Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

TU RAZA, MI RAZA, NUESTRO AMOR. por CABALLERO

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

     HE AQUÍ LA CONTINUACIÓN A MI HISTORIA.

     ULTIMAMENTE HE TENIDO MÁS TRABAJO DE LO QUE HABÍA TENIDO HACE UN BUEN TIEMPO, PERO, AHORA CON LAS COSAS MÁS TRANQUILAS PONDRÉ EN LÍNEA MÁS SEGUIDO LOS PROXIMOS CAPITULOS.

     ESPERO QUE DISFRUTEN DE ESTE Y GRACIAS POR TOMARSE EL TIEMPO DE LEER Y DEJAR SUS OPINIONES Y  COMENTARIOS.

     Soy miembro de la Comunidad Vampírica Inglesa, soy de Inglaterra, y es lo único que puedo recordar sobre mí. Tengo un hermano mayor, lo único que queda de lo que alguna vez pudo haber sido mi familia. Eidan, mi hermano, es el líder de la Comunidad Vampírica Inglesa, es un vampiro poderoso para su nivel, y muy despiadado, a veces se le olvida que soy su hermano y me trata peor que a los otros miembros de la comunidad. Típico en él.

 

     Viví algún tiempo en el castillo de nuestra comunidad. Es un palacio enorme, ubicado en el reflejo sobre el agua de un castillo en tierra. Era así como no éramos encontrados, la entrada al castillo de nuestra comunidad era el reflejo de un castillo humano común.

     -¿te irás otra vez? – me preguntó Eidan frío, casi como despreciándome.

     -sí, ya me fastidié de estar aquí – contesté con un suspiro en la puerta principal del castillo.

     -sólo llevas 3 años aquí y ya te hartaste, eres muy difícil de complacer – se me hizo extraño que me dijera más de dos frases seguidas.

     -no me gusta estar encerrado.

     -sí, sí ya sé, por eso dejaste al demonio Zótico ya hace 1000 años ¿no? Los de esa raza no deberían tratarnos así, no tienen derecho. – escuchando eso, recordé inmediatamente la verdadera razón por la cual dejé el mundo de los demonios.

     -ya no quiero que me hables de esas bestias que a diferencia de nosotros no tienen cerebro ni sentido común. – estaba mintiendo, pero Eidan no podía notarlo.

     -¿regresarás? – como si a él pudiese interesarle.

     -no lo sé, tal vez en un par de décadas o tal vez un par de siglos.

     -estate al pendiente de tu trabajo – me ordenó el egocéntrico.

     -por eso no tienes por qué preocuparte, sabes lo serio que soy en mi trabajo. – me irrita que me diga qué hacer con tal falta de respeto.

     -estaré en contacto contigo por medio de espejistas.

     -pero no esperes que responda si intentas comunicarte tan seguido.

     -no te sientas tan especial, inútil. – me dijo dándose la vuelta.

     -lo digo por si acaso, idiota – creo que ni siendo vampiros los hermanos dejan de discutir, en toda la comunidad somos los únicos que llegamos a compartir un mismo lazo sanguíneo.

 

     Así lo dijo Eidan, 1000 años hace que dejé la banda de Zótico, y con ello lo que pude llegar a sentir por Soinomed. La verdad es que aunque me costó algo de trabajo al principio, 1000 años es el tiempo suficiente para que alguien logre olvidar a otra persona.

 

     De Inglaterra llegué a España. Eran tiempos difíciles en ese entonces para ese país. Pero, para quienes vivimos en la noche ocultos de los ojos del sol, es fácil vivir.

    

     Mi trabajo consiste en lo siguiente. Poco a poco los Dioses del mundo de los demonios enviaban a más demonios a cumplir condenas al mundo de los humanos, pero, había otros demonios que gustaban de romper las reglas y escapar de su mundo para venir a armar revuelos a este. Así que, lo que yo hacía con las aprobaciones correspondientes, inicié un servicio para cazadores y contratistas. De esa manera, si alguien deseaba que un demonio “desapareciera” yo doy el anuncio de que se ofrece una recompensa por la cabeza de ese demonio. Es un método que se me ocurrió para pasar el tiempo y de paso ayuda a los mundos a mantenerse en equilibrio, así no hay más demonios en el mundo de los humanos de los que debería de haber.

    

     Con el paso de los años, desarrollé mi propio poder, los milenios, para algunos de nosotros, proporcionas ciertos dotes que nos ayudan a llevar una mejor calidad de vida o que por lo menos nos permiten obtener algunas cosas con mayor facilidad.

 

     Poco tiempo después de que llegué a España, luego de haberme instalado, escuchaba hablar a la gente de un loco que andaba en las calles españolas y que sembraba temor incluso entre las poblaciones gitanas.  Se trataba de “el loco de la trenza” mataba mujeres de una forma temible, para empezar escogía siempre mujeres bellas con cabello particularmente largo; las golpeaba hasta que perdieran el conocimiento, y después cortaba sus pieles haciendo dibujos en ellas finalmente morían desangradas, pero, antes de dejarlas tiradas, cepillaba sus largos cabellos y les peinaba con una trenza. Durante mucho tiempo hubo un brutal toque de queda por parte de la guardia española, pero aún así por las mañanas encontraban a una mujer muerta.

 

     Por esos tiempos yo era el único vampiro que vivía entre los humanos fuera del castillo de la comunidad, los vampiros de la comunidad española son extrañamente hospitalarios, así que no les importaba que viviera en su país.

 

     Una noche, salí a comer, (por disposición de los supremos, los vampiros no teníamos derecho en beber la sangre de alguien hasta la muerte, debemos dejarlos vivos, pero borrar el recuerdo de nuestro encuentro con el humano del cual nos alimentemos). Dejé a mi víctima sentada en una banca, parecía dormida, pero sólo estaba un poco inconciente, despertaría en unos cuantos minutos, me alejé de ahí para que no me viera al despertar, aunque ya había borrado su recuerdo mío, sería problemático que me viera.

 

     Comencé a caminar alejándome, y de pronto, un ruido me atrajo la atención. Eran unos pasos que se acercaban al lugar donde dejé a la mujer de la cual bebé su sangre. Era “el loco de la trenza” con verlo a la distancia a la que estaba de él, pude sentir que no era un humano común, era un demonio. Vestía con andrajos, parecía un vagabundo; y estaba dispuesto a llevarse a mi víctima para matarla como era su gusto o costumbre. Eso, por supuesto, representaba un problema para mí, ya que podrían acusarme de haberla matado ya que se darían cuenta de mis marcas en su cuello y si me acusaban de su muerte, me culparían de las otras mujeres muertas bajo el mismo patrón. No podía permitir eso.

     -busca a otra mujer, no puedes matarla a ella – le dije serio, no podía permitir que se la llevara, manteniendo mi distancia, claro.

     -¿por qué? – me preguntó sin mirarme. Su voz era tan fría que hasta se podía sentir cómo el viento se congelaba al escucharle hablar.

     -yo acabo de beber de su sangre, y mis marcas están en su cuello, si la matas, seré yo al que culpen.

     -¿vampiro?

     -así es. ¿Demonio? – aunque no hacía falta preguntar.

     -por desgracia. – me extrañó un demonio que no estaba orgulloso de ser lo que era. – Me la llevaré – dijo tomando a la mujer entre sus brazos.

     -no lo voy a permitir. – no me quedaba de otra, me puse en guardia.

     -¿me vas a atacar? – no me miraba, hablaba siempre mirando al suelo.

     -no puedo dejar que me culpen de cosas que no he hecho – respondí.

     -yo tengo que lidiar con eso día con día, es fácil acostumbrarse – me dijo con obvio dolor en sus palabras y su voz.

     -no pienso discutir nada que tenga que ver contigo demonio, regresa a esa mujer a la banca.

     -no lo haré.

     -bien. – sin pensarlo más, corrí velozmente hacia él, para atacarlo, pero, asombrosamente, esquivaba cada uno de mis golpes con sólo moverse un poco, ni siquiera tenía que usar sus manos, él tenía cargando a la mujer.

     -es inútil que ataques, tu poder no es nada con el mío. – Y en efecto, yo era bastante veloz, pero, él lo era más. En un momento en el que tal vez la suerte se puso de mi lado, logré hacer un rasguño en su mejilla, esto asombró al demonio y también lo hizo enojar, tanto que dejó a la mujer en la banca y se puso en posición para atacarme; ahora sí estaba en problemas.

     -odio que dañen mi rostro, ¿sabes que tardaré en hacer que desaparezca esta cicatriz? – me dijo limpiando las gotitas de sangre que brotaron de la herida.

     -quisiera decir que lo siento.

     -¿así que tú también odias a los demonios?

     -¿y tú a los vampiros?

     -nunca he comprendido ese odio, después de todo, vampiros y demonios somos casi iguales – esas palabras me paralizaron, ¿podía ser posible que después de tantos años fuera Soinomed el demonio que estaba frente a mí? Él era el único demonio al que en toda mi existencia como vampiro había escuchado decirle eso.

     -¿eso piensas? – le pregunté intentando esconder mi asombro. Se veía muy diferente a como yo lo recordaba estando en la banda de ladrones. Su cabello no lucía largo, llevaba un sombrero que también ayudaba a esconder sus ojos.

     -a veces, ahora lo que quiero es matarte, a mí nunca nadie me daña el rostro. – perecía que flotaba en el aire, pero en realidad era su poder en acción, dio un gran salto en dirección mía, expuso sus largas uñas filosas como dagas dispuesto a causarme el mayor daño posible. Esquivaba sus ataques con destreza, y él esquivaba los míos. Él daba saltos de casi 10 metros de alto, yo con dificultad podía alcanzarlo, pero lo lograba.

     -eres bastante bueno para ser un vampiro – me dijo mientras esquivaba mis ataques.

     -el segundo de mi comunidad – respondí mientras atacaba.

     -¿Quién te entrenó? – me preguntó mientras me atacaba.

     -el tiempo – respondí mientras esquivaba sus ataques. – pero, recibí muchos consejos muy útiles y sabios por parte de un demonio del que fui sirviente.

     -¿un demonio aconsejando a un vampiro? ¿Qué demonio fue?- recibí una patada al estómago que me hizo golpear un muro, no fue lo suficiente para que me derribara por completo, me levanté de entre los escombros que cayeron con mi impacto.

     -usted debería de conocerlo señor Soinomed – le dije.

     -¿por qué conoces mi nombre? – al pareces se había extrañado.

     -el señor Zótico fue quien me entrenó cuando estuve a su servicio. – con eso tuvo suficiente para reconocerme. Detuvo su ataque y me miró indirectamente con sus ojos escondidos bajo su sombrero.

     -Roderick… - dijo mi nombre como saboreando sus letras pero en su voz había furia, la misma furia con la que me echó del mundo de los demonios. Haciendo uso de mi telequinesia (algo débil en ese tiempo) logré tirar el sombrero de su cabeza, su largo cabello se reveló ante el viento, brillaba aún más con la luz nocturna del mundo de los humanos, y vi sus ojos, tan negros igual que como los recordaba.

     -Soinomed. – dije su nombre. Su rostro, poco a poco mostraba ira, desbordable ira. Su cabello se alborotaba en el viento en señal de su furia. Corrió a la velocidad de la luz hasta donde yo estaba, me tomó por mi gabardina y con una voz colérica me dijo.

     -vuelvo a encontrarte y juro que ya no me contendré, la luz del sol no es la única manera de matar a un vampiro – sus ojos se tornaron rojos una vez más. – junto a mí, tú eres tu propia tumba – esa última frase me sonó extraña; me lanzó al aire, si no mal recuerdo casi a 30 metros de altura, luego, él saltó y con todas las fuerzas que pudo reunir, me dio un golpe que hizo que en sólo dos segundos yo impactara con el suelo, quedé inconciente. Lo que recuerdo después de eso es que desperté en una habitación del castillo de la comunidad española, con quemaduras que poco a poco sanaban de mi piel. Un vampiro estaba a mi lado.

   

     -tienes suerte, de no haber pasado yo por ahí a esas horas, en unos minutos más habrías muerto a manos del día – me dijo con una voz tan melodiosa.

     -¿qué pasó? – estaba aturdido.

     -esperaba que tú pudieras explicármelo.  Te encontré en el suelo, en un enorme hoyo que se hizo en la calle. ¿Intentabas perforar el mundo con tu cabeza? – ya lo recordaba, fue el gran golpe que me dio Soinomed.

     -me atacaron.

     -¿quién?

     -un demonio.

     -esa raza maldita, no sé porqué los dioses se molestaron en hacer una especie como la de ellos. – un vampiro más que odiaba a los demonios, no se me hacía raro. – Fue una fortuna que no dañara tu hermoso rostro – me dijo acariciando mi mejilla.

     -no hubiera sido algo que te concerniera a ti.

     -pues no, pero en verdad habría sido una pena ver tan bella cara dañada con una cicatriz. – su proximidad conmigo cada vez era menor. – dime, ¿estás muy cansado? – su acento español en verdad que se escuchaba bien, no voy a mentir, aunque en realidad eso no me importaba.

     -me preocupa más lo cansado que puedes quedar tú luego de estar conmigo. – le respondí. Para quienes vivimos en la noche y no tenemos otra cosa qué hacer más que beber sangre humana, la lujuria es el mejor pasatiempo, no importa si es un hombre, si es una mujer o cuántos intervengan; ese es uno de los pocos placeres de los que podemos gozar, pero, para alguien como yo, que siente algo humano por un demonio, la lujuria pasa a ser sólo una actividad más en la vida cotidiana que ya no tiene ningún sentido, ahora, la lujuria sólo es una manera de disfrazar lo que siento por Soinomed.

 

     Pasó un año, y luego otro, y otro más. España me aburrió, y después de aquel encuentro con Soinomed, ese país ya no se tuvo que preocupar por “el loco de la trenza” ya que, aparentemente había desaparecido.

 

     Hace 1000 años logré olvidarme casi por completo de lo que había llegado a sentir por Soinomed, el futuro nos puso nuevamente frente a frente en España; y para mí ya no fue difícil volver a olvidarme de él, los siguientes 500 años.

Notas finales:

BUENO. POR AHORA ES TODO, EN UN PAR DE DÍAS PONDRÉ LA CONTINUACIÓN.

 

GRACIAS.

ATT. RDK.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).