Capitulo II
—Shuichi. ¿Te encuentras bien?— le hablo, mientras le servia una taza de leche tibia.
—Si… pero…— no sabia como decirle a Yuki, que ese niño le hizo sentirse extraño.
—Shuichi, ve a dormir. Mañana será otro día. Descansa—
—Gracias Yuki. — se le acerco y le dio un beso de buenas noches.
El rubio le quedo mirando mientras se iba a la cama, se sentía preocupado por el estado en que había encontrado al pelirosa. Suspiro y fue a dejar el vaso a la cocina para luego ir también a la cama. Debía descansar para tomar el hilo de su novela.
No pudo conciliar muy bien el sueño, se dio vuelta varias veces en las sabanas, hasta que se harto y decidió levantarse.
—Shuichi…—Ya vuelvo…—Mmmm
Salio del cuarto hacia el baño, al llegar se miro al espejo y se observo largamente, no podía pensar en nada. No podía dormir, ni tampoco lo deseaba. Fue a la cocina, en busca de otro vaso de leche, para volver con Yuki.
Saco la leche y comenzó a servirla en un vaso.
— ¿Por qué me dejaste?— le pregunto el muchacho desde una silla.
—Waaaaa….
—Cálmate. — le dijo parándose y acercándose al pelirosa.
— ¿Qué haces aquí?— le pregunto evitando a que el niño lo tocara.
—Ya te lo dije, quiero que me cumplas la promesa.
— ¿Cuál?—No te la voy a decir. Debes recordarla tú.
—Pero de verdad, no lo sé. ¿Me ayudas?— debía de pensar rápido, el aura que expelía ese niño no era buena, era como algo que lo ahogaba y no le dejaba respirar; hasta le ponía nervioso.
—No. — y desapareció.
Shuichi palideció, era un fantasma, ese niño era un fantasma que lo perseguía a él, que miedo, pero pensándolo bien que un fantasma lo estuviera persiguiendo no estaba del todo mal, lo pedía volver su ángel guardián. Rió para si. Cuando lo volviera ver le pediría que fuera su guardia.
Volvió levemente contento a la cama, se acerco a Yuki, abrazándolo y se quedo dormido profundamente.
Al día siguiente, sintió que alguien le movía de un lado a otro, le repetía palabras que no alcanzaba a escuchar y que para él eran como un canto de los ángeles.
—Shuichi, despierta. — le dijo por enésima vez, y nada. Su paciencia se había agotado. Contó mentalmente: 1, 2, 3, 4, 5…Y sacudió todas las mantas, sacando del ensueño al cantante, quien alcanzo a reaccionar, para así no caer al piso:
—Hasta que al fin despiertas.—Yuki. ¿Qué hora es?—Las diez de la mañana.
— ¿Qué?— su mente en blanco, se volvió de color y en un dos por tres comenzó a correr al baño, donde se dio una ducha sumamente rápida, regreso al cuarto, donde se vistió y por último fue en busca de algo para comer en el camino. Iba saliendo apurado cuando se regreso.
—Yuki. —
El escritor se giro para ver que era lo que se le había quedado al pelirosa, cuando fue que recibió un beso.
—Adiós. — y salio a toda velocidad.
Le pareció sumamente raro que su manager no lo haya ido a buscar con pistola en mano. Quizás no era tan tarde. Iba tan metido en su mente y en su propio espacio, que paso por el lado de alguien, que se le quedo mirando.
Miro el semáforo, cuando este dio en verde, cruzo; hizo exactamente el mismo recorrido para llegar a NG Records y nada le pareció extraño. Entro como tantas veces lo hizo, pero nada. Subió al cuarto donde tenían los ensayos, pero antes decidió entrar al baño.
— ¿Cuánto te has demorado?— dijo una voz
—Lo siento. —pero al girase se dio cuenta que otra vez estaba ese niño ahí.
— ¿Qué haces aquí?— le pregunto un poco asustado por la forma en que se había presentado el otro.
—Vine a buscarte, claramente está.
—Ah. — lo miro detenidamente.
—Vamos ¿Qué te cuesta a acompañarme?
—bueno nada, pero…— volvió a sentir la atmósfera pesada, pero tenia un leve dejo de tristeza. — ¿Quién eres? Si me contestas te acompaño. —sentenció al final.
— ¿Quién soy?
—Mmm, si…
—Soy…
—SHUICHI, estabas aquí— apareció un hombre de coleta rubia, desde la puerta del baño.
— ¡Ah! K.
—Si soy yo, vamos. — le apunto con la pistola.
—Pero…— Observo donde se encontraba el niño, pero esté ya no se encontraba.
—No reclames. Go!
El cantante comenzó a caminar. Al llegar a la sala de ensayos los otros dos integrantes de bad Luck le miraban un poco sorprendidos. Les sonrió, lo peor ya había pasado.
—Hola Shuichi.
—Hola Hiro
—Vamos a ensayar, por favor. —dijo desde el teclado Suguru, como saludo.
—Si…
El ensayo fue igual, bueno algunas cosas cambiaron, pero nada fuera de normal. Ya cuando todo acabo, decidió volver a casa. Estaba cansado, había sido un día estresante y que mejor que quitarse toda esa tensión que con su amante.
Iba caminado por la calle cuando le volvió a sentir a un costado. Siguió caminado, no lo iba a tomar en cuenta, haría que no existía y punto.
—Shuichi, quería verte. — y no recibió respuesta.
—Shuichi, ¿vendrás conmigo?— y nada.
—SHUICHI, POR FAVOR NO ME DEJES…. — pero el cantante siguió caminando; y noto que poco a poco el aire se iba volviendo denso y pesado. Y su cuerpo comenzó a temblar, no era bueno, nuevamente tenia esa sensación, se estaba ahogando y no lo soportaba. Yuki…pensó, lo único que quería era a Yuki…Yuki…
—POR FAVOR… SHUICHI
—Esta bien, no te dejaré. — se dio la vuelta donde se encontraba el niño.
—Gracias.
—Bien, ¿me vas a decir quien eres?
—No puedo, solo hasta que me cumplas la promesa.
—pero no se de que promesa me hablas.
—Yo tampoco. — sentencio al final.
— ¿Y por qué quieres que te acompañe?
—No lo se, solo se que debes ser tú— y le miro con atención, para que viera en sus ojos que no le mentía.
Sentía miedo, pero también pena; y de cierta manera se sintió mal, quería realmente ayudar a ese niño. Era alguien que lo necesitaba y él era una buena persona. Amable y tonta persona.
—Esta bien, pero deja llamar a Yuki.
—Bien.
Marco el número de Yuki. Sabia que algo no era del todo claro, pero sentía la necesidad de ayudar. Quizás fuera una trampa o algo…Algo en lo cual no debió meterse, pero ya era muy tarde, había aceptado ir.
—Shuichi…
—Yuki, voy a volver tarde.
— ¿Qué?
—Eso, no me esperes… Cualquier cosa te llamo. — y corto.— ¿Vamos?
—Si.
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— ¿Crees que Shuichi este loco?
—No lo se, pero esta hablando solo.
— ¿qué fue eso?
— ¿Qué?—pregunto el menor.
—Eso que paso por el lado de Shuichi.
—Yo no vi nada.
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Pronto seria de noche, llevaban caminando bastante tiempo, y se sorprendía de si mismo por haber llegado hasta allí; sin contar del miedo que sentía, pero era su deber, todo por un fan…
Al final tomaron un tren que los llevo a la playa, el mar estaba hermoso; las olas se rompían despiadadamente en la orilla y el aire fresco le devolvió a la realidad.
— ¿Shuichi?
— ¿Si?
—Perdóname
— ¿Qué?
—Lo siento— le dijo bajito y con pena.
—Bien hecho. Sabía que era incrédulo. — una voz aguda se escucho desde las rocas. Se paralizo, eso era malo. Sabía que no tenía que haber venido. Pero, era por un fan, un fan…
—Shuichi, al fin te encuentro…