Capitulo 3: La actuación comienza (parte 2)
Esbozó un sonoro bostezo mientras caminaba hacia el estacionamiento del pequeño aeropuerto una vez que soporto los rigurosos trámites para recuperar su equipaje. Palpó con sus manos los bolsillos de su jean negro. Perfecto, aún tenía consigo las llaves del vehículo de su hermano, un todoterreno azul marino que divisó inmediatamente. Se subió a este, y lo encendió, disponiéndose a conducir, tratando de seguir las indicaciones que tan diligentemente Saga le dio para llegar a Rodorio, claro que él le sugirió que no fuera sólo porque no conocía el lugar, que mandara a alguien por el auto, pero quiso aventurarse a sus anchas. Según, el pueblito costero dizque quedaba a dos horas del aeropuerto... ¡Dos horas que a el le sonaban como años luz!, a ese paso se quedaría sin trasero. Para que el viaje no se le hiciera tan eterno, revisó la pila de CD's que estaban en la guantera hasta conseguir uno que le convenciera, y así, dentro del vehículo, coreaba el estribillo de una canción.
--- "I'm sorry that I hurt you .It's something, I must live with everyday And all the pain I put you through .I wish I could take it all away .And be the one who catches all your tears That's why I need you to hear. I've found a reason for me, to change who I used to be. A reason to start over new...And the reason is you" (*)
Si su gemelo lo escuchara, probablemente le diría que era el causante de contaminación sónica y que el maullido de los gatos callejeros a medianoche le parecería una buena función de opera comparada con su "dulce y melodiosa voz". Sonrió ante la idea, pues sin embargo, sacar a flote su talento para destrozar canciones en menos de un instante lo relajaba, y por supuesto, siguió conduciendo a su gusto...
***
Su contraparte vivía a las afueras de Rodorio. Hizo memoria... ¿Era a la izquierda o a la derecha?, pensó al verse frente a la carretera particionada en dos. Bufó. ¿Por qué demonios su gemelo se antojo de irse a vivir en el sitio más apartado de toda Grecia de todos los sitios habidos y por haber?. Le costaría un montón acostumbrarse al ambiente tan silencioso, diferente al bullicio y a la polución de Atenas. Otro bufido salió de sus labios. Saga, por desgracia tenía razón, tenía un sentido de orientación pésimo... ya lo escuchaba mencionar el hartoconocido: "Te lo dije", bien, se tragaría el orgullo pero necesitaba aclarar sus dudas, por lo que tomó su móvil y le marcó... para descubrir que la cobertura estaba muerta. Lo que le faltaba.
Después de echarlo a la suerte con el lanzamiento de una moneda que encontró en el lugar más recóndito de sus bolsillos, escogió el camino izquierdo y condujo, sin tener nada que envidiarles a los pilotos de Fórmula 1 en cuanto a velocidad, hasta que sintió un sonido seco. Horror, pensó deteniéndose, y bajado del auto para saber que pasaba, y para complementar su situación descubrió una llanta desinflada. Muy bien, tenía dos opciones: Recitar sus recordatorios de madre contra el día tan malo que tiene ó hacer algo práctico como... cambiar el caucho... si supiera como, ya que sabe de mecánica lo mismo de fontanería: ni un reverendo pepino. Por si las moscas, revisó la parte trasera del vehículo, y para amargarse un poco más, descubrió que existía una llanta sustituta, y algo que parece ser una caja de herramientas. Con falta de cobertura en el móvil y ese paraje tan solitario, sus huesitos eran comida segura para los zamuros, pensó sarcástico, por lo que buscaría la forma de pedir ayuda, no sin antes atender por allí ciertas necesidades fisiológicas que ya se le hacían urgentes. Una vez hecho esto, volvió al auto para pensar como demonios salir de su "desgracia". Tan sólo esperaba una señal de los dioses, hasta que de lejos vio un auto.
¡Civilización a kilómetros a la redonda!. Si, después de todo no estaba tan "salado", con este pensamiento improvisó una que otra señal para que el vehículo se detuviera.
--- Escuche, no soy un asaltante ni nada por el estilo, sólo reventé una llanta y... --- explico apresuradamente al joven que bajaba del utilitario.
--- No le veo cara de asaltante --- comentó el joven, ataviado con un jersey beige y pantalones blancos a juego, quien lo miraba con sus grandes ojos del color de las amatistas, de los cuales, un rebelde mechón lila que se escapaba de la coleta cubría parcialmente uno de estos, el cual retiró inmediatamente.
Kanon se quedo sin palabras al observar a aquel joven tan... sublime, ese fue su primer pensamiento al echarle discretamente el ojo. Estaba acostumbrado a lidiar con guapos modelos, pero ninguno lo había turbado tanto como aquel muchacho. Rayos, se supone que no debería distraerse... ¿o si?
--- Lo sé, es sólo que me dirijo a una población llamada Rodorio y...
--- Se encontró con la carretera dividida y termino aquí... ¿cierto?
--- ¿Qué comes que adivinas? --- inquirió con cierta molestia, ya que el joven parecía reírse de él.
--- Rodorio queda a la derecha, y por esta via, el próximo pueblo queda a cuatro horas. Mi hermano, Shion vive allí... es el dueño de la librería del pueblo --- le informó el joven con una ligera sonrisa.
¡Cuatro horas!, pensó el gemelo. Asi si se quedaba sin posaderas, de las que modestia aparte, estaba muy orgulloso... Miró al joven. ¡Vaya que era hermoso!, estuvo a un tris de flirtear como solía hacerlo al ver a un chico bonito, y por alguna razón, quiso tener a la mano su cámara fotográfica, su eterna compañera que estaba dentro del auto, en una del par de maletas destinadas para guardar su equipo. Si las busca, capaz y lo toma por un loco, pero afortunadamente recordó que estaba suplantando a su hermano, y Saga no es de los que tontean por deporte, es serio y reservado por naturaleza. ¿Su hermano dueño de una librería?... ahí fue que cayó en cuenta de que Saga era un adicto a la lectura de todo tipo, mientras que él apenas si que hojeaba las facturas de los servicios públicos, los estados de cuenta de sus tarjetas de crédito, el abultado cheque que recibe cada quincena y una que otra revista o pancarta publicitaria, por lo que guardó ese dato en algún lugar de aquel procesador llamado cerebro.
--- Vaya, veo que no mentía --- dijo el joven, evaluando el daño --- ¿Tiene caucho de repuesto?... ¿Caja de herramientas?, porque yo tengo y puedo cedérselas.
--- Etto...
--- Le ayudaré con esa llanta. Por cierto, me llamo Mu Padesh.
--- Saga Niarchou --- contestó, utilizando el nombre de su hermano, al empezar con la farsa. Total, era poco probable que lo vuelva a ver... a menos que le pida su móvil o e-mail, pero se supone que era Saga, pero con todo y eso, nada pierde con mirar un poco... solo mirar, porque estaba de vacaciones de todo.
--- Bien, empecemos. Primero necesitamos un gato y...
Kanon escuchaba con suma atención los términos de mecánica con el que el chico le hablaba. Si, definitivamente el interior de Grecia tenia sus atractivos, y no precisamente paisajísticos...