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Verdadera Identidad por PrincessofDark

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Los otros cuatro jóvenes se miraron y dieron por terminada la reunión. Cada uno fue entrando en su habitación a medida que pasaban por el corredor. Por eso, el último fue Hyoga que dormía en la habitación pegada a la de Shun. Y fue sólo Hyoga el que ante el mayor de los asombros vio salir de la habitación del pequeño al señor Demisser portando entre sus manos el peine de Shun.

Un incrédulo cisne se metió en su habitación antes de que la otra persona lo notara. Su cabeza era un cúmulo de ideas... la más importante de todas era intentar explicarse porqué ese tipo estaba en el cuarto del conejo. ¿Acaso habría pasado todo el rato después de la cena con Shun en la habitación? No. Si Shun tenía cara de dormido cuando había estado con ellos. Ese degenerado se habría metido en el cuarto después de vigilar que Shun saliera de la habitación... eso quería decir que vigilaba al conejito. Rayos, eso significaba que tendría que decírselo a Ikki y que lo pondría furioso.

Pasó toda la noche despierto vigilando que nadie entrara a la habitación del pequeño, en especial Harold Demisser.

 Salió de su recámara a las siete de la mañana cuando apenas amanecía, sabiendo que Shun demoraría por lo menos una hora más en levantarse. Caminó por el corredor y sin golpear se metió en la habitación de Ikki que despertó apenas escuchó cerrar la puerta.

-¿Qué haces aquí adentro, pato? - preguntó Ikki molesto y más por la hora tan temprana.

-Tenemos que hablar, Ikki. Anoche...

Ikki recordó que Hyoga dormía pegado a la habitación de Shun... de golpe se levantó de su cama y tomó del cuello al cisne.

-¿Qué pasó anoche? ¿Pasó algo con Shun?

-Si... me... dejarás... respirar... podría... explicarte... - jadeó Hyoga.

-Habla de una vez, pato

-Anoche cuando estaba por entrar a mi habitación y cuando Shun estaba en la cocina vi salir de su habitación al viejo.

-¿¡QUÉ!? - el grito del Fénix repercutió en toda la casa haciendo levantar a Shiryu, Seiya y Shun al instante.

-Ikki - Shun abrió la puerta de su hermano encontrándose a Ikki sujetando por el cuello a Hyoga, los dos en pijama y con los rostros rojos - ¿qué hace Hyoga aquí? - preguntó con el rubor tiñendo sus mejillas.

Los otros dos se separaron abruptamente analizando su situación y miraron a Shun ruborizados. Su rubor aumentó al ver entrar a Shiryu y a Seiya.

-¿Qué te pasa Ikki? - preguntaba Seiya en esos momentos antes de ver a Hyoga también en la habitación -¿qué haces Hyoga?

-Nada. Quería preguntarle algo a Ikki y lo asusté. Por eso gritó.

-No creo que hayas asustado a Ikki... más parecía que él estaba por matarte por algo - comentó Shun.

-No, Shun. En realidad me asusté. Estaba muy dormido.

-¿Qué querías preguntarle a Ikki que no podía esperar? - preguntó Seiya ganándose una letal mirada por parte del Cisne y del Fénix.

-Nada tan importante que no pudiera esperar a más tarde - comentó furioso Ikki- ahora si me dejaran solo se los agradecería.

Todos salieron del cuarto, incluyendo a Shun que bostezó con suavidad antes de ver aparecer por el pasillo a Harold Demisser y sonreír.

-Buenos días, Harold

-Buen día, Shun - saludó el hombre con otra sonrisa y bajó al comedor ya que vio acercarse a Seiya y a Hyoga.

-¿Qué vas ha hacer, Shun? - preguntó Hyoga.

-Saldré a correr. ¿Me acompañas?

-No. Gracias. Tengo un asunto que atender.

Hyoga vio entrar a Shun a su cuarto y se apresuró a llamar a Seiya y a Shiryu.

-Vamos con Ikki. Debe estar esperándome. Tienen que enterarse de algo.

Los tres entraron al cuarto donde un iracundo Fénix los esperaba.

-Sigue hablando, pato. ¿Qué hacía el tipo ese en el cuarto de Shun?

-¿Qué? - preguntaron Seiya y Shiryu.

-Anoche vi salir al tipo del cuarto de Shun, cuando éste estaba en la cocina. Llevaba el peine de Shun entre sus manos.

-¿Su peine? - preguntó Shiryu.

-¡Degenerado de mierda! ¡Aparte de degenerado, fetichista! - exclamó Ikki furioso.

-¿Fetichista? ¿Qué es un fetichista? - preguntó Seiya

-Son los tipos que guardan objetos que pertenecen a los seres que desean - contestó Shiryu con una gotita en la cabeza.

-Ah!!! ¿Por qué no se le quedó con otra cosa? Digo, porque un peine no es muy... mejor se le hubiera quedado con una ropa interior - comentó Seiya.

Hyoga y Shiryu miraron para otro lado cuando Ikki le pegó en la cabeza diciéndole burro con alas como el menor de los insultos.

En medio del escándalo entró Shun con una sonrisa.

-Ikki... ¿otra vez en reunión ustedes? Venía a decirte que el desayuno está listo.

-Creí que te ibas a correr - dijo Hyoga

-No. Al final me quedé desayunando con Harold. Correré más tarde.

Ninguno dijo una palabra por un minuto hasta que Ikki le preguntó a su hermano.

-Oye, Shun... quiero preguntarte algo. ¿Dónde compraste tu peine? Es que quiero comprarme uno igual. ¿Puedes mostrármelo?

-Claro que sí, Ikki. Ya te lo traigo. ¿No te compraste uno la semana pasada?

-Es que me gusta más la calidad del tuyo.

-Ah, bueno. Ya vengo.

Shun desapareció para volver cinco minutos después con su peine. De reojo todos miraron a un sorprendido Hyoga.

-Lo compré en una farmacia del centro. No recuerdo bien su nombre pero si quieres te acompaño. Recuerdo como llegar - comentó Shun.

-De acuerdo. Por la tarde vamos - respondió Ikki, preguntándose interiormente que haría con dos peines.

Mientras tanto en ese mismo momento, el abogado del señor Demisser recibía de manos de éste algunos cabellos de Shun para realizarles un análisis de ADN. El objetivo era simplemente cerciorarse de que Shun era su nieto, comparando la muestra con la muestra de su hermana mayor.

-¿Cómo van los trámites? - preguntó Harold.

-Mañana por la mañana los presentaré en el juzgado. Ya tengo todo listo, un trámite para anular la adopción, un trámite para legalización de apellido y un trámite de custodia legal.

-Perfecto. Maravilloso. Espero que todo se realice muy pronto.

-Si me permite la pregunta. ¿Ya habló con el joven?

-No. Aún no. Pero ya me he ganado su amistad y eso es una gran ventaja. Le diré la verdad antes de irme. Quiero que se vaya haciendo a la idea de que tendrá que mudarse conmigo a Berlín.

                                                  *          *          *

-¡No me lo explico! Yo lo vi sacar ese peine del cuarto de Shun - argumentó Hyoga.

-Y te creemos, pero también lo devolvió. ¿No se lo habrá pedido prestado? - dijo Shiryu.

-No lo creo - respondió Ikki - además me parece una tontería pedir un peine prestado a las doce de la noche y cuando el dueño del cuarto no está presente.

-Lo que yo me pregunto es ¿cuándo lo devolvió? - comentó Shiryu

Los otros tres se miraron y se hicieron mentalmente la misma pregunta. Ninguno le halló una respuesta.

Terminaron saliendo del cuarto de Ikki para bajar a desayunar aunque ninguno de ellos tenía la menor gana de hacerlo. Menos aún cuando se encontraron al señor Demisser conversando animadamente con Saori que los miró un poco molesta por la demora.

Shun apareció en ese momento y se dirigió a Hyoga con su linda voz.

-¿Puedes hacerme un favor?

-Claro. ¿Qué necesitas?

-Tú eres el que más sabe manejarse con Internet. Me quiero fijar algo pero no sé como hacerlo... ¿me ayudas?

-Claro que sí. ¿Qué quieres buscar?

-Fotos de Berlín. Ayer le comenté a Shiryu que Harold me ha hablado mucho de la ciudad y me gustaría ver algunas fotos. ¿Puedes?

Ikki miró molestísimo al invitado que se percató de la actitud del muchacho pero no le dio importancia. En ese momento, la voz de Saori exclamó.

-Te agradezco, Harold que por lo menos le hayas generado interés a Shun por tu ciudad. Yo he intentado hablarles de lo hermosas que son algunas ciudades europeas como Berlín, París, Roma... pero ellos nada.

Hyoga, Shiryu y Seiya miraron a Ikki que se tragaba un par de palabras para su diosa pero la pelimorada ni cuenta se dio de eso.

-Bueno. Podemos buscar ahora mismo. Ven.

Hyoga se levantó y se llevó a Shun con él. Pasaron casi toda la mañana en la habitación del rubio que con santa paciencia se encargó de mostrarle los más lindos lugares de Berlín y de otras ciudades del mundo.

-Me encantaría poder recorrer el mundo - susurró Shun

-Entonces no eres tan distinto a Ikki después de todo - contestó Hyoga con una sonrisa.

-Ikki lo hace y yo no. Me da miedo perder mis afectos.

Hyoga lo miró sorprendido, nunca hubiera esperado esas palabras de ese chiquillo que siempre estaba alegre y feliz.

-Si algún día decides viajar no dejaremos de quererte por eso, Shun.

Shun sonrió como siempre y después de agradecerle a Hyoga abandonó su dormitorio.

El resto del día transcurrió con calma, excepto por el anuncio de Saori de que el invitado los dejaría al otro día. Ya habían concluido los negocios que tenían pendientes y el señor Demisser retornaría a Alemania por la mañana temprano.

Ikki, Hyoga, Shiryu y Seiya suspiraron aliviados, en cambio todos notaron que Shun se sentía triste. Harold Demisser tampoco se encontraba satisfecho de tener que irse, aún más porque su abogado le dijo que no podría llevarse a Shun hasta que el juez fallara a su favor. Sin embargo, estaba decidido ha hablar con el pequeño y por tal motivo esperó pacientemente a que lo dejaran a solas por un rato.

Lo interceptó después de la cena cuando el jovencito subía las escaleras rumbo a su dormitorio.

-Shun

-¿Si? - preguntó el peliverde con una sonrisa un poco triste.

-¿Podría hablar contigo?

-Claro.

-Ven. Pasa.

Shun entró en el dormitorio del invitado para ver que todas las maletas ya estaban listas. Harold Demisser cerró la puerta tras el pequeño y lo invitó a sentarse en el sofá.

-¿Por qué estás triste? - preguntó Harold

-No... por nada.

-¿No quieres que me vaya?

-Es que me había acostumbrado a charlar contigo.

-Descuida. Nos volveremos a ver muy pronto.

-¿Por qué dices eso? Sabes que no es cierto.

Harold Demisser tomó de su mesa de noche una fotografía que le entregó al pequeño.

-¿Quién es este niño? - preguntó Shun prestando atención a esos ojos verdes muy parecidos a los suyos.

-Mi hijo... Sigfrid. Tú te le pareces mucho excepto por el color de cabello. Sin duda sería el color de pelo tu madre.

-No lo sé. No los recuerdo. Ni a mi madre ni a mi padre. ¿Por qué me muestra esta foto?

-Porque Sigfrid era tu padre, Shun.

Shun abrió enormemente sus ojos esmeraldas asumiendo esas palabras.

-Usted...

-Yo soy tu abuelo, Shun.

-Eso es imposible... ¡Ikki y yo sólo nos tenemos mutuamente! Mitsumasa Kido tuvo que investigar nuestra familia antes de adoptarnos... no puedo creerle lo que me dice. ¿Por qué me hace estos juegos? ¡Creí que éramos amigos!

Harold tomó los brazos del chiquillo para calmarlo.

-No es un juego, Shun. Mi abogado ha realizado todas las investigaciones para cerciorarse. Además... tu medallón... es el símbolo de los Demisser. Yo se lo coloqué en el cuello a Sigfrid cuando era un bebé y tu mamá lo hizo en el tuyo antes de fallecer. Para mí no hubo más dudas desde que te vi bajar las escaleras con ese medallón y ese parecido con Sigfrid.

Shun lloraba abiertamente y a raudales, su cabecita no alcanzaba a analizar todas esas palabras soltadas una detrás de la otra... ¿tenía que sentirse feliz? Si tenía que estar alegre porque se sentía tan triste.

-Ikki... - sollozó con ahogo.

-Es hermano tuyo por parte de tu madre, Pandora es tu hermana por parte de Sigfrid. 

-¿Pandora? No. Yo solo tengo a Ikki y a mis amigos... nadie más...

Shun salió de la habitación con el rostro lleno de lágrimas justo a tiempo para pasar delante de Ikki, Shiryu, Seiya y Hyoga que iban rumbo a sus cuartos.

-¿Shun? - le preguntaron pero el peliverde se metió en su habitación dando un portazo.

-¿Qué demonios? - preguntó Ikki y luego su mirada se dirigió a la puerta de la que había visto salir a Shun... el cuarto del viejo.

Mil y una ideas pasaron por la mente de los cuatro jóvenes... ninguna de ellas buena... Shun llorando como una magdalena después de salir del cuarto del invitado.

-Si le llegó a poner una mano encima... yo lo mato - gritó Ikki metiéndose en el cuarto de Shun.

-¿Qué hacemos nosotros? - preguntó Seiya a Hyoga y Shiryu.

-Hablar con Saori. Vamos - contestó el Dragón.

Harold Demisser vio partir al chiquillo y comprendió que necesitaría tiempo para asumir todo lo que le había dicho. También entendió que debía partir de inmediato. No podía pasar la noche en esa mansión donde todos se le volverían hostiles. Tomó sus maletas y sin despedirse de nadie salió al exterior para buscar su automóvil y partir en plena noche. A partir de ese momento, todo quedaría directamente en manos de los abogados.

Ikki entró al cuarto de Shun para verlo tirado en la cama con el rostro hundido entre las almohadas. Ese cuadro le partió el corazón al Fénix.

-¿Qué pasó, Shun? - preguntó con voz tensa.

-Nada - respondió el chiquillo.

-¿Qué demonios sucedió, Shun? ¿Por qué diablos te metiste al cuarto del viejo ese?

-Quería hablar conmigo - comentó entre sollozos

-¿Y le creíste? ¡Demonios, Shun! Hace días que vemos como ese viejo se fija en ti... no puedo creer que no te hayas dado cuenta.

Shun levantó su rostro de las almohadas para mirarlo desconcertado.

-¿Fijarse en mí? - preguntó

-Rayos, Shun... si el tipo se pasaba las horas mirándote... viejo verde. Hyoga lo vio salir de tu dormitorio incluso.

-¿Qué cosa? ¿Qué pensaron ustedes? - preguntó cada vez más desconcertado.

-¿Qué qué pensamos? Lo que piensa todo el mundo al ver a un viejo intentando conquistar a un niño... que es un degenerado y tu demasiado inocente para darte cuenta.

Shun ya no sabía ni qué pensar en esos momentos... su cabeza era un montón de ideas sin sentido. Sin dejar de llorar volvió a enterrar su cabeza en las almohadas.

-Quiero estar solo - pidió entre sollozos.

-No me iré sin que me digas que te hizo ese viejo... - contestó Ikki.

-¡Nada! No me hizo nada de lo que tu mente debe estarse imaginando. ¡Déjame solo! - gritó ahora Shun.

-Maldición, Shun... si te puso una mano encima sólo tienes que decírmelo y yo lo mato.

-¡Vete! ¡Vete! ¡Vete! - gritó Shun elevando su cosmos y sacando de su habitación a Ikki.

Una alarmada Saori subía en ese preciso momento las escaleras con Shiryu, Seiya y Hyoga. Vieron a Ikki levantándose del suelo con cierta dificultad.

-¿Cómo está Shun? - preguntó la pelimorada inquieta.

-Me sacó de su cuarto y lo único que me ha dicho es que no le hizo nada de lo que yo pienso. ¡Hijo de perra! ¿Dónde está ese desgraciado? - preguntó Ikki yéndose al cuarto del viejo para ver la habitación vacía.

-Se fue hace un rato - comentó Saori- ni siquiera pudimos detenerlo. Tatsumi nos avisó cuando ya se había ido.

Los cuatro vieron a Ikki dar media vuelta y comenzar a bajar las escaleras.

-¿A dónde vas? - preguntó Seiya

-Shun fue muy claro en que quería que me fuera. Lo complaceré.

-No puedes irte y dejarlo así - le gritó Shiryu

-Le daré unos días para que se calme y regresaré - contestó Ikki - y si logro sacarle que el viejo le hizo algo no le va a alcanzar todo el dinero del mundo para salvarse.

Ikki se fue dando un portazo.
Notas finales:

¡Ojalá dejen review! Muy pronto actualizo. Saludos!!


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