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Todo queda en Familia por RAMSIN

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Notas del capitulo: el pasado regresa, los ciclos de cierran y tambien descubres que seras doblemente feliz?.
Bleach no es mío, pertenece al brillante Tite Kubo - sama!!, alabado sea por crear algo tan magistral, pero regresando de los halagos, este fic es mi segundo desvarió de Bleach, espero les guste.
Advertencia: Mundo Alterno, no tiendo a usarlos pero esta vez me atreví un poco mas je je, Yaoi, claro está, y para rematar y aderezar la locura Mpreg XD, advertidos, no quiero quejas o cuentas para mí porque tuvieron que ir al psiquiatra!!. Por lo demás mucho humor y esperen lo inesperado.


Todo queda en Familia.
Capitulo 47
Cuidando el futuro.


Y como predijo Ryuken, aquel examen de sangre confirmo sus sospechas, su hijo estaba en estado y ni si quiera lo sabía, en verdad ninguno de los dos tenia la mas mínima idea como tuvieron ese desliz cuando se cuidaban tanto, no sabían cuando paso y mucho menos tenían idea de cuantos meses tenia Uryu ya que su cuerpo aun no daba muestras de un embarazo a simple vista, pero ahora un día después de todo ese lio estaban en la consulta de la doctora Unohana, como dos niños nerviosos e inquietos por saber que pasaría en esa consulta, llenos de preguntas y curiosidad por aquella nueva vida que crecía dentro de Uryu.

- Felicitaciones. – la voz suave y complacida de Unohana resonó en aquel consultorio cuando la pareja entro en el. –
- Buenos días. – Ukitake tenía la sonrisa más grande del mundo mientras se sentaba frente a la obstetra. –
- Ya mi padre le conto. – el pelinegro solo sonrió levemente al tiempo también tomaba asiento junto a su prometido. –
- Así es, hable con el anoche y fue realmente placentero saber que decidió tener familia. – abrió la carpeta con la historia de Uryu que ya había hecho cuando Ryuken le llevo a la consulta. –
- Nos tomo de sorpresa. – bajo la mirada un tanto avergonzado. –
- Se cuidaban?. – Unohana anoto algunas cosas en la carpeta. –
- No todo el tiempo… - respondió como si nada el peliblanco. –
- Y el… es el padre de la criatura?. – la mujer le miro con detalle para después sonreírle. – si necesita el baño, esta por aquella puerta.
- Como supo que me siento mal?. – miro un tanto nervioso a la extraña mujer que conocía por primera vez. –
- Tiene cara de que va a vomitar.
- Es que… - el pobre Ukitake se sonrojo de una ante la agudeza de Unohana. –
- Síndrome de Couvade... raro pero muy interesante.
- También eso se lo dijo Ryuken!.
- No, lo deduje al ver que usted luce muy bien y su pobre compañero parece nauseabundo.
- Igual soy feliz. – afirmo con orgullo el padre de la criatura. –

Las incontables preguntas sobre como estaban, cuando se había enterado de su estado, el hacer cálculos de cuando pudo se concebido ese bebe, tantas preguntas que eran necesarias pero incomodas para un ser como Uryu, no le agradaba la intromisión en su vida intima con Jyuushirou pero por otra parte cooperaba con la doctora porque sabía muy bien que era para beneficio suyo y el de su bebe. Luego de todo aquel interrogatorio y una exhaustiva revisión del estado físico de Uryu, pasaban a hacer la ecografía, lo que tanto estaban esperando los futuros padres para confirmar la salud del bebe y tener un aproximado de cuánto tiempo tenia de gestación.

- que emocionante!. – Ukitake estaba con la mirada clavada en la pantalla del ultrasonido mientras se empezaban a ver las primeras imágenes del mismo. –
- estas muy frio, no quieres sentarte?. – el Ishida noto lo fría de las manos del peliblanco cuando sujeto la suya. –
- solo me siento algo mareado por la emoción. – beso la frente de Uryu con ternura mientras la doctora miraba seriamente las primeras imágenes del ultrasonido. –
- joven Uryu, ha sabido últimamente de su hermano?. – pregunto en tono serio. –
- lo veo todos los días en la universidad… pero porque me dice eso?. – miro la cara de Unohana. – y además, como sabe que Ichigo es mi medio hermano!.
- Lo sé por las obvias razones de conocer el pasado de su madre. – siguió muy seria haciendo su trabajo. –
- Y eso que tiene que ver en este momento?. – miro hacia el eco con nerviosismo, Unohana sonaba muy seria. – estoy… mirando mal o…
- No está mirando mal joven Uryu, lo que ve son dos bebe. – señalo las dos pequeñas figuras que se movían en la pantalla del eco. -
- Dos… son dos…. – Ukitake se acerco un poco más a la pantalla para ver mejor aquella evidente verdad. – gemelos!...

La cabeza le iba a estallar, las imágenes que veía frente a sus ojos eran reales?, como había pasado de ser feliz a estar en el nirvana como dirían los budistas, su corazón latió desbocado como si fuera a salir de su pecho mientras sus manos apretaban mas aun las de un también impresionado Uryu, era la dicha hecha realidad, esos eran sus hijos, al fin tendría una gran familia como deseaba.

En un segundo se escucho un golpe seco y al pobre Ukitake tendido en el suelo junto a la camilla donde estaba acostado Uryu, de tanta emoción se desmayo o tan solo eran aquellos incómodos síntomas que estaba experimentando lo que le hicieron perder el conocimiento en ese instante?. Unos minutos después de revivir a Ukitake y terminar de verificar el estado de los bebes con el ultrasonido, otra vez estaban los sorprendidos y ahora mas emocionados futuros padres sentados frente a Unohana, esta parecía muy metida en anotar algo en una hoja de papel mientras daba algunas explicaciones más a la pareja de futuros padres.

- La genética no se equivoca, en verdad que tanto usted como su hermano me sorprenden, es la primera vez en mi carrera que atenderé dos embarazos de gemelos a la vez. – termino de escribir. –
- Pero… todo está bien con ellos?. – aquella pregunta sonaba un tanto extraña para Uryu, era increíble que existieran dos vidas dentro de el. –
- Muy bien, están perfectos los dos, como ya les dije es un embarazo de gemelos idénticos y por el tamaño y peso que tienen... no pasan de las 12 semanas.
- Eso es en meses?.
- Como 3 meses o un poco menos. – entrego el papel en manos de Ukitake. – léalo.
- Esto es… - el feliz Ukitake mira la hoja con escritos de la doctora. –
- Son algunos consejos para sus malestares, mientras su pareja este en estado usted seguirá sintiéndose así.
- Esos malestares no se quitaran con nada?
- Solo cuando el joven Uryu de a luz. – sonrió como solo ella podía hacerlo. –
- Lo tomare como mi cuota de sacrificio. – apretó la mano de Uryu entre la suya. –

Luego de algunas últimas indicaciones y los acostumbrados consejos para una embarazada, la feliz pareja se retiro del consultorio para pensar su siguiente paso en aquel impresionante camino que se había vuelto sus vidas, una montaña rusa de emociones y sorpresas les esperarían y no solo la felicidad estará en el camino, muchas cosas más pueden llegar en la vida.

Y la vida sigue, los caminos se cruzan y el destino a veces decide que ya es hora de cerrar un ciclo para dejar el pasado atrás y continuar el presente, como escrito en el alma de una persona estaba la palabra venganza, la sed que nunca se sacia por mas que se quiera, el más bajo de los deseos humanos, el más podrido de los pensamientos que puede estar dentro del corazón y la mente de un extraño hombre que llevaba una semana vigilando la casa de los Kuchiki. Que emoción había obtenido al ver nuevamente a Rukia, no podía olvidar aquellos grandes ojos desde hacía años atrás, esos aterrados ojos que le miraban cuando cumplía con la satisfacción de que estaba lastimando a alguien que odiaba con el alma.

Una semana entera notando los movimientos de la supuesta familia de la pelinegro, se sintió tan satisfecho de ver que solo en esa casa supuestamente vivían Rukia, un bebe y Renji, el hombre jamás había notado la presencia de Byakuya en el hogar ya que por cosas del destino su recién alumbramiento le impedía andar por la casa mucho y pasaba el mayor tiempo con su hija en cama, las únicas personas que salían diariamente eran Renji y Rukia pero nunca juntos y normalmente alguno de los dos se alternaban para ayudar al Kuchiki con la bebe, así que el extraño desconocido vio la mejor de las oportunidades esa mañana en que como siempre Renji salía muy temprano a trabajar.

- Vendrás temprano?. – Byakuya preguntaba un tanto serio mientras miraba como Renji se acomodaba la ropa frente al espejo del baño. –
- No lo sé. – miro el reflejo de su amante en el espejo. – porque no tratas de dormir un poco más, Hana estuvo muy intranquila anoche.
- Rukia la está cuidando abajo, solo esperaba a que te fueras para acostarme.
- Tratare de llegar temprano. – se dio media vuelta para rodear la cintura de Byakuya con sus manos. – te extraño.
- Pues seguirás extrañándome, nada de nada hasta que las heridas sanen. – miro con tranquilidad al pelirrojo. -
- No sientes necesidad de que te bese… - rozo sus labios con los del moreno. – de que te toque… - deslizo su mano derecha por las caderas de su compañero. – de que te… AUHT!!
- No te hagas el listo!. – pellizco la mano de Renji con saña. –
- Solo tanteaba el terreno. – mascullo con un mohín de niño castigado. –
- Vete a trabajar, te quiero temprano aquí para que releves Rukia.
- Ok… pero te estaré cobrando con creces cuando pueda volverte mío otra vez!. – mordisqueo el cuello de Byakuya con suavidad. – te amo.
- Largo de aquí calenturiento. – le respondió la caricia con un beso. – yo también te amo.

Más feliz Renji se despidió y bajo las escaleras rumbo a la sala, con paso apresurado miro donde estaba su hija, la pequeña bebe se encontraba dormida en una especia de moisés muy cómodo y mullido, a su lado sentada en el sofá estaba Rukia leyendo algunos libros para ponerse al día con sus clases.

- Hasta más tarde princesa. – beso con suavidad la cabecita de la bebe. –
- Mi Nii – sama se durmió?. – la morena pregunto en tono curioso. -
- A eso iba. – sonrió una vez más, se despidió de Rukia y salió de la casa con un aire de tranquilidad, estaba tan seguro de que su familia estaría bien mientras no estaba. –

Rukia quedo en la sala con solo la bebe como compañía, estaba muy cómoda repasando algunas cosas de una clase a la que falto pero gracias a los apuntes de su amiga Orihime se estaba poniendo al día con todo, aun faltaba a la universidad desde que nació su sobrina, era una necesidad muy grande el querer ayudar a su amado Nii – sama con la bebe ya que no todo el tiempo Renji podía cuidarles.

El tiempo se pasaba poco a poco entre las lecturas y mirar de vez en vez hacia el moisés donde dormía Hana, todo estaba en orden hasta que sintió como tocaban a la puerta de la casa, sin prisa se puso de pie y camino todavía con libro en manos para ver quién era, cuidando de no hacer mucho ruido observo por la mirilla de la puerta, de inmediato noto quien era así que sin ninguna preocupación abrió la puerta.

- Buenos días de nuevo. – aquel hombre alto y de cabellera castaña le sonrió amablemente al verla abrir. –
- Usted otra vez, debe de estar perdido de veras… - miro al desconocido con un dejo de pena ajena. –
- En verdad señorita que no estoy perdido esta vez. – se llevo la mano derecha al bolsillo de su pantalón. – encontré lo que por tantos años busque.
- Que dia… - Rukia retrocedió tan rápido como pudo al ver como aquel hombre se le abalanzaba encima y le tapaba la boca con alguna tela que olía extraño. –

Trato desesperadamente de luchar pero sus fuerzas claudicaron al oler un poco la sustancia impregnada en el pañuelo que sin duda alguna era cloroformo, sus piernas cedieron ante su peso, sus manos cayeron pesadamente a sus costados mientras sus ojos se apagaban rápidamente en una total oscuridad. La sonrisa de triunfo no se hizo esperar en el castaño, con mucha facilidad cargo el cuerpo de Rukia en sus brazos y entro a la casa como si nada, en un instante una gama de inequívocos recuerdos le inundaron los sentidos al ver donde estaba otra vez, esa sala la conocía sin duda alguna, la misma sala donde cometió su primera locura sangrienta, el lugar había cambiando de color, de muebles, de diseño, pero aun conservaba el pasado plasmado en las formas, lo básico reviviendo la dantesca escena de una muerte.


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Estaba desesperado por ocultar la verdad, por desaparecer todo vestigio de sus actos, no quería que le enjuiciaran por tantas tretas, arreglos de juicios bajo cuerda, compra de evidencias, de jurados, dejando libre al culpable y dándole prisión al inocente, tantas cosas que había hecho por esos dos años en que trabajo para la firma de abogados de la familia Kuchiki, se había ganado un lugar entre ellos, había aprendido del joven más talentoso que había entrado a ese mundo junto con él, era tan envidiable su posición, sus ventajas, su inteligencia, deseaba ser como Byakuya Kuchiki, el último y más joven miembro de aquella firma, apenas recién graduado llego a ser el mejor en su carrera, su abuelo le había dado toda ventaja con razones ya que pronto se jubilaría y pasaría a controlar el rectorado de la universidad de Karakura, otra de las posesiones preciadas de esa familia prestigiosa.

Pero el sucio dinero le corrompió pronto, tan pronto como un alto empresario acusado de acoso sexual se vio con la soga al cuello, rápidamente aprendió a manejar los bajos fondos de la abogacía, a comprar testigos, a silenciar situaciones, tan diestro se volvió en el arte de mentir que por dos años nunca nadie se dio cuenta de sus dobles intensiones hasta aquella noche cuando Byakuya le descubrió celebrando un trato donde compro la libertad de un hombre que había atropellado a un niño y después huyo de la escena.

Aquella fatídica noche el Kuchiki se había quedado un poco más tarde de lo acostumbrado en la oficina, debía organizar algunas cosas antes de tomarse unas merecidas vacaciones con su familia, para aquel entonces era un recién casado y con una hermana pequeña que cuidar, estaba muy cómodo con su situación, era el orgullo de su familia, un excelente esposo y un hermano intachable, pero cuando se disponía a irse de la oficina escucho las voces inequívocas de uno de su socios y un hombre que conocía por el escándalo que había causado su atroz y cobarde acto de atropellar a un niño.

- Que te pareció la sentencia?. – el castaño sonrió triunfal mientras bebía de una copa de vino con soberana parsimonia. –
- Excelente… - el hombre ahora libre brindaba con emoción delante del abogado. –
- Espero que todo lo que hice sea bien recompensado, me costó mucho comprar a dos de los jurados… - sorbió un poco de su copa. –
- Mujeres sentimentales, no comprenden que los mocosos se atraviesan en las calles!. – su risa de hiena resonó en toda aquella habitación. –
- Ya está olvidado, te podrás ir del país cuando quieras, no sea que quieran insistir en reabrir el caso y allí sí que no puedo asegurarte la libertad.
- Mañana en la mañana me voy. – saco un boleto de avión del bolsillo de su chaqueta. – ya que brindamos y te deje un pequeño agradecimiento en tu cuenta bancaria… me retiro. – dejo la copa a medio beber sobre el escritorio del abogado. –

Byakuya había escuchado prácticamente todo aquella conversación, estaba sorprendido, asqueado y muy indignado por lo sucedido, confiaba en aquel hombre, era su mano derecha para los casos difíciles y siempre le tuvo confianza sobre todas las cosas que hacía, tanta que no le vigilaba, con los puños apretados por la impotencia se decidió a encarar a su compañero de labores, no dejaría que siguiera manchando el nombre de su familia y menos el de la justicia.

- Buenas noches. – se deslizo silencioso hasta quedar frente al castaño dentro de la oficina. –
- Byakuya?. – miro un tanto sorprendido a su inesperado invitado. –
- Ya me iba, pero solo quería decirte algo importante. – camino con seguridad hacia su compañero. –
- Que será. – miro de reojo la botella descorchada que estaba sobre el escritorio, las dos copas casi vacías con que celebraron y un montón de papeles que le inculpaban a todas luces sobre lo que había hecho para dejar libre a aquel hombre. –
- Quiero que pongas tu cargo a la orden inmediatamente.
- Porque me estas despidiendo?.- hizo una fingida mueca de asombro, sabía que Byakuya sospechaba o más que eso, sabía lo que pasaba. –
- Porque no quiero tener bajo mi cargo a una persona que manche el buen nombre de la familia Kuchiki. – tomo las dos copas que estaban sobre el escritorio y las tiro a la basura junto con la botella. – no te quiero ver mañana aquí.
- Me estas despidiendo sin razones, sin argumentos. – apretó los dientes por la rabia, si perdía este empleo también perdería sus beneficios y la vida lujosa que se daba. –
- Quieres argumentos… te daré argumentos.

Sin mediar palabras sujeto de las ropas al castaño y lo estrello contra una de las paredes de la oficina, todo aquel lugar resonó con el golpe, el escritorio apoyado contra esa pared tembló al tiempo que Byakuya dejaba salir toda la rabia por lo que escucho.

- Te había tenido confianza, tanta que te creí mi amigo, mi compañero de trabajo…. Pero solo eres una rata asquerosa que se vende al mejor postor. – acerco su rostro a centímetros del de su compañero de trabajo. –
- No tienes pruebas. - sonrió pretencioso y seguro de lo que decía. –
- Las conseguiré, no solo sacare a la luz tus tratos sucios con ese mal nacido que atropello al niño, también revisare cada caso donde tu hayas estado metido, tengo todo lo que necesito para hundirte en la cárcel por muchos años. – soltó con brusquedad al hombre delante de él. -
- No me asustas Kuchiki Byakuya, eres como un perro pequeño, mucho ladras pero no muerdes. – se acomodo la ropa con calma. – no pondré mi cargo a la orden.

Salió de la oficina muy seguro de sus palabras, estaba convencido de que había encubierto todos sus trabajos, todas sus tretas, Byakuya no tendría como demostrar sus sospechas.

- Te podrirás en la cárcel Aizen.

Por aquella noche todo quedo en amenazas, Byakuya se ocuparía en la mañana de recabar datos de todo caso donde Aisén estuviese metido, pero para el que sabe de engaños y farsas, esta ocasión merecía un cuidado mayor, hizo que se largaba de la firma de abogados para horas después encubierto en el manto de la noche se escabullera nuevamente en la oficina, busco todo y cada uno de los casos donde trabajo y donde no trabajo, apilo todo en el centro de la sala de reuniones, junto con el trajo un galón de gasolina de su auto el cual rego por aquel lugar.

- Sin evidencias… no hay juicio. – saco un cerillo de su bolsillo y lo encendió para luego dejarlo caer en el medio de aquel montón de archivos y papeles. –

Se había arriesgado a mucho, pero pasarían semanas y hasta meses para que los bomberos y la policía consiguieran pistas del incendio, era tan metódico con todo, tan experto en la mentira que se sintió seguro de no caer en las garras de la policía y menos aun en las de Byakuya. La mañana llego y con ella la noticia del incendio llegó a oídos de Byakuya, todo un desastre resulto el lograr llegar a donde trabajaba, las calles atestadas de bomberos, sus empelados angustiados esperaban en la parte baja del edificio mientras los bomberos y la policía hacían su trabajo, en medio de ese desastre también estaba Aisén, mirando todo desde una esquina, presenciando su acto con la misma satisfacción que tendría un pirómano al ver lo que incendio, sonriente, sereno y calmado, miro a lo lejos como Byakuya discutía con los bomberos y después con un hombre alto y de cabellos rojos, allí fue cuando algo se le vino a la cabeza, una desagradable sensación recorrió su espalda al recordar que Byakuya era de los hombres que respaldaba todo lo que hacía, todo caso que llegaba a sus manos también era resguardado en su casa, no era la primera vez que recordaba eso y aquella sonrisa de seguridad ganadora desapareció por completo de su rostro.

- Debo ir a su casa… - desapareció del lugar tan rápidamente como pudo y antes de que Byakuya regresara. –

Y paso, paso que tuvo que enfrentar un hogar con una esposa que no confiaba en nadie, la pobre mujer lucho para evitar que entrara a la casa pero su pelea termino en tragedia, aquella tragedia que ahora Aisén revivía en su mente cuando entro a la casa después de tantos años.


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Como le dolía la cabeza, se sentía débil y mareada, al intentar abrir sus ojos solo logro que estos le dolieran en sobre medida al sentir como la luz en la habitación le enceguecía, aun aturdida trato de tocarse la cara pero sintió que sus manos estaban inmovilizadas con algo, otra vez abrió y cerró los ojos hasta que la vista se enfoco en una escena aterradora, frente a ella estaba aquel desconocido agachado junto al moisés de su sobrina, el hombre miraba con una sonrisa extraña a la bebe que seguía dormida allí.

- Ni te atrevas a tocarla… - siseo apenas su boca logro articular las palabras. –
- Despertaste. – desvió la mirada hacia Rukia que estaba atada de pies y manos en uno de los sillones de la sala. –
- Qué demonios quieres?. – estaba asustada, no sabía que quería ese hombre de ella o de esa casa. –
- No grites o la despertaras. – acaricio con sus dedos la cabeza de la bebe. – es linda.
- No la toques!. – grito indignada por lo que hacia el castaño.-
- En verdad que no me recuerdas pequeña Rukia?. – camino con paso seguro hacia la morena y se agacho a centímetros de su rostro. – mírame bien…
- No sé quién demonios eres!, Si viniste a robar hazlo y déjanos en paz!. – sendas lagrimas estaban por brotar de sus ojos, se sentía horriblemente intimidada por aquel hombre. –
- Robar?, crees que alguien como yo vendría a tu casa a robar?. – renegó con la cabeza unas cuantas veces. – no necesito robar nada material.
- Quieres secuestrarnos!.
- Tampoco. – con toda frialdad se sentó junto al moisés. – tu hija es linda.
- Mi… hija?. – susurro un tanto impresionada por lo errado que estaba ese hombre con la procedencia de Hana. –
- No te asustes por la bebe, no le pasara nada, a quien quiero es a ti ya que eres lo más preciado que le queda en la vida a tu hermano o me equivoco?.
- Nii – sama?... que tiene que ver mi hermano en todo esto?. – pregunto mas angustiada aun. –
- En verdad que no recuerdas nada pequeña Rukia. – se puso de pie con cuidado y camino unos pasos por toda la sala. –
- Maldita sea que no sé quién eres!. – gimió con angustia, sentía terror de si quiera ver a ese hombre parado delante de ella, algo muy dentro de su mente le gritaba peligro y le hacía desear salir corriendo lejos de él. –

Aizen solo pudo reír un poco ante las palabras de Rukia, era como música para sus oídos el escucharla tan angustiada, tan indefensa y asustada, se sentía satisfecho de ello y la sensación era muy diferente a cuando mato a la esposa de Byakuya, aquella mujer era serena hasta el límite, ni si quiera en los últimos momentos de vida se dejo vencer por el miedo pero esta chica le estaba brindando más que el deseo de muchos años de ver sufrir a la familia Kuchiki, esta vez debía estar presente Byakuya para presenciar ese magistral momento de su venganza.

- Soy la persona que hace mas de 15 años entro a este mismo lugar y mato a Hisana…. La esposa de tu hermano.


Continuara………….


NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! DIOS DESPUES DE TANTO TIEMPO REGRESA ESTE RUIN A DESTRUIRLE LA VIDA A LA FAMILIA KUCHIKI COMO JURO HACERLO!!, ER…es que bueno, ya explique un poco el pasado de Aisén y si use a Aizen ya que no hay ser más malo, dos caras e inteligente que este señor! XD. Pero al muy idiota se le paso una parte del plan y termino matando a la pobre esposa de Byakuya, así empezó su karma, después veremos más de ese pasado y como acabo ahora otra vez en esa casa, pero angústiense!! Que ahora es un enredo porque Aisén jura que esa bebe es de Rukia y ni enterado que es de Byakuya, y este está arriba en la habitación dormido!!, cuanto Rukia evitara que se entere de la verdad?, como se zafara de ese lio?, porque Renji no llega!!... angustia mas angustia!!, será triste el capitulo que viene, se los advierto que no estará nada suave, mejor esperar y leer, y perdón por la demora, es que no tenía tiempo ni la musa para escribir, hoy fue que la muy condenada regreso de vacaciones XD… y se me olvidaba!! SON GEMELOS!! LOS BEBES DE UKITAKE Y URYU SON GEMELITOS!! … por eso de los genes Kurosaki! XD.


Próximo Capitulo:
El destino que lo cambia todo.
Notas finales: PERPON LA DEMORA!! AHORA SI SEGUIMOS!!

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