Algo más Fuerte por Jukka

El brillo de la luna se reflejaba en aquella ventana en la que ahora la recorrían unos hilos escarlata que parecían que bailasen a la luz del aquel hermoso astro.

La habitación se encontraba en un tranquilo silencio, que a veces se rompía por los lamentos de un niño que se encontraba en una esquina de la estancia, acurrucado. Tenía el cabello rubio, sus ojos verde esmeralda brillaban por las lágrimas que recorrían sus mejillas, sin la mínima intención de parar.

Aun no podía creer lo que acaba de suceder, en una sola noche le habían quitado todo,

Volvió a mirar al frente, no podía ser verdad, eso no había pasado, es todo un sueño, se repetía mentalmente una y otra vez, y al levantar la vista no había cambiado nada, allí estaba un cuerpo desmembrado, le habían cortado la extremidades una por una, de forma que la hemorragia no produjera la muerte. Después se habían saciado apuñalando el cuerpo de la mujer una y otra vez, procurando no causar heridas mortales, para que aun continuase sufriendo para cuando llegasen a la cabeza; que ahora se encontraba al fondo de la habitación. Tenía el rostro completamente desfigurado, la habían arrancado los ojos y los dientes. La nariz y las orejas estaban cortadas, además de infinitos golpes y magulladuras por toda la cara. Lo único que habían dejado intacto era su lengua, para que los gritos de dolor pudieran alimentarlos lo que les quedaba de vida a aquellos monstruos

Aunque el cuerpo llevaba tiempo en ese estado, no paraba de sangrar, el charco rojizo llegaba a tocar los pies del niño, que seguía produciendo pequeños gemidos.

Oyó un grito que venia de fuera, era de su padre. Quería salir corriendo en su busca. Pero la visión que tenía en frente de sus ojos y el olor de la habitación, le habían paralizado, solo pudo rezar para que viniera alguien en su ayuda y le sacara de esa pesadilla.

Se oían risas a fuera, ahogadas por los gritos de angustia de su padre, no podía soportarlo, se hecho la manos a la cabeza tapándose los oídos.

-Como puede existir alguien así, que disfrutara con aquella matanza, y yo… yo seré el siguiente. ¡Me matara!, no dejaran a nadie vivo.

No había tenido tiempo de balbucear estas palabras, cuando sonó un estruendo. La puerta de la habitación se había abierto y allí de pies estaba una mujer de cabello negro, cubierta de sangre; en su mano derecha portaba una espada y en la otra la cabeza de un hombre, el cual había pasado por el mismo proceso que la mujer.
El cabello de la mujer caía por todo su cuerpo como si de un manto de seda se tratase. Escondiéndole unos ojos color escarlata, que recorrían la habitación acompañado de una pequeña sonrisa que brotaba de su boca. Aunque su cuerpo estaba empapado en sangre la luz de la luna se reflejaba en ella haciendo una hermosa y macabra visión

Avanzó a grandes pasos hacia donde estaba la cabeza de la mujer, la cogió pronunciado unas palabras, miro al otro extremo de la estancia, y al ver la escena que allí se mostraba su apenas apreciada sonrisa desapareció dando paso a una expresión de cólera. Salió dando voces y en un idioma que el chico no compendia, a continuación se oyeron fuertes gritos de dolor, pero estos no pertenecían a ningún ser conocido por el muchacho.

Después de que todo se volviera quedar en silencio la mujer del pelo negro volvió a entrar en la habitación esta vez solo llevaba la espada, se puso en frente del crió que ahora estaba temblando, levantó su espada y la blandió.