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Verdadera Identidad por PrincessofDark

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Notas del capitulo: GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!!!
 

La mañana encontró a Shun, Pandora y Shaka desayunando en el salón comedor. Harold se había ido muy temprano, cerca de las siete de la mañana para hacerse cargo de sus negocios.

En el medio del desayuno fue que Shun comentó alegremente la invitación.

-Allan de Lancel me invitó a una exposición de arte hoy en la tarde. ¿Quieren venir con nosotros? - invitó el conejito.

-Yo iré con ustedes - respondió Shaka con calma.

-Yo no puedo, quedé en salir con algunas amigas. Perdóname, Shun.

-No te preocupes, Pandora. Será en otra oportunidad - sonrió el conejito.

-Bien, Shun. Comenzaremos tus estudios - indicó Shaka levantándose y saliendo al exterior.

-Enseguida. Nos vemos, Pandora.

Shun siguió a Shaka a lo largo del inmenso jardín de la mansión hasta que encontraron un lugar lo suficientemente tranquilo como para sentarse a meditar y luego realizar algunos ejercicios físicos.

-¿A que museo iremos? - preguntó Shaka

-Al Museo Nacional. No sé donde es pero supongo que Allan nos llevará.

-Si, eso espero - murmuró Shaka.

-¿Te preocupa algo, Shaka?

-No. No me preocupa nada, Shun.

Shun no preguntó más nada y se limitó a seguir las enseñanzas y el entrenamiento que le indicó el virginiano hasta que llegó la hora del almuerzo.

                                                  *          *          *

-¿Estás listo? - preguntó Allan a Shun cuando lo vio bajar las escaleras.

-Si. Sólo tenemos que esperar a Shaka. Ya baja.

-¿Shaka? - preguntó sorprendido.

-¿Recuerdas? Dijiste que podía invitar a Shaka y a Pandora.

Allan se molestó aunque exteriormente no demostró nada, ese chiquillo no sabía distinguir entre un comentario obligado y una verdadera invitación. Cómo demonios haría para seducir al pequeño con su profesor y su hermana con ellos.

-Ah, genial. ¿Pandora?

-No vendrá. Salió con unas amigas.

Allan se quedó sin palabras, acaso el profesor de Shun no entendía la frase... dos son compañía y tres son multitud. En ese mismo momento apareció el rubio, vestido con un pantalón marrón y una camisa blanca. Un estilo muy elegante a la vez que informal.

-Buenas tardes, duque - saludó Shaka con frialdad.

-Buenas tardes, profesor - saludó despectivo el duque.

-¿Vamos? - preguntó Shun al duque.

-Si, Shun. Vamos.

Shaka y Shun subieron al auto de Allan de Lancel, un mercedes negro con vidrios polarizados.

-¿No tienes chofer? - preguntó Shun sorprendido.

-Si. Le dí el día libre - contestó un poco avergonzado el duque, en realidad hacía dos meses lo había despedido porque no podía pagarle... pero eso no le iba a decir al pequeño.

-Ah... ¿De quien es la exposición que vamos a ver? - preguntó Shun.

-De Rembrandt y Caravaggio. ¿Los conoces?

-Eh... si, he escuchado algo de ellos - contestó Shun.

-¿Usted profesor? - preguntó irónicamente - ¿ha visto alguno?

-Si. He visto algunos cuadros de los dos. Pintan muy bien y tienen un gran manejo de las técnicas del claroscuro, de los matices de los colores y de las técnicas de pigmentación y de mezcla para los óleos.

Shun miró con ojos brillantes a Shaka antes de susurrar maravillado.

-¡Que inteligente que eres, Shaka!

El rubio miró a Shun con una sonrisa.

-Por algo soy tu profesor - contestó.

-Es cierto, Shun. Tú abuelo no hubiera contratado a ningún ignorante para darte clases - agregó Allan.  

Permanecieron en silencio hasta llegar al museo y comenzar a recorrer las galerías pobladas de cuadros. Shaka se concentró de inmediato en cada uno de los cuadros que miraba... era un verdadero apasionado del arte y esa concentración le llevó a perder al pequeño conejito.

Cuando después de mirar "La ronda nocturna" de Rembrandt volteó a ver a Shun no lo encontró y tampoco encontró al duque de Lancel.

-¡Rayos! ¿Dónde se han metido estos dos? - se preguntó en voz alta.

El duque de Lancel viendo la atención que Shaka prestaba a los cuadros, aprovechó para llevarse a Shun rumbo a otro sector del museo.

-Creí que íbamos a ver a Rembrandt y Caravaggio - indicó Shun

-Si... ya regresamos. Primero quiero mostrarte algo.

-Pero... Shaka...

-No se va a perder. Es grande - respondió Allan con ironía - Mira, estamos en una parte del museo que se usa como observatorio... quiero enseñarte el telescopio. Podrás mirar por él y ver las estrellas. ¿Te interesa? - preguntó sonriente.

-Si... gracias.

Allan lo hizo sentar en un enorme sillón y le preparó el telescopio para que pudiera mirar a través de él. Un confiado Shun se maravilló muy pronto por todo aquello que veía a través del lente.

Shaka recorrió casi todo el museo antes de encontrar a sus acompañantes. Sonrió al ver a Shun mirando a través de un telescopio sin prestar importancia a su alrededor pero su sonrisa se borró al ver la mirada lujuriosa del duque de Lancel sobre el cuerpo de su pequeño. Parecía que lo estaba analizando e incluso se atrevía a rozar su cuerpo bajo el pretexto de acomodar el telescopio para poder ver mejor.

-¿Interrumpo?- preguntó molesto.

-¡Shaka! - Shun se apartó y lo miró con una sonrisa - pude ver algunas estrellas... no sé su nombre pero estaban muy hermosas.

-Me alegro, Shun. Será mejor que nos retiremos de una vez.

-Es temprano, todavía - respondió de inmediato Allan - Shun, ¿no quieres ir a tomar un helado?

Shaka lo miró con profundo odio pero Shun ni se percató de eso al responder sonriendo.

-Claro que sí. Me encanta el helado... Ikki siempre me compra helado de crema y frutilla.

-¿Ikki? - preguntó Allan interesado.

-Mi hermano mayor - respondió Shun con cierta tristeza, recordando que estaba ahora a miles de kilómetros de él.

-¿Tienes una foto? - preguntó Allan demostrando interés.

-Aquí no. En mi habitación. Te la muestro cuando lleguemos.

-Fabuloso... supongo que será tan hermoso como tú - comentó Allan al pasar.

Shun se ruborizó furiosamente y agradeció torpemente el cumplido mientras Shaka tenía la sensación de estar pintado al óleo como uno de los cuadros del museo.

-Bueno. Vamos a la heladería - invitó Allan.

-Vamos, Shaka - suplicó el peliverde.

-Vamos, Shun - contestó el rubio.

Allan llevó a Shun y le invitó una enorme copa helada de crema, frutilla y chocolate que Shun agradeció con una sonrisa. Allan pagó su helado y el de Shun y se sentó con el conejito en un movimiento de clara ignorancia al rubio que se compró su helado y lo pagó... agradeciendo que había llevado su billetera.

-¿Te gusta? - preguntó Allan viendo devorar el helado a Shun.

-Si... está exquisito. Gracias

-Esta heladería es muy famosa en Berlín... sus helados son deliciosos y artesanales.

-Con razón el precio - soltó Shaka que había gastado una fortuna en su helado.

-¿Salen muy caros? No quiero hacerte gastar - murmuró Shun a Allan con cierta pena.

-No, Shun. No salen muy caros... por lo menos no es algo que no pueda permitirme - contestó Allan mirando con frialdad a Shaka - quizás tengas ganas de ir a cenar después.

Shun miró a Allan y le sonrió pero meneó la cabeza.

-Lo siento. El abuelo me espera a cenar. Pero... si quieres vamos mañana.

Shaka miró a Shun con ganas de pegarle un grito... acaso no se daba cuenta de que tantas atenciones hacia su pequeña figura eran por algo. ¡Buda, por qué hiciste a este niño tan inocente! - exclamó mentalmente.

-Me encantaría - respondió deleitado Allan mirando con suavidad esos hermosos ojos verdes.

-Shaka... por supuesto que vienes con nosotros - indicó Shun sonriendo.

-¡Claro, Shun! Me encantará ir a cenar con ustedes - contestó Shaka mientras agradecía a Buda que le hubiera dado cordura al conejito.

Allan miró con profundo odio al rubio pero una sonrisa se plantó en su rostro.

-Perfecto. Pasaré por ustedes a las ocho y media de la noche. Ahora quizás sea mejor que regresemos - indicó el duque.

-Si. Mañana debemos empezar a estudiar temprano - respondió Shaka por Shun.

Los tres dejaron la heladería y Shaka le dio el tiro de gracia al duque cuando le indicó a Shun que se sentara a su lado puesto que quería darle algunas indicaciones para su clase. El obediente Shun se sentó al lado del rubio y Allan no tuvo de otra que verlo por el espejo retrovisor conversar y reír con su profesor. Ese maldito rubio... Allan cada vez lo odiaba más a medida que pasaban las cuadras.

Sin embargo, Allan tuvo la oportunidad de tomar su revancha porque una vez dentro de la mansión, Shun recordó que había prometido mostrarle el retrato de su hermano y lo encaminó a su habitación. Shaka se apresuró a pegarse a ellos pero fue interrumpido por una voz femenina conocido por los tres.

-¡Shaka! - resonó la voz de Pandora llamándolo.

-Si, señorita

-Tengo una consulta y quisiera que me la aclararas. Se trata de un libro de la biblioteca. ¿Me acompañas?

-¿Eh? Si, señorita Pandora.

Shaka no tuvo más remedio que acompañar a la hermana de Shun a la biblioteca, mientras un feliz Allan seguía al conejito rumbo a su habitación.

                                                              *          *          *

Pandora llevaba casi una hora con Shaka encerrado en la biblioteca y ya estaba convencida de que el profesor de Shun era ciego. ¿Cómo no notaba su belleza? Si se había pasado todo el maldito día en la peluquería y en el salón de belleza. Le habían lavado el pelo, peinado primorosamente, hecho una limpieza profunda de cutis, puesto una mascarilla de pepinos, depilado las piernas, maquillado como una porcelana y se había puesto su ropa más sexy... todo para nada. Porque el rubio no le daba ni cinco de bolilla por más que se le insinuaba y se le insinuaba y dejaba caer con descuido algún bretel de su vestido. ¡Nada! El tipo era una piedra al lado suyo, ni siquiera parecía prestarle atención más que para contestar las estúpidas preguntas sobre los estúpidos libros que no había leído nunca.

Pero Shaka si se daba cuenta de las intenciones de Pandora y sabía que debía rechazarla por varias razones, la más importante de ellas era que si Harold se llegaba a enterar lo echaría al diablo, pero además Pandora no le llamaba la atención. Involuntariamente cuanto más miraba a la muchacha, más se preguntaba como podía ser hermana de Shun, si Shun era tan dulce e inocente y esta mujer parecía muy fría y nada inocente. Además aunque contestaba las preguntas que Pandora le planteaba, su mente estaba en una de las habitaciones del mismo piso... en la habitación de Shun que sabía que estaba solo con el duque de Lancel. Temía lo que ese hombre podía hacerle a su alumno, a su pequeño, a aquel que había jurado proteger a toda costa.

Finalmente, cuando la muchacha de cabellos negros se cansó de intentar cosas en vano y lo dejó partir el rubio se fue directo a la habitación de Shun.

                                                  *          *          *

Shun y Allan habían entrado a la habitación del primero y el pequeño se había dirigido de inmediato a un estante de su cómoda para abrirla y sacar un álbum de fotos.

-Allan, siéntate en la cama si quieres - invitó Shun con una sonrisa mientras él lo hacía.

-Claro, Shun - el duque pensó que ahí estaba su oportunidad y en bandeja de plata.

Se sentó muy pegadito al peliverde que sin darle importancia al gesto le mostró el álbum de fotos.

                                                  *          *          *

Shaka entró en la habitación de Shun con tanta prisa que se le olvidó golpear. Temía encontrar a su conejito sufriendo en garras de ese pervertido y cual no sería su sorpresa al ver al duque con una cara de total frustración y a un Shun concentrado con un álbum de fotos en sus manos.

-Y esta de aquí fue cuando fuimos con Hyoga, Ikki, Shiryu y Seiya de campamento al monte Fuji. Me agarré un resfrío terrible y tuve que pasar casi una semana en cama... pero valió la pena. Esta de acá en donde estamos Ikki y yo fue cuando me acompañó a un festival de mi secundaria... me hizo jurar que no se lo diría a ninguno de mis amigos. Ikki es muy cerrado en esas cosas. ¡Mira esta! No sé como convencí a Hyoga de disfrazarse de vampiro para Halloween... yo me disfracé de conejo. Todo el mundo me dice conejito... no sé porque. Algún día les preguntaré. ¡Shaka! - Shun notó la presencia del rubio inmóvil a un lado de la puerta y le sonrió - ¡Pasa! Estamos mirando fotos... ¿nos acompañas?

-Yo ya debo irme, Shun. Nos vemos mañana a la hora de la cena - comentó Allan levantándose con una gran frustración en su rostro.

-De acuerdo. Hasta mañana - Shun le dio un beso en la mejilla a su amigo y lo despidió.

-Hasta mañana, duque - se despidió el rubio ocupando su lugar en la cama de Shun.

-Hasta mañana, profesor - contestó despectivamente.

Shun y Shaka se quedaron allí durante un rato y el rubio si escuchó y miró con atención todas las fotos que le mostró Shun, aunque también no pudo dejar de mirarlo a él... esos movimientos inconcientes que hacía Shun, como sonreír cuando recordaba algo que le gustaba, morderse suavemente los labios de tanto en tanto, acomodarse el hermoso cabello que a veces le molestaba, etc.

Finalmente, Shun se fue durmiendo suavemente y Shaka se encargó de quitarle el álbum de fotos y guardarlo, para después recostar a Shun entre las almohadas y taparlo suavemente con una manta.

-Buenas noches, Shun - se despidió Shaka besándolo en una mejilla - Buda, protege su sueño y protégelo de aquellos que quieran dañarlo.

El rubio dejó a Shun en su habitación para ir a la propia, muerto de sueño pero también extrañamente feliz
Notas finales: Espero que les haya gustado. Saludos.

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