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¿Niñera? ¡¡Dirás supernanny!! por devil may cry

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Notas del capitulo:

Bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeno

Medio siglo después aquí está el capítulo, matadme después de leerlo, anda XD

 

 

 

Capítulo 4: fuera advertencias

 

 

Hacía mucho tiempo que Naruto Uzumaki no veía a sus compañeros. Recientemente llegado de Los Ángeles, todo parecía nuevo para él. Aunque, por supuesto, no había olvidado a sus grandes amigos y compañeros. En ese momento, Sasuke Uchiha, Shikamaru Nara, Shino Aburame, Neji Hyûga, Sai Kâto y Kiba Inuzuka estaban reunidos con su perdido, pero nunca olvidado, amigo.

 

 

 

- Os he echado mucho de menos –dijo Naruto separándose de Shikamaru.

 

- Nosotros no. –contestó cortante Neji.

 

- ¿Sabes? Aunque no lo parezca –dijo Naruto acercándose a Neji y poniendo un tono sarcástico– a ti también te he echado de menos, “so serio”.

 

- Jaja –fingió Sai una risa.– Me llamo Sai. Encantado de conocerte.

 

- Igualmente –contestó el rubio dándole la mano educadamente e inclinando la cabeza.

 

- Oh, por favor no –dijo Sai rechazando su mano– nada de saludos cordiales.

 

 

 

Después de decir esto, Sai cogió a Naruto de los hombros y le dio dos besos; uno en cada mejilla. Naruto se quedó perplejo. Ése chico no debía ser japonés, porque si lo fuera ni siquiera le habría aceptado la mano en el primer contacto.

 

 

 

- Vaya, eres el primer japonés que me da dos besos… me recuerda a Los Ángeles. Allí nos saludábamos así.

 

- Jaja –Sai se puso su mano derecha tras la nuca –no me gusta ser como los demás, me gusta ser diferente– dijo mirándole fijamente a los ojos– en todos los aspectos –sonrió.

 

 

 

Naruto le miró de arriba abajo y le sonrió pícaramente. ¿Estaba intentando ligar con él? ¿O sólo le parecía? Increíble. Por qué no. Era guapo físicamente, parecía amable y muy simpático. Quizá algo socarrón y atrevido, pero eso le gustaba. Sasuke, al ver que Sai intentaba ligar con Naruto, cogió al moreno por el brazo y le llevó hasta la mesa que tenían detrás.

 

 

 

- Bueno Naruto, nosotros vamos a comer, que os aproveche. –dijo dándole la espalda mientras los demás se sentaban en la mesa.

 

- Vale, pillo la indirecta –Naruto cruzó los brazos– vámonos Kib-Kib, no nos quieren aquí.

 

 

 

Kiba y Naruto se sentaron en una mesa al lado de ellos, dejando otra de por medio. Dejaron sus cosas en los bancos y se levantaron para coger la comida. Habían llegado muy pronto, por lo que los demás alumnos de los dos bachilleratos (1º y 2º) aún no habían llegado.

 

Para comer había varias cosas que escoger; carne, verdura, ensalada, sopa, y por ser el primer día de colegio del segundo trimestre, también había burritos. Naruto sopesó las posibilidades y puso en su bandeja dos filetes de carne medio hechos y un burrito. Kiba se le quedó mirando perplejo. Pero cogió sus dos burritos y un vol de sopa. Ambos se dirigieron a la mesa y se sentaron.

 

 

 

- ¿Sabes cuántas proteínas llevas en esa bandeja? –preguntó Kiba sonriente.

 

- No. Pero tampoco me importa. Me encanta la carne. –dijo sonriendo y cortando su primer filete.

 

- Me alegra oír eso –le dijo Sai en un susurro justo cuando pasaba por detrás de él.

 

 

 

Naruto paró de cortar el filete y miró hacia atrás sorprendido, pero sonriendo. Sai le devolvió el gesto amablemente y se dirigió junto con los compañeros de su mesa, hacia el buffet. Kiba miró a Sai para luego mirar a Naruto, el cual ya se estaba comiendo el primer trozo de su bistec.

 

 

 

- ¿Te acaba de decir lo que yo creo que te acaba de decir? –Preguntó Kiba una vez se aseguró de que los chicos estaban lo suficientemente lejos de la mesa.

 

- Creo que sí –sonrió el rubio devorando su comida.

 

 

 

Kiba le miró atentamente, y cuando Naruto le miró a los ojos, el moreno le preguntó con la mirada lo que estaba pasando entre ellos dos. Naruto le quitó importancia con un gesto con la cabeza y siguió comiendo. Kiba le miró y luego miró a Sai a lo lejos, el cual estaba mirando hacia ellos. El moreno empezó a preocuparse.

 

 

 

- Hey chicos –aparecieron Ten Ten, Lee, Hinata y Choji en escena. – ¿Empezáis sin nosotros? Qué maleducados. –pareció molesta Ten Ten.

 

- No seas así mujer, teníamos hambre –dijo Kiba comiéndose su burrito.

 

- Tsk –exclamó Choji– y nosotros.

 

 

 

Todos rieron y el grupito recién llegado se fue a por su comida. Naruto se fijó en que una chica rubia y un chico pelirrojo aparecían en el comedor discutiendo. El rubio quiso escuchar la conversación, y lo que entendió fue que esos dos eran hermanos, y que se ve que el pelirrojo quería comer solo, pero la hermana le insistía en que fuera a comer con sus amigos. Acabó ganando el chico al irse a otra mesa alejada de donde Naruto y los demás se sentaban.

 

Cuando todos vinieron a la mesa para sentarse, Naruto se dio cuenta de que la chica rubia venía con ellos, y él no tenía ni idea de quién era ella, por lo que miró a Lee y a los demás para que le explicaran la razón por la que se había unido esa chica al grupo.

 

 

 

- Oh Naruto, disculpa –dijo Ten Ten– supongo que tú no conoces a Temari.

 

- Encantado –dijo el rubio tendiéndole la mano.

 

- Igualmente –sonrió la muchacha aceptando su saludo.

 

 

 

Había pasado media hora, y los chicos ya estaban acabando de comer. Ya le habían explicado a Naruto quién era ella y el por qué de su presencia en el grupo. Se ve que ella y sus dos hermanos venían de muy lejos, no se enteró muy bien de dónde, y cuando llegó a clase las chicas pijas como Sakura e Ino, habían criticado los gustos musicales de Kiba. Entonces Temari saltó con una ofensa hacia Sakura y le dijo que Metallica era uno de los mejores grupos que existían en la faz de la tierra.

 

Desde entonces, ambos se hicieron amigos y ella acabó uniéndose al grupo de una manera fugaz y notable. Según ellos, con Temari era todo muy divertido. Ella era muy sarcástica y devolvía todas las pelotas, pero aconsejaron a Naruto que no se enfadara con ella porque era violenta. Temari, al escuchar ese pequeño comentario sobre su manera de enfurecerse, se puso violenta y todos rieron.

 

 

 

- ¿Lo ves? –dijo afirmándole Kiba al rubio.

 

- Jaja –rió el rubio– es verdad. Por cierto Temari…

 

- Dime–dijo aún algo molesta.

 

- Ese chico con el que hablabas antes… el pelirrojo –hizo una pausa– ¿era tu hermano?

 

- Sí –contestó apenada– siempre le insisto en que venga con nosotros, pero acabamos discutiendo porque no quiere relacionarse con la gente. Es muy cabezón.

 

- Vaya… ¿Crees que yo podría convencerle?

 

- Podrías intentarlo, pero seguro que te sale con algo que no te esperas… es muy maleducado, y un cabezón.

 

- Temari, eso ya lo has dicho –dijo Ten Ten, a lo que todos rieron.

 

- Voy a intentarlo –dijo el rubio poniéndose en pie.

 

- De acuerdo. Pero yo ya te he avisado –dijo Temari cuando éste ya se estaba marchando de la mesa.

 

 

 

Naruto caminaba hacia la mesa donde Gaara, el hermano menor de Temari, estaba solo y callado, comiéndose un bistec. El rubio se paró delante de su mesa y se sentó en el banco de en frente sin preguntar. El pelirrojo le miró mal, pero Naruto le sonrió. Eso confundió aún más a Gaara.

 

 

 

- ¿Qué quieres? –preguntó secamente el pelirrojo.

 

- No. La cuestión es; ¿qué quieres tú?

 

- ¿Qué? –preguntó confundido Gaara– eres tú el que ha venido a mi mesa.

 

- Ya. Pero he venido para preguntarte eso. ¿Por qué haces sufrir a tu hermana?

 

- No sé de qué me hablas.

 

- Haces sufrir a tu hermana cuando te ve triste y solo aquí sentado sin amigos, pudiendo estar con nosotros.

 

- Ella no sufre por eso.

 

- ¿Tú que sabes? –preguntó el rubio mirándole fijamente y muy seguro de sí mismo.

 

- Lo sé. Porque sólo tú y yo sabemos lo que es sufrir.

 

 

 

Esta respuesta hizo que esta vez, fuera Naruto el que se confundiera. ¿A qué se refería el chico pelirrojo? Quizás sólo intentaba engañarle. Sí, seguramente sería eso.

 

 

 

- No se a qué te refieres. Yo estoy la mar de bien, no sabes nada de mí, y en estos momentos estoy hablando de ti y...

 

- Ahá. –Gaara paró de comer y le miró atentamente. –Así que no sabes lo que es sufrir, ¿no?

 

- Puess... no. –le contestó Naruto con un tono socarrón– ya te he dicho que estoy perfectamente.

 

 

 

Gaara le miró atentamente, y puso nervioso a Naruto. El pelirrojo sabía algo sobre él y no quería decírselo. ¿Le había notado su falsa sonrisa? ¿O quizás fueran sus actos exageradamente patéticos de engañar a los demás intentando aparentar felicidad? No lo sabía, pero no le gustaba esa sensación. Gaara sólo soltó una frase. Pero eso fue suficiente para helarle la sangre al Uzumaki.

 

 

 

- Escúchame Namikaze, sé lo de The fun Clowns. –acto seguido cogió su bandeja y se fue de la mesa.

 

 

 

Naruto se quedó inmóvil en la mesa, sentado, mirando al frente y sin decir ni una palabra. Se asustó. ¿Cómo? ¿Cómo demonios sabía lo de The fun clowns? ¿Y su apellido por parte de padre? Nunca lo utilizaba… Es imposible. A no ser que fuera de la policía. No puede ser. Puede que algún familiar suyo sea policía… Pero ocurrió en LA, es imposible que haya llegado hasta Japón… ¿o no?

 

 

 

- ¡Espera! –gritó Naruto levantándose de la mesa bruscamente– por favor, espera…

 

 

 

Gaara se paró de golpe, pero no se giró. Naruto se acercó a él y le preguntó cómo había averiguado esa información. Gaara le miró y simplemente le contestó; -No tengo por qué decírtelo.

 

El rubio se quedó parado en el sitio, mirando a su alrededor desesperadamente. Le daba la sensación de que todo el mundo lo sabía. Todos le miraban y cuchicheaban. Gaara siguió su camino y desapareció del comedor.

 

Naruto, de pie, pensó sobre lo ocurrido. No, nadie más lo sabía, Gaara no parecía de esos que van contando los secretos ajenos personales. Seguramente tendría algún pariente policía. Nadie más lo sabía, lo que pasaba es que como era nuevo, pues todo el mundo hablaba de él.

 

Aún con el corazón palpitándole a doscientos por hora, Naruto se dirigió a su mesa, directamente a Temari, con mucha preocupación y precaución. Pudiera ser que Temari también lo supiera pero que no hubiera dicho nada por educación. Por ello le preguntó alterado, aunque educadamente:

 

 

 

- Temari, ¿alguien de tu familia es policía?

 

- Sí –respondió sorprendida– toda mi familia. Mi padre es el jefe. Incluso Gaara ayuda de vez en cuando a resolver algún caso… Es muy inteligente, frío y calculador. –dijo sonriendo– aunque a mí no me dejan participar –añadió con molestia.– ¿Por qué lo preguntas? ¿Cómo lo sabes?

 

- Me… me lo ha dicho tu hermano. –contestó vacilante.– Permiso.

 

 

 

Naruto se fue corriendo del comedor con el corazón latiéndole cada vez más fuerte. Necesitaba preguntarle a Gaara quién más lo sabía, y si era cierto que él había participado en el caso. Si fuera cierto podría preguntarle algunos detalles, si habían descubierto algo nuevo y si podría hablar con su padre.

 

Corría desesperadamente por los pasillos del instituto intentando encontrar al responsable de su taquicardia. Se iba a dar por vencido cuando le vio entrar en los baños. Entró corriendo detrás de él y cerró con pestillo.

 

 

 

- ¿Qué? –preguntó Gaara sin girarse.

 

- Dime lo que sepas, por favor. –dijo aún sin aliento.

 

- ¿Sobre qué? –se giró al fin cerrando el grifo.

 

- Ya lo sabes. –contestó molesto Naruto.

 

- No. No lo sé. ¿Qué es lo que quieres saber? –preguntó cruzando los brazos.

 

- Te he dicho que lo sabes de sobras. –estaba empezando a enfadarse.

 

- Y yo te he dicho que no sé de lo que me está hablando. –contestó con parsimonia.

 

- ¿Sabes? Podríamos haber empezado con buen pie. ¡Pero te empeñas en caerme mal!

 

- Vale. –se dio la vuelta y empezó a lavarse las manos.

 

- … ¿Qué sabes sobre mí y sobre el caso… The fun clowns? –dijo bajando la mirada.

 

 

 

Gaara cerró el grifo de nuevo, cogió papel y se secó las manos con éste. Lo tiró en la papelera de su derecha, se apoyó contra la pared y cruzó los brazos. Cerró los ojos para recordarlo todo mucho mejor. Naruto empezaba a impacientarse, y justo cuando iba a preguntarle de nuevo, Gaara contestó:

 

 

 

- Naruto Namikaze, catorce años, rubio, ojos azules, único superviviente de la familia Namikaze hallada en el barrio residencial de Bel-Air, número doce, Los Ángeles. Violado y torturado concienzudamente en la misma habitación del asesinato de sus padres. Encontrado por su hermano, en una visita sorpresa, en la ducha en marcha del lavabo de la planta superior dos horas después del crimen.

 

 

 

Naruto se quedó sin habla. Era como un narrador de su historia en voz en off… Se apoyó contra la pared y fue dejándose caer lentamente hasta sentarse en el suelo del lavabo. Juntó sus piernas y las dobló, de manera que apoyó sus brazos en sus rodillas. Le miró suplicante. Gaara se sentó junto a él.

 

 

 

- ¿Cómo me has reconocido? –preguntó Naruto.

 

- Bueno, mi padre me llevó a Los Ángeles, llegué justo en el momento en que empezaste a hablar con el psicólogo. Te vi.

 

 

 

Naruto le miró perplejo. ¿Le había visto? Se avergonzó como nunca lo había hecho. Tenía ganas de llorar. Tampoco entendía qué hacía un niño de su misma edad investigando en un caso relacionado con la policía. ¡Y sobretodo ese caso!

 

 

 

- Sé lo que estás pensando. –murmuró Gaara.

 

 

 

Naruto le miró. No. Seguro que no. Era imposible que ese criajo supiera nada. ¿Qué iba a saber él? ¿De qué?

 

 

 

- Me refiero a lo de mi edad y eso… -dijo Gaara como si leyera el pensamiento de Naruto.

 

- … -el rubio no dijo nada.

 

- Verás… nunca me he considerado una persona muy habladora, pero sí inteligente. Mi padre también. Antes de los catorce le ayudé a resolver unos cuantos crímenes. Desde entonces siempre recurre a mí cuando está desesperado.

 

- … -Naruto le miró anonadado.- ¿Lo dices en serio?

 

- Sí. –contestó cerrando los ojos de nuevo.- Tu caso… me… me… me desesperó. Pensé en lo desgraciado que habría sido yo si eso me sucediera. Y me dediqué con todo mi esfuerzo a desenmascarar a esos hijos de puta. Pero nunca lo conseguí. Tu caso fue el número cien. Y el último. Con las pistas que teníamos fue imposible hacer nada. Estoy frustrado desde entonces.– le miró fijamente a los ojos –me hubiera gustado mucho hacer algo por ti, de veras. Pero nunca conseguí nada. Lo siento.

 

- … -Narutó miró hacia arriba y se puso a pensar.– Gracias –logró decir.– Sólo…

 

- ¿Si? –preguntó Gaara mirando también hacia arriba.

 

- Sólo quiero que seas mi amigo.

 

 

 

Gaara bajó la cabeza rápidamente y se le quedó mirando. El sorprendido esta vez fue Gaara. ¿Pero qué estaba diciendo Naruto? ¿Después de cómo le había tratado de mal? Incomprensible.

 

 

 

- ¿Por qué?

 

- Eres el único que sabe esto. Y quiero que seas el único lo sepa. Me gustaría hablar contigo de esto algún día... en un lugar que no sea el baño del instituto.

 

 

 

Se miraron. A partir de ese momento nació un lazo irrompible entre ellos, que nadie llegaría a comprender en todo el curso. Se miraron y se dieron las manos. Naruto le sonrió y Gaara hizo una mueca que pretendió ser una sonrisa.

 

 

 

- Haré todo lo que pueda para ayudarte, Naruto.

 

- Gracias. Eres un buen amigo. -sonrió tristemente.

 

 

 

Ambos salieron del lavabo y se dirigieron juntos hacia el comedor hablando de sus gustos y de sus costumbres. Se estaban empezando a conocer. Cuando entraron en el comedor los dos juntos hablando, Temari se puso a gritar como una loca.

 

 

 

- ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Dios mío! –gritaba entusiasmada.– ¡Naruto lo ha conseguido!

 

 

 

Todos fueron corriendo hacia ellos dos y Naruto empezó a reírse, como si no hubieran tenido esa conversación tan extraña. Ambos se miraban con complicidad, jurándose con las miradas no decirle a nadie lo que hablaron en el lavabo.

 

 

 

- ¿Y dónde os habíais metido? –preguntó Temari– he salido a buscaros y no os he encontrado.

 

- En el baño. –contestó Gaara sin pensar.

 

 

 

Todos les miraron perplejos. Naruto y Gaara no entendían por qué, pero cuando Kiba insinuó algo obsceno con una ruda representación con las manos, todos rieron y ambos entendieron lo mal que había sonado ese comentario. Naruto rió con ellos, pero Gaara puso mala cara.

 

 

 

- Claro que no. –respondió Naruto– Tengo otras maneras de ser persuasivo.

 

- Ya –rieron todos.

 

- Vaaaaaaaaaale, ya paramos Gaara –dijo Temari temiendo la furia contenida de su hermano.

 

 

 

La mesa de al lado lo había escuchado todo, y empezaron a hablar sobre ello cuando el grupo escandaloso se marchaba del comedor. Shikamaru empezó el tema de conversación;

 

 

 

- Es bisexual. –lo dejó en el aire.

 

 

 

Todos le miraron, y luego se miraron entre ellos. Siguieron comiendo como si nada.

 

 

 

- Ya lo sabemos, las noticias vuelan. –contestó Neji.

 

- Marujas… -murmuró Sasuke.

 

- Ya, como si tú no tuvieras curiosidad –le reprochó Shikamaru.

 

- Pues no, no tengo curiosidad, y este tema es estúpido.

 

- Para ti –dijo sai.

 

 

 

Sasuke le miró a los ojos y le amenazó con la mirada. Sai sonrió y Sasuke se enfadó.

 

 

 

- Oye Sasuke, te prometo que no le haré nada, si él no quiere, ¿vale?

 

- Ni lo sueñes.

 

- A no ser que me des una buena razón para no hacerlo. ¿La tienes? –preguntó sonriendo ligeramente.

 

- Sí; no le toques porque te mataré. ¿Te parece suficiente razón, estúpido? –dijo ya muy enfadado.

 

- Por el momento, como para decirte que no, chico. –contestó Sai comiéndose un trozo de carne de su bistec.

 

- Bueno, bueno. ¿Tú no dices nada Shino? –preguntó Shikamaru.

 

- … Sólo tengo curiosidad por saber cómo ha llegado a ser así de… diferente. Recuerdo a Naruto como a un pequeñajo que siempre estaba incordiando y sonriendo a todo el mundo. Ahora veo a un chico que finge ser lo que no es con una falsa sonrisa en los labios, exagerando sus actos en un patético y fallido intento de aparentar felicidad.

 

 

 

Nadie más habló durante toda la comida. Se quedaron callados, pensando sobre el comentario de Shino. Reflexionando sobre su actitud. Aunque se cansaron rápido y también pensaron sobre sus cosas. ¡Qué aburridas eran las clases!

 

 

******

 

 

Mientras, el grupito de alborotadores se puso bajo el cerezo al que iban a la hora de patio, hablando sobre sus cosas y poniendo al día a Naruto sobre todo lo que pasó y pasaba en el colegio durante su ausencia.

 

 

 

- Y ya está. –acabó Lee. -¿Y tú que tal por Los Ángeles Naruto?

 

 

 

Naruto paró de reírse, y se puso a pensar sobre qué les diría a sus grandes amigos y compañeros.

 

 

 

- Puessssssssss… nada interesante la verdad –dijo pasándose la uña del dedo índice de la mano derecha por la yema del dedo gordo de la misma. Nadie se dio cuenta excepto Gaara. Se extrañó.

 

- ¿Nada? ¡Venga ya! ¡Estabas en Bel-Air! ¿Nunca pasa nada interesante, nada que contar? –preguntó Temari entusiasmada.

 

- Pues no –rió Naruto, aunque seguía con el tic– Bel-Air es uno de los barrios más aburridos en los que he estado. –sonrió.

 

 

 

Todos rieron, pero Gaara seguía mirando el tic de Naruto. El psiquiatra que le psicoanalizó no escribió nada de un tic en ninguno de sus informes oficiales, ¿pudiera ser que no se hubiera dado cuenta? ¿Tan despistado había sido ese hombre? ¡Eso era muy importante! ¡Si cada vez que Naruto mentía hacía eso, significaba que era fácil pillarlo en medio de una mentira! Gaara decidió analizar sus gestos.

 

 

 

- Ya me han dicho que Los Ángeles es aburrido. ¿Habéis hecho el trabajo de castellano para la semana que viene? –preguntó Gaara para cambiar de tema.

 

- ¡Ah! Se me ha olvidado por completo… -dijo Ten Ten desesperada.

 

 

 

Todos se pusieron a hablar del trabajo de castellano, y entonces Naruto dejó de hacer el tic con la mano derecha. Gaara se fijó. Temari miraba a su hermano. ¿Qué se supone que estaba haciendo? Gaara no había hablado en toda la hora y de repente cortaba un tema para hablar de deberes con los demás cuando él lo acabó el mismo día que lo pusieron. Miró a su hermano, y vio que miraba la mano de Naruto. Gaara cambió otra vez de tema.

 

 

 

- Pero me gustaría ver tu casa allí. Bel-Air es un gran barrio residencial, tiene que ser muy lujoso. –Naruto le miró - ¿Por qué volviste aquí, no te gustaba tu casa? ¿O el colegio?

 

 

 

El rubio volvió a sacar a relucir su manía. Todos esperaban a que el rubio respondiera, mientras Gaara confirmó su teoría sobre el tic. Temari miró a Gaara de nuevo y la mano de Naruto. Le estaba analizando. Gaara estaba analizando a Naruto y Temari le descubrió. Le chica miró a su hermano, pero éste no se daba cuenta de nada. Estaba como ido. Había descubierto algo que no había visto nadie más. Podría ser algún avance para el caso.

 

 

 

- No, bueno, no es que no me gustara. Es que… como mis padres murieron en aquel accidente de coche y Deidara estaba estudiando, no se podía hacer cargo de mí. Así que me vine aquí donde tengo a mis amigos y un lugar donde alojarme. –dijo de carrerilla.

 

- Lo siento Naruto, debió de ser muy duro. –contestó Temari– Gaara no quería ofenderte, te lo prometo.

 

- Lo sé, no importa. –contestó sonriendo.

 

 

 

El timbre sonó dando a entender el comienzo de las clases. Todos se levantaron y se dirigieron hacia sus clases. Hinata, Temari, Gaara, Kiba y Naruto se dirigieron a la clase de 1º B, y los demás a sus respectivas aulas.

 

Naruto no le dirigió la palabra a nadie y fue más rápido que ninguno al entrar en clase. Kiba hablaba con Hinata, y Gaara con Temari. La rubia le estaba intentando sonsacar la razón por la que Gaara había sido tan cruel. Ella ya lo sabía, por supuesto, pero quería que su hermano se lo dijera. Gaara no decía nada.

 

 

 

- Gaara por favor, contéstame.

 

- Temari, para.

 

- ¿Pero por qué? ¡Estabas analizando a ese chico! –Gaara se paró de golpe y la miró. –No me mientas.

 

- ¿Y qué si lo hago? A ti no te importa.

 

 

 

Gaara entró en clase sin prestar atención a su hermana. Temari se quedó de pie en el umbral de la puerta. Le escondía algo. Gaara escondía algo, y ella lo descubriría, o por las buenas o por las malas. La rubia entró a la clase mirando a Gaara y a Naruto. Había algo entre ellos. ¿Cómo había convencido Naruto a Gaara?

 

 

 

- Bueno chicos, vale –entró el profesor Iruka en clase. –Sentaos todos en vuestros respectivos sitios.

 

- Sí profesor Iruka –dijeron todos a coro.

 

- Bueno, ¿cómo lleváis el trabajo que os mandé hacer? –preguntó el profesor sentándose en su silla.

 

 

 

Todos se callaron de golpe y se miraron entre ellos. Iruka se enfadó.

 

 

 

- ¡Vamos a ver! ¿Alguien lo ha empezado?

 

 

 

Gaara levantó la mano e Iruka le miró. Hizo una rápida ojeada por toda la clase, pero todos los alumnos desviaban sus miradas. Se enfureció.

 

 

 

- Gaara. ¿Lo has terminado? –preguntó con tono amable.

 

- Sí –respondió educadamente.

 

- Bien. –dijo Iruka cerrando los ojos.- ¡Incompetentes! ¿Creéis que es normal? ¡Os puse el trabajo el trimestre pasado! ¡Sólo le tolero a Naruto el no haberlo hecho porque ha llegado hoy! Como castigo ahora quiero que hagáis una presentación oral sobre el trabajo,¡Empezadlo ahora! ¡YA!

 

 

 

Todos los alumnos sacaron sus cosas y empezaron a escribir.

 

 

 

- Bueno, a ver. ¿Naruto? –preguntó Iruka al aire- ¿Puedes venir?

 

- Sí, Iruka-sensei.

 

 

 

Naruto se levantó de su sitio y fue hacia la mesa del profesor. Una vez delante, se paró para que Iruka-sensei le dijera lo que había que hacer. Iruka le miró y con parsimonia le dijo;

 

 

 

- Naruto, ponte a mi lado.

 

 

 

El rubio lo hizo. Se puso en el lado derecho del profesor y éste le miró. Le sonrió y abrió su libreta de notas. Añadió el nombre del rubio al final, pero antes le preguntó algo;

 

 

 

- ¿Cómo prefieres que te llame? ¿Uzumaki o Namikaze? –dijo con tristeza.

 

- Uzumaki, por favor.

 

 

 

Iruka lo sabía. Era la única persona que sabía la trágica historia de los Namikaze, pues era amigo de Minato y Kushina, y fue profesor de Deidara. Tuvieron unos lazos muy fuertes que aún seguía manteniendo con Naruto y su hermano mayor. Sabía que el rubio aún no se había recuperado del todo, y por eso debía tener paciencia y ser amable.

 

 

 

- Bueno Naruto. El trabajo consiste en buscar un autor de literatura que te apasione, un movimiento o lo que quieras y explicarlo.

 

- De acuerdo.

 

- Bueno. ¿Tienes idea de qué quieres hacer?

 

- Pues… me gustaría mucho hacerlo sobre Edgar Allan Poe. Soy un fanático de su literatura.

 

- Vale, pues te lo apunto aquí. –Iruka cogió una hoja en la que tenía los nombres de todos los alumnos y sus respectivos trabajos. El rubio vio el de Gaara: “La Generación perdida”.

 

- Vaya… -murmuró.

 

- Vale Naruto, gracias. Puedes sentarte y empezar a hacer un esquema. Recuerda que debes hacerlo también oralmente.

 

- De acuerdo profesor Iruka. Gracias.

 

 

 

Cuando la clase acabó, el profesor se levantó y dejó claro que quería que todos hicieran un Power Point con el contenido esencial del trabajo. Acto seguido dejó que se marcharan de la clase. Última hora: educación física.

 

 

 

- ¡No jodas! –gritó Naruto.– ¿Educación Física a última hora? ¿Están todos locos?

 

- Jaja –rió Kiba– Naruto, no es para tanto.

 

- Que no, dice…

 

- Y no te preocupes por el chándal –dijo Kiba cuando Naruto creía que había encontrado la excusa perfecta– Ahora los dan en el colegio.

 

- Mierda…

 

 

 

Cuando llegaron a los vestuarios, había una taquilla con el nombre de cada chico, y un nuevo nombre entre ellos. “Uzumaki, Naruto”.

 

 

 

- Rayos…

 

 

 

La llave ya estaba puesta en la cerradura de la taquilla, por lo que sólo tenía que girarla. Todos cogieron sus llaves y abrieron sus respectivas taquillas. Cogieron sus ropas deportivas y se las pusieron. Se cambiaron de zapatos y se dirigieron todos a la pista principal donde Gai, el profesor de educación física les esperaba impacientemente.

 

 

 

- Bueno chicos. ¿Qué tal las vacaciones? –preguntó entusiasmado.

 

- Bien y eso. –respondieron algunos.

 

- A ver… ¡Naruto! –exclamó el sensei para localizarle –Chico, ¡cuantísimo tiempo sin vernos! Veo que te mantienes en forma, perfecto.

 

 

 

Mientras, en la clase de segundo:

 

 

 

- Hey Sasuke. Ahora nos toca con Kakashi-sensei. ¿Nos vamos a casa? –preguntó Shikamaru.

 

- Vale.

 

 

 

Toda la clase de segundo se levantó y empezó a recoger sus cosas. Kakashi nuca aparecía puntual a sus clases, y los lunes por la tarde… digamos que directamente ya no aparecía.

 

 

 

- Hey chicos, los de primero están haciendo educación física –se oía hablar a la gente– Sakura Haruno ahora mismo está corriendo.

 

- ¿Les toca resistencia? –preguntaron algunos emocionados.

 

- Sí, corred.

 

 

 

Algunos chicos salieron de clase despavoridos. Sasuke, Shino, Sai, Neji y Shikamaru se miraron. ¿Y? Qué importaba si esa chica estaba corriendo o no.

 

 

 

- ¡Eh! –exclamó Sai– ¡Naruto va a esa clase! –salió corriendo.

 

 

 

Los que quedaban se miraron entre ellos. Se resignaron y fueron a buscar al loco que acababa de marcharse.

 

 

 

- ¡¡Chicos!! ¡Más rápido! –gritaba Gai-sensei– Un, dos, un, dos… Muy bien Naruto, Gaara… ¡Más rápido o no subiréis del cinco!

 

 

 

Los alumnos corrían como posesos dando vueltas alrededor de la pista mientras su sensei les gritaba cada vez más y más alto. Estaban todos cansados e hiperventilando, pero al profesor no le parecía suficiente. Unos más cansados que otros, ya se habían hartado y sentado en la hierba, mirando como sus compañeros seguían corriendo.

 

 

 

- ¡¡Tú puedes Sakura!! –gritaban algunos.

 

- Naruto –gritaba Sai– ¡¡tú puedes pequeñajo!!

 

 

 

Naruto miró hacia la derecha del campo y ahí estaba Sai. Por detrás llegaban los demás. Estaba rojo y sudado del esfuerzo, pero aún podía correr más. Kiba a su lado reía y corría al mismo tiempo,  Gaara y Temari iban detrás, respirando tranquilamente pero bastante cansados. Sakura iba al mismo nivel que ellos. Todos los demás se habían sentado.

 

 

 

- Sai, deja de hacer el idiota.

 

- ¿Estás loco? ¡Llevan corriendo veinte minutos a una velocidad alarmante! ¿Naruto hace deporte? –dijo mirando a Sasuke.

 

- Y yo qué sé. -se cruzó de brazos enfadado.

 

 

 

Gai-sensei se puso en medio de la pista con el silbato en la mano, y dos minutos después lo hizo servir. Todos pararon de golpe y se dejaron caer en medio de la pista, exhaustos. Pasaron cinco minutos y el loco profesor les hizo levantarse del suelo y les aconsejó que fueran a mojarse la camiseta. Todos hicieron caso menos Sakura, evidentemente.

 

 

 

- Joder Naruto –dijo Kiba una vez en las fuentes– Antes no corrías tanto, eras más enclenque. ¿Haces deporte?

 

- Sí. Allí aprendí a hacer parkour. –dijo cogiendo aire.

 

- ¿Qué es eso? –preguntó Temari después de beber agua.

 

- Es un deporte –el rubio se quitó la camiseta – que consiste en desplazarse de un punto a otro lo más fluidamente posible superando obstáculos en medio del recorrido, como vallas, muros, paredes o árboles. “Ser y durar”, ése es nuestro lema.

 

- Entonces eres un traceur. –comentó Gaara- ¿No?

 

- Sí –Naruto miró al pelirrojo, algo extrañado– ¿sabes de qué va?

 

- Por supuesto. He leído sobre ellos, y vi un documental. ¿Cuál es tu máximo?

 

- Doce metros.

 

- Joder. –dijo Gaara.

 

- Vale, me he perdido –dijo Kiba.

 

- Me refiero al salto máximo, a qué longitud de salto ha llegado.

 

- ¿Doce metros? –gritó Temari.

 

- Sí, doce. –dijo el rubio poniéndose la camiseta mojada.

 

- ¿Zona urbana?

 

- Sí.

 

- ¿Dominas todos los saltos?

 

- Sí.

 

- ¿Dominas también el Grimpeo? –dijo sorprendido.

 

- Es lo que se me da mejor –dijo sonriéndole.

 

- Vaya…

 

- ¿Alguien puede explicármelo? –preguntó la rubia.

 

- El Grimpeo es una escalada rápida de un muro con una inclinación pronunciada, un árbol y otros.

 

 

 

Cuando volvieron todos a la clase, estaban todos descansando. Entonces Kiba miró a Naruto y le pidió que hiciera el Grimpeo en un árbol. Naruto le contestó afirmativamente.

 

 

 

- Vale, lo más importante es la carrerilla.

 

 

 

Naruto dio un paso hacia atrás y corrió hacia al árbol, cuando puso un pie sobre este aumentó la velocidad y dio seis pasos para cogerse a una rama. Se sentó en ella y miró a Kiba. Dio un salto y cayó al suelo flexionando las rodillas y apoyando las manos.

 

 

 

- Uau, ¿te costó mucho? –preguntó el moreno con asombro.

 

- El que más. Pero de tanto practicarlo es el que más domino.

 

- Increíble.

 

 

 

Sonó la campana del final de las clases. Fueron todos a los vestuarios, y fuera, el grupito de Sasuke hablaba sobre el deporte de Naruto.

 

 

 

- ¡Es increíble! –exclamó Shikamaru– sabe hacer parkour.

 

- Mola. –dijo Sai.

 

- Me gustaría aprender. –murmuró Shino.

 

 

 

Sasuke no dijo nada. Sai alegó que tenía que irse, pero cogió el camino a los vestuarios. Sasuke se dio cuenta y decidió pararle los pies a ese idiota.

 

 

 

- Bueno chicos, yo también me voy. –Dijo Sasuke.

 

- Vale. Adiós. -se despidió Shikamaru.

 

- Nos vemos. -contestó neji.

 

- Hasta mañana. -fue la respuesta de Shino.

 

 

 

Sasuke se dirigió hacia los vestuarios, y vio que todos salían menos Naruto. Entró en ellos, y cuando oyó las voces de Naruto y Sai avanzó despacio. Se quedó al otro lado de la pared, de manera que podía verles y escucharles, pero ellos a él no.

 

 

 

- Eres muy bueno –dijo Sai– me pregunto si también en otros deportes…

 

- ¿Quieres comprobarlo? –preguntó Naruto pícaramente.

 

- Si insistes… -Sai le cogió por la cintura y lo atrajo hacia él. Naruto le rodeó el cuello.

 

- Pues lo siento, -dijo apartándose de él- pero...

 

Sasuke no escuchó lo último que dijo Naruto porque se alejó enfurecido y apenado. Con rabia, hizo ruido para hacer ver que alguien bajaba las escaleras. Gritó el nombre del rubio y éste se soltó. Naruto miró a Sai, cogió sus cosas y le dijo adiós con la mano. Mientras se marchaba, se giro y le dijo a Sai;

 

 

- Como iba diciendo... lo siento, pero me gusta otra persona.

 

 

 

CONTINUARÁ

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Pues hale.

Sé que aún no hay lemon, pero prefiero que la historia se vaya construyendo.


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