Inevitable XXVIII - parte A
No sé si abrazarte...
Mis manos están heladas... ¿te congelaría?
A un espacio prudencial de ti... Es miedo.
Estoy avergonzado.
Alejo los ojos de tu cuerpo... estás tan delgado y traslúcido.
Observo el suelo, arrepintiéndome... dónde se ha ido mi enojo. Ya no está conmigo y me siento vacío.
Deja de llorar Hana... tenemos que pensar ahora.
Respiro cansadamente, la mente adolorida... la cabeza va a explotarme.
Qué fue entonces...
Doy un respingo cuando la voz de Shima me susurra en el oído.
No lo miro, y alzando los hombros le digo que no lo sé. Ningún médico se ha acercado a dar el parte.
Y entonces por qué Hana...
Ni idea.
Shima se aleja de mí y va donde Taka.
Conversan un poco y no me atrevo a preguntar.
Pareciera como si el tiempo estuviese estancado aquí.
La gente viene y va... todos preocupados por alguien en específico.
Más allá veo a alguien llorar, su hijo ha muerto.
La muerte... ronda sin cesar, esperando llevarse al más incauto. Presiento que en estos momentos por fin me he dado cuenta de su existencia con una terrible claridad. Un nudo en mi garganta se forma... miro a Taka y no sé qué hacer... dije cosas que no debía...
Yo...
¡Sugie Inou, los que vienen con Sugie-san!
¡Nosotros!
Me sorprendo al ver entrar a todo un gentío...
Shima da media vuelta y se sienta un poco alejado de mí.
Coloco las manos en mis bolsillos y rozo el encendedor... saldría a fumar si no estuviese en una circunstancia tan delicada. Muerdo mis labios y descubro con fatalidad que no ceso de pensar en Taka... Como si no me importase la persona que está siendo examinada en este momento. Me veo como una aberración sin criterio y sentimientos.
Vergüenza.
Golpeo la pared al imaginar lo que piensas de mí.
Si es que lo piensas.
Agitado salgo del lugar.
Cansado, harto...
¡Sí soy terrible, lo sé!... todos lo saben aunque finjan no decirme o ponerse de mi lado. Ya no interesa aquello, sí, sí, siempre he sido así, sí... sí, ¡sí!, desde que era un niño y te tenía a mi lado solo para mí, desde que tu cuerpo cambio y tu altura avanzó, ¡todavía eres el pequeño Taka-chan que siempre protegía!
Qué importaba si solo pasabas las largas horas conmigo, ¿no te agradaba?
Las tardes en mi casa o en la tuya, ¿estabas feliz?
Mis dedos tocando tu silueta cuando cansado de estudiar te quedabas dormido sobre la alfombra. Podía ver el sol bañarte por completo y ese morbo autoritario se hinchaba en mi pecho, porque era yo y no otros los que te veían dormir tan quieto y calmo.
Cuando despertabas ser yo a quien encontrases cerca, ¿es enfermo?
Me molestaba cuando mirabas o jugabas con otros, ¡¡lo sé!!
Buscando tu mirada, solo quería eso, ¿era malo? ¡Qué de malo hay con desear tenerte solo para mí!
No te ahogo en una habitación.
¿Atención?
Sí.
¡¡Te he dado toda mi maldita atención todos los putos días que te amo!!
Retorciéndome... callándome...
Diciendo está bien... no está bien... de acuerdo... lo entiendo... ¡no lo entiendo!
Las manos me queman al sentir la ausencia de tu piel.
Cada noche en la penumbra, odiándote... deseando que me recordaras a todas horas.
¡Viendo tu cara al costado de mi almohada... odiarte servía y no!
Mi cabeza tronaba, el hueso frontal quería escaparse para dejar salir mi masa encefálica... para olvidarte.
Sin embargo a todas horas tu olor se paseaba por doquier.
Era el aroma del pan... el aroma del shampoo... el aroma tóxico de los autos... tu aliento a cereza mordiendo el lóbulo izquierdo de mi oreja ya dañada... el olor de tu ropa olvidada en un rincón del armario... y de nuevo el aroma de la mañana... el aroma de las hojas blancas... y tus sábanas y mi pecho...
Irritado...
Sin dormir, porque tu cuerpo dolía... y mi sexo también.
Y mis piernas y tus piernas...
¿Quedando todo ahí?
¿La banda?
Sonará a mierda, pero me valía...
¡Carajo, todo me valía si tú...! ¡¡No quiero monopolizarte con el mundo!!
¡Me odio por pensar así... soy como un...!
¡Akiraaa!
Asfixio...
Lo pensaba a menudo cuando me lavaba la cara en la medianoche.
Y tú revoloteando en mis pensamientos como una luciérnaga.
¡Quería desaparecerte!
Atraparte en una botella y enterrarte para que tu luz no me molestase al dormir.
Créeme que lo intenté hacer y lo hice...
Pero para cuando me percaté de mi acto... encontré tus ojos viéndome con decepción.
¡Deja de correr!
Detengo mis pasos y me sostengo con las manos en las rodillas.
Sudo frío.
Volvamos.
...
Aki... Akira deja lo que tienes en la cabeza por un momento. Solo un puto momento y volvamos.
Cállate.
Martirizándote las cosas no se van a... Tan solo volvamos.
No lo entiendes Shima.
¡Nunca entiendes nada! Te la pasas diciéndoles a todos cómo portarse o cómo referirse, pero estás hueco... No tienes ni un ápice de lo que yo sí...
Odio esto.
¡Akira!
¡Sólo déjame en paz, no entiendes, tienes en el cerebro mierda y no te deja pensar, dije que me dejes, lárgate y vete allá!
No me hables así ¡¡Yo también tengo bastante, pero acepta que te equivocaste!!
¿Equivocarme?
¿Equivocarme?
Sí. Te equivocaste y yo te lo dije.
Shima...
¿Qué?
Río... sí río...
De qué te ríes, estás imbecil acaso... te equivocaste, al fin de cuentas el enano no tenía un romance con Yune.
Cállate.
¡Y tú le creíste a un tipo que no vez hace más de cinco años!
¡Cállatee!
Sabías que era ilógico, pero dudaste, ¡dudasteee!
¡¡Cállateeee!!
Sujeté mi cabeza con fuerza cuando Shima se desplomó por el golpe.
No me había esquivado.
Con la nariz escurriendo sangre él reía ahora, reía como un loco...
¿Qué vas a hacer ahora? Jajaja, te equivocaste, ¡todos nos equivocamos, jaja!
Retrocedí asustado.
Siento como si Gazette se hubiese ido a la mierda, jajaja, eso ha pasado, se ha ido a la mierda... jajaja.... ah-haaa... y ahora Yu-ne...
Mi garganta se endureció al verlo llorar.
Pero mi cuerpo no se movió ni un solo milímetro.
Se terminó... haaahaa, qué voy a hacer, ¿ehhh? Se acabó lo que soñé, ¡mierdaahh!
Había olvidado que lo prometimos, lo que prometimos...
Cuando...
No solo se había terminado Gazette... yo también me había terminado.
Sonreí cuando la humedad nubló mi vista.
Parecía un mal chiste...
Acababa de salir el sol... y nosotros no dejábamos de hundirnos.
Miedo...
Mi corazón tenía miedo y terror por dejar algo seguro... por haber perdido algo seguro... ¿mi hogar? Estaba perdiendo de nuevo... Mis fuerzas se habían esfumado hace tanto, olvidando a Taka... odiándome a mí mismo por no ser lo suficientemente bueno para él... por no...
Por haberme equivocado...
Sin dar mi brazo a torcer.
El orgullo... duele.
He quedado como un estúpido frente a ti.
¿Qué vas a hacer conmigo?
¿Los papales se han invertido?
Tus palabras... las borraras como mi estúpido enojo que ahora ya no sirve de nada...
Nee Taka... ¿sonreirás para mí como antes?
Continuará...