Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Verdadera Identidad por PrincessofDark

[Reviews - 69]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: ¡¡¡¡Gracias a todos por leer y comentar!!!! Este capítulo va para Ruk pidiéndole disculpas por la espera y para AvengerWalker por su cumpleaños esperando que pase un maravilloso día.
 

Shaka apareció en el medio del comedor y para su suerte Saori, Seiya y los demás incluyendo a Ikki estaban allí.

-¡Shaka! - exclamó sorprendida Saori

-¿Qué le pasó a Shun? - preguntó Ikki - ¿Por qué no me atienden el teléfono? ¿Por qué no llaman?

Shaka respondió al instante.

-Ahora no es tiempo de eso. Tengo que llevarlos a Berlín, alguien secuestró a Shun y no podemos encontrarlo.

-¿Qué cosa? ¿Cómo lo permitiste? - le gritó Ikki furioso.

-¡No pude seguirlo! Se peleó con Pandora...

-Esa maldita mujer es la culpable de todo.

-Ahora no, Ikki. Después... tenemos que encontrarlo - respondió Shaka.

-Que esperamos, vámonos - dijo Hyoga

-¿Harold Demisser? - preguntó Saori

-No está en Berlín, Pandora calcula que llegará mañana.  

Saori asintió y preguntó.

-¿Podrás llevarnos a todos?

-Lo haré de a uno, comenzaré contigo.

Shaka los fue transportando a la casa llevándolo en último lugar a Ikki que apenas vio a Pandora convirtió sus ojos en puro odio.

-¿Qué demonios le dijiste a mi hermano? - le preguntó intentando acercarse a la muchacha pero siendo detenido por Hyoga.

-Yo... lo siento. Le conté que había bloqueado el teléfono para que no pudiera comunicarse con ustedes ni ustedes con él. Si hubiera sabido que todo esto pasaría jamás lo hubiera hecho.

Los caballeros de bronce y Saori la miraron con frialdad ante su confesión pero Shaka se encargó de calmar las aguas.

-No es momento. Hay que rastrear el cosmos de Shun para poder localizarlo o por lo menos acercarnos a él. Además Pandora ha cambiado y está en verdad arrepentida.

La joven de cabellos negros le agradeció con un gesto y los de bronce debieron admitir que ese no era ni el momento ni el lugar para ajustar cuentas.

                                                 *          *          *

Después de la llamada telefónica Allan se volteó para ver al peliverde y sonrió al ver la sangre que se deslizaba por la herida del muchacho.

-Ya hablé con tu maldito profesor, fue él el que me atendió. No me reconoció... verdaderamente es un estúpido.

Shun miró al duque y pese a la debilidad que le causaban las drogas le contestó

-Él me encontrará... ya verás

Allan lo miró con profundo desprecio y se acercó a él.

-¿Tanto confías en ese estúpido? ¿Dónde está ahora? ¿Por qué no te protegió? Ahora estás en mis manos y sería muy bueno que no me contestaras.

Allan cruzó el rostro de Shun de dos puñetazos pero el chiquillo no emitió un quejido.

-Veo que aguantas el dolor... eso es... interesante - Allan tomó su navaja y la paseó por la garganta de Shun - sería una lástima cortar tan bello cuello... por ahora, esperaré.

La puerta se abrió y el hombre canoso apareció con una jeringa.

-Es hora de darle otra dosis, señor. De lo contrario comenzará a recuperar sus fuerzas.

Allan asintió y Shun vio al hombre acercarse a él.

-¡No! ¡No se me acerque! - Shun se revolvió furioso pero el canoso le dio un golpe directo en el estómago que lo hizo palidecer.

-Es bravo - murmuró el canoso al duque

-Yo me encargaré de quitarle lo valiente. ¡Inyéctele eso de una vez!

El canoso asintió y tomando el brazo de Shun le inyectó el líquido pese a la lucha del menor. Shun tardó apenas unos segundos en dormirse y caer en el lecho.

-Listo. Dormirá un rato y después estará tan débil que apenas podrá moverse - indicó el canoso.

-De acuerdo. Váyase.

-Sí, señor.

Allan de Lancel quedó solo en esa habitación y en su rostro se pintó una extraña sonrisa.

Shun despertó un rato después cuando sintió algo cálido posarse en sus labios para devorarlos en un beso. Intentó separarse y deshacer ese beso pero estaba tan débil que ni siquiera pudo lograrlo. El contacto se rompió cuando el mayor lo quiso y sin embargo no se quitó de encima de Shun.

-¿No fue un dulce despertar? - preguntó Allan con ironía

-No - murmuró Shun con desprecio

-Es una pena, supongo que el rubio te despierta mejor, verdad.

-Sí. Sí lo hace - le contestó Shun.

-Eres un estúpido... aún no te das cuenta de quien tiene el poder aquí. Aquí no eres nada, sólo un objeto valioso para cambiar por dinero.

-No sé cómo pude creer que eras mi amigo

-¿Amigo? ¿De un chiquillo como tú? Ya te dije... eres interesante pero nada más, tanta inocencia te volvía muy interesante para un tipo como yo. Aunque ahora tus ojos me dicen que ya no eres tan inocente como antes. Una pena... quizás hubiera impedido que mis cómplices jugaran contigo aunque por ahora están quietos. Todo depende de tu lindo abuelo.

Allan volvió a besar los labios de Shun y luego bajó a su cuello aunque escuchaba los continuos pedidos del menor de detenerse.

-¡Basta! ¡Déjame! - exclamó Shun reuniendo sus pocas fuerzas.

-Me encanta escucharte gritar - contestó Allan mientras una de sus manos golpeaba el rostro de Shun - la próxima vez que hablemos a tu casa Shaka disfrutará de tus gritos.

Allan se levantó de la cama y mirando su reloj sonrió.

-Ya es hora de ver como marchan mis negocios. Llamaré a tú casa.   

En la mansión Kido todos iban y venían, Shaka buscaba el cosmos de Shun aunque no podía encontrar ningún rastro mientras los demás se dividían un plano de Berlín para poder buscarlo. Pandora ya había llamado a su abuelo y un asustado Harold venía en un vuelo directo pero aún demoraría en llegar.

El teléfono repiqueteó y todos lo miraron aunque fue Ikki el que lo tomó antes de que Shaka lo hiciera.

-¿Qué quieres maldito desgraciado? Si te atreves a hacerle algo a mí hermano te juro que vas a conocer lo que es el infierno - fueron las directas palabras del Fénix.

Allan miró a Shun con sorpresa antes de recordar al joven de cabellos azules que había visto en una de las fotos.

-Creo que no estás en posición de hacer amenazas, Ikki. ¿Eres Ikki no? Si quieres hablar con tú hermano será mejor que me trates mejor.

Shun miró sorprendido a Allan al escuchar el nombre de su hermano. De inmediato pensó que Shaka habría ido a buscar a Ikki a Tokio y también a sus amigos. Una sonrisa esperanzada cruzó su rostro, sonrisa que logró enfurecer a Allan.

-¡Déjame hablar con él! - le respondió Ikki furioso ante las palabras que acababa de escuchar.

-Ahora te dejaré hablar con él, descuida.

Allan se había acercado a Shun con lentitud y en el rostro de éste desapareció cualquier sonrisa. Por instinto se refugió entre las sábanas y luchó contras las cuerdas que lo ataban.

-Sabes, Ikki... tu hermano es muy, muy hermoso y está muy indefenso. Lo tengo en mi cama ahora... tan atado que no puede escaparse.

-Si te atreves... a ponerle un dedo encima... - susurró Ikki con la voz colmada de odio.

-¿Yo? Si no cooperan y juntan el dinero no sólo seré yo el que le ponga un dedo encima... algunos de mis compañeros están impacientes. Les prometí que les daría a tu hermanito.  

Shun escuchaba el desarrollo de la conversación en silencio, mientras luchaba en vano con las cuerdas.

Todos rodeaban a Ikki y por la cara que le veían sabían que nada bueno estaba escuchando por el otro lado de la línea. Shaka desesperaba por poder tomar el teléfono, pero sabía que Ikki nunca cedería.

-¡Hijo de perra! ¡Malnacido! Si yo te encuentro... - gritó Ikki en ese momento.

Allan tomó la navaja de la mesilla y comenzó a pasearla por el cuerpo del chiquillo primero limitándose a rozarla pero después empezando a hacer suaves tajos en la piel del menor, tajos sin importancia pero dolorosos y Shun reprimió tres o cuatro quejas pero finalmente soltó un grito fuerte cuando la herida fue más profunda.

-Allan... no - Ikki escuchó las dos suaves palabras de los labios de su hermano y pareció que su corazón se rasgaba en dos.

-Pásame a Shaka, Ikki. Ahora o haré que tu hermano grite con más fuerza.

Ikki le pasó el teléfono a Shaka sin dudar un momento, sabiendo que el rubio era el encargado de tratar el tema del dinero.

-¿Cómo está Shun? - preguntó el rubio al instante.

-Bien por ahora. ¿Cuándo tendré el dinero?

-Lo estamos reuniendo. Debes darnos más tiempo.

-Soy muy impaciente. Pásame a Harold Demisser.

-No está aquí. Está de viaje. Llegará mañana.

-Así que hasta mañana no tendré mi dinero. Eso me molesta mucho, Shaka.

-Saori Kido nos dará el dinero. Intentaremos reunirlo hoy mismo.

-¿Así que Saori Kido también está enterada? Ya lo sabe mucha gente.

-La policía no sabe nada. Te lo aseguro.

-Eso espero por el bien de Shun. Llamaré de nuevo antes de la noche.

Shaka sintió el clic del fin de llamada y dejó el teléfono con gesto de desesperación.

-No le gustó nada que el dinero demore tanto ni que Saori se haya enterado - murmuró preocupado.

-Tenemos que encontrarlo... no quiero imaginar lo que ese tal Allan le puede hacer a Shun - respondió Ikki desesperado.

Shaka y Pandora lo miraron al mismo tiempo, el primero viendo la luz y llenándose de odio y la segunda terriblemente sorprendida e inquieta. De sus labios nació la misma pregunta.

-¿¿Allan??

Ikki los miró a los dos con extrañeza antes de responder.

-Pude escuchar a Shun decir Allan no. ¿Ustedes conocen a un tal Allan? - preguntó Ikki levantándose.

-¡Allan de Lancel! - gritó Shaka - Ese maldito desgraciado.. debí pensar en él desde lo de la fiesta. Yo lo escuché decir que haría lo que fuera por tener el dinero de Shun.

-No lo creo posible y sin embargo, la actitud de Allan la última vez y el hecho de que Shun lo echara de la casa... - murmuró Pandora inquieta.

-¿Shun lo echó? ¿Por qué? - preguntó Ikki.

Shaka se apresuró a responder.

-Es que vino aquí de muy malas maneras y hasta le robó un beso a Shun. Éste lo echó de la casa volando y le prohibió regresar. Durante semanas quiso acercarse a Shun pero aparte de una amistad... nada más.

-Shun siempre será el mismo, confiando en todo el mundo - murmuró Ikki dolido - tenemos que encontrar a ese tal Allan de Lancel y si está detrás de todo esto...

-Yo le construiré un ataúd de hielo - respondió Hyoga.

                                                             *          *          *

Allan después de cortar el teléfono se dedicó a sonreír siniestramente mientras observaba su obra... la sangre corría levemente por el cuerpo de Shun manchando las sábanas de rojo.

-Así que tu hermano está en Berlín. Que rapidez. Como tu abuelo no está será la tal Saori la que me dé el dinero - le informó despectivo al peliverde prácticamente inconsciente a causa de las drogas y de la pérdida de sangre.

-¿Saori? Ella... ella me... encontrará

-Nadie te encontrará, Shun. Estamos demasiado lejos... y esto está muy solo.

-Yo sé... que... me... van...a... encontrar... Shaka... Ikki...

-Tan optimista como siempre. ¿Crees que después de todo esto Shaka te va a querer? No, no lo hará.

-¡Sí lo hará! - gritó Shun y por un solo instante su dormido cosmos apareció pero Allan se encargó de golpearlo para callarlo.

-No. No te va a querer. Nadie te va a querer, Shun. Nadie quiere algo sucio... manchado... corrupto... y tú jugarás conmigo... - Allan tomó una jeringa y le dio otra inyección a Shun.

-¿Qué...me...vas...a... hacer? - preguntó el peliverde.

-Ya lo sabes. Lo que he querido desde la primera vez que te vi.

-No... quiero...

-¿Crees que me importa lo que tú quieras?

-No... por... favor...

-Dormido te ves más hermoso - Allan vio cerrarse los ojos de Shun y sonrió. Por fin el conejito estaba a su entera merced.  

Shun quería en verdad abrir los ojos y no podía hacerlo. Estaba tan débil que no podía hacer nada por detener los besos que el duque de Lancel le estaba dando en los labios, podía sentir la asquerosa lengua moviéndose en el interior de su boca llenándolo de diversas sensaciones pero ninguna placentera.

Se resistió lo más que pudo y logró abrir los ojos sólo para cerrarlos de nuevo debido a un golpe. Las manos de Allan convirtieron su ropa en jirones y las caricias que antes eran sobre la ropa ahora fueron sobre la piel desnuda, caricias procaces, firmes, invasivas y para nada tiernas. Shun podía oír los jadeos de satisfacción del mayor y eso lo llenaba de asco. Quería detener a Allan pero no podía y la única imagen en la que podía pensar en ese momento era en la de Shaka, intentando suplantar esa horrible experiencia con las hermosas pasadas con el rubio.

Pero escapar a la realidad le era imposible y cuando sintió que Allan comenzaba a desprenderse la ropa rompió a llorar.

-No... basta... - sollozó.

-Nadie te escuchará, Shun. No insistas - se burló Allan.

Pero Allan no contaba con la aparición de dos personas en ese preciso momento, encarnaciones vivas de las furias infernales y que se le fueron encima sin dudar un segundo.

Notas finales: Jejeje... creo que fui mala esta vez... la venganza de Shaka, Ikki y compañía viene en el próximo capítulo. Saludos!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).