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First and last (Death Note) por Mit Hydeist

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00:18

2004, Tokio, Japón

L estaba deprimido y Light lo sabía. Pero sólo sabía que estaba en ese estado únicamente porque la investigación no avanzaba.

A pesar de que ya era pasada la medianoche Light continuaba investigando a través de la computadora, en el centro de investigación ubicado en el subsuelo del inmenso edificio. L, esposado a él, estaba a un par de pasos de distancia, sentado en una silla giratoria que movía levemente de un lado a otro sosteniéndose del respaldo.

De repente la puerta se abrió y tras ella apareció Matsuda sonriendo y levantando una pequeña caja de pastelería delante de él.

- Watari me pidió que te trajera estos brownies, Ryuuzaki –dijo el detective sin dejar de sonreír, como si estuviera orgulloso.

L levantó la cabeza y por un instante dejó de pensar racionalmente: en la puerta veía (o creía ver) a Keith Etheridge. Se levantó enseguida de la silla y se lanzó a los brazos de Matsuda, quién arrojó la caja al piso por la sorpresa. Light puso reaccionar a tiempo para no caerse por el fuerte tirón de la cadena.

- You stupid negligent bastard! –gritó L golpeando el pecho del confundido Matsuda- You left me alone, bloody egoist! I loved you! I loved you so much!

Matsuda, que tenía las manos arriba como si alguien estuviera apuntándole con una pistola, miró a Light lleno de confusión: - ¿Q-qué le pasa...? ¿Qué está diciendo...?

Light dio un suspiro algo exasperado y se acercó a L con cautela: - ¿Ryuuzaki? ¿Estás bien? –lo interrogó apoyando una mano en su hombro.

L se alejó un poco de Matsuda y permaneció parado con la cabeza gacha. Light pudo ver lágrimas rodando por sus mejillas y de inmediato le pidió a Matsuda que fuera a buscar a Watari.

--

Watari había llevado a L a su habitación (que obviamente era también la de Light) pidiéndole que descansara un poco.

- Tuviste una crisis nerviosa –le dijo el viejo hombre en voz baja acariciándole el cabello- No te preocupes.

- Dudo que necesitas hablar en susurros, Watari –dijo L inexpresivo- Lo que dije frente a Matsuda-san seguramente fue suficiente para que Raito-kun dedujera la situación en forma correcta, ¿no es así, Raito-kun?

Light levantó la vista hacia el otro muchacho, aunque éste le daba la espalda. El joven de cabello claro estaba sentado en su cama (a menos de un metro de distancia de la de L) ya usando su pijama: - Deberías agradecer que Matsuda no entiende inglés... –dijo sonriendo.

- Tal vez... Aunque claro que pueden pasarme este tipo de cosas como ser humano que soy... –respondió L mirando fijo el piso y luego titubeó-: ¿Podrías... decirme que dedujiste, Raito-kun?

- Bien... –comenzó Light- Confundiste a Matsuda con alguien, un inglés, por la forma en que le hablaste... Obviamente se trata de un hombre... del que te enamoraste. Dijiste que te dejó solo y lo llamaste estúpido y negligente, por lo tanto puede que esa persona haya muerto en alguna clase de accidente.

L dio un suspiro: - Brillante como siempre, Raito-kun...

Watari miró al muchacho con tristeza: - Tómate esto si no puedes dormir –le dijo dejando un vaso con agua y una píldora en la mesa de luz- Necesitas descansar.

L no respondió y dejó que el hombre se marchara.

--

3:05 am

- Raito-kun... –dijo L de repente sentándose en la cama- No puedo dormir.

Como esperaba L no obtuvo respuesta: Light dormía profundamente. El muchacho de cabello negro volvió a acostarse, en posición fetal como lo hacía siempre, pero no cerró sus ojos, dirigidos a la nuca de Light.

- Raito-kun... –volvió a decir L, esta vez dando pequeños tirones a la cadena que los mantenía unidos- No me siento bien...

Light balbuceó unos quejidos al principio pero finalmente se despertó y se sentó en la cama mirando a L: - ¿Qué sucede? –preguntó somnoliento mientras se fregaba los ojos- Si no puedes dormir tómate la píldora esa y ya...

- No me siento bien –respondió L- Creo que tengo algo de fiebre. Es decir, tal vez... No estoy seguro porque no puedo confirmarlo yo mismo.

- ¿Por qué no llamas a Watari? –Light se sintió un poco fastidiado al ver el reloj.

- Es tarde, no quiero molestarlo.

- Y no te importa molestarme a mí...

- Es menos molestia para ti que estás en la misma habitación que yo...

Light dio un suspiro algo exasperante. Sabía que L era de dormir poco pero a él no le hacía gracia despertarse a la madrugada. Aún así se preocupaba por L. Se levantó y se sentó en la cama del otro muchacho- Mmm... No creo que tengas fiebre... –dijo luego de apartar el rebelde flequillo de L para tocarle la frente- ¿Por qué pensaste que sí?

- Tengo escalofríos y me duele un poco la cabeza –respondió L mirando hacia abajo.

- Tal vez te cayeron mal tantos dulces.

- Siempre como dulces y nunca me cayeron mal.

Light dio otro suspiro, pero esta vez sonriendo. Hizo que L también se sentara en la cama y le rozó una mejilla: estaba húmeda. – Las defensas del cuerpo bajan cuando uno está deprimido –le dijo.

L siguió mirando abajo y no respondió.

- Bueno, me quedaré aquí por si necesitas algo más –dijo Light subiéndose a la cama de L- Hazme un lugar.

El otro joven se hizo un poco a un lado y volvió a acostarse sosteniendo sus rodillas contra su pecho, dándole la espalda a Light.

Pasaron un par de minutos en silencio. Light se sentía algo contrariado. Siempre había tenido a L muy cerca estos últimos días, aunque no tan cerca... Finalmente se animó a preguntar: - ¿No quieres contármelo? Tal vez te haga sentir mejor.

- ¿Entonces no te parece perturbador el hecho de que haya estado enamorado de un hombre, Raito-kun?

- ¿Pero qué dices? –sonrió Light- Uno no puede evitar enamorarse de otra persona, quién quiera que sea, ¿o sí?

Luego de un instante L respondió: - Se llamaba Keith Etheridge. Lo conocí en 2000 cuando estaba de visita en Londres. Todo pasó en apenas un mes...

- ¿Un mes? –repitió Light sorprendido.

- Sí... Supongo que es poco tiempo, pero yo... No soy muy bueno tratando con gente y a su vez la gente no sabe cómo comportarse con alguien como yo... Keith fue... la primera persona en interesarse en mí... de esa forma.

- ¿Qué le ocurrió?

L suspiró con tristeza: - El día de mi cumpleaños me declaró su amor. Me besó cinco veces ese día y al siguiente... murió.

- Lo... lamento... –dijo Light sin saber que más decir. Recordó lo que L le había gritado a Matsuda esa noche y no pudo evitar sentirse devastado por el relato.

- Tuvo un accidente en su auto mientras viajaba a Hampshire –continuó L- Pude conocer varios detalles del hecho y fue enteramente su culpa: Keith llamó por celular a su hermano Daryl mientras conducía... –hizo una pausa y luego continuó- Le contó que había conocido a alguien... y que era muy feliz... –la siguiente pausa que L hizo devastó aún más a Light- Esas fueron... sus últimas palabras...

- Ryuuzaki... –balbuceó Light al tiempo que el otro muchacho se volteaba rápidamente y lo abrazaba.

- Sumimasen... –dijo L sollozando en el pecho de Light.

- Daijoubu desu yo, Ryuuzaki –Light también lo abrazó y le dio un beso muy cerca de sus labios.

- No quiero darte lástima, Raito-kun... –dijo L apartándose un poco- Y tampoco quiero que pienses que porque yo...

- ¿Pero qué dices? –Light sonrió y le acarició una mejilla- ¿Acaso no crees que es normal que dos personas que están juntas las 24 horas del día comiencen a... sentirse atraídas?

Light acercó lentamente sus labios a los de L, pero cuando estaba a punto de besarlo, el muchacho de cabello oscuro movió su cabeza a un lado.

- ¿Qué sucede? –preguntó Light pacientemente jugueteando con el cabello de L.

- Sumimasen... Es sólo que... –L se llevó un pulgar a sus labios- Aún pienso que eres Kira...

Light fue quien se alejó esta vez, dando un fuerte suspiro, muy fastidiado: - ¡¿Otra vez eso?!

- Sumimasen... –repitió L.

Otro momento de silencio fue interrumpido por un brusco movimiento de Light: aprisionó los brazos de L a ambos lado de su cabeza, tomándolo de las muñecas, mientras presionaba sus rodillas a ambos lados de la cintura del otro muchacho. - Ryuuzaki... –le dijo mirándolo a los ojos- ¡Boku wa Kira janai!

- R-Raito-kun... –balbuceó L, muy sorprendido por la repentina actitud de su amigo. Estaba tan anonadado por la abrupta impulsividad de Light que apenas atinó a patalear cuando el otro muchacho lo besó en los labios a la fuerza.

- Ryuuzaki... –Light metió una mano bajo la blusa blanca de L, mientras apretaba cada vez más su cuerpo contra el del otro joven y besaba su cuello- Por favor, cálmate...

L sólo pensaba en una cosa: no podía permitir que quien creía era Kira tuviera su cuerpo. Estaba a punto de darle una fuerte patada a Light cuando la puerta de la habitación se abrió, deteniendo por completo los movimientos de ambos muchachos.

- Yagami-kun... –dijo Watari seriamente, avanzando hacia los dos- Vuelve a tu cama enseguida, por favor.

Light se puso de pie de inmediato mirando a L y a Watari alternadamente con expresión afligida: - Yo... lo siento... de verdad, no quise... No sé qué me pasó... Ryuuzaki, por favor, perdóname... Jamás volveré a...

- Ya es suficiente, Yagami-kun –le dijo el viejo hombre- Vuelve a tu cama y duerme.

Light lo miró indignado. ¿Cómo podía hacer eso después de la embarazosa situación que acababa de protagonizar? De todas formas se sentía tan avergonzado que obedeció sin decir una palabra.

Watari se sentó en la cama de L y el muchacho se lanzó a sus brazos al instante, sollozando suavemente en su pecho.

- Oh, dear... –dijo Watari con tristeza acariciando el cabello del joven detective.

- Lo siento, lo siento tanto... –insistió Light apenado mirando la escena. Ni él mismo comprendía por qué había actuado como lo había hecho. ¡Había sido tan impulsivo que hasta había olvidado las cámaras de seguridad! ¿Pero cómo Watari había llegado tan pronto? Pensó unos segundos y llegó a la conclusión de que el hombre estaba seguramente tan preocupado por su protegido que había estado toda la noche mirando la filmación de la cámara de seguridad de la habitación.

- I miss him... I miss him so... –dijo L apagadamente con el rostro enterrado en el pecho de Watari.

- Ryuuzaki... –Light comprendió en ese momento que las lágrimas de su amigo no se debían a lo que él le había hecho sino al doloroso recuerdo de Keith Etheridge, y pensó que las actitudes del joven detective en el plano personal eran más que impredecibles.

- Can I... can I sleep with you, Watari? –preguntó L secándose un poco las lágrimas con el puño de su camiseta.

- Of course you can, my dear –respondió el hombre dándole su pañuelo y ayudándolo a levantarse.

Light tragó saliva. Se le ocurrió que el pedido de L probablemente sería para evitar que Watari se desvelara vigilándolos. Y, aunque entendía a la perfección, le molestó que hablaran en inglés, como si trataran de aislarlo. De cualquier forma, él también tendría que dormir indefectiblemente en la habitación de Watari...

--

3:35 am

Watari dormía en el lado izquierdo de su amplia cama y con una mano acariciaba suavemente el cabello azabache de su protegido. L estaba aferrado a él, con un dedo índice apoyado en su labio inferior como si fuera un niño. Y a su lado, un poco apartado, estaba Light, tratando sin mucho éxito de conciliar el sueño: sus pensamientos lo agobiaban. Las imágenes de lo que había hecho a Ryuuzaki pasaban automáticamente por su mente... Y cada vez deseaba más y más a L...

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7:03 am

Watari ya no estaba en la cama cuando Light despertó. Abrió los ojos con pesadez y se sobresaltó al ver el rostro de L mirándolo fijamente de cerca.

- ¿No dormiste bien, Raito-kun? –preguntó el detective que estaba encima de la cama en la misma extraña posición en la que solía sentarse en todos lados.

- Para nada bien... –respondió Light mirando el techo sin moverse.

Pasaron unos segundos en los cuales L continuó mirando a su acompañante cautelosamente, esperando si decía algo más, pero como no lo hizo dijo: - Sumimasen, Watari tal ve...

- Yo soy quien tiene que disculparse, no tú –lo interrumpió Light luego de dar un suspiro. Se sentó en la cama y miró directo a los grandes y misteriosos ojos de L- Por favor, no actúes como si nada hubiera pasado...

- Sumimasen...

Esta vez el suspiro de Light fue exasperado por la nueva disculpa del muchacho de cabello oscuro. L notó su impaciencia y de inmediato continuó: - No trataba de actuar así, es sólo que... ¿Fuiste sincero anoche, Raito-kun?

Light se sobresaltó un poco, pero habló con firmeza: - ¡Claro que sí! Es decir... Sé que fui muy impulsivo... No debí tratarte como lo hice, pero... Sí me gustas, Ryuuzaki.

- Sou ka... –L miró hacia arriba unos momentos y luego desafió a Light con su profunda mirada y una pequeña sonrisa en los labios: - Entonces... ¿Raito-kun no está acostumbrado a que lo rechacen?

Light le sostuvo la mirada pero en realidad la pregunta lo había alarmado. ¿Acaso Ryuuzaki tenía razón? Pensó un poco y se dio cuenta de que en realidad la respuesta no le importaba demasiado. - Voy a hacer que me ames, Ryuuzaki –le dijo con decisión- Así como te demostraré que no soy Kira.

- Veo que te gustan los desafíos realmente difíciles –L continuaba mirando a Light a los ojos.

- Ryuuzaki –Light tomó sorpresivamente a L de los hombros- ¿En verdad crees que ambas cosas son imposibles?

- Etto... –L miró al techo distraídamente con el dedo índice en el labio inferior.

- Bien, entonces, ¿qué te parece esto? En cuanto compruebe mi inocencia dejarás que yo... Serás mío, Ryuuzaki –terminó Light casi con vehemencia.

- Está bien –respondió L sin tener que pensar demasiado aquel extraño acuerdo- Después de todo, sólo podré llegar a amarte cuando esté seguro de que tú no eres Kira. ¿Tienes más ganas de investigar ahora, Raito-kun?

El muchacho de cabello castaño esbozó una sonrisa.

--

28 de octubre de 2004

1:09 am

Higuchi. Kira finalmente había sido capturado. La regla de los 13 días exoneraba completamente a Light Yagami y Misa Amane. Pero L sabía que existían dos death notes. Algo no estaba bien, no podía dejar de pensar en ello. Había avasallado con preguntas a Rem, la blanca y fantasmal shinigami, pero seguía confundido. Todo parecía llevar a un callejón sin salida...

- Ryuuzaki –la voz de Light interrumpió sus pensamientos.

- ¿Sigues aquí, Raito-kun? –preguntó L como si nada lo preocupara- Ya te dije que puedes irte y disfrutar de tu libertad con Misa-sa...

- Ryuuzaki, ¿lo has olvidado? –insistió Light. Odiaba pasar como novio de Misa, pero ahora que había recuperado sus recuerdos del death note no podía dar un paso en falso. L estaría muerto muy pronto, pero antes lo haría suyo por completo.

L miró a Light: - Sí, lo había olvidado, gomen –Y siguió ensimismado en sus pensamientos.

Light se inclinó sobre L, que estaba sentado en un sofá, y le dio un delicado beso en la oreja. Un escalofrío recorrió todo el cuerpo del joven detective.

- Ven –le dijo Light tomándolo de un brazo. L lo siguió arrastrando un poco los pies hasta la habitación que solían compartir. - ¿Vas a quedarte ahí? –Light lo miró sonriendo con deleite, disfrutando de cada momento de duda e incertidumbre de L, quien se había quedado de pie viendo a Light sentado en la cama.

L se sentía en la encrucijada más grande de su vida: no quería faltar a su promesa. Amaba a Light, pero odiaba a Kira. La inocencia de Light había quedado comprobada, pero L no estaba completamente seguro. Algo estaba mal, todo era un gran error. Aún así...

- Ryuuzaki, soy inocente –dijo Light fingiendo dulzura, poniéndose de pie para acariciarla una mejilla- ¿Por qué no puedes aceptarlo?

L tenía la vista perdida en algún lugar del piso.

“No, no puedes” pensaba Light con malicia, sin dejar de acariciarlo “¡No puedes aceptar que estás derrotado! ¡Completamente derrotado! Y ahora, serás mío. Luego... ¡morirás!”

Lo besó profundamente y sintió como el cuerpo de L se tensaba. Sus labios y su boza tenían un sabor dulce, como Light siempre había imaginado. Abrió los ojos mientras seguía besándolo y vio que L tenía los suyos cerrados con fuerza, reteniendo unas incipientes lágrimas. No le importó. Lo recostó en la cama y lo desvistió lo más rápido que pudo.

L parecía un inerte muñeco de porcelana, a punto de quebrarse por las crueles embestidas de Light. No hacía nada por detener la situación. Sólo permanecía con los ojos bien cerrado y sus lágrimas ya resbalando copiosamente por sus mejillas.

Light no podía estar más satisfecho. El bello cuerpo de L acuciaba todos sus sentidos: su pálida y blanca piel, su cabello intensamente negro, su delicada y aparentemente frágil contextura, sus dulces labios... Pero más allá de eso, lo que en realidad lo embriagaba era saber que lo había derrotado; que la victoria era suya: del Dios del Nuevo Mundo.

“¡Sé que lo sabes!” pensaba Light “¡Sabes bien que soy Kira pero no puedes demostrarlo ante nadie! ¿Qué se siente, L? ¡Saber que el mismísimo Dios Kira te tiene a su merced!”

- Las campanas... están... sonando... –balbuceó L apagadamente. Abrazó con fuerza a Light y sonrió con profunda tristeza. “Sí” pensó “Las campanas están sonando muy fuerte... Keith...”

OWARI

Notas finales:

POR: Mitsudani

Octubre 2007 / Febrero 2008


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