Por inercia abrió los ojos y giró su cabeza hacia un lado, encontrándose con un día lluvioso, uno de esos días en los que generalmente las personas no quieren abandonar su cálido lecho. El era la excepción. Miró el despertador que marcaba las seis de la mañana. Se levantó de la amplia cama de sábanas de color mora. Sólo llevaba puestos unos ligeros pantaloncillos, estaba completamente despierto y se acercó al balcón, viendo como caían copiosamente las gotas de lluvia en la ciudad.
Esbozó una pequeña sonrisa. Desde chico siempre sintió fascinación por los días lluviosos como ese. Lo que muchos llamarían un día deprimente, a él le transmitía cierta paz. Tal vez lo llame n melancólico, pero así era él. Así era Saga Niarchou.
Suspiró. Hacía tres días que accedió a las loqueras de su "copia chafa". Tres días de rápido entrenamiento para convertirse en una réplica de su hermano o viceversa. En estos momentos, su contraparte debe estar camino a Rodorio, disfrutando del cálido clima de aquel pueblito costero tan tranquilo, pero que estaba seguro, a su hermano le parecería "El lugar más recóndito de la tierra".
Se dispuso a darse una ducha rápida, se vistió con su cómoda ropa de deporte de color verde, y tenis. El clima no lo detendría en sus ejercicios matutinos. Salió del departamento y caminó hasta llegar al parque más cercano para ejercitarse un poco. Dio varias vueltas por el lugar y se detuvo para descansar. Definitivamente, era una de esas pocas personas que salían con semejante día. Gracias al cielo tenía buenas defensas o sino pescaría una pulmonía del demonio, pensó al percatarse de que el aguacero se intensificaba por lo que decidió volver a su "morada temporal".
Cruzaba la calle, inmerso en sus pensamientos. Tanto así, que no se percató de que la señal había cambiado. Apenas sí le dio algo de tiempo para reaccionar al golpe que un lujoso BMW negro le propinó, haciendo que se sumergiera en la oscuridad.
***
Como sí le hubiese sucedido, pudo sentir el golpe seco en el pavimento, y como si se tratase de cámara lenta, vio al sujeto caer. ¡Horror!, ¡Lo había matado!, fue su primer pensamiento al frenar bruscamente. Estaba aturdido, y aún así se bajó del vehículo, ignorando el aguacero para aguardar a la persona a quien había atropellado. Se arrodilló en el suelo, tomándole el pulso. Suspiró de alivio... aún estaba con vida. No había prestado atención al montón de curiosos que se había agolpado en el lugar de los hechos, ni al rostro del sujeto, por eso cuando lo vio, se quedó estático de la impresión... ¡Esto no le puede estar pasando a él!. Cómo si no fuera suficiente. Estaba así desde que...
El hombre que estaba en el asfalto abrió los ojos, enfocando su mirada en el, quien tardó en reaccionar por unos instantes.
--- ¡He muerto y estoy en el cielo!
El otro resopló. Menudo idiota estaba hecho, pensó.
Era cierto que Saga estaba algo aturdido por el golpe, pero eso no le impidió apreciar al hombre que acudió en su auxilio... y se quedó prendado de aquella melena verde mar que caía en su espalda, tal cual cascada, ese rostro de marfil, de facciones clásicas y bellas, dignas de una obra de arte, sin contar aquellos espectaculares ojos del color del cielo a la medianoche tan atrayentes...
--- ¿Cuántos ves? --- le mostró un par de dedos.
El griego le dijo la cantidad correcta.
--- Pareces estar bien, pero un experto debe asegurarse.
--- No es necesario...
Saga comprendió a que se refería con un "experto". Odiaba todo lo que tuviera relación con hospitales, al igual que su hermano, quien se mareaba al ver sangre.
--- Deja de comportarte como un niñato, Kanon... no estoy de humor --- le espetó aquella figura celestial.
--- No soy...
Dioses... ¿Dijo Kanon?, pensó el gemelo armando las piezas del rompecabezas. Una de las ex-parejas de su hermano, estaba completamente seguro de ello, vaya que era una situación de locos... el meollo era saber cual de estos era.
--- No soy... un niñato --- completó.
--- Dime algo sobre ti --- insistió el otro hombre.
--- Sa... --- se corrigió, recordando que comenzaba a suplantar a su gemelo --- Kanon Niarchou, veintiocho años con seis meses, 1.88 m de estatura, peso 87 kg, mi tipo de sangre es AB. Soy un guapo y sexy fotógrafo de modas --- intentó adoptar la entonación alegre de su hermano, quien si viera aquella escena se parte de risa.
--- Si... estás bien--- contestó su interlocutor con una mueca pensativa en su rostro al escuchar el sonido de un claxon --- Vámonos de aquí.
No cabe duda que para su ex, flirtear era tan natural como respirar.
Genial. Le tocó encontrarse con un paranoico, se dijo Saga.
--- Te llevaré al hospital más cercano.
--- Ya te dije que...
Los pitidos del claxon eran cada vez más insistentes.
--- ¡¡¡De acuerdo, señores... se acabó el espectáculo!!! --- exclamó el de melena aguamarina como respuesta a los molestos sonidos. Le dirigió una mirada furiosa el géminis, que iba a acotar algo --- Et vous n'avez pas de protestation!, Qui vous envoie à ne pas regarder les panneaux?*
--- Oui, Monsieur le Président, commandant de bord, monsieur.** --- Estuvo tentado en hacer el saludo militar.
Por inercia respondió en un francés muy fluido, comprendiendo quien era el sujeto al que tenía frente suyo: Camus Aquarium, el escritor al que Kanon cortó. Horror. Lo que le faltaba...
Lo ayudó a levantarse, y a regañadientes, el gemelo mayor accedió a subir al auto. La cabeza le dolia horrores, pero no lo iba a demostrar, al menos no frente a ese exagerado.
***
--- ¡Te dije que estaba bien!
Ambos entraban al departamento de "Kanon", y el galo suspiró de exasperación. No recordaba que este fuera tan quejica, además... ¡La culpa fue suya!
--- Sólo quería cerciorarme.
Afortunadamente, sólo fue una contusión leve, supo después de hacerse las placas.
--- No me duele nada --- mintió por incontable ocasión.
--- Vous êtes la hauteur des idiots*** --- murmuró su interlocutor por lo bajo.
--- Gracias por lo que me toca --- le replico con sarcasmo.
Si hay algo de lo que se preciaba Saga, era de tener un oído bien afinado.
--- Nunca pensé encontrarte trotando bajo la lluvia --- acotó Camus, mirando su ropa de deporte mojada, sin inmutarse porque lo habían pillado.
Horror. Es listo, pensó el mayor consciente que su hermano detestaba la lluvia, ¡Si le aterrorizaban los truenos!
--- Estoy fuera de forma --- le regaló su mejor sonrisa tonta.
Si, ya escuchaba a Kanon partiéndose de risa con ese argumento tan ridículo. El no era precisamente buen actor, aún recordaba las terribles representaciones de la primaria...
El de melena aguamarina frunció el ceño. Si, lo había afectado el accidente, esa era la única explicación plausible...
Saga no imagino encontrarse con uno de los tantos ex-amantes de su hermano... al menos no tan pronto. Lo analizó rápidamente. Dioses, pensó, ¡Era condenadamente hermoso!, de seguro ese elegante joven era una de las pocas personas que salía guapa en la cedula de identidad. Y no llegó tarde a la repartición de cerebros... tal vez llegó un poquitín retrasado, esa era la deducción más lógica como para que se enredara con su hermano, y enamorarse.
--- Estoy seguro de que si.
Esa puya no pasaría inadvertida para su otouto, quien definitivamente no es de los que trotan, mucho menos con este clima, pues era de los que vivía metido en un gimnasio para que no aparecieran los "rollitos".
--- Yo venía hacia aca por una razón que tal vez te parezca un poco tonta... --- continuaba su interlocutor con una entonación bien modulada.
--- Soy todo oídos.
--- Desde aquel... incidente --- empezó --- he tenido ciertos baches creativos.
Rodeos, se percató el mayor, quien puso todo su atención.
--- Todos los escritores tienen algún bloqueo en su vida, Camus --- Gracias al cielo comprobó que era él en la clínica, cuando este insistió en pagar la cuenta, porque sino hubiese metido la pata en su primer día --- es normal.
--- Yo nunca he tenido ese tipo de problemas --- siseo este.
--- Siempre hay una primera vez.
Camus miró a su "ex-pareja" con una expresión que decía a leguas: ¿Te estas burlando de mí?
--- No escribo ni una línea decente desde que rompiste conmigo --- le habló en tono frio
--- ¿No crees que estás exagerando un poco?
Una idea comenzó a pasar por la cabeza del géminis... ¿Tanto rodeo para pedirle a él... corrección, su otouto, que regresen?. No le veía pinta de suplicar, pero nunca se sabe.
--- No exagero, eso te lo aseguro.
--- Mira, lindo. Sabes perfectamente que yo no soy de los que se echan para atrás con respecto a una decisión y... --- aclaró Saga, adoptando la actitud de su hermano de manera que esperaba, fuera convincente.
--- Detesto que seas tan ególatra. No volvería contigo ni que me pagaran todos los euros del mundo, no soy como los demás --- continuaba con su tono glacial --- Verás, mi próximo libro tiene fecha de entrega para dentro de un par de meses, y ni siquiera llevo escrita una cuarta parte, cuando normalmente no es así... vamos, Kanon, en cierto modo, me lo debes por el mal rato que me hiciste pasar aquella vez.
Lo que le faltaba, pensó Saga, un escritor lindo, pero chiflado, neurótico, mandón y pare de contar. Sabia que tenia que tener algo que atrajo a su hermano, aparte de su belleza... si, definitivamente estaba medio tocadito el muchacho.
--- Oye, si no se trata de volver, déjate de tanto rodeo y dime de una buena vez que es lo que te carcome.
El acuario respiró hondo y contesto con mucha seriedad una cosa que no se esperaba Saga.
--- Quiero que me ayudes a recuperar mi inspiración.