-Por favor... despierta... tienes... tienes que despertar... ahora que... por fin podemos... ngg... –un sollozo fue aguantado pero no dos traviesas lágrimas que mostraban el dolor y miedo a perder una de las dos cosas más queridas en su vida. Su hijo, que estaba a salvo gracias al estúpido Potter, que aunque saliera con su hijo... definitivamente olvidar los años de rivalidad le costaría siempre, aunque muy, muy en el fondo le agradecía que salvara a su hijo. Pero el... el no pudo salvarlo, a su otra persona especial, durante la guerra, cuando se pasó al bando de la luz y se encontraron de nuevo... y por mutuo acuerdo retomaron la relación que años atrás colgaron. Y ahora se arrepentía, por querer protegerlo se puso en medio de la maldición y ahora dormía en un profundo sueño, como en un estado de coma -. Despierta... no me dejes... –no podía evitar pensar que si no hubieran estado saliendo el otro no le habría protegido o... tal vez no... -¡Estúpido Gryffindor impulsivo! ¡No piensas! ¡Remus te prohíbo no despertar! ¡Tienes que...! –y no pudo evitar el sollozo, aún siendo una serpiente de corazón helado, pero en esos momentos ya nada le importaba, ni que fuera frío, ni serpiente, ni Malfoy; sólo estaba la cuestión de su lobo, que eran cuatro días los pasados y aún no despertaba.
Y con una de sus manos cogida entre las suyas, hablándole en susurros, se quedó dormido sobre la silla que reposaba. Y no fue que despertó hasta que sintió un movimiento cerca suyo. Abrió los ojos presto mientras sólo un nombre salía de sus labios.
-¡Remus! –error, cuando vio a su hijo puso su máscara de frialdad digna de un Malfoy –Draco...
Primero el silencio, Draco no dijo nada, sólo apoyaba su mano sobre el hombro de su rubio padre, queriendo demostrarle que lo apoyaba. Y el rubio mayor no se atrevía a hablar, sentía que si volvía a abrir la boca sólo un gemido saldría por ella...
-Despertará... –susurró al fin Draco, un gesto muy poco Malfoy el reconfortarse en vanas ilusiones, pero sabía que ahora eso daba igual, había aprendido mucho junto a Harry, y por experiencia propia, cuando la gente le alentaba del regreso de su moreno antes del enfrentamiento final... eso subió su autoestima, lo alentó en sobremanera... y ahora deseaba proporcionar ese alivio a su padre... –no te dejará... es demasiado... Gryffindor... –y su rostro entristeció más al notar un leve temblor en el cuerpo que agarraba, jamás había visto a su padre llorar, los Malfoy’s no lloran... pero sabía que el hombre ahí postrado, su antiguo profesor, Remus John Lupin... había ahondado demasiado en el frío corazón de su padre... siendo sincero la primera vez creyó tener otra persona ante el... su padre cambiaba estando junto al castaño... No pudo evitar una sonrisa... igual que el... el también cambiaba junto a su moreno, la frialdad Malfoy se iba siempre al traste.
Y un impulso que jamás antes había tenido, algo demasiado Gryffindor, un abrazo... abrazó con fuerza a su padre esperando que este lo calmara al menos en algo, como los abrazos de Harry lo calmaban a el...
Al principio Lucius se removió incómodo... luego se quedó quieto... y al final lloró sin impedimento alguno mientras su hijo susurraba una y otra vez “despertará” “no temas... despertará...”, hasta que se quedó dormido.
* - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - *
Abrió los ojos lentamente, le pesaban como si los hubiera tenido cerrados durante años, y se sentía cansado... mucho... Intentó mover sus manos cosa que le costó horrores, no sólo por el entumecimiento del cuerpo sino por el peso extra que tenía en una de ellas. Giró lentamente su mirada hacia el peso extra y no pudo evitar emocionarse, sólo recordaba haberlo protegido de una maldición, y luego... nada...
-Lucius... –fue un susurro casi inaudible pero alto y claro para el rubio durmiente que despertó sobresaltado.
-¡Rem! –exclamó entre asustado y alegre, no fiándose demasiado de su mente pues ya eran varias veces las que soñó que lo veía despertar...
-Lucius... estás... bien... –dijo mientras parpadeaba con cansancio. Y esa fue la corroboración, Remus había despertado. Dos lágrimas se deslizaron por su rostro contraído -... Lucius... shhh... estoy bien... ya pasó... –susurró emocionado debido a ser la primera vez en presencia de las lágrimas del rubio.
El castaño empezó a acariciar la mano del rubio que aún reposaba sobre la cama, pero su cariño se vio truncado por el repentino abrazo al que fue sometido.
-¡Rem, Rem, Remus... despertaste! ¡Despertaste...! ¡Creí que no...! ¡No despertabas...! ¡Y yo...! ¡Oh, Remus, no vuelvas a hacerlo! –protestó al fin pudiendo hilar una frase coherente.
-Shhh... y no hará falta... ¿no? Que yo sepa... ya no hay señor oscuro que valga... ya no habrá tal maldad... no más duelos estúpidos... –susurró el castaño sonriente mientras acariciaba la espalda del rubio –ahora solos... tú y yo... siempre... –y tras verse directos a los ojos se juntaron en una unión ansiada por ambos, como si en años no la hubieran llevado a cabo, se besaron.
FIN de Impulso