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Verdadera Identidad por PrincessofDark

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Notas del capitulo: ¡¡¡Muchas gracias por leer y comentar!!! Un agradecimiento especial a Sakura Hatake por el consejo para la relación de Seiya y Shiryu (ojalá te guste la escenita de ellos).
 

  Shaka apoyó su cabeza en la almohada y se durmió casi al instante. No sintió el ruido de la puerta abrirse y tampoco el movimiento en su habitación hasta que una figura se acomodó en su lecho y en un ágil movimiento lo besó en los labios unas cuantas veces hasta lograr despertarlo del todo.

-¿Quién? - se preguntó entre sueños hasta identificar a su pequeño alumno encima de él, besándolo suavemente - ¡Shun! ¿Qué haces?

-Besarte - respondió con una sonrisa Shun y volvió a besarlo.

Shaka no dudó en responderle una vez que estuvo despierto, volvió los besos cada vez más ardientes a medida que sus manos se deslizaban sin prisas por el cuerpo del más pequeño que en apenas unos minutos quedó debajo suyo con la bata extraviada en la cama.

Shaka contempló esa bellísima piel de pálidos reflejos y sus labios la fueron besando parte por parte, arrancando suaves gemidos por parte del pequeño que se estremecía lentamente y luchaba por acariciar el cuerpo del mayor con sus suaves y pequeñas manos.

El rubio se colocó entre las piernas del pequeño y comenzó a poseerlo gradualmente, profanando ese inocente cuerpo que se le ofrecía.

-Oh... ¡Shun! - gimió Shaka y se despertó abruptamente - ¿Fue un sueño? ¿Qué estaba soñando? ¿Cómo pude soñar esas cosas? Shun y yo... ¡no!... no puedo andar soñando esas cosas y sin embargo... esa piel tan suave y esos labios tan... dulces. ¡Por Buda, basta! Tengo que dejar de pensar así... Shun es mi alumno y mi amigo, nada más que eso.

A Shaka le costó muchísimo volver a dormir esa noche, mientras un conejito dormía con la mayor tranquilidad del mundo.

El rubio despertó al sentir unos golpecitos en la puerta y luego una pequeña figura entró con una sonrisa.

-Shaka... son las nueve de la mañana - indicó Shun

-¿Qué? Ya me levanto, Shun. Que vergüenza. Pasé mucho tiempo despierto anoche.

-¿Pesadillas? - preguntó Shun preocupado sentándose en la orilla de la cama.

Shaka lo vio sentarse allí con confianza, los hermosos cabellos verdes flotando con suavidad y un poco desordenados.

-Si. Algunas pesadillas - Shaka no podía evitar recordar ese intenso sueño... imaginarse la piel de Shun y sus labios recorriéndola - Bueno... déjame así me levanto.

-Enseguida. Te esperaré en el jardín.

Shun salió de la habitación dejando a un rubio un poco alterado para que se levantara con tranquilidad.

Cuando Shaka apareció en el jardín Shun ya se encontraba meditando con sus ojos cerrados y Shaka se sentó a su lado para hacer lo mismo. Y lo intentó, lo intentó largo y tendido y no lo consiguió, le era imposible porque cada vez que cerraba sus ojos recordaba su sueño y tener al pequeño a su lado no lo estaba ayudando en nada. Shun se veía muy dulce, así con sus ojitos cerrados como si durmiera y su rostro mirando con los ojos cerrados muy derecho, revelando su cuello... se preguntó si el cuello del pequeño sería un lugar sensible... un lugar donde pudiera hacerlo enloquecer sólo con un beso.

-¡Shun! Vamos a la biblioteca a estudiar matemáticas - indicó de un salto abandonando al joven.

Shun abrió sus ojos y luego de un instante lo siguió.

Allan de Lancel se encontraba en su casa, a punto de salir en busca de su pequeño filón de oro... un filón que lo estaba complicando más de la cuenta por la presencia de ese rubio... de ese rubio muy perceptivo y que sabía que era la competencia.

-Estúpido... jamás competirás contra mí. Por las buenas o las malas... el chiquillo sería mío y con él su fortuna - Allan se contempló de nuevo en el espejo y salió de la casa.

Shun acababa de ducharse cuando sintió que entraban en su habitación para avisarle que Allan acababa de llegar por él. Se arregló con cierta prisa y se encaminó a la habitación de Shaka para bajar con él.

-¿Shaka? - llamó con suavidad antes de entrar.

-Shun... ¿estás listo? - preguntó mirando al jovencito.

-Si. Allan ya llegó. Nos está esperando abajo.

-Vámonos entonces. No lo hagamos esperar.

-¿Shaka?

-Dime

-¿Te molesta que haya invitado a Pandora?

-¿Invitaste a Pandora?

-Si. Es que sino tenía que cenar sola.

-No, Shun. No me molesta. Espero que al duque no le moleste.

-No lo creo. Bueno, vamos.

Shaka pensó mentalmente que esa iba a ser una larga, larga, cena. Y sus sospechas se confirmaron al ver a la hermana de Shun vestida con un corto y escotado vestido negro que por lo ajustado se veía que le costaba respirar. Los cabellos sujetos por unos prendedores de diamantes y un conjunto de joyas también en diamantes completaban su atuendo.

-¡Shaka! - lo saludó radiante y colgándose del brazo del rubio que miró asustado a Shun.

-Pandora... suelta a Shaka - murmuró Shun con una sonrisa.

-¿Están listos? - preguntó Allan con una sonrisa llena de satisfacción al ver a la hermana de Shun colgada del brazo de su rival.

-Si. Vamos en la limusina - invitó Shun a Allan

-No, no te molestes. Podemos ir en mi coche.

-No es molestia. Vamos. Insisto - replicó Shun.

-De acuerdo.

Los cuatro subieron a la limusina y Allan dio las indicaciones al chofer para llegar al restaurante donde había hecho reservaciones. Shun fue el primero en sentarse y de inmediato Allan lo acompañó, mientras en el asiento de enfrente Shaka tomaba asiento junto con Pandora.

El rubio prestaba atención a la joven que hablaba y hablaba llamándole la atención con mil y un temas distintos y de cuando en cuando vigilaba la conversación entre Allan y Shun que no parecía ser preocupante.

El viaje transcurrió muy lento para Shaka que ya estaba hastiado de Pandora y ésta ni lo notaba de tan feliz que iba porque el rubio le contestaba si, no o ajá. Allan gozaba por lo bajo al ver la cara del profesor de Shun y por eso en un movimiento rápido aprovechó y le dijo una broma en los oídos a Shun que rompió a reír y Shaka miró al duque muy molesto.

-Que lindo lugar - fue el primer comentario de Shun al ver el lujoso restaurante ubicado en pleno centro.

-Me alegra que te guste, Shun - sonrió Allan

-Pasen por aquí, señorita, señores. La mesa ya está lista - indicó el mozo llevándolos a una discreta mesa.

Los cuatro tomaron asiento y luego de realizar el pedido y recibirlo comenzaron a cenar.

-¿Qué hacías antes de ser profesor de Shun? - preguntó Pandora posando sus ojos violetas en los celestes del rubio.

-Eh... yo... - Shaka nunca había pensado en eso.

-Shaka trabajaba en una escuela de Munich - respondió el peliverde salvando a su maestro.

-¿No se acordaba profesor? - preguntó Allan al rubio.

-Si. Sólo estaba distraído cuando me preguntó la señorita Pandora. Trabajé durante tres años en una escuela de Munich, como le dijo Shun.

-¿Y antes?

-Pues antes vivía en Grecia y antes estuve en la India - respondió el rubio.

-¿Has hablado con tu hermano? - preguntó Allan a Shun ese momento.

Shun negó con la cabeza.

-No. Todavía no. Aunque hablé con Shiryu hace poco.

-¿Shiryu?

-El joven de cabellos lacios y negros que te mostré ayer. ¿No te acuerdas? - preguntó Shun.

-Ah, si, si. Ya me acordé - respondió Allan aunque en realidad apenas le había prestado atención a las fotos que Shun le había mostrado el día anterior.

En ese momento comenzó a sonar una suave música en el restaurante y algunas parejas salieron a bailar. Sin perder un momento, Pandora tomó a Shaka y lo sacó a bailar.

-Creo que tu hermana está muy interesada en Shaka - comentó Allan al peliverde.

-¿Tú crees? - preguntó Shun con un tono de voz que indicaba un poco de ¿celos?

-Me parece que sí - reafirmó Allan mirando esos bellos ojos esmeraldas - ¿qué te parece si salimos a caminar un poco? Pediré la cuenta.

-De acuerdo. Vamos - Shun no muy convencido salió después de unos minutos en compañía del duque de Lancel.

Allan aprovechó la oportunidad para llevar a Shun a un parque situado a poca distancia del lugar.

-¿Te gusta este parque? - preguntó Allan mirando como Shun miraba todo con gesto soñador.

-Es maravilloso... Berlín es en realidad una ciudad muy linda. Aunque Tokio me gusta más. ¿Conoces Tokio?

-No. No he tenido la oportunidad de ir allí. Supongo que tendré que hacer un tiempo.

-¿En qué trabajas? - preguntó Shun con curiosidad.

-Yo no trabajo. Me manejo con el dinero que heredé de mis padres.

-Claro... que tonto - se reprochó Shun con una sonrisa.

-No te digas tonto... no lo eres - dijo Allan acercándose a él.

Shun observó que Allan se le pegaba tal vez demasiado para su gusto... se sentía muy raro en esa situación, incómodo. Y se ruborizó suavemente cuando vio que las distancias entre los rostros de ambos disminuían por efecto del mayor.

-¡Ya llegamos! - exclamó Shaka en ese momento, un par de metros más atrás venía una muy molesta Pandora. Molesta porque Shaka se había dado cuenta de la desaparición de Shun y Allan y la había dejado en el medio del baile para salir tras ellos.

-Shaka, Pandora - saludó Shun visiblemente aliviado al ver a su maestro.

-¿Cómo se llama este lugar, Shun? - preguntó Shaka al jovencito peliverde poniéndose a su lado.

-Allan me dijo que se llama parque de los berlineses, es un lugar maravilloso. Mira allí hay una fuente y unas esculturas. ¿Vamos?

Shaka y Shun se dirigieron hacia allí acompañados de Pandora y Allan, éstos se miraron entre si y los dos pudieron notar su cara de frustración. Esa cena no era como alguno de los dos la había planeado.

Estuvieron casi una hora más caminando por Berlín antes de decidirse a regresar a la Mansión Demisser. El viaje de regreso se hizo en silencio, aunque Shun y Shaka intercambiaron algunas palabras.

-Gracias por la cena - susurró Shun con una sonrisa a Allan cuando éste estaba a punto de partir a su casa.

-De nada, Shun. Me encantaría poder verte pasado mañana, si te queda bien. Podríamos ir al cine si quieres.

Shun dudó un poco y Allan lo notó pero no se iba a dar por vencido.

-Podríamos ir con Shaka y Pandora si quieres.

-¿No te molesta? - preguntó Shun posando sus bellos ojos esmeraldas en el duque.

-No. A mí me interesa ser tu amigo, Shun. Si no confías en mí para que vayamos a solas podemos ir con ellos - Allan tiró un reproche directo y Shun se ruborizó.

-Está bien. Yo confío en ti. Iremos nosotros dos.

Allan sonrió feliz y comentó.

-No te arrepentirás, Shun. Gracias.

Shun entró a la Mansión para encontrarse con Shaka esperándolo en su dormitorio.

-¿Todo bien? - preguntó el rubio al pequeño peliverde.

-Si. Shaka puedo preguntarte algo...

-Lo que quieras.

-¿Te interesa Pandora?

Shaka miró al pequeño con gesto de sorpresa.

-¿Por qué piensas eso?

-Allan comentó que Pandora parecía muy interesada en ti.

-Pandora... no yo. A mí no me interesa Pandora, Shun.

Shun se sintió extrañamente feliz por ese comentario.

-¿En serio? - preguntó de nuevo.

-Si. En serio, Shun. Puedo preguntarte algo.

-Si, claro.

-En el parque... ¿pasó algo con Allan?

-¡No! ¡Cómo crees! Sólo caminábamos - Shun se había olvidado de esa extraña sensación de incomodidad que había sentido y disminuyó la importancia de la cercanía del duque.

-Te dejaré para que descanses, Shun. Hasta mañana.

-Hasta mañana, Shaka. Ojala duermas bien.

Shun le dio un beso en la mejilla y cerró la puerta de la habitación para poder acostarse a dormir. Shaka con una sonrisa pintada en el rostro se encerró en su dormitorio para intentar descansar.

                                                  *          *          *

Mientras tanto en Tokio, cuatro jóvenes habían decidido salir aprovechando el fin de semana. Pero... los cuatro jóvenes habían decidido salir separados. Así, Seiya y Shiryu habían ido al cine y Hyoga e Ikki habían ido a un bar.

Seiya se notaba incómodo mientras miraba la película junto con Shiryu, si bien todo había ido normal entre ellos después de aquel extraño roce que le había dado el dragón que había sido en realidad una sutil caricia no había podido dejar de pensar en eso y en las sensaciones que se habían despertado en él.

Con valentía Seiya se decidió y tomó la mano que el dragón tenía depositada en el borde del sillón. De inmediato sintió la mirada de Shiryu y vio al caballero de ojos azules sonreírle dulcemente para luego abrazarlo y atraerlo contra sí. Sin palabras y sólo gestos sabían que ambos habían dado un paso más en eso que todavía no sabían interpretar.

                                                  *          *          *

Mientras tanto en un bar poblado de gente, Ikki y Hyoga se dedicaban a tomar cerveza y a conversar en voz baja. Hyoga se esforzaba por escuchar las tímidas confesiones de Ikki, veía el esfuerzo del fénix en contarle cosas que hasta ese día sólo Shun había escuchado y él lo escuchaba muy paciente.

De cuando en cuando los dos se miraban y se robaban alguno que otro beso, sin preocuparse de las miradas ajenas y sólo pensando en ellos y en eso que aún no se atrevían a confesar en público pero que pronto darían a conocer a sus amigos... ya que Hyoga se mudaría a la casa que Ikki con ayuda de Saori había comprado.

Notas finales: Les gustó?? =) Espero que sí. Saludos.

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