de reconciliación de su ex, al final se tendría que cansar, pensaba el rubio, y poco a poco la insistencia desaparecía, cosa que aún lo lastimaba, pero era lo mejor. Por otro lado, estaba Itachi, su compañero de trabajo, amigo, y quién sabía que más. Compartía su tiempo con él, experiencias, anécdotas, compartían besos y caricias subidas de tono, compartía su vida y aun así no podía definir su relación. Naruto le decía que todos en el instituto decían que ellos eran novios, y él también lo creía. A Deidara no le molestaba y no lo meditaba demasiado, Itachi no era exigente con él, lo que también lo sorprendió, es como si solo quisiera su compañía y no forzarlo a nada tanto física como sentimentalmente, o eso creyó hasta cierto día que se hallaban recostados en la alfombra luego de una divertida tarde cocinando y comiendo.

- Dime, ¿qué soy para ti? – había preguntado el moreno luego de un pequeño silencio. Deidara se sorprendió por la pregunta porque no la esperaba, de hecho sí que la había pensado pero no creyó que le cuestionaría en ese momento, por lo que tardó en responder.

- ¿A qué viene esa pregunta de pronto? – Trató de sonreír tontamente e Itachi volteó su rostro para mirarlo de frente con seriedad – Itachi, nh. Tú eres para mí… lo mismo que yo soy para ti – finalmente dijo al no encontrar las palabras correctas. Itachi volvió a mirar al techo sin cambiar su expresión, pero Deidara lo seguía mirando de lado.

- Sabes, para mí eras un recuerdo - admitió el Uchiha hablando calmadamente, como si se lo estuviese contando a sí mismo.

- ¿Cómo es eso, nh? – preguntó con verdadera curiosidad Deidara, pues no tenía la mínima idea.

- Tú no lo recuerdas, fue hace mucho – inició Itachi aun mirando al techo y sintiendo los ojos penetrantes de su “pareja” continuó -  pero yo sí, te recuerdo a ti y a tu hermosa sonrisa mirando al cielo, los fuegos artificiales, la yukata que usabas, todo – volteó nuevamente  a mirarlo. Deidara estaba desconcertado, podía notarlo en sus ojos celestes, por lo que prosiguió – fue en el festival de verano hace diez años

- ¿Festival de verano? – preguntó bajito tratando de recordar, lo que Itachi le estaba diciendo.

Deidara hizo memoria, hace diez años, en ese tiempo tenía apenas trece, era un chiquillo. Pero ¿por qué no recordaba él a Itachi?. De pronto fue como viento en su cabecita lo que le trajo cierto recuerdo junto a ese festival, o más bien lo que aconteció después de él, al continuar con sus clases, era algo nuevo para él, nunca le había pasado en sus cortos años de vida. Recordó las atenciones, los regalos y cartas de amor, ¡de amor hacia él! No podía ser, tuvo un momento de duda antes de preguntarle a Itachi, pues le parecía una coincidencia imposible y no quería avergonzarse.

- Yo era el chico, tu admirador secreto - Al ver su mirada Itachi confesó finalmente.

- ¡¿Qué?! – se sorprendió Deidara, aunque lo estaba pensando, escucharlo de Itachi lo hizo realidad, lo que no esperaba - no puede ser cierto, nh – negaba el rubio, la coincidencia, o estaba mintiendo, pero cómo podría saber eso. No, definitivamente era la verdad, igualmente había algo que nunca entendió – pero… ¿por qué? Solo cartas, nh, nunca te presentaste, nunca te conocí – dijo lo último con mucho pesar.

- Pasaron diversas situaciones, y tuve que mudarme, pero siempre fuiste para mí, como te dije, un recuerdo – seguía comentando el Uchiha ante la atenta mirada del rubio quien lo miraba con aprensión, demasiado atento - pero ese día en el instituto te reconocí- Deidara lo recordó y pudo comprender su actitud tan infantil, solo para hacerse notar, llamar su atención - Sigues igual de hermoso, así que me gustaste otra vez.

- Vaya, nh – No sabía que más decir, ahora sí estaba avergonzado y a la vez sorprendido por lo que seguía escuchando, sus mejillas rojas y su pecho se sentían calientes.

- Pero ya no eres un recuerdo Deidara – Siguió hablando el moreno, con suma seriedad, lo que tenía a Deidara alerta, su corazón palpitaba más fuerte ahora, pudo notar como los ojos de Itachi le penetraban el alma - estás aquí conmigo. La pregunta que te hice no fue para que me confesaras tu amor ni nada, solo quería saber. Porque para mí ahora lo eres todo…

- Itachi… - Deidara entrecerró sus ojos para poder ver mejor a Itachi, pudo notar la intensidad y sinceridad de sus palabras, para su sorpresa estas palabras, quizá dichas en otro momento le hubiesen hecho sentir incómodo, pero ahora no, ahora parecían perfectas, no sabía por qué sentía que no había terminado de hablar, y sostuvo la respiración.

- Estoy enamorado de ti – confesó Itachi y Deidara tembló – Te amo.

Itachi lo esperó, había esperado este tiempo estando enamorado de él o lo había hecho durante todo lo que ahora estaban viviendo, el rubio no lo sabía, pero se sentía amado, otra vez, obviamente las palabras se le hacían de lejos conocidas, pero sacudía su cabeza mentalmente, esos pensamientos y recuerdos dolorosos, no se irían a repetir, Itachi no era así, o eso es lo que esperaba con todas sus fuerzas.

- Como te dije – dijo el rubio con voz temblorosa – si eso soy para ti… lo mismo eres para mí Itachi, pero… - “discúlpame, discúlpame”, pensaba el rubio – disculpa que no pueda expresarlo totalmente… ahora no, nh – finalizó un poco dolido, porque quizá el moreno esperaba alguna confesión así de intensa y seria, y por kami que no quería herir a Itachi, no a él. Para su sorpresa Itachi sonrió y se rió bajito.

- Eso es mucho más de lo que esperé Dei – seguía sonriendo y  Deidara le agradeció internamente, quizá no ahora mismo, pero dentro de poco, se lo diría, con sus palabras, con sus propias palabras esos sentimientos que se resistían y estaban temerosos.

El rubio más que feliz se apresuró en besar a su moreno con mucha fuerza sorprendiendo al sonriente Uchiha quien atinó solo a abrazar su cintura y acomodarlo mucho más cerca de él. Lo tocaba con mucho cuidado, movió una de sus manos hasta el cabello suelto de su amor, y lo acarició también mientras hacía un poco de presión para poder besarlo más intensamente. Deidara cortó el beso por unos segundos quería ver a los ojos a Itachi y pudo encontrar mucha paz y tranquilidad, Itachi quiso volver a atraerlo para besarlo pero el rubio se resistió, haciendo un ademán para que esperara se levantó un poco y sacó la camisa que traía muy lentamente, frente a los ojos de Itachi el cual estaba muy complacido por ello, terminó de sacarse la prenda y movió sus cabellos de lado a lado para acomodarlos, pero obviamente lo hizo a propósito, a Itachi le encantaba eso, era un fanático de su cabello suelto y libre. Deidara volvió a bajar para colocarse sobre las piernas de Itachi, quien también se había erguido un poco para ver mejor a su rubio, de este modo pudo ayudar a Itachi igual que el a quitarse su estorbosa ropa, el moreno solo se dejaba hacer, estaba en un sueño, Deidara estaba prácticamente ofreciéndose a él. O al menos él lo veía así.

- ¿Quieres aquí o en la cama? – había preguntado el rubio un poco apenado, pero quería que Itachi estuviese lo más cómodo.

Itachi no le contestó, mostrándole una sonrisa, de esas pervertidas suyas, lo recostó nuevamente en la alfombra, esta vez era él quien le quitaba las prendas, su pantalón el cual lo sacó con suma rapidez, dejándolo en ropa interior. Itachi se paró frente a él e hizo lo mismo, solo que él sí se quitó la ropa interior, sin ninguna vergüenza. Ahora ambos estaban casi en igual condición. Deidara no era ningún virgen por lo que no entendía la razón de su ansiedad, así que se obligó mentalmente a tranquilizarse, pero ver a Itachi frente a él, desnudo, con el cuerpazo que tenía y su seductora mirada, eran demasiado, así que se rindió a ser un tomate apunto de hacer el amor, y kami que no podía apartar la mirada del miembro erguido y orgulloso del moreno, era perfecto y estaba tan cerca.

- ¿Te gusta? – Preguntó morbosamente el moreno al ver la mirada perdida del rubio por su amiguito, que no era tan amiguito – es tuyo – finalizó ante la cara roja de Deidara quien apartó la mirada.

- Baka, deja de decir eso y hazme el amor ya o me voy, nh – amenazó tontamente, aún con la mirada a otro lado. Itachi solo rió feliz ante el comentario del rubio, era obvio que le haría el amor, nada ni nadie se lo impedirían.

Tomó posición sobre el rubio quien lo recibió gustoso abriendo sus piernas para que el moreno pueda acomodarse mejor. Itachi lo besó en cuenta nueva y con sus manos deslizaba por sus piernas la ropa interior de este, que desapareció por alguna parte de la sala, ahora ambos miembros podían rozarse, Deidara estaba también erguido y duro. La fricción hacía que ambos gimieran, era sublime el simple acto, pero Itachi quería más del rubio que tenía bajo él. Bajó un poco alejándose de la cadera del rubio hacía sus nalgas, rozó la punta de su pene en la entrada del rubio, el cual se exaltó ligeramente, Itachi presionaba levemente y frotaba la punta sobre toda la entrada del rubio, el cual era lubricado por su miembro húmedo. Deidara sintiendo eso se llevó tres dedos a su boca y comenzó a chuparlos de forma lenta y sensual. Itachi se perdió un momento viendo como su amor hacía eso imaginando lo que haría a continuación. De pronto cuando Deidara bajó sus dedos se sintió como un espectador, el rubio metió un dedo en su entrada un poco húmeda y jadeó bajo moviéndolo lentamente hacia dentro y hacia afuera. Itachi estaba fascinado.

- Hmn… - se quejó más fuerte al meter el segundo – esta vez abría los dedos de forma que imitaran una tijera. Por último metió el tercer dedo mirando con expectación el miembro de Itachi y sabiendo que debería prepararse bien pues eso prometía ser doloroso sino lo hacía – Ahh... nnh… - se quejaba el chico rubio, aun bajo la mirada maravillada del moreno que se sentía venir por tanta sensualidad.

- Despacio amor – finalmente reaccionó el moreno al notar la carita de dolor de su pareja. Comenzó a masturbar la erección de este de forma que pudiera ayudar al rubio a disminuir su dolor o distraerlo un poco.

- Ya Ita… Itachi, nh… - Pidió el rubio luego que sintió que su entrada había dilatado y sus dedos podían entrar y salir con más facilidad, aunque volviendo a mirar el pene de Itachi dudo un poco. El moreno solo sonrió pensando en la preocupación de su amor.

Volvió a colocarse completamente sobre el rubio y  alzó las piernas de este, pudo notar su rostro rojo, así como su cuerpo, su hermoso cabello le tapaba un poco el rostro, y él lo acomodó a un lado para poder besarlo mejor – Te amo – volvió a repetir en esa tarde y Deidara sonrió mirándolo con ojos entrecerrados y ansiosos.

Finalmente Itachi comenzó a penetrarlo con toda la amabilidad que pudo en ese momento, sin dejar de estimular el pene del rubio. Los soniditos que emitía Deidara iban en aumento cada que se adentraba más en su interior,

- ¡Ahh! - el último empuje fue algo brusco e Itachi se disculpó, pero el rubio solo le sonreía como bobo, se veía muy exitado - ¡Dame duro Uchiha, nh! – ordenó Deidara al ver como su pareja dudaba y fue la carta libre que Itachi necesitaba.

Arremetió contra la entrada de su amor con toda esa pasión contenida que tenía desde hace mucho, jadeando por toda la electricidad que sentía en todo su cuerpo, ahora estaba completo y muy feliz. Deidara veía estrellas cada que Itachi embestía contra su punto especial dentro de él y solo podía gemir sensualmente para alentarlo a que siguiera. Sintiéndose venir alzó sus brazos para atraer a Itachi hacia él y poder besarlo con desmedida urgencia, de este modo aprovecho para abrazarlo fuertemente como temiendo que desapareciera de pronto. Itachi sintió su necesidad, la misma que él y sin dejar de embestirlo fuertemente se dejó abrazar.

- Mi amor… – advirtió Itachi quien estaba a punto de explotar su pasión.

Se vino muy dentro del rubio con una última y larga embestida, haciendo que Deidara gimiera fuerte y se viniera también. Había sido muy intenso.

Cuando las luces de colores dejaron de aparecer y recobraron la respiración tuvieron el valor de mirarse. Miradas cómplices y sonrieron abrazándose. Abrazados como estaban Itachi besó en la cabeza al rubio y este mantuvo la cabeza baja.

- Itachi…- le llamó bajito el rubio.

- Dime Dei – preguntó de igual modo.

- No me vayas a lastimar – fue más como una orden, la cual sonó muy seria y seca.

- Nunca amor, confía en mí – le dijo con toda la seguridad del mundo Itachi. No necesitó más, confiaba en él, su voluntad y convicción eran muy fuertes, eso podía asegurarlo ahora, después de todo al encontrarlo había esperado por él, le tuvo paciencia y no lo dejó ni se aburrió de él. Alzó su rostro y lo besó otra vez no teniendo suficiente de esos labios.

Luego de un momento de jugueteos, ambos decidieron ir a la habitación del rubio. Fue en ese momento que Deidara cayó en la cuenta que habían hecho el amor en la sala, y cayó en la cuenta también que tenían que cambiar la alfombra.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por su lectura <3.

Nos vemos en el capítulo final! Besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).