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Sturm Und Drang por Sabaku No Inocenzu

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Notas del capitulo:

Holitas!ñaka ñaka,Sabaku No Inocenzu esta de regreso! muchas gracias a todos los que pasaron a leer n.n los que ya saben,tomen asiento donde siempre,y los que no,bienvenidos a Sturm Und Drang!>w< por cierto,los personajes no son mios si?son de un adorable japonecito llamado Masashi Kishimoto.Otra cosita,ya tengo beta asi que no se angustien!

Capitulo Dedicado A: Angel Del Diablo n.n

Capítulo 2; Atrapado

-Tú…- Siseó entre dientes.

-¿Qué?- recriminó el otro, sonriendo de medio lado.

-¡¡No te hagas el idiota conmigo, dime donde la tienes!!-

-¿Dónde la tengo? En mi pantalón…-

-Entonces dámela de una vez- gruñó, su paciencia estaba agotándose.

-¿Por qué no la sacas?- le desafió el otro, soltándose de su agarre-Sabes bien en donde la tengo-

-¡¡Ya deja de hacerte el idiota, maldito mapache!!- grito fuera de si, a la vez que el contrario comenzaba a reírse a carcajada limpia, llevándose una mano al estomago-¡¡Casi me matan por tu culpa!!-

-Ahahahah!! Okey okey, tranquilo, ¿me vas a decir que a estas alturas le tienes miedo a unos miserables bichos?- preguntó el recién llegado, secándose una lágrima he intentando contener la risa.

-¡¡Gaara!!-

-Ya cálmate, aquí esta-el muchacho, aún dejando escapar una que otra risita traviesa, extrajo del bolsillo trasero de su pantalón un a caja de cartón y se la entregó al moreno.

-Podrían haberme matado por tu jodida culpa-murmuraba molesto mientras rompía la caja y extraía de esta dos cargadores, los cuales introdujo en sus armas. Los pedazos de la misma fueron a parar al suelo.

-No tienes porque ensuciar este lugar-lo regañaba el menor, guardando los restos de la caja en otro bolsillo.-Y si no te quitara los cargadores, usarías las armas hasta para prender el televisor-

-Sigues con eso? Ya te dije que lo sentía! Además hay siete televisores más en la casa-

-Seis-corrigió tranquilo.

-Hum…-Orochimaru contempló un rato a su compañero, al tiempo que este se dedicaba a observar el lugar en donde se hallaban.

Llevaba su típico uniforme rojo oscuro, al estilo policial; calzaba botas de cuero marrón grueso, metiendo dentro de estas el bordillo de sus pantalones de seis bolsillas, más grandes que las comunes. Su pecho y espalda estaban protegidos por un chaleco del tipo antibalas, también de un tono marrón, bajo el cual resaltaba la camiseta rojo oscuro y de mangas largas, y en sus manos se ajustaban unos guantes de protección sin dedos. Lo único de su cuerpo que no estaba cubierto eran su rostro y parte de su cuello, enseñando una  piel pálida, levemente sonrosada. El cabello corto y ordenado parecía teñido en sangre, al igual que el kanji de amor sobre el costado izquierdo de su frente. Solo sus ojos rompían el esquema de la gama de rojos, siendo de un color verde aguamarina, delineados por unas gruesas ojeras negras, producto de sus insomnes horas de estudio. Sabaku No Gaara, ese era sin duda, su mejor amigo y compañero de trabajo.

-Debemos ir por aquí- anunció el pelirrojo, sacando al moreno de su ensimismamiento, más su mirada dorada se tornó recelosa.

-De allí salió uno de esos cadáveres-

-No seas desconfiado, yo iré primero- dijo el chico, entrando por la puerta opuesta por la cual él había llegado.

-Aún cargas con eso?- preguntó el mayor, viendo la escopeta de cañón corto que Gaara cargaba en su espalda.

-Puede que las municiones sean difíciles de cargar pero, basta con una para eliminar lo que sea-

-Y luego soy yo el maniático-

-Exacto- Estaban a punto de iniciar una de sus típicas riñas, pero sabían que era mejor guardar el silencio.

Cruzaron otro pasillo, iluminado a lo largo por dos canales de agua que corrían paralelos al suelo. Pronto, llegaron a una habitación pequeña, donde se encontraba otro umbral. A sus costados había dos antorchas de pie encendidas y, sobre el, una inscripción de piedra en letra antigua.

-‘’Yace aquí, el fragmento de la luna de cristal”- leyó el ojiaqua, descifrando rápidamente el alfabeto del pasado.

-Al fin…- siseó el ojidorado, sonriendo con ansias.

-Me temo que no…-una tercera voz irrumpió en la conversación, por lo cual ambos giraron de golpe. Frete a la entrada que ellos antes habían cruzado, había un grupo de tres hombres, de piel quemada y aspecto andrajoso, todos armados y apuntándolos. El del centro, más bajo que los otros dos, se acercó y continuó hablando.

-Orochimaru-sama, ¿no es así?- preguntó burlesco, acercando su rostro al del pelinegro, quien no movía un músculo.-Tu fama te precede…-

-Igual que a ti la peste-contesto el mencionado, destilando odio a cada palabra.

-Eres una maldita víbora ponzoñosa pero gracias por traernos hasta aquí, nos haz ahorrado muchos problemas-continuó-así que te permitiré, a ti y a tu compañerito que vengan con nosotros.-Una vez dijo esto, ambos hombres restantes se acercaron a Orochimaru y Gaara; uno le quitó al primero las metralletas, a la vez que el otro tomaba la escopeta del segundo. Las tres armas fueron arrojadas a un rincón, lejos del alcance de sus dueños.

-Y ahora, las damas primero.-Los dos muchachos fueron obligados a entrar, a punta de pistola, a la siguiente habitación.

El próximo y al parecer último cuarto, no era más que un gran habitáculo de color arena, iluminado por unas pocas antorchas de pie, salvo, por un pequeño detalle.

-Que asco…-el líder de la banda de ladrones avanzó por la estancia, viendo el suelo repleto de huesos y varios cadáveres momificados. Luego, fijó su vista a la pared, donde resaltaba otra escritura antigua.

-¡Hey, pelirroja!- llamó molesto-ven acá a hacer tu trabajo, perra.-

Gaara  fue empujado por su captor hasta llegar ante el grabado, gruñendo con molestia al ser tratado como un animal.

-¿¡Qué diablos dice ahí!?- Sin siquiera haber oído la pregunta, las palabras arcaicas se reflejaron en las gemas aqua del chico, revelándole el secreto. Orochimaru por su parte tragaba grueso, viendo los muertos de reojo.

-‘’Malaventurado sea el vivo…que profane…este lugar’’-

Junto a la voz del pelirrojo, varios gruñidos y quejidos dieron sonido al ambiente. Su colega cerró los ojos con fuerza, adivinando la situación.

-‘’Maldita sea’’-pensó para si mismo, observando como los cuerpos se levantaban con lentitud. Los tres secuestradores ahogaron un grito, y el Sabaku palideció de pronto, al ver el andar de los muertos hacia ellos.

Aprovechando la distracción de su captor, pisó fuertemente el pie derecho de este, y seguidamente le estampó un codazo en la cara.- ¡Gaara!-gritó en alerta, comenzando a correr a la salida, la cual había empezado a cerrarse por una puerta de piedra.

Tan pronto oyó el grito, el hombre tras el ojiaqua le rodeo el cuello con su brazo, mas este no contó con que su víctima le mordería con violencia, para después correr a la salida.

-¡Disparen! ¡¡Imbéciles, disparen les digo!!-el más bajo de los otros tres, vio como sus subordinados baleaban sin descanso a las criaturas, pero sin lograr detener su avance. Al ver que no lograban nada y que su propia arma se quedaba sin municiones, la arrojó a uno de los cadáveres y corrió rumbo a la salida, donde Orochimaru arrastraba a Gaara bajo la puerta a punto de sellarse.

-Espérenme! No me dejen!- gritaba aterrado, oyendo los gritos de dolor de sus sometidos. Se arrojó al suelo intentando pasar antes de que la puerta cayera, sin embargo, uno de los fallecidos le apresó las piernas evitándole escapar. La puerta de roca, de aproximadamente treinta centímetros de espesor, se cerró aplastándole la espalda. Gaara y Orochimaru contemplaron con horror la escena, sintiendo llegar a sus oídos el crujir de los huesos rotos, la carne que poco a poco era molida, el correr de la sangre sobre el suelo.

El pelirrojo sintió como su amigo le jalaba del brazo, guiándole a traspasar una puerta más, como la anterior.

Una vez llegaron a la cámara donde fueron emboscados anteriormente, el portador del kanji se dejó caer al suelo, recostando su espalda en la puerta sellada. El pelinegro por su parte anduvo un par de pasos, cubriéndose los ojos con la palma de la mano. No podía comprenderlo, ¿acaso era un engaño?, miles de preguntas como esta  rondaban por su cabeza mientras recogía sus armas y la del Sabaku, hasta que reparo en el estado de este. Estaba casi tan pálido como el, y su expresión denotaba un claro estado de nausea.

-Gaara…-el mencionado levanto la vista al oír pronunciar su nombre.-Toma.-El mayor sacó una cantimplora y se la ofreció, por lo cual el menor se puso de pie para tomarla, junto con su escopeta.

-No puedo creerlo… ¿acaso la piedra esta en otro lugar?-Su compañero continuaba planteando dudas, entre que el pelirrojo bebía el agua del recipiente con su vista fija en la primer inscripción.-‘’Yace aquí, el fragmento de la luna de cristal’’-Meditó un largo tiempo, mientras refrescaba su garganta y el ojidorado caminaba de un lado a otro, lanzando improperios. De pronto, algo de agua escapo de su boca, siguiendo un camino desde la comisura de sus labios hasta su garganta. Había sentido algo.

-Orochimaru…-llamó suavemente a su amigo, el cual de tanto dar vueltas se había quedado detenido frente a él.

-¿Qué ocurre?-preguntó dudoso, viendo a su compañero y sintiendo un escalofrió al ver como la mirada esmeralda se afinaba, clavándose en su persona.

Antes de que pudiera hacer o decir algo, el pelirrojo posó sus palmas sobre los pectorales de Orochimaru, empujándolo contra la puerta de roca. Un quejido de dolor escapo de su garganta por el fuerte impacto, mas cuando se dispuso a reprochar, notó que la mirada aqua aún no se soltaba de la suya, a la vez que su dueño se relamía los labios.

-Tengo un plan-susurró en un tono seductor.

 

Continuara…

Notas finales:

ñah ñah ñah nwn les gusto?por cierto,tengo el agrado de informar que inician los juegos!veamos quien puede decirme en donde esta oculto el fragmento de la luna de cristal!el que lo logre se lleva un premio n.n

¡¡Riot!!


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