Inevitable XXV
Me dolía horriblemente el pecho y eso me asustó.
Con los ojos cerrados intenté sobarme el brazo izquierdo, pero no lograba recordar cuál era el susodicho, para cuando acerté suspiré pesadamente, el dolor se expandía en mis costillas derechas y aquello no tenía nada que ver con una disfunción en el corazón.
Aún no abría los ojos y no porque no quisiera, si no que mis párpados parecían estar pegados con cola sintética, de esa que no se remueve con facilidad. Ladee la cabeza a un costado y descubrí que mi cuello estaba totalmente tenso, duro, lastimado. Acerqué las manos a mi frente y la sentí caliente y palpitante, bajé hasta los párpados y los abrí. La luz me fastidió y casi al instante algunas lágrimas se escurrieron hasta mojar mis orejas, no obstante el dolor de la luz seguí sosteniéndolos así para que por fin mis ojos pudieran abrirse solos. Pasó un tiempo y la falta de humedad me animó a cerrarlos y abrirlos nuevamente. Bostecé en silencio abriendo mucho la boca y descubrí que moría de sed.
Al tratar de incorporarme un dolor agudo me pinchó en la cabeza, me apreté con fuerza ese lugar y me senté. No recordaba dónde estaba, pero al ver la pared verde oliva y la ventana tan iluminada... Estaba en casa, me paré apoyándome en el suelo y camine hasta el baño, abrí el grifo y metí la cabeza en él sin pensar en nada más, el lavamanos se llenó rápidamente y yo solo aguanté las respiración hasta que el agua mojó mi cuello y comenzó a rebalsarse. Decidí volver a respirar cuando mis medias sintieron un chorro helado, levanté la cara y mi cabello mojó el espejo redondo colgado en la pared. Golpeé mi cara y me dispuse a salir...
En el marco de la puerta recién lo noté.
Retrocedí asustado al ver a personas desconocidas alrededor, abrí los ojos de par en par. No recordaba nada, no sabía quiénes eran, volteé veloz y volví a mirar mi cara en el espejo, era yo. Golpeé mis mejillas una vez más y salí de nuevo, me acerqué a uno que estaba echado boca abajo y lo vi bien pero nada, más allá había un par abrazados, el piso estaba lleno de colillas, de algo blanco, de orín, no sabía... El aire se me hizo insoportable, giré la manija de la ventana y la jalé hacía dentro, respiré profundamente, obvio que era mi casa, sí era mi casa, el piso, el apartamento...
¿Dónde estaba Taka?
Una angustia se apoderó de mí, me volví loco, extraño, empecé a agitarme sin saber porqué. En medio de la desesperación lo único que acerté a hacer fue a descubrir los rostros de todos los que dormían, solo reconocí a uno, pero no podía nombrarlo ya que lo había olvidado... caí sentado tratando de recomponer los hechos, pero nada venía a mi cabeza.
¿Dónde estaba Taka? Porqué tenía que estar conmigo... tenía la certeza de que él había estado conmigo, demoré otro tanto en decidirme a abrir una habitación. Entré pero encontré a otra persona y no era Taka, caminé veloz por el pasadillo y fui a la cocina, no había nadie, no sé cómo logré ver otra habitación, entré pero resultó ser la misma de antes. Intenté buscar mi móvil pero no encontraba mi polera, ni mi mochila. Fui directo a un armario y lo encontré vacío salvo por un futon en él.
Corrí a la sala y grité su nombre, me atemorizó lo temblorosa que salió esa voz. Volví a llamarlo, pero él no venía hacía mí. Recorrí de nuevo todo el apartamento, tiré cosas por doquier, empujé los cuerpos tratando de ver si alguno ocultaba a Taka.
La garganta se me secó y los ojos empezaron a nublárseme, corrí al baño y llené el lavamanos de nuevo, veía el correr del agua furiosa, metí mi cabeza cuando estuvo hasta el borde, volví a sacarla al instante. Fijé la vista en las cortinas de la ducha y de un tirón jalé de ellas. Tarde un instante en reconocerlo.
¡Taka! ¡Takaaa, Takaa reacciona, Taka, Taka, Takaaa!
Zarandeé su cuerpo de modo frenético, pero él no me respondía, no respondía grité mucho más y seguía igual, tan frío y dormido, le golpeé la cara con el dorso de mi mano, pero no dio resultado.
Mordí mi mano y me incorporé.
¡Necesitaba ayuda, la necesitaba y no tenía móvil!
¡Shimaaa, Shimaaa! ¡Shiroyama, ¿dónde están, mierda? Yune!
Salí gritando sus nombres a todo pulmón, pero no recibí respuesta. Entré de nuevo e intenté reanimarlo, pero ni siquiera podía controlar el propio temblor que llevaba encima. Corrí a la puerta principal, tenía que encontrar a alguien para que me ayudase, fui directo hasta el piso de arriba y toqué la primera puerta que vi, fue inútil. Bajé desesperado cuando noté a dos personas durmiendo en la parte baja de nuestro piso, era Shima, tenía que ser Shima.
¡Shima, Shimaaa, Shima despierta, que despiertes!
Tanta fue mi fuerza que Shima cayó a un costado.
¿Mmm? ¿Qué?
¡¡Shimaaa!!
¿Aki, qué Akiii? Demonios deja...
¡Shima, levántate, tienes que ayudarme no me contesta, no sé qué tiene, ¡despiértate!!
Le pateé en las piernas y eso basto para que el se enfureciera y despertara a Shiroyama.
¿Quién mierda grita? ¡Cállense!
¡Qué te pasa Akira, quieres que te... qué mierda, voy a vomitar, deja de moverme así!
¡No sé qué tiene Takaaa, está tirado en el baño, no me contesta!
Estará durmiendo, déjale.
¡Qué nooo, le he gritado y ahí dentro hay personas que no sé, no sé, Taka está raro, está raro!
¡Coño Susuki que te dejes de huevadas, quiero dormir!
¡Taka, ayúdenme!
Ya Aki, ya...
¡Por la puta que te vayas!
¡Yuu! Akira tranquilo, ¡oye!
Caí en las gradas agitado...
Aki, ¡Akiii!
¡Qué mierda!
¡Yuu, Yuu dónde vas!
Akira respira tranquilo, no te exaltes así, que estás con resaca hombre, vamos...
¡No!
¡Párala ya!
Pude respirar profundamente cuando Shima me golpeó.
¡Puta madre, veen, qué haces ahí imbecil, ven!
Vi a Shima ir corriendo arriba.
Me incorporé y los seguí.
¿Qué pasa?
Oye, Takanori, despierta, oyeeee, ¡despierta! No se despierta, no se despierta, ¡Takashima que no se despierta!
Mierda... ¡Muévelo a un lado, así no!
Me llevé las manos a mi cabello mojado.
Llama a una ambulancia, ¡llamaaaa!
¡No tengo el móvil, mierda, no tengo mi móvil!
¡Coño!
Corrí detrás de Shiroyama que llevaba cargado a Taka inconciente. Shima venía detrás de nosotros gritando y arrastrando algo, al llegar al primer piso y salir afuera nos desesperamos aún más, no estábamos en una avenida, así que no teníamos dónde tomar taxi.
¡El auto, el auto de tu amiga, quién sabe manejar, quién maneja!
¡Deja de gritar, cállale la boca a Susuki! Ah mierda, voy por las llaves.
Shiroyama se fue de nuevo al departamento y Shima mantuvo a Taka cargado, ya que yo no podía ni tenerme en pie.
¡Vamos, vamos!
Me senté atrás con Taka y Shima.
Sentí mi estómago encogerse por la velocidad y las frenadas que daba Shiroyama a cada instante cuando los semáforos cambiaban a rojo. El viaje se hizo una eternidad veloz, las calles me parecían irreales y estuve a punto de bajarme corriendo y llevar a cuestas a Taka, pero eso solo se quedó en deseos.
Ni siquiera supe a que hospital fuimos a dar. Solo noté el letrero con letras rojas que decía emergencias y a la par, por el estado de Taka no nos hicieron esperar, lo llevaron en una camilla y nosotros tres tuvimos que entrar también.
¡Qué no despierta, no entiende!
¿Tuvo una caída? ¿Saben si ha ingerido algún analgésico o antidepresivo?
¡No, por qué debería él... no!
¡Yuu, tranquilízate!
Pero es que no hacen nada.
Retrocedí de manera inconciente y tomé la mano de Taka, tan fría...
Señor debe contestar las preguntas.
Me fijé en el médico que nos daba miradas inquisidoras.
El jovencito de allá está dopado. Hay que hacerle un lavado, por favor retírense.
Tuve que dejar a Taka en manos de esas personas.
Shima y yo estábamos luego sentados muy juntos en una banca. Shiroyama a un lado no dejaba de maldecir.
Aki, ¿Ruki-chan se drogó ayer?
...
Aki...
No lo recuer...
¡Cómo se va a acordar, cómo se va a acordar el imbecil! Ni siquiera se acuerda que él mismo...
¡Yuu!
¿Qué?
Cállate ya.... estamos en problemas, sabes que...
¿Qué? Qué cosa, que el médico de pacotilla de allá ya nos ha puesto la mira y nos puede denunciar por consumir.
Yuu...
Shiroyama...
NO ME HABLES... no quiero escucharte, si no sabes hacerlo entonces no te jales nada, hijo de puta.
¡Yuu! ¡Yuu, dónde vas, Yuuu!
Me hundí en el asiento.
Todo el día pasado lo tenía en blanco, en blanco y eso me aterraba en sobremanera. No recordaba que estuve haciendo, no recordaba que hizo Taka o los demás.
Ya se le pasará, no le hagas caso, siempre hace lío por todo. ¿De verdad no te acuerdas de nada Akira?
No. ¿Tú sí? ¿Por qué tú estabas afuera? ¡Sabes que me asusté mucho!
Ya... no te exaltes que aún tú estás algo... bebimos todo el puto día, Akira. Después no sé de dónde salieron los pacos... No lo recuerdo, pero creo que todos probamos. Me acuerdo que jalé en el baño, pero después no sé quien la esparció por la alfombra y todos...
Ya no sigas.
Akira.
Ya deja de hablar así, no parecemos nosotros.
Tenía que pasar algún día.
No hables de ese modo. No puedo recordar... cuánto se metió Taka...
No sé. No me fijé en él. Creo que todo se salió de control.
Soy un irresponsable.
Akira...
Es mi culpa.
¡Akira! Ruki no es un niño.
¡Y eso qué!
Que lo que él hizo fue por su voluntad.
¡Qué voluntad, dime, qué voluntad es esa, estábamos ebrios, qué voluntad va a tener si estaba borracho, sabes que él le sigue el juego a todo cuando está borracho!
¡Los que vienen con Matsumoto Takanori!
Vamos Aki. ¡Aquí estamos!
Caminé detrás de Shima.
Ya sabía lo que vendría. Ambos nos acercamos al médico, quién no nos dijo una sola palabra ya que escribía ve a saber qué en su reporte.
¿Saben qué está penado esto?
Sí doctor.
Y más con un menor de edad aquí. Tienen que llamar a sus padres de inmediato, no es posible que...
Pero, es un error... doctor.
¿Cómo dice?
Lo que nos faltaba ahora.
Tiré de mi cabello al escuchar a Shima explicarle al doctor que Taka no era menor de edad y que todo había sido producto de un descontrol, no era nuestro caso el ser consumidores, solamente nos habíamos topado con aquello.
Disculpe pero no tengo que seguir dándole explicaciones.
Y cómo sé que usted no está encubriéndolo, cómo sé si no tiene identificación que lo acredite.
Tengo mi identificación, la mía cuenta, salimos apurados no pensamos en eso. Lo siento pero usted no es policía y no tenemos porque darle las explicaciones del caso.
Sabe usted que el hecho que su compañero inhalara cocaína y marihuana en conjunto podría haberle provocado un ataque cardíaco. Sin contar con la bebida que ingirió, usted mismo dice que es alguien que no está acostumbrado a beber en esas cantidades. No todas las personas reaccionan igual a los estupefacientes.
Doctor Shun...
¿Qué?
Lo llaman de...
¡Qué ya voy! El paciente se quedará hoy para observarlo. Es probable que al despertar tenga alguna reacción anómala. Sea cuidadoso.
Ambos nos quedamos en silencio y fuimos a donde nos indicaron. No teníamos palabras que agregar y al ver a Taka dormido no quedó nada. Observé durante mucho tiempo el suero de dextrosa bajar al brazo de Taka.
No pude tocarlo o acariciarlo...
Tenía miedo.
Tampoco me di cuenta del momento en que Shiroyama se apareció y cómo el ambiente se volvió tan tenso sin necesidad de hablar. Algo había en el ambiente que me desagradaba o preocupaba. Sin embargo no resultó un respiro el despertar de Taka.
Cuando notamos movimientos en él sentí un peso fuera de mí. Me alegré de que por lo menos estuviese bien y dentro de poco conciente. No obstante cuando abrió los ojos sé que demoró un tanto en reconocer el lugar, Shima le habló calmadamente, yo permanecí callado a su lado, observando todas sus reacciones. Yuu a un lado se mantenía distante pero no distraído.
Hasta que se descontroló sin motivo aparente.
Y lo que siguió no pude entenderlo.
¿Y Yune-chan?
Está en casa, no te preocupes Ruki-chan, tú sólo descansa...
¡No, dónde está Yuneee!
Ruki...
¡Hay que ir a buscarlo, dónde está!
Taka tranquilízate.
¡NO, VOY A BUSCARLO, VOY A BUSCARLO AHORA, AHORAAA!
Tuvimos que agarrarlo entre los tres, me dediqué a sostener sus piernas y Shima sus brazos, más fue imposible. Shiroyama tuvo que ir por la ayuda de alguna enfermera, al cabo de segundos regresó con una y un calmante para mi enano.
¡No, no quiero, aleja eso de mí, llévatelo!
Ok, Ruki, vas a tener que descansar...
Nooo, no quiero, Yune no puede estar solo, quiero ir con él, déjenme ya... ¡por favor! Akira... déjame...
Lo siento Taka, es mejor que duermas, me quedaré contigo, lo prometo.
¡No tarado, no, vete, veteee!... anda allá....
Cuando volvió a dormirse por fin me largué a sentarme en una de las sillas que tenía la habitación. Completamente agotado y preocupado, parecía que el mundo se me iba a caer encima.
¡Yuu, yuu a dónde vas, oye!
Ahí iba de nuevo Shiroyama a desaparecerse.
En serio no recuerdas nada Aki.
Miré enfadado a Shima, qué tanto insistía con eso, si yo decía que no, era más que obvio que no.
Ya te dije que no recuerdo nada.
¿Nada, nada?
¡Que no!
Ok... no grites.
Las horas transcurrieron veloces y en medio de las luces blancas de la habitación vimos como de a pocos se hacía de noche. Shima se quedó a mi lado e hizo turno conmigo para que yo pudiese ir al cafetín para surtirme de alguna vianda con la cual llenar el estómago. Como a las ocho de la noche nos informaron que podríamos irnos y dejarlo al cuidado del personal de turno, mas no quisimos, y ellos no insistieron. El rumor del estado de Taka se había expandido y lo sentíamos tanto Shima como yo. Después de un segundo cuadro de ansiedad de mi enano, Shima tuvo que mentirle y decirle que él mismo había ido a ver a Yune y que estaba bien, con resaca obviamente pero bien y que lo había embarcado para su casa. No sé si Taka le creyó, pero aquello sirvió para que se durmiera tranquilo.
A pesar que decidí quedarme en vela toda la madrugada, me resultó imposible, tenía el cuerpo molido, angustiado y el ver dormir a Taka y a Shima no me ayudaba en nada. No me di cuenta del momento en que caí rendido, ni siquiera soñé.
No debí dormirme.
No obstante tuve un impulso para despertarme, creí haber dormitado un poco, pero al ver la luz azulina del cielo supe que debían de ser las seis de la mañana o tal vez un poco menos.
Lo que siguió fue como una broma pesada, horrible y desastrosa.
Taka no estaba.
Pensé que se encontraría en el baño y fui a buscarlo. Temí lo inevitable.
¡Shimaaa, Shima, despiértate!
¡Qué... qué, ya déjame!
¡Taka no está, se fugó idiota! ¡Mierda!
Shima al escucharme saltó de la silla y me miró preocupado.
No había que preguntar en dónde estaría.
Era obvio.
¡Yuu!... deja de gritarme, mierda, joder que Ruki se fugó del hospital, vente rápido, qué te vengas rápido que si no pagamos no nos dejan salir... ¡qué vengas!
Pero yo no podía esperar hasta que a Shiroyama se le diera la gana en venir.
Yo me adelanto.
¡Aki, condenado... a dónde vas!
Corrí pero fui detenido por Shima a la fuerza.
Tú puedes quedarte no me hagas demorar más, él no puede estar corriendo por la calle.
Ya sé, pero no seas idiota, ¡Primero ponte mis zapatos, eres tan imbecil que ni te has dado cuenta que no llevabas zapatos, idiota!
Dejé atrás a Shima, hurgué mis bolsillos y noté que no llevaba nada encima. Así que tuve que volver para pedirle a Shima.
Ahora mismo voy en un taxi rumbo al departamento... ¡¡por qué siempre tienes que salirte con la tuya Taka!!
Continuará...