Yuuta y yo estábamos en la punta del mástil viendo como entraban a invadir los mercenarios, eran muchos, como unos cincuenta fácilmente, con solo verlos saltar y abordar el barco, pude sentir mi corazón latir con fuerza, tenía miedo, miedo de que algo malo pasara ante mi vista y que Mitsu resultara gravemente herido.
Mire como entraron aquellos mercenarios, entraron dando grandes saltos y comenzaron a atacar a quienes tenían en frente, en ese momento me percate que los grupos estaban divididos en tres filas, en primer lugar estaban los sanguinarios que atacaban a diestra y siniestra y acababan en segundos con su oponente más cercano, pero los que lograban pasarlos de largo atacaban a los estafadores, los cuales los mantenían tanto como pudieran en batalla y finalmente alguno que otro logro llegar hasta donde estaba mi grupo, quienes peleaban con sus espadas y las movían con agilidad ante sus adversarios.
Yuuta miro con temor aquella batalla estaba entumecido y no podía moverse, en cambio yo quería hacer algo, atacar y ayudar, había más de tres hombres alrededor de Tezuka y reconocí a uno de ellos, era quien me disparo. Los recuerdos volvieron a mi mente en forma de ráfaga y pude verlo disparándome mientras yo intentaba huir de ese lugar a toda prisa, sentí en ese momento ganas de vencerle y vengarme por aquello, pude sentir mi corazón latiendo a mil y entonces decida atacar, mire a mi alrededor y en un movimiento ágil me trepe a un soja que iba en bajada hasta el mástil.
Mientras abaja mis manos comenzaron a sentir un muy fuerte calor, los roces con las cuerdas me lastimaban las manos, logre soltarme al tonar aun mercenario gordo que estaba por atacar a Tezuka, así que salte y con un poco de ayuda de la velocidad que llevaba pude llegar a golpear al tipo gordo, el cual golpeo al chico de la mano vendada.
Una vez que estuve en pies me coloque al lado de Tezuka y comencé a ayudarlo a pelear contra los invasores.
-Te dije que te quedara en el mástil, es peligroso- me dijo con enfado mientras peleaba contra un chico un poco más bajo que el pero muy ágil.
-No, quiero ayudar-dije mientras comenzaba a atacar al chico de la mano vendada.
-¿sigues vivo?- me dijo mirándome con ironía- debiste morir hace mucho, pero de esta no te salvas- dijo atacándome con toda su fuerza.
-No sé quién eres, pero no voy a morir aun- respondí la evasiva, estaba seguro no me iba a dejar caer, menos por el mismo oponente.
Las peleas comenzaron a hacerse reñidas, Tezuka me ayudaba en lo que podía, pero a sus espaladas salían mas y mas, parecían un grupo interminable, de pronto el barco comenzó a tambalearse en plena pelea, temí por mi vida cuando vi caer un rayo el cual partió el mástil principal de nuestro barco y este se hecho en llamas, de un segundo a otro comenzó a llover torrencialmente y fue cuando lo note el negruzco cielo sobre nosotros.
Los rayos iluminaban la batalla, los truenas eran su sonido más intenso, las espadas chocaban sin cesar y comenzaron a escucharse gritos de dolor, comenzaron a saltar gotas de sangre, producto de algunos heridos y después olas gigantes entraron al barco unas tras otras.
Logre herir al chico de la mano vendada de un solo golpe en el abdomen, y luego corrí donde mi hermano, el cual había sido herido en el brazo, inmediatamente derribe a su atacante, el cual estaba a punto de darle un golpe mas certero, y de un golpe limpio lo tire al suelo.
Los atacantes comenzaron a retroceder, desde el chico de la venda hasta el más herido, dieron grandes saltos y con sojas lograron volver a su barco y se desviaron hacia otro camino, mientras nuestro barco estaba inmune ante las fuerzas de la naturaleza.
-¿Todos están bien?- pregunto Seiichi viendo a todos a su alrededor.
-Con algunas heridas menores, pero bien- respondió el castaño de ojos cerrados.
-No tenemos mástil ¿Qué hacemos?- pregunto el chico de cabellos negros revueltos.
-No desesperen- dijo Akasawa.
-Lo mejor es curar a los heridos- interrumpió Tezuka- todos a los camarotes, no hay mas opción, sin mástil y con una tormenta de esta magnitud lo único que nos queda por hacer es que los capitanes nos encarguemos del timón, mientras el resto cura sus heridas.
-Seiichi tu brazo- dijo Sanada marcándoselo, el cual tenía una gran herida cortante que sangraba de sobremanera.
-Sanada llévate a Seiichi, Akasawa, Yuuta te necesita yo me ocupare del barco- dijo Tezuka mirando a todos.
En un segundo todos fueron a los cuartos menos yo, Tezuka corrió hacia el mástil y comenzó a sostenerlo utilizando todas sus fuerzas o las que le quedaban después de semejante batalla, me le acerque con la intención de ayudarle, pero este me hizo a un lado y me grito que fuera al cuarto y que allí lo esperara, pero me negué, volví a colocar mis manos en el timón con la intención de ayudarle pero este me respondió con una evasiva.
-¿Qué no entiendes? Es peligroso Syusuke, vete al cuarto.
-No quiero- respondió abrazándolo- no quiero perder a nadie a quien amo.
-Vete al cuarto- me grito molesto- No entiendes, no me hagas ser brusco.
-No iré- grite decidido, quería ayudarlo y el no me iba a impedir que lo hiciera.
Tezuka soltó el timón de improviso y me agarro las manos salvajemente, me llevo a toda prisa al cuarto y me recostó en la cama- quiero que te quedes aquí escuchaste- me dijo con firmeza- de aquí no te mueves, volveré por ti- me dijo antes de irse.
Una vez se fue intente abrir la puerta, pero esta estaba trabada, los recuerdos de mi infancia comenzaron a surgir me veía a mi mismo de niño jugando con mi hermano, de pronto ante mis ojos un fuerte relámpago se hizo sonar, Joe entro al cuarto donde estábamos y me agarro violentamente sin razón, a llantos le pedí que me soltara, pero este me golpeo y finalmente me encerró dentro del armario más cercano.
Comencé a gritar pidiendo auxilio desesperado esperando a que alguien me escuchara- por favor alguien- comencé a llorar.
-Aniki- dijo mi hermano desde afuera.
-Yuuta, estoy encerrado, dile a Tezuka que me venga a abrir.
Yuuta salió corriendo cuando escuche mis gritos y fue hasta donde estaba Tezuka sosteniendo con fuerza el timón- ve a refugiarte- le dije con enfado.
-No, dejaste a mi hermano encerrado.
-El no me escucho, solo quiero protegerle es solo que no entiende- grito.
-Escúchame a él no le gusta estar encerrado, es claustrofóbico, debes sacarlo ahora de allí.
-¿Qué?
-Es claustrofóbico le teme a los lugares cerrados, culpa a Joe, debes sacarlo de ahí ya.
Tezuka salió a toda prisa hasta el cuarto donde yo estaba abrazado a mis pies en una esquina, me abrazo con fuerza y luego me miro con temor, unos segundos después yo le abrase y juntos fuimos hasta el mástil.
-Tezuka.
-No digas nada- me dijo con cierta culpa en su vos.
El barco se movía violentamente junto con las olas que lo balanceaba y golpeaban, la tormenta comenzó a empeorar, se juntaron varios relámpagos y vientos fuertes, apenas el cuarteto se podía sostener.
-Me resbalo- dijo Yuuta mientras intentaba aferrarse más al timón.
-Agárrate de mí- grito Akasawa.
-Syusuke no te sueltes- me regaño Tezuka mientras me sostenía las manos con fuerza- no te sueltes.
El barco comenzó a moverse de a costados, estaba a punto de darse vuelta cuando una ola lo detuvo, por un momento pensé que todo estaría bien, puesto que al parecer el clima no quería que el barco se destruyera, pero cuando me di cuenta una enorme ola se creó a la izquierda del barco y arremetió contra nosotros, no me di cuenta de cuando, pero en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en la punta del barco intentando agarrarme.
-Syusuke- grito Tezuka desesperado- No te sueltes sí.
-Me resbalo.
-No Syusuke, sostente- dijo tomándome del brazo.
-No puedo- dije comenzando a llorar desesperado, al notar que mi mano se resbalaba de la suya.
Las olas comenzaron a azotar con demencia sobre el barco, mis manos apenas podían sostenerse a la de Tezuka y este ser sostenido por Yuuta y Yoshirou quienes desde atrás intentaban que no callera a las aguas del océano. De pronto una ola logro que me soltara de la mano de Tezuka, cerré mis ojos pensado que allí sería el fin de mi vida, cuando escuche un fuerte grito.
-FUJI- dijo desde debajo de mi en la caída, cuando me di cuenta estaba en sus brazos.
La puerta de la recamara se abrió de repente, al abrir mis ojos note que Tezuka, estando mojado y agitado me abrazaba, mire hacia atrás, allí estaban Seiichi y Genichirou, los dos con lo que parecían unas sabanas con pegamento esparcido.
-Ya estas a salvo- me dijo aliviado.
-ANIKI- grito Yuuta entrando a la habitación y abrazándome.
Sentimos un fuerte golpe en el barco, al parecer una enorme ola lo había golpeado de frente y lo había hecho retorcerse, la mayoría se agarro de donde podía, en cambio Tezuka y yo caímos al piso por inercia donde nos quedamos un buen rato hasta que los movimientos fueran menos violentos.
-Nos quedaremos a la deriva- anuncio Seiichi- es lo mejor en esta situación, no podemos exponer la vida de alguien a estas alturas y será prudente que para evitar accidentes nadie se mueva de donde esta, Yuuta y Yoshirou muevan la voz.
Sanada nos ayudo a levantarnos y sugirió que nos recostáramos en la cama de la habitación ya que la caída nuestra había sido bastante fuerte como para romper la madera, ambos accedimos sin más y nos quedamos esperando a que la tempestad cesara o hasta dormirnos, lo cual paso primero.
A la mañana siguiente apenas abrí mis ojos reconocí la luz del sol, me levante y mire por la ventana emocionado, la tormenta había cesado, pero ahora estábamos perdidos y sin rumbo conocido. Alce una ceja cuando me metí adentro notando que Yukimura y Sanada habían dormido a nuestro lado, solo que abrazados muy posesivamente, por lo cual lance una mirada de sospecha cuando note que Yukimura estaba despierto y me hizo un gesto para que guardara el secreto, temporalmente.
Para cuando Tezuka y Sanada despertaron ya había pasado del mediodía y al parecer éramos pocos los cuales estábamos totalmente despiertos, ya que la mayoría se había quedado hasta tarde esperando a su manera que la tormenta termine, por ejemplo Yuuta me comento que en una de las habitaciones Nioh había armado un grupo de Póker. Para cuando todos estuvieron totalmente lucidos comenzó la evaluación de daños en primer lugar, los cuales no fueron muchos, de milagro el mástil principal había sobrevivido a la catástrofe por lo cual tendríamos que repararlo si queríamos seguir en mar abierto. De pronto Inui y el castaño a su lado sonrieron cuando vieron los mapas y se felicitaron mutuamente, Tezuka, Yukimura y Akasawa se acercaron a ver qué es lo que había ocurrido y luego de recibir las explicaciones esbozaron una enorme sonrisa, al parecer ya sabían a donde se dirigía el barco y al parecer era un buen lugar.
-Nos dirigimos a casa- anuncio Yukimura- a este paso en un par de horas llegaremos a la isla muchachos.
Continuara