Inevitable XXIV
Luces de colores, mi cabeza quiere explotar.
La cerveza en mis manos parece bailar y fugarse de mis dedos.
Una de las sensaciones que aborrezco y gusto de estar ebrio es aquella en dónde el cuerpo no guarda relación con los movimientos voluntarios que son propios de la conciencia o del cuerpo o los músculos. ¿Mmm, fue extraño, estuvo mal dicho? No interesa, la cuestión es que es algo así como me siento cada vez que cruzo lo límites en los que puedo contenerme.
Echo la cabeza hacía atrás y veo todo al revés, río al notar las hermosas piernas de ese par de lesbianas de se besan descontroladamente. Puedo incluso ver el piercing rojo que una de ellas lleva en la lengua, los grandes anillos de la pelirroja se pasean por la pierna de la rubia haciendo saltar su pantimedia transparente. Relamo los labios al ver esos cuatro senos respirar, no obstante los ojos de una de ellas me captan, ríe, saca la lengua y dice no y no.
Se van... a mierda, van al baño.
Conozco esa mirada, es una invitación...
Vuelvo a mi posición primera, alcanzo la botella verde y me sirvo todo el contenido sin preguntar si alguno quiere más. Olvido nuevamente la noción del tiempo, hasta que echado en la mesa el ruido infernal de la música hace que vea doble, el aura de las personas es visible ahora, intento levantarme y caigo en las piernas de Susuki. El ríe y me dice que me acompaña al baño, le digo que no y me voy sin mirar a nadie.
Hace dos semanas que no cojo con nadie y ya me está desesperando esa situación, apoyándome en las paredes y hasta en algunas personas llego hasta los servicios higiénicos.
Cartel de hombres, cartel de mujeres... río.
Es más que obvio que ellas están en...
Me cruzo con un tipo que sale exaltado, noto que lleva manchada la nariz, idiota, si quiere tirarse algo es mejor que aprenda hacerlo de un buen modo. Me sostengo en el lavamanos y miro mi cara roja. El sonido metálico de una puerta abriéndose hace que volteé rápido y que mi cuello suelte un crack doloroso.
Un bikini volando, una pierna bailando... río y me acerco.
Tomo a una de ellas por las caderas y la dejó hacer allá abajo su trabajo, desnudo el pecho de la otra y lo devoro, no pienso, solo siento... suaves, extraños, demasiado usados, no interesa. Ella no pierde el tiempo y arroja mi camisa a un lado, suelto un insulto, el lugar apesta y no hace falta mirar al suelo para saber que esta mugriento y con heces, pero qué importa, ya no importa... le quito la peluca y veo su cabello negro sujeto con mallas, empujo a la que me masturbaba a un lado y lo hago con la falsa rubia, ella grita demasiado, sin embargo es acallada por su amante, solo empujo y empujo, ellas se besan... empujo y mi cuerpo volátil como el hidrogeno se prepara para explotar, muerdo mis labios, salgo de inmediato y ensucio las piernas de alguna de las dos. El pequeño cubículo luce más inmundo después de eso, mas, inexplicablemente, mi nariz ya está acostumbrada a los olores, ellas siguen apoyadas en mí... no sé qué hago, no sé qué hacen... Jeje, sí lo sé y muy bien, follo con la que lleva todavía la cabellera roja, terminó rápido para decepción mía, no obstante en el cubículo contiguo se escucha un ajetreo mortificante e intenso, el baño de tíos está de moda para coger, río como idiota, es lo normal... vuelvo a excitarme con los gemidos de ese par de homos del lado... ellas también...
Gira, gira, gira y grita... insulto e insulto, son fuerzas y fuerzas... Logro salir dando tumbos y caigo en las losetas mojadas fuera del cubículo, ellas ríen y me cierran la puerta en la cara, las mando a la mierda y ellas gritan gracias en inglés, me río como loco y gateó mojándome los dedos con cosas que no creo querer enterarme, solo necesito estar cerca del lavamanos y podré ponerme en pie, sin embargo el llegar parece un infierno, chocó contra las puertas metálicas, por casi y abro una en donde alguien se drogaba, retrocedí hasta dar con las piernas de las lesbianas con quienes cogí hace ¿minutos, horas?... ellas me dicen que por hoy ya es bastante y cierran divertidas, me arrastro hasta la salida y terminó en un rincón no queriendo moverme más.
Pasa el tiempo, duermo un tanto... siento pasos, puertas abrirse, alguien rebusca mis bolsillos, le digo entre dientes que no llevo encima ni un yen, hasta que mis ojos dan a un par que entra tambaleándose. Creo reconocerlos, oh sí...
El enano arroja su vida sobre el suelo y Susuki le da palmaditas en la espalda, Takanori se desploma en el suelo y Susuki cae sentado junto a él.
¡Eh, eh!
Shiro... ven...
Le grito que no puedo y que ni siento las piernas. El no me responde y carga al duende que le vomita está vez encima. ¡Admiro a Susuki, cuando sea grande quiero ser como él! ¡Si me vomitaran a mí, dejaría a quien fuere tirado y me largaría! Mas él no, ni le dice nada, salvo arroja su polera lejos y trata de reanimar al tarado que no sabe beber y lo hace, debería ser más conciente...
Está ahogado, jaja...
Tú igual...
Nos tardamos una eternidad para dejar los servicios, como ni yo puedo caminar bien, lo único que nos queda es arrastrar al enano que medio duerme, medio gimotea porque le duele el estómago. Al sentarnos en nuestra mesa no encontramos al marica de Yune ni al engendro, me parece extraño y pido una ronda más. Susuki me grita ya que él no tiene dinero y yo menos, pero le digo que se relaje, que si no pagamos Yune lo hará y si no es así por lo menos podemos llamar a alguien para que nos preste. El enojo no le dura mucha cuando un par de músicos se nos acerca y nos entablan conversación, ellos también se travisten como nosotros y por eso nos caemos bien y nos respetamos. No obstante las risas se vuelven amargas cuando descubrimos que ellos tampoco tienen en dónde caerse muertos.
Voy a llamar, pásame mi móvil Susuki.
Te lo di.
No me lo diste. Carajo me lo robaron...
Jajaja, ten el mío.
Gracias Jui, qué haríamos sin ti.
Marcó el número salvador y le gritó que venga a Setagaya, al Renzo bar para que pague lo que bebimos y para que pongan más. Me insulta, y me dice que me vaya al diablo.
Mierda...
¿Qué pasa hermano Aoi?
Me mandó a la mierda. Voy a llamar a Hana.
La despierto y le ruego que venga con Shino, ese mal amigo que me envió a la mierda. Ella ríe y me regaña dulcemente, Hana siempre es dulce cuando le llamo para que me salve de problemas, no como el idiota de Shino que no la merece, así de simple.
No pasa mucho y los veo entrar y correr a nuestra mesa, les presentamos a Jui y Tero, ellos los saludan y les dicen que han ido a uno de sus conciertos. Tero reconoce a Shino y le dice que ambos se vieron en el estudio. Chocamos nuestras manos con Susuki, es un hecho, ya tenemos bebida hasta las últimas. Nos acomodamos bien y Hana se va al lado de Takanori que ya revivió, ambos piden una cuba gigante de cereza y la beben en pajillas de colores con frutas pegadas que dan asco, pero que para ellos es la bendición. Por nuestro lado iniciamos una conversación loca en dónde organizamos una tocada en conjunto, hacemos planes, cambiamos números de móvil, incluso les damos el de Tazawa-san, les decimos que nunca se metan a Matina porque los sangraran hasta morir, pero ellos nos dicen que ya han hecho contrato, reímos como desaforados y captamos que era de ahí de dónde nos resultan sus caras conocidas. Les contamos que tendremos nuestro primer One-man. Shino y Hana gritan, nos abrazan a los tres y logro sentir el perfume de frutilla rosada que tanto le gusta a ella, sonrió como bobo y veo fastidiado como Hana-chan juguetea con Takanori a las manitas, ese par ya está ebrio.
¡Shima!
Me sobo los ojos y veo al engendro caminar tambaleándose, solo lleva encima una camiseta que no le recuerdo, se avienta a la mesa y bebe de un sorbo hasta la mitad de la botella.
Tienes cara de haber cogido.
Jajajaja, no, y tú quién mierda eres ¿eh?
Susuki le presenta a nuestros nuevos amigos, la banda le suena al engendro y dice que sí, que los fue a ver hace un tiempo con Takanori, volteamos a ver al enano, está en su mundo rosa, volvimos a ignorarlo y seguimos con el interrogatorio.
¿Y Yune?
¿Te cogiste a Yune?
Jajaja, no seas enfermo...
La pregunta se queda en el aire y vemos a Yune trayendo en los brazos una cuba de cerveza, le llamo y le insulto, él me insulta, nos insultamos, ya estamos bien.
Dónde estabas Yune-chaaan.
Nada, por ahí. ¡Bebamos!
Yune se va con Hana y el engendro igual...
Me desconecto de ellos y seguimos haciendo planes, hasta que el bajista de la banda de Rame se nos une, reniega y los maldice por no haberle pasado la voz antes, al tipo le brillan los ojos cuando mira a Susuki, oh no, otro gay. Las botellas vienen y van, y de repente todo vuelve a dar vueltas como la ruleta rusa, el lugar en dónde bebíamos cambia drásticamente, ya no estamos ahí, sino fuera con el frío y los taxis a montón estacionados y ofertándose.
Vamos a la casa de mi primo, si llevamos bebida no se molesta y hasta les da una sesión gratis.
No entendí muy bien aquello, sostuve de la cintura a Hana-chan que yacía apoyada en mí y al otro lado, tomé del brazo a Shino que ya estaba muerto en alcohol. Di una mirada a mis amigos, Takanori iba encima de Tero, y Susuki abrazado con Jui para no terminar en el suelo, más allá el engendro sonreía como estúpido al lado de Rame y Yune, estábamos todos.
Ni sé cómo entramos en el auto de Hana, ni sé... pero lo que sí sé es que olí hasta cansarme el perfume rosado en su cabello negro. El auto se movía en un zigzag peligroso, pero ya eran las cuatro y media de la madrugada o más, y el ir por zonas intransitadas y evitando las avenidas nos ayudó. Al entrar en la casa del primo de Jui llevé en brazos a Hana-chan a que durmiera al lado del enano en uno de los sillones más alejados del ruido, mientras los que aún quedamos en pie decidimos seguir bebiendo.
Lee el futuro Yuji-sama.
Mmm... Cuando estoy ebrio mis poderes pueden atrofiarse...
¡O mejorarse, tú mismo lo dices!
Vale, quién muere primero. ¿Quién se avienta?
Lo vi acercarse y me horroricé. Volteé asustado al descubrir que Tero, Susuki, Rame y Jui habían retrocedido.
Yo no...
Cállate.
¿Eh? Ya deja eso...
Puedo ver todo lo que llevas encima y lo que dejas... es interesante, ¿quieres que lo diga?
¡No te creo nada!
Todos reímos a excepción de Jui.
No tienes cartas ni nada de eso, eres un fraude.
No seas maleducado con mi primo Aoi, el es vidente, no necesita esa porquería.
Reí y miré dentro de los ojos de ese hombre extraño y demacrado.
Compramos cajetillas y cerveza y vodka...
Porque mejor no dicen que cogieron en el callejón de al lado.
Observé al engendro que dejaba el cargamento entero y a Yune sacándose la chaqueta. Reí frente al comentario de Tero y...
Vas a cambiar muy pronto, o ya estás cambiando.
¿A sí?
Encendí un cigarrillo, le pasé el encendedor a Susuki.
Pues me estás diciendo un montón.
Podría decírtelo todo pero no vas a creerme, además no es correcto hacerlo en estos momentos.
¿En serio?
Si tú no crees en nada, cómo vas a creer la verdad que veo en ti.
Vamos Yuji, que nos dejas intrigados, dile algo por lo menos o van a creer que les mentí.
Eso a ti te vale Jui.
Obviamente, pero no ahora.
Todos reímos incluyendo a Yuji.
Lo que puedo alcanzarte es que este momento no es ocasional, tenía que ocurrir. A partir de hoy tu vida cambiará abruptamente y también la de las personas con las que te relacionas.
Suena escalofriante.
Volteé a mirar al engendro.
No tiene porque ser escalofriante, depende del grado de aceptación y confianza con el que se enfrente esta nueva etapa. Veo cosas muy interesantes aquí, muchas...
Yuji no te excedas, te dije que...
Es costumbre. Es que has traído nuevos amigos sin avisar con tiempo.
Me heló la mirada penetrante que ese tipo tenía, paseó la vista por cada uno de nosotros, incluyendo a Hana, Takanori y Shino quienes dormían profundamente.
Hubiera sido mejor que lo dijeras todo más específicamente Yuji-sama.
¿Para qué Rame-chan? La verdad siempre sale a luz por sí sola. Todo lo que guardamos celosamente se revela un buen día, incluso aquellas que ni siquiera son concientes.
Ya veo... ojala no muera alguien...
¿Quién sabe? Podrías ser tú...
Pasé saliva y retrocedí...
Jajajaja, por Kami, si hubieran visto sus rostros, jajaja.
¡Jajajaja, dame esos cinco Yuji-sama, jajaja!
Nos quedamos cortados cuando vimos al par de primos morir de risa.
Sabes Yuu de verdad que me la creí toda.
Cállate engendro. Obvio que era mentira.
Qué idiotez Shiroyama, si estabas que te cagabas de miedo.
¡Qué!
Seguimos bebiendo y combinando hasta que a Yuji le dio el loco y nos dijo que las malas vibras que emitíamos bloqueaban el flujo armónico que él poseía, la mala racha y confusiones era tanta en la habitación que se iba a morir de los nervios. Yune y yo dijimos entre dientes que seguro era gay y tenía ganas de alguno de nosotros, nos lárganos lo más rápido que pudimos y el que se encargó de manejar fue Tero.
Seis de la mañana, el capote del auto estaba abierto, nos pasábamos la lata de cerveza de mano en mano.
Me sentí como en los viejos tiempos, corriendo por la autopista sin nada más importante que la sensación de libertad en las venas. Hicimos tres paradas para que Takanori volviera a descargar su estómago y también por Yune que no aguantó todo el alcohol que llevaba. Paramos en un autoservicio y nos surtimos de seis six pack para seguirla en Yoyogi, en nuestro dizque departamento al que aún no vamos a mudarnos.
A plena luz del día el departamento se volvió un antro en potencia, el olor a cigarrillos se elevo hasta el techo y también otro que hacía mucho que no olía. De vez en cuando en medio de mi lucidez falsa me fijaba en Susuki y notaba lo idiota que era al no darse cuenta que lo que fumaban los demás no era solo nicotina, sin embargo luego lo perdí de vista en medio del descontrol que se armó.
Me faltaba una mujer al lado, eso mismo.
Anhelaba eso, volví a ponerme duro al recordar al par que tuve en la noche, volví a sentirme como un insecto al ver las caricias que se proferían Hana y Shino...
Vomite entre sueños al verlos... sí... nunca debí ir a esa habitación.
Al descubrir que no sólo eran tonterías mías, que todo era cierto, que la bondad y la niñada eran la fachada perfecta para ocultar muchos sentimientos, incluso esos tan escandalosos y anormales de los que tanto huía, me sentí una mierda usada y arrojada.
¡Mierda!
Yuu...
¡Por qué, por qué, por qué!
Ya, adiós drama, ahora podrán desinhibirse.
¡Lo sabías, sabías que ellos dos!
¡Yune!
No cabe duda que tú también eres otro puto. ¡Me largo!
Con el estómago revuelto, las piernas saltando de Takanori, el arrebato de Susuki, los gritos de todos, mi cabeza tenía ganas de explotar, tenía ganas de gritar, porque todo el mundo me ocultaba esas putas cosas, porque estoy sintiendo eso que dicen... desconfianza.
¿No éramos una banda?
No, no.
No sé qué somos.
No sé quién soy.
¡Espera!
¡NO! ¡Todos son unos homosexuales, todos, hasta el puto de Susuki que parecía tan...!
Corrí descalzo rumbo a las escaleras de madera, ellas bailaron riéndose de mí, de mi estupidez, debió verse muy cómico el papel de idiota y estúpido que llevé por tantos meses.
¡¡Mierda, mierda, mierda, par de cabrones ímbeciles!!
La respuesta eran sus gemidos en mi oído. La desesperación fue demasiada, caí...
¡Yuu!
¡Suéltame, tú también, crees que no me he dado cuenta puto, que te fuiste a coger con Yune en el baño, no soy huevón!
¡¿Ya estás calmado?!
¡Muérete concha tu madre!
¿A si? no sabía que para ser buen músico hacía falta cogerse a una mujer, ¡¡eres un degenerado y si tenían sida, no tenías un puto preservativo, también sé que te follaste a las putas que mirabas como huevón, porque lo eres, eres un huevón!!
¡¡Y eso qué mierda, qué coño te importa baboso hijo de puta, qué también me tienes ganas, también te follaste a Susuki y a Takanori y ahora...!!
Estaba llorando.
Y yo también.
Duele.
Yuu, tú me confundes... deja de llorar idiota... deja de ovillarte.
Ah... ah-ah...
Espérame aquí Yuu. No te muevas.
No fue casi nada.
Al regresar él me puso los zapatos y sentándose a mi lado se quedo en silencio esperando... ¿qué estaría esperando?
Suspiré cansado y oculte la cara en mis brazos.
Antes de quedarme dormido pensé que... Takashima a pesar de ser un puto gay es algo diferente que los demás maricas que he conocido.
Le di una última mirada y descubrí que él también buscaba algo en mí.
La cabeza dolía... ya no sentí mi cuerpo.
Pero estaba acompañado... de la persona a la que odié.
Continuará...