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Cruda realidad por Graziella

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Notas del fanfic:

El one-shot es tragico y triste, si no estás dispuesto a leer algo así pues simplemente no lo hagas! ya me paso que criticaron por ser sumamente dramatico he irreal teniendo en cuenta que lo avise con anterioridad.

Ahora, si estas dispuesto... y tienes algun critica contructiva, pues adelanteee =D...

Notas del capitulo:

 

 

 

“Invierno. Invierno frío y maldito.

 

Soledad. Soledad desgarradora y frenética.

 

¿Cuándo fue que cambié? ¿Cuándo fue que ocurrió? El invierno solitario siempre me había parecido una fantasía hecha realidad, un mundo mágico que escondía milagros invisibles a ojos que no quieran verlos… La soledad una divina aliada, aquella que conocía hasta mis más mínimos defectos  y el invierno el perfecto escenario para sentirme a gusto, ahora… ahora solo es una tortura, se unen para hacerme daño, para recordarme que en realidad estoy completamente solo, para hacerme ridículamente desdichado y clavar poco a poco la espina interminable de la conciencia… ¡Dios bendiga la ignorancia! Lo que daría yo por no haber escuchado esas desgraciadas palabras nunca… ¿Cuándo fue que cambié? ¿Cuándo fue que ocurrió?...”

 

Se aferraba con todas sus fuerzas a las cadenas de aquel desgastado columpio, como si su vida dependiera de ello, las palmas de sus fuertes manos níveas se encontraban irritadas por el esfuerzo mientras sus nudillos resaltaban con un tono blanquecino poco común.

 

Un copo de nieve aterrizó atrevidamente en su regazo, el no se fijó, no lo notó, hacía ya algún tiempo que no prestaba atención a lo que pasaba a su alrededor.

 

Una lágrima cristalina, solitaria, como toda su alma, se posó sobre los restos casi derretidos de nieve. Él suspiró, o más bien sollozó. Si, sollozó mientras apretaba aun más fuerte las cadenas. Sus cortas uñas se clavaron con desgana en su dermis, cediendo en esta sin dificultad alguna. Una de las casi invisibles heridas, fue mas profunda que las demás y una espesa pero diminuta gota de sangre rodó con lentitud por su muñeca, desapareciendo por entre su chaqueta.

 

Gotas y nieve. ¿Qué demonios le pasaba al clima? ¿Por qué no se decidía? O llovía o nevaba, no podía hacer la dos cosas a la vez… al igual que él…no podía tener las dos cosas a la vez, no podía tener a su hermano y al mismo tiempo amarlo… no, igual que él no, él no podía tener nada, por lo menos el cielo tenía derecho a elegir que desea hacer, el… simplemente no tenia elección.

 

Pero es que, ya habían pasado tres años, tres malditos años y aun no podía respirar de manera acompasada, ni siquiera cuando dormía, todo eran pesadillas y dramatismos extremos a los que él asustado siempre huía y volvía al mismo lugar, a aquel columpio  donde alguna vez, hacía demasiado tiempo, un pequeño niño idéntico a el le juró estar a su lado eternamente, cuidarle y protegerle, quererle, hacerle feliz de la mejor manera…. Aquel columpio donde alguna vez aquel mismo niño, pero con algunos cuantos años más, con algunos cuantos cambios más, le había jurado que aquello era total y completamente imposible, que eran hermanos… solo eso, hermanos, se había disculpado por dejarse malinterpretar y… así había sido la última vez que lo había visto… por lo menos conciente.

 

Flash back

 

Bill se mecía sin ganas sobre el columpio, a cada minuto ponía la mirada en su pequeño reloj de pulsera mientras que estaba completamente seguro de que el tiempo hacía gala a su impaciencia, era más que obvio, hoy los minutos pasaban con un letargo insoportable.

 

Era 31 de Diciembre, faltaba escaso una hora para  las doce campanadas y a Tom se le había ocurrido hablar de una vez por todas con su hermano, aclarar las cosas, como bien decía su madre, era mejor empezar el año con buen pié. Pero se estaba retrasando, con lo puntual que era Bill de seguro ya estaría en el lugar acordado y él aun se ataba las trenzas de sus deportivos de manera apresurada. Cuando terminó al fin, tomó con torpeza su chaqueta de invierno y se la puso sobre el suéter, estaba haciendo frío, demasiado frío… pero no importaba, el frió era una de sus pasiones.

 

 

 

 

- Y tres… dos… uno… - Suspiró – llegas tarde Tom.

 

- Lo siento – Se disculpó mientras se sentaba en el columpio de al lado. Se sentía extrañamente nervios, su estomago daba vueltas desagradablemente. Un cigarro. Tenía que fumarse un cigarro para opacar un poco los nervios. Sacó uno de su bolsillo y empezó a buscar frenéticamente el encendedor- Tráfico – Se excusó.

 

- Ten.

 

Bill le lanzó el suyo y Tom lo atrapó en el aire embozando una ligera sonrisa mientras sus labios sostenían aquel tubo blanco. Deslizó su pulgar por la ruedilla del contenedor de gas y la llama azulada apareció, la aprisionó con su mano izquierda para que el viento no la apagara y la llevó hasta la altura de su cigarro. Después de unos cuantos jalones para prenderlo por completo, aspiró hondo, profundamente, dejando que aquel humo corrupto invadiera todo sus pulmones, lo manutuvo dentro unos largo segundos y mirando al infinito lo dejó salir aflojando su cuerpo. Repitió el procedimiento dos veces más y sintiendo como se relajaba notablemente miró por fin directamente a los ojos de su hermano, quien no había apartado ni una sola vez la vista de su rostro, tenía una expresión de curiosidad en los ojos.

 

- Hola – Le saludó cordialmente Tom y sonrió.

 

 A Bill se le iluminó el rostro.

 

- Hola – Le respondió dejando ver cada uno de sus dientes

 

Tom sintió su corazón estallar. Siempre, desde que tenía memoria, cada pequeño gesto, cada expresión de su hermano, por más diminuta he imperceptible que fuese, le había alegrado el alma y cuando Bill sonreía… ¡Oh Dios! Cuando Bill sonreía era sencillamente glorioso… y cuando…

 

Bill se carcajeó con fuerza, divirtiéndose por el momento.

 

… cuando se reía, esa era la gota que colmaba el baso … su sonrisa era un milagro celestial, pero… el sonido melódico y aterciopelado de su risa era algo que iba mucho más allá de lo divino. Suspiró embobado.

 

- ¿Es que tengo algo en la cara? – Dijo el menor entre risas – Tom, recuérdame no poner nunca esa expresión, es divertida pero sinceramente patética – sus carcajadas resonaron por todo el solitario parque.

 

Tom no le dejaba de ver, temía perderse cualquier expresión nueva. Sonrió más ampliamente y sacudió un poco la cabeza para centrarse.

 

Bill paró de reírse después de mantenerse así por unos cuantos minutos, se secó las lágrimas y se acomodó mejor en el columpio, girándose un poco hacia su hermano y respirando hondo para calmar su ataque. Tom no le dejaba de ver… su mirada siempre profunda y penetrante… intimidaría si no le conociera tan bien como solo podía hacer su hermano gemelo… intimidaría si no le hubiera castigado millones de veces antes con esos profundos ojos… intimidaría si él no tuviera la misma terrorífica mirada, independientemente del estado de animo que tenían, los dos penetraban como laceres.

 

- ¿Y bien? – Se atrevió a decir después de unos minutos en completo silencio en donde no hicieron más que asomarse al alma del contrario a través de los ojos, serios. Aunque en sus mentes pasaran cosas totalmente distintas, sus ojos expresaban lo mismo.

 

Tom aspiró el último jalón que le quedaba del cigarrillo y lo tiró lejos. Se paró y pasó una de sus piernas sobre el columpio, se sentó apoyando la espalda contra la cadena y quedó totalmente frente a su hermano. Bill lo imitó. Así podrían verse mejor las caras.

 

- Hay algo que creo fundamental que sepas, Bill  - Su voz sonaba fuerte, segura. Siempre había demostrado firmeza hasta en los momentos más difíciles, y, francamente, no creía que existiera un momento más difícil que aquel.

 

- Soy todo oídos – Su hermano no se quedaba atrás. Si hacían alguna competencia de determinación y actitud, de seguro quedaban empatados… aunque podría decirse que Bill tenía un poco más de carácter y genio.

 

- La verdad es que no estoy seguro de cómo vayas a tomarlo, solo… solo quiero que sepas que, por sobre todas las cosas somos hermanos, y no quiero que eso se perjudique jamás.

 

Bill frunció el ceño.

 

- ¿Qué has hecho esta vez? – Preguntó, aunque muy dentro de él algo le estaba diciendo que, aquella cosa que su hermano urgía por decirle, no era ninguna novedad… en absoluto, lo sabía, lo sentía.

 

- “Esta vez” no he hecho nada… o tal vez si… quizás seas tu el culpable en esta ocasión… quizás yo, es todo depende de cómo lo veas – Le dijo de la manera mas resuelta posible. Sentía como poco a poco su garganta se iba trancando y sus pensamientos aminoraban la velocidad mientras su hermano gemelo fruncía el ceño tan profundamente que casi se tocaban los extremos de sus cejas… ¿Iba a poder hablar? ¿Iba a poder contárselo como había planeado? Como si fuera una conversación casual, por lo menos al principio, para ver su reacción.

 

- ¿De que me estás hablando? Yo no he hecho nada, explícate ¿Desde cuando usamos la táctica de los rodeos entre nosotros? ¿Qué has hecho Tom? Dime, soy tu hermano y te escucho… siempre lo hago.

 

- Pues es, como te dije antes, dependiendo de la perspectiva de tu visión, soy yo el culpable o tu mismo.

 

- ¿Qué hicimos entonces? – preguntó casi en un bufido de incredulidad.

 

Tom tomó aire profundamente sin separar la mirada de su hermano. Sin pestañear siquiera.

 

- Me enamoraste… o en su defecto, me enamoré de ti.

 

Sintió tantas cosas al mismo tiempo que creyó desfallecer. El silencio en el mundo entero pareció intensificarse, como si el planeta tierra acabara de escuchar a un criminal delatando el pecado mortal más enorme que pueda existir, sintió como el aire mismo se espesaba ahogándolo en su propia incertidumbre, sintió un terrible miedo que hasta ahora no se había apoderado de él… haciéndolo entrar en razón ¿qué acababa de hacer? ¿Le acababa de confesar a su hermano gemelo que… que… que lo ama?... sintió como las frías gotas de hacía unos segundos se habían convertido en una materia blanca y fría, la cual golpeaba sin cesar distintas partes de su cuerpo y, nublaba un poco la conexión visual que tenía con… con… Bill.

 

Bill. Su cara, su perfecto rostro con aquellas sencillas facciones delicadas lo miraban impávidamente aunque al mismo tiempo su semblante era adusto.

 

Un silenció perenne se apoderó del momento. La nieve cada vez era mas espesa y caía con más ímpetu, el frío era horroroso, pero ninguno de los dos gemelos apartó la mirada, ninguno de los dos gemelos pestañeó, ninguno de los dos gemelos rompió esa conexión visual aunque, antes de darse cuenta ellos mismos, una conexión mucho más abrasadora y fuerte que la que intentaban con todas sus fuerzas mantener, se había hecho añicos al ser pronunciadas aquellas palabras, como una sentencia perpetua.

 

- Tom – Llamó Bill por inercia.

 

- ¿Si?

 

- ¿Por qué? ¿A caso… a caso he hecho algo para que… - no sabía como hablar, como decirle que… que eso era… era enfermo… -  para que… malinterpretaras mi actitud?

 

Una puñalada directo al pecho. Tom sin querer hizo una mueca. Bill se alarmó, no quería herirle.

 

- Quiero decir… yo te amo, eres mi hermano, mi hermano gemelo, mi amigo sincero y aquel con el que he compartido todo desde que no era nada, pero… ¿Estás seguro de…?

 

- Bill – Tom le cortó, de todas formas, ya se esperaba algo así, se esperaba su rechazo aunque nunca se imagino aquel dolor, nunca pudo imaginar que existiera algo así, nunca pudo imaginar como se sentiría la sangre helada, porque si, en aquellos momentos el corazón bombeaba sangre hecha hielo, sangre que se esparcía por todo su ser haciendo que le duela hasta el más mínimo movimiento, se agolpaba en el centro de su pecho, un dolor sencillamente insoportable y subía con lentitud, como un ácido mal sano,  se alojaba en su garganta… y sabía que eso solo era el principio, que aun su mente no había captado el primer rechazo. Carraspeó y tomó aire – no intentes persuadir mis sentimientos, Bill. Se lo que siento, se lo que siento por ti, y por más que esté mal, lo seguiré sintiendo. No estoy confundido, no es una ilusión, es la realidad, me siento atraído hacia ti, me gustas, te deseo…

 

- ¡Tom! – el menor chilló un poco. Ahora si estaba impresionado y hasta un poco asqueado ¿Qué su hermano gemelo le deseaba? Ok, el amaba a Tom incondicionalmente, pero… no se sentía preparado para que su igual le declarara un amor prohibido, y además, como si le estuviera hablando de el clima…

 

- Bill, no te digo esto para comprometerte a nada, no te digo esto para que pienses en algún día corresponderme porque se que eso no será posible jamás… solo te lo digo, y de una manera casual, por el simple hecho de que necesito que tu sepas todo de mi como yo lo se todo de ti, este secreto me envenenaba lentamente, y escogí esta forma para que no sientas que… no se, que de alguna manera te lo digo para comprometerte, no... en absoluto, es solo que tu… tu siempre has sido mi mejor amigo, mi mayor confidente y esto… esto es… es simplemente un sentimiento – “que me matará… lenta y dolorosamente” – que ha nacido y algún día ha de morir, como todo en esta vida Billy – “ha de morir el día en que yo deje de respirar… al igual que nació el mismo día en que mi primera célula se empezó a formar… ya tu estabas creciendo a mi lado” Sonrió dándole una cariñosa palmada al hombro de su hermano.

 

Bill sonrió de manera torturada. La preocupación estaba escrita en sus ojos junto con la lástima  “No me tengas lástima Bill… por favor, es lo que menos necesito”… Su sonrisa simplemente denotaba indecisión y una especie de sentimiento parecido al asco… no podría saberlo bien, ahora simplemente no sabía lo que pasaba por la mente de su igual.

 

 “Me desea… Tom me desea… pero… ¿qué diablos pasó? Esto no puede ser bueno, definitivamente esto no puede ser nada bueno. Tom, te amo, te amo con mi alma pero… solo de imaginar… que me besas… ¡Dios mío! Pero es que ni siquiera soy gay, no me gustan los hombre, no me atraen, ni su manera de ser, ni físicamente… ¡TOM! ¿Qué está pasando?... no entiendo nada… nada... ¿Estás enamorado de mi? Eso no puede ser, los hermanos no se enamoran de los hermanos… ¡Mierda! Incesto, incesto, incesto, incesto… Tom es… es incestuoso… Tom… Tom está enamorado de… Tom… Tom me… ¡Tom me desea!...”

 

“¡Basta por favor! Deja de aniquilarme con la mirada, deja de... te lo suplico Bill, mírame ¿No es suficiente ya con este maldito peso que estoy cargando? Nunca fui culpable de concebir un sentimiento insano al ojo de la puta sociedad, yo no creé las leyes humanas, esas malditas leyes que no tienen sentido… en un pasado, el incesto era algo natural… ¡ya lo se! Maldita sea, ya lo se, ahora las cosas son distintas y… a partir de ahora… a partir de este endemoniado momento… a partir de hoy…”

 

“Nuestros caminos se separaran eternamente…” Pensaron ambos chicos.

 

A lo lejos se escuchó un gran campanario sonar estridentemente… de hecho, había estado sonando desde hacía algunos segundos, esos segundos en los cuales los dos gemelos habían estado sumidos en el espejo del alma del que tenían al frente.

 

- cinco… cuatro… tres…dos…uno ¡FELIZ AÑO!...

 

Una cuadra más allá se encontraba la casa más cercana al parque donde estaban, y llegaban claramente los gritos de alegría y las felicitaciones por el nuevo año que entraba, aquel nuevo año que traía nuevas cosas, nuevas alegrías y logros, aunque… no para todos.

 

- Feliz año, hermano – la ultima palabra la recalcó un poco más de lo normal haciendo que Tom se estremeciera y el nudo de su garganta apretara con más fuerza, hiriéndole profundamente.

 

- Emm… si, Feli-z… Feliz año – Le dijo tratando de sonreír, sin una pizca de éxito.

 

Bill notó la voz del rubio claramente desesperada y afligida. Simplemente no podía soportar eso, pero… no podía darle esperanzas… era imposible, era algo fuera de lo normal, algo que nunca iba a pasar aunque el mismo se lo propusiera. Quería correr, salir huyen y refugiarse en los brazos de… ¿De quien? ¿En los brazos de quien?... Tom siempre era el que ahuyentaba todas sus penas y miedos… Tom era el  que siempre le extendía los brazos para que el se refugiara allí, para que se escondiera todo el tiempo que quisiera… le susurraba al oído palabras de aliento y frases de apoyo y cariño…. Cuando caía él siempre aparecía de la nada y le tendía sus manos, le ayudaba a ponerse de pié y si se sentía perdido simplemente le tomaba de la mano y le devolvía a su camino, sin soltarle, amarrándole fuertemente para que se sintiera seguro… era su ángel… pero, ese ángel le había abandonado, había dejado entrar un sentimiento que no debía, había probado la manzana, le había dicho que si a la serpiente y esta lo había alejado completamente de el… ahora, Bill estaba solo, no habrían brazos donde amoldar su delgado cuerpo, no habrían susurros reconfortantes.. No habría Tom…

 

- Solo recuerda que… a pesar de esto, soy tu hermano – Su última esperanza fue opacada con la mirada triste que le lanzó el menor, inconcientemente, Bill ya no le vería nunca más como su amigo, como su apoyo, como su sangre… Bill ahora estaba muy lejos de él, aunque podía sentir su tibio cuerpo a solo unos centímetros del suyo – lo… lo siento.

 

- Debo… debo marcharme Tom. Gustav y Georg me… me están espe…

 

- Ve – Dijo cansinamente y por fin rompió la última conexión que quedaba entre ellos, posando su mirada en el suelo, derrotado.

 

Escuchó como su hermano menor empezaba a caminar hacia delante, como su calor desaparecía y fue entonces cuando el peso de la jodida conciencia y de la razón le calló en sima.

 

- Adiós Tom – Esa no era una despedida común, el sabía que era para siempre, su voz lo decía claramente, gritaba: Hasta nunca… hermano.

 

- Adiós, Bill.

 

Levantó tristemente los ojos y vio como una delgada figura envuelta en una chaqueta gruesa y negra, desaparecía entre la espesa oscuridad de una madrugada de primeros de Enero hasta que al fin no vio más que silencio.

 

Y luego la nada… la maldita nada eterna acompañada únicamente por un intenso dolor que le partía en dos el pecho.

 

Se había controlado hasta el momento pero no lo soportaba más, se tiró de rodillas al piso y sus manos hicieron contacto también con la fría nieve, se cortó la mano con quien sabe que objeto y la blancura se tiñó de rojo, exactamente lo contrario que su corazón, antes de un brillante color carmín ahora deliraba, palidecía y se quedaba en blanco, con una penetrante palpitar agonizante.

 

El aire se le escapaba de los pulmones y su garganta luchaba por deshacer el nudo que la aprisionaba, impidiéndole proferir cualquier sonido, impidiéndole sacar una minima parte de todo aquel tormento.

 

Cerró su puño derecho y empezó a golpear el piso sin pudor,  lo golpeaba como si aquel inmóvil inanimado cubierto de hielo fuera el culpable de todas sus penas y desgracias. Sangró, sangró mas, mucho más… pero no le importó, ni siquiera le hacía daño, aquella montuosa agonía que le devoraba cada rincón de su interior era tan enorme que cualquier otro tipo de daño era insuficiente, era como si trataran de calentar un enorme río con un balde de agua hirviendo.

 

- Solo… - susurró.

 

Y era cierto… sin Bill, estaba completamente solo, no podía engañarse a si mismo, sin Bill estaría agonizando hasta que al fin El Señor o, quizás, El Demonio decidiera que ha sufrido lo suficiente, que a pagado por tan abominable  pecado, y solo en ese momento descansaría en paz.

 

- Solo para la eternidad…

 

Un grito desgarrador arropó la silenciosa madrugada de aquel principio de año y al fin Tom Kaulitz arrancó a llorar. Lloró como nunca lo había hecho, lloró hasta saciarse, lloró hasta sentirse seco por dentro y aun así siguió derramando lágrimas.

 

Los primeros rayos del sol se abrieron paso por las diabólicas sombras que acorralaban el parque. Tom se levantó de aquella ensangrentada nieve y una pequeña niña de unos 11 años con su hermoso Pastor Alemán lo observó alejarse empapado, calado hasta los huesos… y sin alma. 

 

No había llegado a su casa cuando pasó, allí estaba su madre tocando el timbre desesperada. Se volteó y vio su aspecto, no se sorprendió, sus ojos inundados en lágrimas decían que había algo mucho más importante que el alarmante aspecto de su hijo mayor.

 

- Tu hermano Tom… Tu hermano está muriendo.

 

Y allí estuvo. No se cuanto tiempo pasó al lado de su gemelo, tomándole su inerte mano, escuchando la molesta máquina que le mantenía con vida, sabía que era su culpa, su hermano se había drogado hasta más no poder aquella noche, y no conforme había bebido hasta el cansancio y había caído en coma… y allí pasó, con la caparazón que aún retenía el alma inconciente de su pequeño hermano… le cuido… le cuido hasta que el tiempo dijo que ya era demasiado tarde, le cuido hasta que su madre le informó que era hora de desconectarle, que había transcurrido dos años enteros y que no había ninguna esperanza… su hermano no volviera en si, su alma había caído dormida para nunca despertar… todo era su culpa.

 

Fin del Flash back.

 

Y después de eso todo fue negro.

 

Un año entero más y todo seguía de aquel color que amaba su hermano menor. Aquel chiquillo que le había abandonado a la edad de los 20, cuando aun le quedaba tiempo por vivir, cuando aun le quedaba felicidad por experimentar, cuando aun su carrera apenas comenzaba, cuando aunque sus camino se hubieran separado todavía tenía la esperanza de volverlos a unir, ahora lo veía…

 

Las cosas malas sucedían a cada rato, y a él también porque, al fin y al cabo, él era un hombre normal, como todo ser humano, eso lo comprendió después de tres largos años... la fama no impediría una gripe, la fama no le impediría un robo, la fama no le impediría una jaqueca, la fama no le impediría la perdida de aquel ser que más amaba en el mundo… la perdida completa.

 

I’m so tired of being here

Suppressed by all my childish fears

And if you have to leave

I wish that you would just leave

´Cause your presence still lingers here

And it won’t leave me alone

(Estoy tan cansado de estar aquí

Reprimido por todos mi miedos infantiles

Y si te tienes que ir

Desearía que solo te fueras

Porque tú presencia todavía perdura aquí

Y no me dejará solo)  

 Era totalmente cierto… tres años no eran suficientes para liberarse de aquella presencia que le había acompañado por 20 años, de aquella persona que le conocía tan bien… de aquella persona por la que hubiera dado la vida…  

 

These wounds won’t seem to heal

This pain is just too real

There’s just too much that time cannot erase

(Estas heridas no parecen sanar

Este dolor es simplemente demasiado real

Hay demasiadas cosas que el tiempo no puede borrar) 

 Demasiado… el tiempo simplemente jamás podrá borrar… jamás.  

 

When you cried I’d wipe away all of your tears

When you’d scream I’d fight away all of your fears

And I held your hand through all of these years

But you still have all of me

(Cuando tú llorabas yo secaba tus lágrimas

Cuando gritabas yo luchaba contra todos tus miedos

Y tomé tu mano a través de todos estos años

Pero todavía tienes todo de mí) 

 “Todo… absolutamente todo. Estés en donde estés aun sostienes mi alma y encierras mi corazón en tus delicadas manos”  

You used to captivate me

By your resonating light

Now I’m bound by the life you’ve left behind

Your face it haunts my once pleasant dreams

Your voice it chased away all the sanity in me 

(Solías cautivarme.

Con tu luz resonante.

Pero ahora estoy atada a la vida que dejaste
Tu cara aparece en los que fueron alguna vez sueños placenteroTu voz ahuyentó toda la cordura en mí) 

  “Mi cordura… ahuyentó mi alma entera… vago por esperanzas pasadas, sueños que se rompieron en mil pedazos el día en el que te perdí para siempre… hermano.”

 

 

 

 

 - cinco… cuatro… tres… dos… uno… ¡FELIZ AÑO!

 

Suspiró y otra lágrima acompañó ese aliento que dejaba ir.

 

- Feliz año, Bill – Dijo con firmeza

 

Cerró los ojos, subió la cabeza hacia el cielo sintiendo los copos de nieve en su ya frío rostro y en su mente pudo ver a su hermano, muy diferente de cómo le había visto la última vez, en su mente sonreía de aquella manera hermosa que tanto volvía loco a Tom, le sonreía solo a el, le sonreía con amor y le tendía los brazos… era tan real… tan sublime…

 

- Feliz año, Tom.

 

El nombrado abrió los pesados parpados paulatinamente mientras bajaba su cabeza lo más lento que podía.

 

La sonrisa de su hermano le saludaba tímidamente desde el rostro de su madre. Sus brazos extendidos le daban la bienvenida, le invitaban a arroparse con aquel calor maternal. Tom no pudo más que sonreír, aunque su alegría nunca le llegó a iluminar los ojos… algún día podría superarlo, mientras tanto, ella estaría allí.


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