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Confieso que te amo por Graziella

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Notas del capitulo: En verdad no tuve tiempo de mirarlo... cuando tenga mas tiempo lo corrijo ahora solo quiero dormir xD

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- ¿Quiere ir al grano de una maldita vez? ¿Qué si lo amo? ¡Demonios! Ya le he dicho unas 10 veces que estoy completamente enamorado de él… ¿Quiere que se lo escriba? ¿Qué le haga un dibujo? – Tom estaba perdiendo la poca paciencia que le quedaba. Definitivamente aquel idiota con chiva se estaba haciendo el estúpido o simple y llanamente deseaba con todo su ser que el de rastas se volviera loco.

 

- ¿Sabes lo que es el amor, Tom? – Preguntó con calma. Viendo fijamente los ojos del contrario - ¿Sabes lo que es estar enamorado?

 

Tom tomo una bocanada de aire para responder a sus preguntas con un sonoro grito, pero, lo dejó salir en un fuerte soplido y rodó los ojos. Se acomodó mejor en su silla y embozó una sonrisa forzada.

 

- ¿Y Ud. que cree? He estado sentado en esta jodida silla por horas, intentando que un inepto con titulo de loco trate de entender algo que, evidentemente está fuera de su alcance mental… creo que no intentaré nuevamente explicarle lo que siento… es una maldita perdida de tiempo. Si está dispuesto Ud. a sentarse y hablarme otra vez sobre las endemoniadas leyes de la humanidad pues, está en todo su derecho pero… por caridad amigo mío, no me joda la maldita existencia y deje de preguntarme lo mismo una y otra vez como si realmente no entendiera de lo que le estoy hablando.

 

Volteó la cara hacia la ventana y trató de no seguir escuchando aquella voz masculina que tanto le desagradaba.

 

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- ¿No quieres decirme más que eso?

 

- ¿En qué otra cosa está interesada?

 

- No lo sé, Bill, dime tú.

 

Bill arqueó una ceja.

 

- ¿Y desde cuando los psicólogos trabajan con la técnica evasiva? Si no le interesa lo que le he dicho entonces, por el amor de Dios, déjeme ir.

 

- Bill, no lo hagas más difícil. Sabes que tenemos un problema… sabes que hay que trabajar en ello ¿lo sabes no?

 

- Yo no tengo ningún problema. No es mi maldita culpa que para el mundo esto sea caracterizado como uno, así que, o se expresa con mejores términos para referirse a mis sentimientos o va a seguir intentando cavar un hoyo en el agua.

 

La mujer suspiró.

 

- De acuerdo. Si no es un problema, entonces ¿Qué crees que es?

 

Bill arqueó las dos cejas esta vez.

 

- ¿Qué cree Ud. que es?

 

- Yo creo que es un problema… uno que podemos solucionar si pones de tu parte. Pero no importa demasiado mi opinión si la tuya no concuerda con la mía.

 

- Difiere en absoluto con la suya, a mi parecer.

 

- Entonces… ¿qué crees que es?

 

- ¿Importa demasiado?

 

- Es todo lo que importa… por ahora

 

- ¿En que ayudaría mi opinión en esto? Si a la final me enviaron aquí porque no estaban de acuerdo con lo que pensaba.

 

- Pues ayudaría a cambiar esos pensamientos con los que la gente no está de acuerdo.

 

Bill rodó los ojos.

 

- No lo entiende. No cambiare de parecer.

 

Y penetró a la mujer con su mirada.

 

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- ¿Te parece que empecemos de nuevo?

 

Tom apartó pesadamente la vista de la ventana y miró al hombre con una expresión burlona en su rostro.

 

- ¿Quiere que me levante y entre por la puerta de nuevo… y le diga: ¡Hola! Buenos días, señor Tyler ¿Cómo le va? Mi nombre es Tom Kaulitz aunque eso ya lo sabía? – Tom hizo una ademán de levantarse mientras señalaba la puerta con sus pulgares por encima de su hombro izquierdo, pero mirando fijamente al doctor - ¿Quiere?

 

El hombre se llevó las manos a sus sienes y las masajeó con suavidad. Cerró los ojos por un momento.

 

- Tom… por favor.

 

El chico volvió a explayarse en la cómoda silla de cuero y cursando los brazos fijó su vista nuevamente en la ventana.

 

Oyó un suspiro y para su desgracia la voz del hombre volvió a inundar la estancia.

 

- ¿Qué sientes? – Preguntó el mayor tratando de calmar el ambiente.

 

- Un jodido fastidio – Respondió el de rastas sin apartar la vista de su objetivo.

 

- Tom, no estoy para ironías.

 

- Ni yo para trivialidades.

 

- Pregunté que sentías con respecto a tu problema, no a tu status emocional momentáneo.

 

Tom giró la cabeza y miró con indiferencia al hombre chivudo.

 

- No tengo ningún problema.

 

- Ya lo creo. Dices estar enamorado de Bill Kaulitz.

 

- Así es.

 

- ¿Y eso no es un problema?

 

- ¿Debería serlo?

 

- Es tu hermano… por no mencionar que es hombre.

 

Tom cerró los ojos con fuerza y apretó los puños.

 

“Cálmate, relájate, es solo… es solo un maldito ignorante”

 

Abrió los ojos de nuevo y por segunda vez en el día, embozó una sonrisa… forzada por supuesto.

 

- Señor… ¿Ud. tiene esposa? – Preguntó tratando de mantenerse sereno.

 

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- ¿Y entonces?

 

- ¿y entonces qué?

 

- ¿No me dirás que crees que es?

 

Bill cerró los ojos y estiró sus piernas a lo largo del sofá.

 

- ¿Para que quiere que le diga si no me va a entender?

 

- Ponme a prueba, Bill, no todos tenemos la mente cerrada.

 

- Si ya sabe lo que me pasa, ¿No podría…? ¿No podría solo darme unas píldoras y dejarme ir?  - Su voz se mostró cansada – Oiga, no me gusta estar aquí, tratando de eludir sus preguntas porque simplemente no estoy dispuesto a contar mi vida privada a una extraña y se que Ud. tampoco está feliz intentando sacarme las respuestas a cucharita de palo… sin ningún éxito debo decir.

 

Escuchó como la mujer rodaba la silla y unos pasos entaconados se acercaban a su sitió. Otra silla rodó cerca de él y escuchó como la mujer se sentaba a su lado. Minuto después una helada mano pequeña se posaba con delicadeza en su frente.

 

- ¿Amas a Tom? – Preguntó segura.

 

Bill abrió sus ojos sorprendido y los fijó en la dulce mirada de aquella mujer.

 

- Si, lo amo – Respondió con simpleza.

 

- ¿Por qué?

 

Bill sonrió ante aquella mirada maternal. Parecía como si la mujer que hacía unos minutos se encontraba tras el frió escritorio se había esfumado dándole paso a una madre preocupada.

 

- ¿Sabe Ud. por qué se ama? – Preguntó el menor sin dejar de sonreír.

 

La mujer pareció dudar. Al cabo de unos segundos cerró los ojos y quitando su mano de la frente del moreno respondió sinceramente:

 

- No. Realmente no lo sé.

 

- Pues yo sí y se lo diré.

 

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

El hombre le miró entre extrañado y sorprendido.

 

- Si…si, tengo esposa y dos hijos…

 

- Solo le pregunté si tenía esposa.

 

Tyler frunció el ceño.

 

- Si – Su voz sonó segura.

 

- ¿La ama?

 

- ¡Por su puesto que la amo!

 

- ¿Por qué? – Tom entrelazó sus manos e inclinó la cabeza un poco. Su ceño estaba fruncido.

 

El mayor parecía completamente descolocado y es que, francamente, no entendía a que se debían las preguntas.

 

- La amo porque sí – Tom sonrío – La amo porque es especial…

 

- Disculpe y… ¿Por qué considera Ud. que su mujer es especial?

 

Tyler se aclaró la garganta y se enderezó en su asiento.

 

- Tom… no creo que mi vida personal venga al caso…

 

- No. Yo creo que es sumamente interesante, si Ud. está tan seguro, solo dígame ¿por qué es especial?

 

El hombre se le quedó viendo y luego de unos minutos suspiró.

 

- Es especial porque simplemente lo es. La amo porque simplemente lo hago. No hay alguna razón. Es una mujer hermosa, autentica.

 

Tom rió suavemente.

 

- ¿Sabía que para cada cosa existe un por qué? Solo hay que aprender a verlo… yo, por ejemplo, le puedo decir por qué exactamente estoy perdidamente enamorado de ese gran hombre que es mi hermano.

 

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- ¿Alguna vez se a puesto a detallar cada pequeña cosa de aquella persona que ama? ¿Alguna vez se a puesto a contar cada mínimo movimiento que realiza cautivándose en el y tratando de archivarlo para toda la vida?... ¿Sabía Ud. que puedo enumerarle las mil y un razones por las que Tom Kaulitz me vuelve loco?

 

La mujer le miraba anonadada.

 

- Todo empieza cuando aquella persona sonríe por primera vez. Esa sonrisa que es únicamente para ti. Esa sonrisa que sale de lo más profundo del alma he ilumina todo el espacio… y tu te preguntas ¿Esto es solo para mi? ¿Este jodido milagro es únicamente mío?

 

FLASH BACK

 

7 años.

 

Bill se mecía en el columpio hasta más no poder. Sentía que en cualquier momento daría la vuelta, pero tenía que ir más alto aún, como siempre Tom estaba un poco más arriba y si quería saltar y llegar más lejos que su hermano esta vez, tenía que impulsarse con más fuerza.

 

- Eres una niña Billy, siempre te quedas abajo – Gritó Tom.

 

Bill frunció el ceño y se impulsó más aun.

 

- Que no soy una niña. Hoy te ganaré, ya lo verás – Contrarrestó frustrado.

 

Se escuchó un bufido por parte del mayor.

 

- Te daré diez segundos para que me alcances, cuando llegue a cero tendremos que saltar y de nuevo yo ganaré.

 

- De acuerdo.

 

- Diez… nueve… ocho…

 

Bill empleaba todas sus fuerzas, ya casi le alcanzaba.

 

- siete…seis…cinco…

 

Tom observó como su hermano se acoplaba poco a poco a su ritmo.

 

- cuatrotres…dos…

 

- ¡Oye! Eso es trampa, te has comido un espacio entre el cuatro y el tres…

 

- ¡CERO! ¡Salta Bill!

 

Los dos chicos soltaron los columpios y volaron por los aires. Tom cayó sobre sus pies y manos unos centímetros más adelante que su hermano, haciendo que lanzara un grito triunfal. Al darse la vuelta su sonrisa muró en sus labios cuando vio a Bill sentado en la grama y agarrándose una rodilla con fuerza mientras hacia muecas con la cara… evidentes esfuerzos para no llorar delante de Tom.

 

- ¡Bill! ¿Estás bien?

 

El pequeño se meció un poco y unas lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos.

 

- S-sí – Logró tartamudear con voz estrangulada.

 

- No te lo creo. Déjame verlo – Dijo Tom arrodillándose a su lado y tratando de quitar las manos que cubrían la herida.

 

- ¡Tom! ¡Que estoy bien! Déjalo…

 

Pero su hermano ya le había apartado las manos. Era un pequeño corte pero se veía algo profundo y doloroso.

 

Tom se paró de inmediato y se acercó a uno de los tubos de los columpios. Tomó una pequeña botellita de agua mineral que su madre les había puesto allí por si tenían sed. Se acercó nuevamente a donde Bill yacía sentado y se arrodilló. Abrió el pote y vertió un poco de agua, limpiando un poco la sangre.

 

- Estarás bien Billy, ya verás, esto no tardará en curarse, a mi me pasa a cada rato.

 

Dicho esto besó la rodilla de su hermano quien abrió mucho los ojos.

 

- ¡Tom! ¡Que está todo lleno de sangre y gérmenes!

 

- No me interesa.

 

Tom sonrió espléndidamente a la carita afligida de su hermano menor. Bill solo pudo parpadear ante aquella hermosa sonrisa que su hermano le dedicaba solo a él… a más nadie.

 

FIN DEL FLASH BACK

 

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

Tyler había llegado al punto que quería. Aunque, sinceramente, no estaba seguro de que llevaba las riendas de la conversación.

 

- Te escucho – Dijo un poco inseguro.

 

- Aunque Ud. no se halla dado cuenta, cada una de las cosas que ama de esa mujer que ahora esta cuidando de sus hijos, está archivada en su cerebro, enviándole impulsos eléctricos a su corazón para que reaccione ante cada cosa que le fascine de ella, para que reaccione ante cada acto he imagen que se refleje ante sus ojos y, entérese, mi corazón no es diferente, mi cerebro no trabaja distinto al suyo, cada cosa que esa persona hace me mueve el piso, sea malo o bueno, incluso… si no lo hace adrede.

 

FLASH BACK

 

12 años.

 

Esta era su 5ta fiesta de verdad. Con Dj y todo eso, luces de colores y gente apretujándose en una pequeña pista… ¡Oh! Y no olvidemos el humo que salía de sabía Dios donde, asfixiándole un poco más. Pero, la novedad estaba en que, esta era la primera fiesta a la que acudía con su hermano… su hermano que estaba desaparecía desde hacía media hora.

 

- ¡Bill! Demonios ¿Dónde rayos estás metido? – Se preguntó haciéndose paso entre los chicos que bailaban sin parar – Mamá va a matarme si llama y no estás a mi lado.

 

Pero no hizo falta hacerse más preguntas.

 

Al otro lado del salón pudo distinguir claramente la delgada figura de su hermano, quien le tomaba la mano a una diminuta chica envuelta en un traje blanco. Parecían ángeles, el negro y el blanco, el bueno y el malo… - ¡Suéltale! – pensó inconcientemente dirigiéndole una mirada furiosa a la adorable chica.

 

Con pasó decidido acortó las distancias y se le plantó a su hermano.

 

- Te fuiste – Le recriminó.

 

- ¿Qué? – Bill no entendía el enojo del mayor.

 

- Te fuiste cuando te pedí que te mantuvieras a mi lado… ¡Lo hiciste otra vez! ¿Por qué?

 

- Tom… estabas bailando…

 

- Si, y te pedí que te quedaras.

 

Bill frunció el ceño.

 

- No iba a quedarme parado viendo como disfrutabas tu solito de la fiesta Tomi, no lo iba a hacer.

 

Tom le lanzó otra mirada envenenada a la chica.

 

Bill sonrió. Algo en su estomago se revolvió al ver como Tom trataba de disimular sus celos mal contenidos.

 

- No me avísate a donde ibas… me preocupé…

 

El menor soltó una carcajada y se lanzó a los brazos de su hermano.

 

- Estoy bien Tomi – le susurró al oído – Pero abrázame, así me sentiré mejor.

 

Tom no entendió muy bien el revoltijo que estalló en su estomago, pero no le hizo caso, un fuerte impulso en su pequeño corazón hizo que obedeciera lo que su hermano le pedía en susurros.

 

FIN DEL FLASH BACK

 

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- Cada silencio inocente, cada caricia inconsciente… despierta tantas sensaciones, tantos sentimientos que Ud. no está realmente conciente de lo que pasa… ¡mierda! Solo pasa y ya, no te das cuenta como, auque exista el por qué y ahora pueda pensar concientemente en cada una de esas razones, cuando pasaba, ciertamente no me daba cuenta y, como todo amor, no veía un lado malo o uno bueno, así que por lógica no veía – ni veo – algún problema.

 

- ¿Qué quieres decirme con eso, Bill?

 

El chico volvió a sonreír, lo estaba haciendo mucho ese día.

 

- La inocencia de un niño excusa cualquier error.

 

La mujer le imitó, sonrió al moreno pero su gesto no era tan sincero como el de Bill. Ella sonreía con un poco de lástima.

 

- Si, Bill, eso lo puedo entender, pero la cuestión es que ya no eres un niño y sabes que lo que cometen es incesto, cosa que en absoluto esta bien.

 

Ahora le tocaba al menor adaptar su semblante en un gesto de lástima.

 

- Veo que aun no entiende. Pensé que me había dicho que era de mente abierta. Pero no se preocupe, aunque no poseo el don de la paciencia intentaré encontrar la mejor forma de explicarle – Suspiró quedamente y cerró los ojos de nuevo – Cuando todo esto empezó, yo era un niño y debería saber que… cuando algo tan fuerte empieza… ya no cava más nunca pues, como le dije antes, cada caricia es tan infinitamente significativa y a la vez inconciente que puede dejar una marca invisible que, por más que uno intente borrarla, al no poder ser ubicada, es imposible…

 

FLASH BACK

 

13 años.

 

Bill hervía en fiebre y el aire acondicionado de la clínica no ayudaba en absoluto. Tiritaba increíblemente y solo le permitían utilizar una fina sabana para no acumular más el calor.

 

Detrás de la puerta de su habitación pudo escuchar varios pasos apresurados y tres voces conocidas.

 

- ¡No puede pasar ahora! Está reposando…

 

- Y una mierda, si no me da permiso le apartaré de mi camino yo solo…

 

- ¡Tom! ¡Compórtate! La señorita está diciendo que no puedes pasar ahora. Espera hasta el almuerzo y sinceramente no quiero escucharte hablar de esa forma otra vez…

 

Un bufido.

 

- ¡Mamá! Tú no lo entiendes. Yo “necesito”… NE-CE-SI-TO entrar allí y ver a Bill, yo no se como está… así que si me disculpan, ambas…

 

- Hijo él está bien – La voz de su madre se escuchaba cansada a través de la puerta – solo tiene un poco de fiebre… por favor Tom…

 

- ¡POR JESUCRISTO! ¡DEJENME PASAR DE UNA PUTA VEZ! ¡MALDICIÓN!

 

Se escuchó un chasquido y la puerta se abrió de par en par. Unos castaños ojos se conectaron con los idénticos de Bill, quien embozó una tímida sonrisa.

 

- Tomi… viniste…

 

En los ojos del mayor se asomaba la preocupación. Suspiró y le devolvió la sonrisa al pequeño.

 

- ¡Oh, mierda, Bill! Por su puesto que vine… - se acercó con lentitud y tomó a su hermano en sus brazos, fundiéndole en un cálido abrazo – aquí estoy… ¡Carajo, Bill! Estás hirviendo.

 

- Estoy bien, Tom… de veras, no te preocupes, no tenías por que…

 

- No lo digas – Le cortó el de rastas separándose – solo… no lo digas.

 

- Pero es que no hacía falta, es solo una simple fiebre y tu tenías esa salida con tus amigos hoy… llevabas días planeándola…

 

- He dicho que no lo digas. Me importa una mierda mis amigos si mi hermano esta en una clínica enfermo – Tom le volvió a abrazar. Esta vez con mayor intensidad. Bill sonrió más ampliamente y se aferró al cuerpo de su hermano que, a su tacto, estaba helado.

 

La mano de Tom empezó a acariciar con suavidad la espalda del menor de los gemelos. Más que una suave caricia era simplemente un rose al desnudo torso de su hermano. Bill dejó de lado su sonrisa y cerró los ojos. De pronto y sin darse cuenta aguantó la respiración.

 

- Te quiero, hermano – Le susurró Tom aun abrazándole.

 

Las pequeñas manitas de Bill, las cuales estaban cruzadas alrededor del cuello del rubio, se cerraron con fuerza en el cuello de la camiseta de este.

 

- ¿Qué? – Preguntó inconcientemente. Aun no abría los ojos y había entreabierto sus delicados lesbios rejos como la sangre.

 

Tom rió suavemente.

 

- Que te quiero – Le repitió y plantó un beso cerca de la comisura de los labios del menor.

 

Bill apretó con mayor fuerza el cuello de la camisa mientras de sus labios escapaba un débil gemido. Suspiró pesadamente y le soltó. Antes de que Tom le viera la cara, cambió la expresión por una más divertida.

 

- Este podría ser un momento histórico. Tom Kaulitz ha dicho que me quiere… venga, que no lo creo.

 

Pero Tom no se rió. En su rostro seguía escrita la palabra “preocupación”

 

- Te quiero Bill. No puede pasarte nada. Simplemente no puede. Eres demasiado débil a veces, tengo que protegerte mucho más.

 

Bill abrió la boca. Jamás en su vida había escuchado a su hermano decir ese tipo de cosas. Más bien él podía definir a Tom como un chico seco y algo frío a la hora de expresar sentimientos… o mejor dicho, nulo, él nunca decía que era lo que sentía y la única persona que podía conocer esos sentimientos que de vez en cuando bailaban en el corazón del rubio, era Bill, pero solo porque lo conocía realmente bien, pues Tom simplemente odiaba dar a conocer eso que navegaba en su interior.

 

- ¿Qué? – Preguntó por segunda vez en la mañana.

 

Los ojos de Tom tomaron una negra tonalidad.

 

- Ya lo sabes. Ahora solo descansa – Tom se dio la vuelta y empezó a caminar.

 

- ¡No te vayas, Tomi! – El corazón de Bill empezó a latir con fuerza.

 

El aludido se paró en seco y volvió un poco su cabeza dejando ver solo su perfecto perfil.

 

- No iré a ningún lado sin ti, Billy – Respondió casi inaudiblemente. Siguió caminado y tomando una silla que estaba al lado del acostumbrado mueble, volvió a acomodarse al lado de su hermano y le tomó la mano, apoyando su barbilla en la cama.

 

Una hora más tarde encontraron a los dos gemelos rendidos y en la misma posición en al que se habían dormido. El mayor apretaba febrilmente la mano del menor quien asomaba su cabeza por las blancas sabanas de la clínica. Sorprendentemente, ya no tenía fiebre.

 

FIN DEL FLASH BACK

 

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- Sinceramente no creo que eso sea un indicio o una insinuación de algo. Muchas veces mi hermano mayor me abrazaba y me decía cosas reconfortantes en momentos difíciles o solamente para calmar mí rabia. Es algo bastante común, pero no veo el motivo por el cual tuvieras que verlo de otra forma…

 

- ¿A caso le dije alguna vez que aquello fue una insinuación? Solo le estaba comentando lo que sentí.

 

El hombre revolvió sus papeles y luego sonrió.

 

- Tienes razón, discúlpame.

 

- No deberías adelantarte. Se supone que debes escuchar lo que te cuento – Lo dijo casi con fastidio.

 

Tyler hizo un gesto para que continuara.

 

Tom le miró inexpresivamente y luego soltó un largo suspiro. El doctor le vio insatisfecho y luego habó.

 

- ¿Qué tiene que ver esto con mi esposa? – Intentó alentar.

 

- ¿La ama Ud.?

 

- Ya esa pregunta la respondí.

 

- ¿Y tiene algún problema con volverlo a hacer?

 

- No. Pero ¿Para que responder una pregunta que ya está clara?

 

- Pues yo le he respondido a las mismas pregunta muchas veces desde que llegue aquí ¿Le amas? ¿Por qué? ¿No estarás confundido? ¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Ah, si? ¿Y como te siente al respecto? ¡Mierda!

 

- Es que me pregunto como puedes estar tan seguro. Apenas tienes 16 años y juras que el sentimiento más grande y fuerte de este planeta embriaga tu pecho.

 

 Tom le inspección la cara. Cara gesto y cada mueca. Luego sonrió.

 

- Ud. no ama a su mujer.

 

- ¿Disculpa?

 

- Ya me escuchó – Y como ya se le había hecho costumbre, apartó la mirada de aquellos ojos verdes, posándola nuevamente en la ventana. Ya había oscurecido.

 

SALA 1 Y 7: Bill y Tom Kaulitz

 

- De todas formas, el amor… el jodido amor no tiene edad – Susurraron ambos gemelos.

 

Bill con sus ojos fuertemente cerrados y Tom con la mirada perdida en la negrura del cielo, rememoraron aquella primera vez.

 

FLASH BACK

 

15 años.

 

Echó su brazo para atrás completamente e impulsándolo con todas sus fuerzas, enterró su puño en la mejilla del moreno.

 

El agredido calló al suelo mientras gritaba una maldición.

 

El de rastas corrió hacia el y le tomó por la camisa. Con fuerza le levantó del suelo y lo estampó contra la pared.

 

Bill escupió un poco de sangre hacia un lado y sin pensárselo dos veces le propinó un fuerte golpe en los testículos a su hermano con su pierna.

 

- ¡Oh! Jodida mierda Bill – Chillo el mayor soltándole y tomando entre sus manos su genital – Mierda, mierda, mierda…

 

Bill se secó la boca con la mano y esperó a que su hermano se recuperara del golpe.

 

Tom alzó la cabeza y le vio por debajo de la gorra. Bill tenía unos ojos furiosos al igual que el.

 

Gritando con fuerza avanzó hasta su hermano y le tomo nuevamente por la camisa mientras que su otra mano se impulsaba hacia atrás otra vez.

 

- ¡Maldito! – Gritó Bill sin apartar la mirada del mayor – Golpéame de nuevo, vamos, golpéame con más fuerza imbécil.

 

Tom no movió ni un ápice el puño que sostenía apretado. La mirada envenenada de Bill era escalofriante para cualquiera… menos para él.

 

- Era mi favorita y lo sabes – Logró decir entre dientes el mayor – La destruiste, la volviste mierda – Su puño se cerró más alrededor de la camisa del menor- no queda nada de mi guitarra… ¡Nada!... idiota.

 

Bill empujó a su hermano lejos de él con suma fuerza.

 

- Vete a la mierda – Fue lo único que respondió antes de dirigirse a las escaleras.

 

 Tom salió corriendo tras él y dándole la vuelta le propinó un segundo puñetazo.

 

Bill se mordió la lengua sin querer y esto le hizo rabiar mucho más. Recuperó el equilibrio y respirando duro le devolvió el golpe al mayor.

 

- ¡Imbécil! No vuelvas a tocarme – Le dijo aun con los puños alzados.

 

Tom hizo oídos sordos y le tomó fuertemente por los cabellos golpeando su frente con la del menor quien chilló pero ninguno de los dos separó ese contacto, de hecho, Bill subió las manos y las metió  por la gorra logando aferrarse a algunas rastas.

 

Sus respiraciones eran aceleradas. Sus cabellos estaban tensos y dolía un poco el cuero cabelludo. Sus coronillas ardían por el fuerte contacto y sus miradas fijas la una con la otra, rabiosas, escalofriantes.

 

De repente todo cambió demasiado rápido para ser normal. Los ojos de Tom se cerraron fuertemente cuando sus labios decidieron alcanzar los de su hermano. Bill simplemente abrió los ojos de sobremanera, aunque no duró mucho, luego de que su hermano empezara a mover con agresividad los labios contra los suyos, él solo le imitó y dejó llevarse por las sensaciones.

 

Tom tomó a su hermano por las piernas y con un fuerte sonido le montó sobre la cocina. Bill gimió ante la brusquedad pero no se separó. Sintió como las expertas manos de Tom empezaban a recorrer su cuerpo, sin ninguna sutileza, aunque con evidente deseo. El menor sonrió ante la idea.

 

Sin vergüenza alguna, rasgó la camiseta de su hermano.

 

- Estás decidido… a joder… mis cosas favorit-tas hoy, Bill… adoraba esta… camisa – jadeó en la oreja de su hermano – pero… no te preocupes… estás en problemas… que a ti te jodo yo…

 

Bill sonrió ante el comentario de su hermano y rasguño la espalda de este.

 

- ¡Mierda! – Chillo Tom – que chica puedes llegar a ser.

 

Un rodillazo se estampó contra el estomago del rubio.

 

- Haré que te tragues tus cochinas palabras, Tomi – Le susurró el moreno bajándole los pantalones sin ningún cuidado.

 

 Bill saltó de la estancia y rápidamente se deshizo de su camisa y sus pantalones impidiendo la desesperada ayuda que le ofrecía el mayor.

 

En el ambiente se respiraba deseo y pasión… era fuerte, intenso, casi viciado.

 

Para el asombro de Tom, Bill le dio la vuelta con brusquedad y casi inmediatamente sintió como un frío acariciaba su genital. Sus boxers habían desaparecido en las manos del moreno.

 

- Dímelo y acabamos esto como Dios manda – Susurró el menor dando pequeños mordiscos en los omoplatos del mayor, sus dedos traviesos empezaban a jugar con la entrada de su gemelo – Dímelo Tomi…

 

A Tom le costaba respirar. Se le hacía tan extraño encontrase en una situación en donde él hiciera el papel de pasivo, que su mente navegaba en las sensaciones.

 

- ¿Ah? – preguntó inconcientemente.

 

Bill sonrió aun más.

 

- Así que quieres jugar sucio ¿eh? – Sin ningún tipo de aviso, Bill metió uno de sus dedos haciendo que Tom se sobresaltara – Si no piensas decírmelo seguiré con esto y sabes bien que no queremos que sea así esta primera vez…

 

- T-te… te amo, Bill – Sus palabras se atoraban en la garganta – de verdad… - Bill metió otro dedo - ¡Oh, mierda! ¡TE AMO! JODIDO ¡HE DICHO QUE TE AMO!

 

Bill se carcajeó y sacó sus dedos. Tom se volteó con brusquedad y besó a su hermano, pero esta vez fue diferente… esta vez fue con suavidad.

 

- Te amo Bill – Susurró en sus labios – No se como… pero te amo.

 

Agarró a Bill por una de las muñecas y le dirigió corriendo por las escaleras. Al llegar al piso superior empezó a besarle de nuevo y con las manos buscó a tientas la manilla que no tardó en hacer contacto con él. En un segundo se encontraban tirados en la cama.

 

- ¿En el cuarto de mamá? – Preguntó Bill riendo.

 

- Estamos rompiendo todas las reglas Bill… No se si te diste cuenta – Le recordó mientras se deshacía de los boxers del menor – Te irás al infierno conmigo ¿cierto?

 

Bill besó el cuello del mayor haciendo que suspirara ante el rose.

 

- Dijiste que no irías a ningún lado si mi… no creo tener otra opción – Sus manos se apoderaron rápidamente de la crecida erección de su hermano.

 

Tom abrió mucho los ojos y apretó sus labios todo lo que pudo para no chillar al sentir los movimientos de su hermano allí abajo.

 

- Vamos, gime, quiero oírte – Le susurró contra la franja que se hacía llamar labios – Quiero que te tragues tus palabras de una maldita vez.

 

Tom rió ante el comentario y decidió que ya era suficiente mando para su hermanito. Cuando este tomaba el control, podía volverse un poco loco.

 

Rodó sobre si, dejando a su hermano bajo de él. Le miró de cerca, directamente a los ojos.

 

- ¿Estas seguro de esto, Billy? – Preguntó.

 

- ¿Te asusta la idea de una eternidad conmigo en el infierno? – Preguntó travieso mordiendo el labio inferior del mayor.

 

- Me asusta más la idea de que luego te arrepientas – Dijo casi para si, pero Bill pudo escucharle claramente.

 

- Jamás lo haré – Le aseguró.

 

Tom no pudo más. Tomó las riendas de la situación frotándose con delicadeza contra su hermano quien de inmediato lanzó varios gemidos de satisfacción.

 

Un minuto después Tom tenía cuatro de sus dedos dentro de Bill, no podía separar sus ojos del delicado cuerpo que se le presentaba. Le conocía mejor que nadie, pero esa situación era única. Su hermano con los labios abiertos liberando gemidos de placer y mezclados con su propio nombre, sus mejillas sonrojadas y su lacio cabello pegado contra su cara y su cuello, el sudor brillaba en todo su esplendor y excitaba aun más al de rastas.

 

- ¡Oh, Tom! Hazlo de una maldita vez – Gritó de repente el menor tomando el miembro de su hermano entre sus manos – Sino, lo haré yo – Dijo abriendo sus ojos y retándole con la mirada.

 

Tom no se hizo de rogar, sacó con cuidado sus dedos y apoyó la cabeza de su miembro contra la entrada del menor, se agachó hasta la cara de este y le dijo:

 

- Ahora te toca a ti ¿Tienes algo que decirme?

 

- ¡Te amo! – susurró y lamió el lóbulo de la oreja que el de rastas exhibía.

 

Tom presionó su miembro con fuerza contra la virgen entrada de su hermano. Un grito inundó toda la habitación y luego de varias embestidas dos miembros explotaron la esencia de cada dueño.

 

- ¡Mierda! Eso fue increíblemente rápido – jadeó impresionado el mayor.

 

- ¡Te amo! – Repitió el menor en el cuello de Tom – Simplemente te amo, no quiero que salgas de mí ahora.

 

Tom se acostó incómodamente sobre el abdomen empapado de su hermano y susurró:

 

- Aquí me quedaré.

 

 Bill sonrió y cerró los ojos.

 

FIN DEL FLASH BACK

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- Cada detalle por más pequeño que parezca…

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

-… tiene un significado tan exacto y conciso que puede describirte a esa persona…

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

-… es magnifico poder saber… poder decirte las 1000 cosas que sé sobre él, por ejemplo: adora tomar café negro con bastante azúcar en la mañana…

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- Bañarse con agua bien caliente antes de acostarse…

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- Dormir con pocas sábanas…

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- perfumarse antes de acostarse…

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- que no le hable más de una persona a la vez…

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- que le escuchen cuando le hablaban… suele ponerse muy histérico cuando no lo hacen…

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- Que le pongan el mismo jabón siempre… detesta que le cambien sus cosas…

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- fumarse un cigarrillo después de tener sexo…

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- que se queden a su lado después de tener sexo…

 

SALA 1 Y 7: Bill y Tom Kaulitz

 

- Pero al fin y al cabo… eso no puede entenderlo. Nadie lo puede hacer. Solo él y yo.  Es totalmente estúpido seguir sentado en esta habitación viendo la cara de asco he incomprensión que su semblante refleja… ¿Cómo puede ayudarme una persona que no entiende siquiera que lo que sentimos no es un problema? ¿Cómo puede ayudarme una persona que no puede entender la capacidad de amar más allá de los límites de la sociedad?... Discúlpeme, pero, ya que escuchó esta historia, me siento con la libertad de retirarme, por lo que veo, mi madre vuelve a gastar dinero en un caso imposible. Amo a mi hermano, y no dejaré de hacerlo porque Ud. me lo diga. De todas formas gracias por su tiempo y su atención y tengo que dejar claro un punto sin demasiada importancia…

 

SALA 7: Bill Kaulitz

 

- …Ud. no es de mente abierta.

 

SALA 1: Tom Kaulitz

 

- …Ud. no ama a su mujer.

 

 

 

 

Dos gemelos idénticos se levantaron de sus asientos y se dirigieron a la puerta. Al salir de las viciadas habitaciones volvieron la cara hacia lados diferentes, dedicándole una sonrisa de satisfacción al reflejo que le sonreía exactamente igual desde el otro lado del pasillo.  

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