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Ghost Love por zeldenciel shuichi

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Notas del capitulo:

Holaaaaa!!!

aprovecho q es fin de semana largo para actualizar!!

Ghost Love: Lord Shuichi

  

 

Tras un largo camino, durante el cual se habían enterado de muchas cosas relacionadas con el misterioso castillo, los hermanos Uesugi arribaron a Roseville. Tras pagarle y agradecerle al hombre del taxi por el viaje y la valiosa información, ambos muchachos se adentraron en el tenebroso jardín, que por la caída de la noche tenía un aspecto temiblemente fantasmal. Al entrar a la mansión el mayordomo les esperaba con la cena lista, por lo que, inmediatamente, tuvieron que subir a cambiarse ropa y lavarse las manos para cenar. Al entrar a sus respectivas habitaciones, notaron que éstas estaban impecablemente pulcras, el desastre que habían dejado en la mañana ya no existía.

 

 

Eiri sacó unas prendas del armario y se dispuso a cambiarse. Mientras se quitaba la ropa sintió una corriente de aire helada que le recorría la espalda. Se volteó para ver si la ventana estaba abierta, pero para su sorpresa estaba cerrada. Siguió vistiéndose como si nada hasta que uno de los libros de la estantería cayó al suelo. El rubio miró el estante extrañado y se acercó a recoger el libro: se llamaba “El Fantasma de Canterville” de Oscar Wilde. Despectivamente dejó el libro en su lugar sin que este le llamara la atención. No creía en fantasmas ni en brujas ni en nada de esas cosas y, tampoco le harían cambiar de opinión, a menos que el mismísimo espectro se le apareciera y le dijera “hola”. Retomó su tarea de cambiarse ropa sin mayores percances, los hechos acontecidos no significaban nada para él. Seguramente Tatsuha estaría muerto de miedo gritando y llorando como niñita igual que la noche anterior, Yuki en cambio, tenía nervios de acero.

 

 

Antes de llegar a Roseville, ambos hermanos se habían prometido no hablar del tema frente al mayordomo o a las sirvientas, mientras no estuvieran cien por ciento seguros de la información recibida gracias al taxista. Por ahora no harían preguntas respecto a su padre o al misterioso Lord Shuichi, esperarían a encontrar pruebas al respecto o a que el mismo mayordomo les proporcionara información por motivos propios. Si había algo que a Yuki le incomodaba era que si en verdad la casa estaba embrujada como decían ¿Por qué el mayordomo lo había negado cuando le preguntó por fantasmas en el castillo tras el incidente de su hermano?

 

 

Inexplicablemente tenía el presentimiento de que algo ocultaban, algo raro pasaba y ellos no se enteraban. ¿Era verdad que el espíritu del Lord vagaba en el castillo?

 

 

La cena transcurrió sin mayores contratiempos, ambos hermanos en completo silencio e inmersos en la soledad del amplio comedor. Era increíble pensar que esa inmensa mansión era sólo para los dos, pero a la vez era aburrido no tener gente con quien compartirla. En ese lugar todo estaba en grandes porciones, como si en tiempos anteriores hubiese vivido muchísima gente a la vez. Ahora sin embargo, parecía un lugar solitario, mucha casa para tan poca gente, por lo que habían empezado a considerar el traer al resto de la familia a vivir a Roseville; pero primero debían verificar la existencia del famosillo fantasma que supuestamente merodeaba en los pasillos durante la noche.

 

 

Tras la cena y sin nada más que hacer, ambos hermanos se despidieron al final de las escaleras y, allí se separaron para ir a sus respectivas habitaciones.

 

 

Otra vez era de noche y dentro del castillo reinaba el silencio y la tranquilidad, todos dormían apaciblemente, excepto… El reloj péndulo sonó anunciando las doce de la noche y con él, comenzó la actividad nocturna de cierto personaje. Esta vez había decidido sorprender a los visitantes de una manera distinta, nada de cadenas ni lamentos ni canciones: hoy los iba a sorprender con un poco de música. Sí, música.

 

 

 

El inmenso salón de música, aquel en el cual estaban los instrumentos más inimaginables del mundo, se hallaba sumido en un silencio espectral. Las luces fueron encendidas  a la vez que una sombra traslúcida se acercaba lentamente al piano de cola. Poco a poco, una a una, las teclas del piano fueron hundiéndose suavemente dando tonos graves y agudos en una triste composición musical. La sala se fue llenando con aquella música, mientras la melodía se iba apurando y apurando en un compás frenético que a esas alturas ya no comunicaba tristeza, sino una furia incontenible hacia el mundo.

 

 

Los delicados sonidos producidos fueron inundando todos los rincones de la casa, llegando a oídos de cierto moreno que aún no se quedaba dormido. Tatsuha se sentó en la cama a penas escuchó los primeros acordes de la canción y se quedó estático escuchando atentamente la extraña melodía. En un primer momento se sintió extrañado ¿quién tocaba el piano a esas horas de la noche? Pensó que a lo mejor una de las sirvientas o el mayordomo gustaba de esas cosas y practicaba durante la noche, pero nadie les había informado al respecto, por tanto era descabellado pensar en eso. Entonces, ¿quién tocaba? Su rostro confuso automáticamente cambió a una expresión de horror. Ahora no sólo era un fantasma que cantaba sino que también le gustaba tocar piano. Inmovilizado ante el horrible pensamiento de que el fantasma que tocaba piano era el alma en pena de Lord Shuichi, se quedó sin saber que hacer. De fondo aún se escuchaban los acordes frenéticos de la melodía, pero parecía que nadie excepto él los podía escuchar.

 

 

Pensó en correr a la habitación de su hermano, en bajar al salón de música y en taparse hasta las orejas e intentar dormir. Mas terminó por inclinarse por la segunda opción. Saliendo de su trance, tomó una bata, se puso pantuflas y se dispuso a salir de la habitación. Muerto de miedo comenzó a bajar las escaleras una por una, poniendo atención a la melodía. Cuando llego al pie de las escaleras y dobló hacia el pasillo, reparó en la luz encendida del salón, lo que le aseguraba que allí había alguien. Se dirigió temblando de miedo hacia la puerta. Tragó saliva a la vez que tomaba la perilla de la puerta para girarla. Se detuvo a pensar en si era correcto o no abrir la puerta, pero como necesitaba descubrir y ahuyentar al puto fantasma que no le dejaba dormir, se decidió a abrir. Sin embargo, a penas giró la perilla y empujó la puerta, la música cesó y la luz se apagó.

 

 

El moreno quedó paralizado ante esto, ahora más que nunca estaba seguro que el castillo estaba embrujado. Se adentró en el salón encendiendo la luz. Todo estaba calmado y en silencio como si nada hubiese pasado. Valientemente se acercó al piano, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, varios instrumentos de la pared cayeron al suelo estruendosamente, lo que le sobresaltó y le puso los pelos de punta. Se volteó asustado hacia donde habían caído los instrumentos, encaminándose lentamente hacia ellos, mas, el alma en pena le tenía otra sorpresita. El piano comenzó a sonar nuevamente y, Tatsuha se giró espantado comprobando horrorizado que las teclas se hundían sin que nadie las tocara.

 

 

Una traviesa risita se escuchó una vez que el piano dejó de sonar. A esas alturas, Tatsuha estaba paralizado del miedo, rogando a todos los dioses que alguien le ayudara. De pronto, sintió algo posarse sobre su hombro. Giró la cabeza lentamente y, allí encontró una mano esquelética de un color blanco amarillento que estaba en su hombro como si nada.

 

 

-         ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!- el moreno gritó lo más fuerte que pudo al comprobar que la mano no tenía un brazo que lo sostuviera, sobre todo porque tras su grito, ésta desapareció y el salón volvió a la tranquilidad.

 

 

Rápidamente, medio castillo se movilizó hacia el salón de música de donde provenían los gritos del menor. Eiri entró preocupado y se espantó al ver a su hermano sentado en el suelo llorando como niño pequeño desconsoladamente. Corrió hasta él e intentó hacerlo hablar sobre lo que le había ocurrido, mientras el mayordomo y una sirvienta también llegaban al lugar.

 

 

-         Tatsuha, Tatsuha!- zamarreó suavemente esperando una respuesta- ¿Qué pasó, Tatsuha? ¡Contéstame!

 

-         Famgtashma…- pronunció en un idioma inteligible en un evidente estado de shock

 

-         ¿Qué? No te entiendo…

 

-         Famgtashma…Famgtashma…- Yuki se rascó la cabeza tratando de traducir las palabras de su hermano, pero al no encontrar una respuesta, decidió llevarlo de regreso a su cama.

 

-         ¿Necesita ayuda, Señor?- preguntó el mayordomo acercándose sigilosamente.

 

-         Ayúdeme a llevar a Tatsuha a su habitación- el anciano asintió y ayudó al rubio a cargar con el menor- Señorita- llamó a la sirvienta- Lléveme un vaso de agua, por favor

 

-         Enseguida, Señor

 

 

Así, ambos hombres subieron al moreno hasta su habitación, en una pequeña odisea de llevar al muchacho por las escaleras. ¿Por qué la casa no tenía un ascensor? Después de luchar contra la gravedad para cargar a Tatsuha con éxito hasta su habitación, lo recostaron en la cama sin mayores dificultades. La sirvienta llegó con el vaso de agua y una jarra por si acaso, dejándola en el velador. Después, ambos sirvientes se retiraron a pedido del rubio, pues necesitaba estar a solas con su hermano y hablar de lo sucedido.

 

 

-         Tatsuha- llamó gentilmente mostrándose un poco preocupado

 

-         Aniki…

 

-         ¿Qué sucedió? ¡Háblame!- continuó con el mismo tono suave tratando de no alterarse ante el trance de su hermano

 

-         ¿Los fantasmas no existen, verdad?- preguntó en un hilo de voz

 

-         ¡No preguntes estupideces, claro que no existen!

 

-         Entonces, ¿quién tocaba el piano? ¿quién trató de asustarme?

 

-         No sé de qué estás hablando, pero descuida, no dejaré que te vuelvan asustar…- Yuki acarició los sedosos cabellos negros de su hermano, para luego recostarlo en la cama y taparlo con las frazadas hasta las orejas.

 

-         ¿Aniki? ¿Duermes conmigo?- Yuki se alarmó ante la pregunta, más bien se enojó ligeramente, pero el estado afligido en que se encontraba el menor lo obligó a aceptar la propuesto; después de todo, le había prometido que no lo volverían a asustar…

 

 

¡Qué rápido pasaban las noches en Roseville! Sobre todo gracias a los incidentes con el supuesto fantasmita.

Los hermanos despertaron bastante tarde debido al trasnoche anterior, perdiendo con ello la posibilidad de desayunar. Lamentablemente para Tatsuha, no tenían planeado salir del castillo, obligándolo a merodear por su habitación, pues, esa mañana, había optado por una orden de arraigo en su dormitorio. No saldría de allí hasta que la amenaza del fantasma hubiera desaparecido, porque no estaba dispuesto a ser participe de otro encuentro de terror, a partir de ahora sólo bajaría a comer, pediría que le instalaran un televisor en su pieza y de allí no lo movería nadie, a menos que su hermano se apiadara de él y lo sacara a pasear. Además, se había prometido eliminar del calendario el día 31 de octubre para no celebrar Halloween y así evitar que se abriera la puerta que une al más allá con el más acá.

 

 

A Eiri le parecieron exageradas todas las precauciones que su hermano pequeño tomó. De hecho, se rió por largo rato cuando éste le contó las medidas que tomaría a partir de ese día. Trató por todos los medios de convencerle que los fantasmas no existían y que todo era producto de su imaginación o más bien de su inconsciente, pues dicen que la mente es tan poderosa que puede llegar al extremo de hacerte alucinar. Tras una larga conversación después del almuerzo, Yuki le prometió que averiguaría sobre Lord Shuichi y su relación con el castillo, pidiéndole, además, que no hiciera escándalos y que mantuviera ocupado al mayordomo para que no descubriera que andaba merodeando por la mansión.

 

 

Al salir de la habitación del moreno, habló con el mayordomo para que le instalara a su hermano el televisor, alegando que éste no se sentía bien, por lo que pasaría el resto del día en su dormitorio. Le pidió, también, que no lo molestaran a menos que fuese urgente, puesto que dedicaría su tarde a “escribir su nueva novela” y para ello necesitaba absoluta tranquilidad. Dejando al mayordomo atrás, caminó hasta su dormitorio y esperó allí a que el anciano se fuera y, cuando esto pasó se dirigió rápidamente a las escalas que conducían al misterioso tercer piso.

 

 

El tercer piso era un poco diferente al inferior. De hecho sólo tenía un pasillo y a ambos lados de este se erigían tres puertas en cada pared. Era tan iluminado como el segundo el piso, tenía una pequeña ventana al fondo del pasillo que le daba más claridad y, ciertamente, no era tan tenebroso como esperaba. Tras asegurarse que nadie se acercaba, caminó por el pasillo tratando de abrir las puertas pero se sintió desilusionado al notar que cinco de las seis estaban con llave. Esperanzado, vio como la sexta y última puerta se abría lentamente ante sus ojos expectantes, a la espera de una habitación impresionante o, mejor dicho, escalofriante, pero sólo encontró una vieja escalera de madera que conducía, quizás, a una habitación superior, no lo sabía con certeza, puesto que la oscuridad del lugar a penas le permitía ver los tres primeros escalones. Miró por última vez el solitario pasillo del tercer piso y, tras encontrar un interruptor a un costado de la pared que le permitió ver a la escalera en su totalidad, se decidió a subir cerrando la puerta tras él.

 

 

Cuando llegó al final de la escalinata se enfrentó a una imponente puerta doble que para su suerte no tenía candado ni llave. Al lado de ésta había otro interruptor que permitía apagar la luz de la escala y, después de presionar el botón, empujó despacio un lado de la puerta. Al entrar descubrió una habitación algo oscura y polvorienta; se notaba que nadie en varios años había estado en ese lugar, ni siquiera el mayordomo. Caminó hasta un viejo escritorio en donde había una lámpara, encendiéndola para tener una mejor visión del lugar.

 

 

La nueva habitación era bastante más grande que su dormitorio. Era una suerte de biblioteca, con cuatro estantes repletos de libros y, otras cuantas enciclopedias esparcidas en el suelo, en los sillones polvorientos de un costado y en el mismo escritorio que tenía enfrente. Miró a su alrededor registrando en su mente cada cosa que veía. A un lado, en la pared, habían varias ventanillas por las cuales entraba un poco de luz y cuyas roñosas cortinas impedían el paso de la misma. Al parecer daban al jardín, precisamente, miraban hacia la pileta.

 

 

Al fondo en el lado derecho del rubio, había otra puerta de tamaño normal a la que Eiri no quiso abrir, debido a que quería investigar bien el lugar en donde se encontraba. A su lado izquierdo, también al fondo, había una escalera caracol de fina madera de roble con un pasamano enchapado en plata, lo único elegante que contrastaba con el desastre general de la “biblioteca”. También habían sillones tapados con sábanas y otros atestados con libros; veladores vacíos y otros llenos de telarañas que envolvían los indescifrables objetos que tenían y que por la lejanía del rubio no los podía distinguir; un espejo con marco de plata tallada con formas de flores; varios cuadros cubiertos con sábanas y algunos trofeos y cuadros pequeños, así como también fotografías y álbumes regados y amontonados en el suelo; un atril con una vieja tela que ya no era blanca por la suciedad; tres relojes que marcaban horas de antaño y cuyas baterías estaban oxidadas al igual que sus detenidas manecillas; y, por último, una vieja chimenea de rojos ladrillos que en su interior aún tenía unos carbonizados troncos que no encenderían por nada del mundo.

 

 

Yuki miró extasiado todo su alrededor, admirando el lugar a pesar del polvo y toda la suciedad que había. Caminó hasta la ventana y observó desde allí el jardín, pensando que al día siguiente se instalaría a escribir en alguna parte de allí, pues aunque el lugar no era muy bonito, sí era propicio para dejar volar su increíble imaginación. Volviendo a la realidad, se dirigió hacia los estantes para ver si encontraba algún libro interesante o algo que le sirviera de ayuda para su investigación sobre Lord Shuichi, por último esperaba encontrar algo que hablara sobre magia, fantasmas y adivinación, pero nada de eso. Los miles de miles de libros que albergaban los viejos estantes hablaban de los más diversas temas, desde matemáticas hasta historia, diccionarios de varios idiomas, libros de literatura clásica, ciencias y tecnología y un sin fin de cosas más. Le tomaría toda una eternidad revisar todos los libros y si tenía suerte, encontraría información sobre el castillo o el famoso Lord.

  

 

Mientras Yuki merodeaba por la biblioteca, el joven Tatsuha se encontraba en su habitación dándole órdenes al mayordomo, quien intentaba instalarle un televisor. El moreno no dejaba de quejarse debido a que la señal no llegaba muy bien, por lo que tenía al pobre anciano haciendo esfuerzos sobrehumanos para captar una señal decente. Williams había tratado varias veces de hacerle entender a Tatsuha que su habitación no estaba habilitada para tener esos aparatos y que por eso no funcionaba, incluso trató de convencerlo para que bajara a ver televisión en la sala de estar; pero todo había sido en vano. Tatsuha era tan terco como Eiri y, cuando tenía una idea en la cabeza, no existía la persona que pudiese quitársela.

 

 

Una vez que el aparato quedó instalado perfectamente y listo para usarse, el mayordomo iba a retirarse cuando Tatsuha lo detuvo.

 

 

-         ¿Williams?¿ Puedo hacerte una pregunta?- preguntó ojeando los canales que se podían ver.

 

-         ¡Por supuesto, Señor! ¿En qué le puedo ayudar?- respondió sobriamente

 

-         ¿Qué sabes sobre Lord Shuichi?- la voz de Tatsuha mostraba cierta curiosidad y un poco de desinterés, buscando que el anciano le contara todo lo que sabía, porque si de algo estaba seguro, era que el mayordomo era el cómplice del fantasma.

 

-         ¿Lord Shuichi? ¿Quién le habló de él?- preguntó fingiendo indiferencia

 

-         Es que un taxista nos lo nombró, pero no nos dijo quien era o qué había hecho…- Mintió- En realidad no se muy bien lo que dijo porque no entiendo inglés.

 

-         Lord Shuichi fue dueño de este castillo hace muchos años. Mi padre fue su mayordomo durante toda su corta vida. No sé mucho sobre él porque mi padre no hablaba del Señor cuando iba a visitarnos a casa…

 

-         Entonces, ¿no sabes cómo murió?

 

-         En verdad, nadie sabe cómo murió, porque ni siquiera se encontró su cuerpo…- Tatsuha quedó perplejo ante esto último. Ahora no había duda de que el alma en pena pertenecía al Lord Shuichi e, inmediatamente entendió el porqué vagaba en el castillo: si no habían encontrado su cuerpo y su alma penaba en la casa, quería decir que sus restos se encontraban en algún lugar escondido de la mansión.

 

-         Comprendo…-atinó a pronunciar- Gracias por la información…- el anciano hizo una pequeña reverencia y se retiró. Tatsuha analizó las palabras del mayordomo y las comparó con el taxista: si el chofer tenía información sobre el Lord a base de especulaciones ¿por qué el mayordomo que era más cercano a la familia de Shuichi no sabía sobre él? El menor comenzó a desconfiar de Williams, intuyendo que algo no andaba bien, era más que evidente que el mayordomo les ocultaba algo importante ¿pero qué? Vagamente vino a sus pensamientos las palabras del taxista:

 

 

 “Lord Shuichi era el primogénito de la familia Roseville y heredó el castillo a muy temprana edad, pues sólo tenía 15 años cuando sus padres murieron en un trágico accidente. Dice la historia que se enamoró perdidamente de Sir Winchester, un hombre algo mayor que él y que no ostentaba tanto fortuna como el Lord. Se iban a casar bajo el amparo de la Reina de Inglaterra, pero Lord Shuichi murió extrañamente dos semanas antes del matrimonio. Se dice que Sir Winchester lo mató para quedarse con su fortuna, pero éste murió a los meses después: saltó desde la torre del castillo. Nadie sabe porqué. Desde entonces el Castillo ha sido vendido a muchas personas, pero ningunota  durado más de un mes viviendo ahí. Esas personas aseguran que la casa está embrujada…” 

 

Entretenido viendo televisión, a pesar de entender la mitad de lo que hablaban, se exaltó de sobremanera, cuando el pequeño reloj de la pared cayó estrepitosamente sin motivos. Alarmado, pensando que se trataba de otra jugarreta del fantasma de pacotilla, se levantó despacio caminando hasta el reloj, dispuesto a recogerlo y devolver a su lugar aunque se llevara el susto de su vida. Al tomar el objeto y estar seguro de que nada le pasaría, lo colgó nuevamente en la pared. Sin embargo, para volver a su lugar en la cama tuvo que pasar por el frente del espejo aprovechando para mirarse un poco y arreglarse. Atusó su cabello animosamente y cuando se dispuso a volver a la cama, notó algo en el espejo. Miró fijamente su reflejo y, repentinamente, de la nada, apareció de golpe el reflejo de otra persona a sus espaldas.

 

 

-         ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡WUUUUAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!- Tatsuha gritó fuertemente, pero no fue suficiente para alarmar a alguien más, por lo que nadie acudió a su rescate. Cayó al suelo de espaldas y empezó a retroceder, mirando para atrás para comprobar que la persona que se reflejaba no estaba detrás de él. Asustado se aferró a la pared, su cara se desfiguró por el pánico y la voz se le apagó. Lo único que pudo hacer fue admirar estupefacto las facciones del hombre en el espejo que esbozaba una suave sonrisa en señal de victoria…

  

 

Tras revisar cuidadosamente algunos de los cachureos que estaban en el suelo, Yuki encontró un libro bastante interesante. Apartó algunas cosas sobre uno de los sillones y se sentó allí para ojear el libro cómodamente. La enciclopedia, recopilaba descripciones de los distintos castillos de Inglaterra, dando reseñas de su construcción y las familias que los construyeron. Para su suerte, allí salía mencionado Roseville, cuya fotografía en blanco y negro mostraba un lugar muy diferente al actual, pues el jardín estaba muy florido y no parecía un lugar tétrico. Bajo la fotografía salían detalles de la construcción del castillo y, también se hacia referencia a la familia Roseville: su procedencia, integrantes y sus relaciones económico-políticas. Además se adjuntaba una fotografía de la familia. Allí salían un hombre de pie junto a una mujer muy bella que estaba sentada en un sillón con un niño de unos 5 años en brazos.

 

 

Eiri leyó cuidadosamente lo que se decía del castillo, pero no pareció encontrar algo que fuera de ayuda. Dejó a un lado el libro y siguió escarbando entre los cachureos del suelo. Después de varios minutos buscando y revolviendo libros, trofeos y cuadros, encontró un retrato de un muchacho muy parecido al de la fotografía. Tenía una expresión tierna y sonriente, sus cabellos rosados estaban bien peinados y sus ojos ¿violetas? miraban en lo más profundo del alma. Eiri acarició la tela para apartar el polvo que tapaba el nombre del cuadro y allí leyó “Lord Shuichi”. Una sonrisa algo irónica se dibujó en sus labios. ¡Victoria! Por fin encontraba algo de valor entre tanta porquería. El retrato era hermoso no por la delicadeza de los óleos, sino por la extravagante belleza del niño, lo que hice a pensar a Yuki que era un verdadero desperdicio el que estuviera muerto.

 

 

Después de estar varios minutos contemplando absorto el cuadro, cuyo autor no salía mencionado, Eiri regresó a tierra tras la caída abrupta de un libro desde el estante más cercano al rubio. Miró en la dirección de donde provenía el sonido y desde su posición contempló en el suelo un viejo cuaderno maltratado y apolillado. Curioso, dejó el cuadro encima y se acercó hasta el libro. Lo tomó lentamente y no lo abrió hasta que llegó a su lugar en el sillón. Una vez allí, buscó con la mirada el retrato de Lord Shuichi y para su sorpresa no lo halló donde de lo había dejado, de hecho no estaba en ningún lugar visible. Extrañado, ignoró lo reciente y enfocó toda su atención en el misterioso cuaderno. Estaba forrado en cuero negro y no tenía título ni nombre alguno.

 

 

“¡qué raro!”, pensó el rubio abriendo cuidadosamente la libreta para que no se le salieran las hojas roñosas que parecían desintegrarse al contacto con los dedos. En la parte de debajo de la esquina derecha de la primera hoja se podía leer en letra manuscrita “Shuichi Roseville”. El rubio dio por entendido que se trataba del Lord y, como la curiosidad mató al gato, pasó a la siguiente hoja, sólo para constatar que se trataba de un diario de vida e inmediatamente algo hizo clic en su mente: ¿por qué de todos los libros que habían en el estante, justo se cayó el diario de vida del Lord? Acaso, ¿en verdad la casa está embrujada? ¿Shuichi era quien penaba a su hermano y quería comunicarse con ellos? ¿Necesitaba ayuda para poder descansar tranquilo? Esperando que todas sus conclusiones no fuesen más que sólo eso, cerró el diario y lo guardó entre sus pantalones, decidido a comunicarle su descubrimiento a su hermano.

 

 

******************************

 

 

-         Espera, no te asustes. No te quiero hacer daño- dijo el hombre en el espejo. Tenía una bella voz, suave y un tanto chillona, pero algo angustiada y desesperada- No soy malo…No quiero asustarte más- pronunció saliendo del espejo y flotando hasta acercarse lo suficiente al moreno, quien aún estaba estupefacto por lo que veía- Oye, ¿te encuentras bien?

 

-         ¿Eh?- Tatsuha reaccionó ante lo último. Miró al ser frente a él e, inmediatamente, se puso de pie y se alejó lo más que pudo, arrancando hacia la salida.

 

-         ¡Espera!- exclamó angustiado- Ya dije que no te haré daño… Sólo quiero que me ayudes…

 

-         Tú eres… ¿qué quieres? ¿Por qué me asustas?- Tatsuha estaba al borde del llanto, haciendo pucheritos para contener las lágrimas

 

-         Jijijiji- el chico sonrió divertido y exclamó- Te pareces mucho a tu padre. Sólo que él no le tenía miedo a los fantasmas

 

-         ¿Conociste a mi padre?- interrogó aún consternado

 

-         Sí, mucho gusto, me llamo Shuichi, Shuichi Roseville- el fantasma que ahora tenía un aspecto más aniñado, le tendió la mano juguetonamente en señal de saludo

 

-         Tú eres ¿Lord Shuichi?

  

 

Continuará…

Notas finales:

Kyaaaaaa!!!! Shuichi apareció!! ^^ q sustos se lleva el pobre Tatsuha, jajaja!!

agradezco a las personas q me dejaron reviews en especial Vane ^_~

creo q no tengo comentarios q hacer... hace sueño... debe ser por eso...

buenu, esperare sus revies!!!

saludos


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