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La noche más larga de mi vida por pervertida yaoista

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Notas del capitulo: hola!! mucho tiempo ya sin actualizar, y lo lamento, perdonen!!!
aqui dejo el segundo cap de este fic medio loco que me salió.
PD: en el proximo hay lemon concretado :D
El silencio, una vez más, se apoderó del ambiente, cargándolo de tensión. Hattori había cometido un error que podría costarle su amistad con Shinichi y aquello era algo que no podía concebir ni siquiera en sus peores pesadillas…

-Ah… est… humm… mira yo… lo… -titubeó- lo… lo siento… es que… ¡¡olvídalo!! –dijo finalmente, evitando la mirada que el castaño le enviaba. Sin pensarlo siquiera, se devolvió sobre sus pasos para acostarse en la cama nuevamente, dándole -en todo momento- la espalda a Shinichi.

La vergüenza, la confusión, y el resentimiento inundaron los sentidos de Kudo. El castaño ya no sabía que pensar… estaban sobrepasado una etapa –por lo demás- extraña y, aunque no quería quedarse, igualmente se acercó a la cama para meterse por el lado que quedaba libre. Sin atreverse a mirar a Hattori, se acostó dándole la espalda, a lo que el chico de Osaka respondió, dándose la vuelta también.

La oscuridad les envolvía, tanto así como el “tic tac” de un reloj cercano. Ambos muchachos se dejaron apaciguar por el sonido constante, permitiéndoles pensar más claramente (entiéndase por Hattori) o conciliar el sueño (entiéndase por Shinichi).

Nunca había sido el fuerte de Heiji conversar de “intimidad” o de temas semejantes, tampoco lo eran las palabras de consuelo o pedir disculpas a alguien por hacer algo demasiado estúpido; Heiji se sentía un verdadero estúpido, más que nada, por la sencilla razón, de haber disfrutado de aquel beso que había robado repentinamente. Algo que resultaba ser improbable a primera vista, había ocurrido en un abrir y cerrar de ojos, y aquello le dio el suficiente valor para darse la vuelta y conformarse con observar la cabellera castaña oscura de su amigo.

Shinichi, por su parte, dormitaba a la orilla del catre, muy arropado y aovillado, abriendo los ojos de vez en cuando, agudizando el oído con la intención de oír algo a sus espaldas… pero no percibió nada, ningún sonido, ningún movimiento… tal vez Hattori dormía más tranquilamente. Optó por voltearse un poco, para dormir más cómodamente. Cerrando sus ojos cambió de posición, sin percatarse de que tenía el rostro de Hattori a unos centímetros de distancia.

Abrió sus ojos de nuevo, como había estado haciendo mientras dormitaba, y vio unas grandes orbes observándole de cerca… sinceramente temió aquello, puesto que no le había sentido moverse en ni un instante, solo atinó a apartarse hacia atrás, muy a la orilla de la cama, y hubiera estado a punto de caer por segunda vez si Heiji no le agarra por las solapas del pijama. La súbita fuerza con que lo había halado hacia si le congeló, sus caras estaban tan cerca, tan peligrosamente cerca que Kudo se estremeció.

-Su-suel-suéltame ya… Ha-Hattori –titubeó el chico.

-Solo una vez más, por favor… -le respondió el moreno acercando sus labios, sólo topándolos con los de Shinichi y dejándolos ahí por un segundo.

Pronto, aquel toponcito no fue suficiente para Heiji, el que ladeó un poco la cabeza y movió sus labios, toponeándolos con más insistencia, sólo topones, propinados con rudeza, en su más mínimo nivel.

Y Kudo, muy impresionado y absorto, le miraba con los ojos semi cerrados, sintiendo como la respiración de Hattori y la suya se aceleraban. El detective del este por fin pareció reaccionar e intentó hablar con su colega entre medio de sus más anhelantes topones:

-Oye Ha… -y cuando abrió la boca para pronunciar su nombre, Heiji se hizo de ella con su lengua, recorriendo y acariciando el paladar, los dientes y su igual dentro de la boca de Kudo.

El beso se profundizó aun más, ahora sin la menor resistencia por parte de Shinichi. …ste solo se dejaba llevar por las sensaciones, por el movimiento de sus lenguas y por las rápidas palpitaciones de sus corazones.

Heiji se mostraba muy entusiasmado besando a Kudo; le besaba y también mordía su labio inferior, siendo éste el lugar descubierto más sensible del castaño. Se removió algo incómodo y se colocó sobre Shinichi, aprisionándole con su peso contra la cama, ya soltando la solapa del pijama para descender con suaves caricias por el torso. Y fue entonces que Shinichi le apartó bruscamente, sentándose de golpe sobre la cama.

-¿Qué crees que haces? Tú… te has vuelto loco… estás loco… -balbuceó varias veces, corriendo las mantas que le cubría las piernas para ponerse de pie-. Yo me voy, me voy ahora… quédate con el cuarto si quieres… me voy… -decía en voz alta, pero temblorosa, tomando la frazada entre sus manos y caminando hacia la salida… pero ya era demasiado tarde… Hattori estaba en frente de la puerta, tapándole el paso.

-Apuesto que nunca antes te habían besado… -le dijo simplemente, caminando lentamente hacia Shinichi.

-¿Có-cómo puedes estar tan seguro de eso? –logró articular, tragando saliva y retrocediendo los pasos que Heiji avanzaba.

Hattori se seguía acercando y Shinichi seguía retrocediendo, hasta que sus pantorrillas tocaron el borde de la cama, para luego caer sentado en ésta. Heiji no tardó en estar a su lado, subiendo sus rodillas en el colchón para comenzar a gatear hacia el castaño.

Shinichi se puso a retroceder lo más rápido que pudo, con los codos y con los talones, pero Hattori resultó ser un poquitín más hábil y le alcanzó, colocando ambas manos a los lados de la cabeza de Shinichi y una de sus rodillas entre medio de sus piernas.

Acto seguido, Heiji acercó su rostro arrebolado y apoyó su frente en la de Kudo, haciendo rozar sus narices, sin apartar sus miradas nerviosas.

-Si –empezó a explicar-, si alguien te hubiera besado antes, en este momento, ese alguien estaría demasiado prendado de ti –susurró, acorralándole aun más contra el colchón, queriendo atrapar su boca nuevamente.

Shinichi no le estaba prestando mucha atención que digamos. Desde estarse concentrado en los ojos brillantes de Hattori, comenzó a descender, fijándose ahora en su respiración, en las inhalaciones y exhalaciones de aliento que le rozaban el rostro, en los labios temblorosos y cada vez más jadeantes de Hattori, los que se mordía nervioso y lamía por sentirlos muy resecos… y no ayudaba en nada que el moreno de Kansai frotara sus narices de un lado al otro, olfateando el aroma de Kudo e impregnándose de él…. Para Shinichi, los labios de Hattori comenzaron a ser muy interesantes de repente y ya sin poder evitar más su delirio de verle tan cerca, suplicó:

-Bésame…
Notas finales: jaja gracias por leer!!
espero reviews para saber si les ha gustado :D
besos!!

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