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Odio de verdad amarte por Dark Ebory

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Notas del capitulo:

No pensaba añadir mas drabbles...pero como ultimamente me han salido unos cuantos mas, pues...para no agregar un ff nuevo, agrego capitulo aqui xD

Esta vez son algo distintos...y me han quedado un poco raros, sobretodo el ultimo. Perdonen mis desvarios...

 

*Regalo*

 

            Miró con curiosidad aquel pequeño paquetito, perfectamente envuelto, y con un lazo dorado que resaltaba bastante sobre aquel papel rojo brillante. Sin darse cuenta comenzó a sonreír, intrigado por lo que tenía dentro, pero inmensamente feliz de que se hubiera acordado de su cumpleaños.

-No sabía que podría gustarle…así que solo espero que sea de su agrado, capitán.-le oyó murmurar, completamente rojo.

No supo decir en que momento se había levantado, o cuando se acercó hasta su teniente, y si le hubieran pedido explicaciones sobre aquel beso que robó de sus labios tan solo podría haber dicho que había perdido la cabeza…por Abarai Renji.

 

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*Imaginación*

 

-¡Basta!-gritó, rompiendo la relativa calma de la estancia.

El pelirrojo le miró, algo sobresaltado, y con cara de duda. Esperaba en silencio una explicación al repentino grito que había dado.

Se reprendió mentalmente; no solo por haber alzado la voz, algo completamente inapropiado para su persona, sino también por haber perdido los nervios.

Miró con enfado a su teniente, culpándole de todo. Aquel solo le devolvía la mirada, en silencio, sin comprender, aparentemente, qué estaba ocurriendo en la cabeza de su superior.

-¿Capitán…?-susurró, con cierto tono de preocupación en su voz.

-No es nada.-le respondió, desviando la mirada y centrándose en  los papeles que aún tenía pendientes.

-Pero…

-Renji.-siseó; el pelirrojo comprendió y de inmediato dejó de mirarle y dio la conversación por terminada.

No habían pasado ni dos minutos y el noble volvía a observar con disimulo a su teniente. Le veía concentrado, absorto en su propio papeleo, y no dejaba de preguntarse como un tipo con un carácter tan explosivo y tan testarudo era capaz de aguantar tantas horas sentado ante una mesa, prácticamente en completo silencio.

Cuando se quiso dar cuenta, el pelirrojo estaba otra vez haciéndolo.

-¡Renji!-gritó; el susodicho dio un pequeño salto en la silla, solo desviando el rostro para mirar a su enfurecido capitán.- ¿Cuántas veces te he dicho que no te lleves el bolígrafo a la boca?

Lentamente, asombrado por aquel pequeño arrebato de histeria, el teniente retiró aquel bolígrafo de sus labios, sin dejar de mirar al moreno.

-Perdón.-murmuró, apenado, regresando a su trabajo cuando vio que Byakuya se levantaba y caminaba hacia la ventana, dándole la espalda.

En la cara del noble apareció un casi imperceptible sonrojo. Lo que Renji jamás llegaría a comprender, y su superior nunca le explicaría, es que su imaginación volaba cuando veía su boca entreabierta, con el bolígrafo reposando sobre sus labios; y la imaginación de Byakuya era tan peligrosa que en lo que llevaban de día ya había “escuchado” varias veces los sugerentes jadeos de su subordinado mientras él se proclamaba dueño de todo su ser.

 

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*Desquiciado*

 

 

En completa oscuridad, dentro de aquella minúscula estancia, se preguntó qué demonios pasaba últimamente por su cabeza para hacer tantas tonterías.

No bastaba con haber seguido a su teniente durante dos días completos porque “creyó escuchar” que iba a reunirse con Hisagi; nunca lo diría en voz alta, pero se había puesto celoso. Aunque el pelirrojo era un despistado, él prestaba mucha atención a todo lo que le rodeaba. La mirada descarada y sugerente que el moreno teniente de la novena división le dedicaba a SU Renji no le había gustado nunca, y no iba a empezar a gustarle ahora.

Resultó que, la susodicha reunión, solo era una reunión de tenientes…nada fuera de lo normal.

Después de aquello vino el asunto “Matsumoto”. Aquella mujer era un reclamo andante; durante una semana completa estuvo rondando a su teniente. Lo mejor que se le había ocurrido en ese momento era inundar al pelirrojo con trabajos varios.

Con ello consiguió estresarle, estresarse él aún más, y descubrir que aquella mujer solo buscaba a su teniente para beber sake en compañía.

El tercer incidente ocurrió una semana atrás, cuando Kira había entrado en su escuadrón, llegando hasta los aposentos de Renji. No conforme con eso, había entrado y se había quedado allí dentro varias horas, saliendo cuando el sol ya se ocultaba.

En ese momento se podría decir que había entrado en pánico. No encontraba una buena solución para todo aquello. La única salida que encontró que no implicaba matar al rubio fue la de incendiar aquella habitación.

Las llamas se extendieron rápido y la mitad de su escuadrón quedó arrasado. Unos días más tarde descubrió que el teniente del tercer escuadrón recurría al pelirrojo para huir de su extraño capitán y sus “descabelladas” peticiones. Renji fue amonestado, a pesar de que insistía en su inocencia. Gracias a su intervención el castigo fue mínimo y solo tuvo que hacer un informe detallado de los daños. Eso le costo al pelirrojo dos días completos de trabajo y tres días más de revisión de los resultados.

Desde aquel día, el escuadrón al completo se había mudado al antiguo edificio de las afueras del Seireitei. Él se había quedado en la mansión Kuchiki, como era de esperar, pero todos sus subordinados recibieron diminutas habitaciones en el aquel edificio de forma temporal.

 

Suspiró, reconociendo que llevaba varios meses comportándose como un lunático. Ya llevaba cerca de dos horas metido allí, y los ruidos del otro lado de la puerta habían cesado media hora atrás.

Decidió tentar su suerte y abrió la puerta, saliendo del armario del cuarto de Abarai. La habitación estaba a oscuras y, sobre la cama, había un bulto. Se acercó cauteloso, comprobando que el pelirrojo ya estaba completamente dormido.

¿Qué hacía él escondido en el armario de la habitación de su teniente un sábado por la noche? Simple. Mientras registraba el cuarto de Renji, buscando alguna pista acerca de una relación secreta de su subordinado, el pelirrojo había llegado, algo bebido, y no se le ocurrió otra cosa que esconderse en el primer sitio que encontró.

Bufó; ya estaba cansado de dar vueltas; llevaba tanto tiempo haciendo estupideces que temía no poder parar.

Enfadado, agarró el baso de agua que había en la mesa de noche al lado de la cama y, con ojos fríos en impasibles, vertió el contenido sobre la cara del dormido.

Renji despertó al momento, quedando sentado en la cama del susto. Miró a todo lados, buscando al culpable de esa “broma sin gracia”, pero no había nadie allí.

-Mierda…-protestó.-¡¡¡Si tienes algo contra mí, dilo de una maldita vez, Kuchiki!!!

Byakuya estaba ya a cierta distancia, pero pudo escuchar aquel grito perfectamente. Al final no era él solo el que se estaba convirtiendo en un desquiciado.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bien...sobre el ultimo...no se como salio "eso" de mi mente. Byakuya no es Byakuya...ni tampoco es mi estilo escribir cosas asi XD como suelo decir: asi salio. No pensaba publicarlo...pero me dio pena que fuera el único drabble que dejaba atras.

Y weno, como siempre, criticas, sugerencias y cualquier opinion bien recibida. Un saludo y gracias por leer!

PD: alguien quiere un drabble de alguna pareja? xD

 


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