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Verdadera Identidad por PrincessofDark

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por todos los comentarios que me han dejado y que animan a seguir con este fic. Ojalá este capítulo les agrade!!!

 

 

El abogado dejó a un feliz Harold Demisser en el despacho, aunque no por mucho tiempo ya que abandonó la habitación para salir al exterior donde los jóvenes se encontraban. Shiryu, Hyoga y Seiya jugaban a la pelota mientras Ikki no se veía por ninguna parte y Shun estaba sentado en una silla tomando una bebida. Se dirigió hacia allí y se sentó a su lado.

-Hola. ¿Cómo está? - saludó Shun con una sonrisa.

-Bien. ¿Tú? ¿No juegas?

-Bien, gracias. No. No tengo ganas de jugar. Ya hice mis ejercicios diarios.

-¿Qué haces?

-Corro unas dos horas por los alrededores de la Mansión y luego hago abdominales y a veces aparatos.

-Impresionante. Mi hijo también solía hacer deportes.

-¿Su hijo? Perdón no quise entrometerme - susurró Shun apenado.

-Descuida, no eres entrometido. Mi hijo Sigfrid era un excelente corredor... incluso ganó torneos y maratones en Berlín.

-¿Ahora lo ayuda en los negocios? - inquirió Shun

-No. Él falleció hace muchos años.

-Lo lamento mucho - respondió Shun esbozando una triste sonrisa.

-Gracias.

-¿Tiene otros hijos?

-No. Era mi único hijo aunque si tengo una nieta... se llama Pandora. Tiene veintiún años.

-Me alegro de que no esté solo.

-¿Y tú, Shun? El muchacho de cabellos azules es tu hermano... Ikki, ¿no?

Shun asintió y esbozó una sonrisa maravillosa.

-Si. Ikki es mi hermano... mi único pariente sanguíneo y lo adoro.

-Se ve que él también te quiere mucho.

-Aunque suele pasar meses enteros sin venir a verme.

-¿Cómo? - preguntó Harold.

-Ikki tiene un carácter muy fuerte y es un espíritu libre... no puede permanecer mucho tiempo en un solo lugar. Ni siquiera por mí.

-¿Y los demás cómo son contigo?

-¡Muy buenos! Hyoga me consiente mucho, Shiryu siempre me aconseja y me escucha y Seiya siempre sabe levantarme el ánimo cuando me siento triste.

-¿Eso sucede a menudo? - preguntó Harold preocupado.

-No. Claro que no... es que a veces extraño mucho a Ikki - respondió el peliverde con ojos un poco apagados.

-¿Puedo darte un consejo?

-Claro que sí.

-Dile a tu hermano lo que te pasa... que necesitas tenerlo a tu lado. Uno nunca sabe las cosas que pueden pasar en la vida. Yo perdí a mi hijo en un accidente y nunca tuve la oportunidad de decirle cuanto lo quería porque mi carácter siempre fue muy frío. Si escondes tus sentimientos el que terminará sufriendo serás tú.

Shun lo miró durante unos minutos antes de asentir con suavidad.

-Gracias. Trataré de seguir su consejo.

-¿Vas a la secundaria? - preguntó de repente Harold para variar la conversación.

-Si. Seiya y yo sí. Hyoga, Shiryu e Ikki ya terminaron.

-¿Te va bien?

-Si. Aunque pasé mucho tiempo sin poder asistir, tomé unos cursos acelerados, rendí pruebas y logré ponerme al día. Me gusta estudiar... excepto Matemáticas, a esa la detesto.

 Mientras esta conversación se llevaba a cabo, cada vez en voz más baja y acercándose los conversadores; tres jóvenes, uno rubio, uno morocho y el último castaño comenzaban a mirar con atención la escena mientras fingían jugar a la pelota.

-¿Oigan... no creen que ese señor le pueda hacer algo a Shun? - preguntó Hyoga.

-Si Ikki estuviera aquí ya hubiera prendido fuego al tipo ese - respondió Seiya.

-No creo que sea para tanto - fue el comentario de Shiryu

-¿Entonces por qué mira a Shun con ojos de borrego a medio morir? - inquirió Hyoga señalándole la perdida mirada del invitado posada en Shun.

Shiryu prestó atención y comprobó para su preocupación que Hyoga tenía razón, sólo un tonto no se daría cuenta de que el invitado estaba absorto en las esmeraldas de Shun... pero Shun no era tonto sino muy inocente y eso era peor en esos momentos.

-Rayos... Ikki tendría que estar aquí ahora - fue su comentario.

-¿Por qué? ¿Para qué me quieren? - preguntó Ikki apareciendo frente a los tres reunidos que tragaron saliva.

La respuesta no provino ni del Cisne, ni del Dragón ni del Pegaso sino del conejito que en ese momento rompió a reír con fuerza llamando la atención de los otros cuatro muchachos y haciendo pintar en el Fénix una furiosa mirada.

Ikki se hizo cargo de inmediato de la situación, se acercó a los conversadores y sin siquiera saludar al invitado espetó a Shun.

-Shun... vamos a comer un helado. Te invito.

Shun enseguida sonrió radiante y posó sus inocentes ojos esmeraldas en los de su hermano, cuyo gesto de furia desapareció en un instante e incluso suavizó su voz.

-¿Vamos? - insistió.

-Claro que sí. Vamos con los demás, ¿sí?

-Está bien, Shun.

Shun se levantó de la silla y su rostro volvió a posarse en Harold Demisser.

-¿Quiere venir con nosotros?

Ikki miró al aludido con una mirada tan acerada que incluso Shun la notó.

-No seas grosero, Ikki - lo reprendió dulcemente.

-Prefiero no acompañarlos. Tengo que atender algunos negocios. Gracias, Shun.

El peliverde hizo un mohín de disgusto pero antes de poder insistir su hermano se lo había llevado rumbo a los otros tres jóvenes.

-Ikki me llevará a comer helado. ¿Vamos? - invitó Shun

-¡Claro que sí!

Harold Demisser los vio partir con una sonrisa, su nieto era un excelente chiquillo con un corazón inmenso y su hermano mayor era un guardián de hierro que impediría que cualquier persona intentara dañarlo. Después tuvo que volver a la realidad y al ver que Saori se acercaba a él se levantó para seguir hablando de negocios.

Esa misma noche, cuando todos dormían profundamente se produjo en una de las habitaciones una reunión... cuatro animales se reunieron para intercambiar ideas y tomar medidas.

En una habitación del ala opuesta a la de los dormitorios se reunieron un Fénix, un Cisne, un Dragón y un Pegaso con un solo objetivo en mente: proteger al conejo del viejo verde... apodo que se había ganado el invitado de Saori. Durante la cena las pocas dudas que podían tener acerca del invitado se habían despejado del todo... durante toda la comida se la había pasado hablando con Shun y lo que era peor el chiquillo hablaba con él con toda confianza. Durante toda la cena sus ojos no se habían apartado de los de Shun y éste ni cuenta se había dado e incluso un furibundo Fénix se había percatado de unos cuantos roces accidentales buscados por las manos del señor Demisser sobre las manitos de su hermano... bajo excusa de pasar la sal, el pan, etc. Había sido necesaria toda la diplomacia de Shiryu para detenerlo de arrojarse encima del invitado.

-¿Tenemos alguna duda de que el viejo verde desea al conejito? - preguntó Seiya

-Ninguna - respondió furioso Ikki

-Yo tengo una idea para que no lleguemos a derramar sangre - comentó Shiryu.

-Te escuchamos.

-Dividámonos y asegurémonos de no dejar a Shun solo con el viejo verde. Por lo menos uno de nosotros tres debe estar a su lado.

-Estoy de acuerdo - apoyó Hyoga

-Y yo - se escuchó la voz de Seiya

-Yo creo que debería darle a probar mi puño fantasma

-¡Ikki! - lo amonestaron los otros tres

-Está bien. Lo haremos como dices, Shiryu. Pero si se llega a pasar de listo de todas maneras le doy con el puño fantasma.

-¿Le decimos algo a Shun? - preguntó Seiya

-No seas tonto, Seiya. ¿Qué le decimos? Shun como eres tan inocente y no te das cuenta de que el viejo se quiere pasar de listo te vamos a hacer guardia las veinticuatro horas. Sabes lo que se puede llegar a molestar - le respondió Hyoga

-Tienes razón... le va a caer muy mal si se entera de todo el asunto - apoyó Shiryu.

Mientras tanto en una muy bonita habitación y ajeno a todo, un lindo conejito dormía profundamente. En otro de los cuartos un hombre contemplaba con pena y alegría una foto.

-Mucho tiempo ha pasado, Sigfrid desde que te fuiste. Ese chiquillo debió crecer conmigo y con su hermana. Ese era su lugar, a nuestro lado. Si me hubieras dicho que te habías casado de nuevo me hubiera alegrado y sin embargo no lo hiciste. ¿Por qué? Pero a partir de ahora me encargaré de que lleve la vida que debió haber tenido... te lo prometo.

                                                  *          *          *

El día transcurrió con lentitud y sin que Shun se percatara de que siempre estaba acompañado de alguno de sus amigos. Él que sí se percató de esto fue Harold Demisser que lo notó desde el mediodía, cuando Saori y él habían concluido algunos asuntos.

Que se haya percatado no quiere decir que no haya intentado buscarse unos minutos con el chiquillo... aunque cuando lo logró fue al azar. Shun iba saliendo de la biblioteca de la Mansión para reunirse con Shiryu que ya había seleccionado un libro cuando se topó con él.

-¡Hola! ¿Cómo estás? - saludó el mayor al más joven

-Muy bien. ¿Usted?

-Trátame de tú, por favor. Estaba por elegir algo para leer. ¿Me ayudas?

Shun asintió y entró de nuevo en la biblioteca, olvidándose que tenía que ir con Shiryu.

-¡Qué cantidad de libros!

-Si. El señor Kido reunió una enorme biblioteca y Saori siempre está comprando nuevos. Está organizado en secciones: poesía, teatro, literatura clásica, literatura contemporánea y moderna, historia, arte, filosofía, etc.

-Quiero algún libro de literatura alemana.

-Están allí arriba. Te los iré bajando y cuando encuentres alguno que te guste me avisas.

-De acuerdo. Gracias.

Shiryu se quedó esperando durante casi media hora a que Shun llegara y como no lo hizo salió a buscarlo. Al pasar le preguntó a Seiya y a Hyoga si no lo habían visto y le respondieron con una preocupada negativa. Shiryu se dirigió enseguida a la biblioteca, lugar en el que había dejado a Shun para llevar el libro que él había elegido hasta su cuarto y esperarlo.

Abrió la puerta de la biblioteca para encontrarse al pequeño Shun trepado en una escalera bajando libros para el famoso invitado de Saori que recibía los libros y apenas los miraba mientras conversaba con Shun en voz baja. Harold Demisser apenas ojeaba los libros mientras Shun se esforzaba por seguirle buscando opciones.

-Shun te estaba esperando - comentó Shiryu

-¡Shiryu! Perdóname. Me olvidé por completo. Harold me pidió que le ayudara a buscar algún libro de literatura alemana.

Shiryu se preguntó mentalmente desde cuando Shun llamaba al invitado por su nombre y se alarmó un poco más.

-No pasa nada. ¿Ya eligió algo, señor Demisser?

-Si. Me quedaré con este libro - Shiryu lo vio tomar cualquier libro al azar y luego voltear a ver a Shun - gracias por ayudarme, Shun.

-De nada.

Shiryu vio a Shun regalarle al invitado una maravillosa sonrisa antes de dirigirse a él.

-¿Leemos ahora, Shiryu?

-Claro. Ven, vamos a mi habitación.

Los dos jóvenes salieron de la biblioteca y Hyoga y Seiya los vieron pasar. Shiryu les hizo un gesto como diciendo que lo había encontrado con el viejo verde y los otros dos se reprendieron por no estar tan atentos como debían estar.

Shiryu y Shun se encerraron en el dormitorio del primero y comenzaron a leer aunque muy pronto el dragón se dio cuenta de que su amigo estaba bastante distraído.

-¿En qué piensas, Shun?

Shun se sobresaltó.

-¿Cómo será Berlín? Harold dice que es una ciudad hermosa. Muy grande y llena de monumentos históricos muy valiosos. Con muchos parques y jardines públicos.

-No lo sé, Shun. Supongo que podrías pedirle a Hyoga que te busque información en Internet si te interesa. ¿Qué más te ha contado el señor Demisser?

-De todo un poco... de sus negocios, de su familia.

-¿Tiene hijos?

-No. Tenía uno pero falleció. Tiene una nieta. Se llama Pandora.

-Ya veo. Ustedes dos han conversado mucho.

-¡Si! - Shun sonrió - cuando hablo con él me siento muy bien, me gusta mucho hacerlo.

Shiryu no comentó más nada y se concentró en la lectura.

Por la noche, cuando se volvieron a reunir, Shiryu le transmitió lo que había conversado con Shun a sus amigos.

-Esto no me está gustando nada... ¿no querrá llevarse a Shun con él? - preguntó Hyoga haciendo referencia a lo que Shiryu había dicho acerca del interés de Shun por Berlín.

-Eso sobre mi cadáver - respondió Ikki.

-¿Por qué están todavía en el living? - preguntó una figura envuelta en un pijama de conejitos acercándose a ellos.

-¡Shun! ¿Qué haces levantado? - preguntó Ikki.

-Estaba soñando algo raro y me desperté con sed.

-¿Qué soñabas? - preguntó Hyoga.

-No recuerdo muy bien. Mejor voy por el agua y vuelvo a acostarme. Ikki... vete a dormir de una vez, sino mañana por la mañana tendrás un malhumor histórico - Shun le dio un beso en la mejilla y desapareció.

Los otros cuatro jóvenes se miraron y dieron por terminada la reunión. Cada uno fue entrando en su habitación a medida que pasaban por el corredor. Por eso, el último fue Hyoga que dormía en la habitación pegada a la de Shun. Y fue sólo Hyoga el que ante el mayor de los asombros vio salir de la habitación del pequeño al señor Demisser portando entre sus manos el peine de Shun.

Notas finales: Y??? Qué les pareció???

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