Sentados en un árbol te preguntas acerca de tu destino; siguiéndote como una sombra yo te vigilo.
¿Sabes que estoy atrás? No corras, No corras.
Chap 2 : Obsession :
El pelinegro con camisa ya nada pulcra había ido a su habitación a cambiarse de ropa, no se preguntaba hasta cuando sería esa profunda confusión que lo embargaba sin justicia.
La ropa sucia a un cestero, la ropa nueva encima de su nívea piel. Cuanto más se intentaba relajar más se tensaba y no lograba calmarse interiormente, que, aunque le guste ese joven tan particular no se significaba que sería capaz de hacer tal cosa como regalarse así mismo.
Salió de la habitación y todo estaba oscuro, el sentido de la vista no le serviría para nada en esta situación, entonces caminaba con cautela, sabiendo que nada le pasaría.
Ojos rojos que te ven, tu no me puedes ver, cariño... ¡Te quiero!
No escapes de tu destino
Destinado a ser mío
Cada noche espero para verte
Acecho todos tus movimientos
Sé cuando estas solo.
Completamente solo
Papeles de regalo, de color melón, de color negro, de color rojo, de color sangre.
Todos al lado de una silla reclinable en donde Roger acostumbraba a recostarse mientras vigilaba a los infantes prodigio.
-Roger-san...? - Preguntó obviando la desaparición del hombre, y con la mirada furtiva lo buscaba con cierta necesidad, prendió la luz interrumpiendo la oscuridad, acercándose al mueble, sus manos rastreaban cualquier cosa sospechosa, y una libreta negra salió de su escondite, llena de papelitos y fotos muy gastadas, el detective la abrió con cuidado.
"Roger no te quiere más que yo.
Y confías en él más que en mí.
¿Es eso justo?
No, no lo es.
Roger no está,
Pero yo si estoy.
Juega conmigo L! "
Infantil, impulsivo, agresivo moderado; ¿que hizo con Roger? , sintió nauseas y ganas de irse a dormir de inmediato; aún con el cargo de conciencia en la mente, el pelinegro con pronunciadas ojeras durmió, y mucho.
El rubio y el peliblanco, juntos buscaban un regalo para el joven de ojos rojos que pronto tendría 17 años, aunque no le guardaban estima, fue un buen pretexto para salir de la mansión monótona (para ellos), mientras que el detective que se tendría que declarar futuro regalo se moría de nervios, sentado en uno de los pasillos mirando a la nada, tan solo esperaba que le dijeran que era una broma. La presencia de otro individuo no se le hizo importante en ese momento.
-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz. - Susurraba Beyond, con una mirada lasciva e insinuante, aún con esa sonrisa psicópata tan propia del moreno, tan solo quería buscarle un juego a todo, y esta vez no era una excepción.
-Ya lo sé. - Respondió con un mínimo tono de voz, sintió como el chico con desviaciones mentales hablaba para si mismo, de algo que parecía muy divertido ya que se reía continuamente.
-Mi regalo, mi regalo. - Continuó diciendo casi ordenándole, el mejor detective del mundo se quedo sin habla unos minutos, no sabía que decirle ahora; no quería decirle que sí pero tampoco quería desatar la furia interior del peligroso pelinegro.
-Beyond, yo...- Se mordió la lengua, debía pensar que decir antes de darle una negativa, pero sabía que aunque eso hiciese, los que pagarían las consecuencias serían otros. - ¿Dónde esta Roger? - preguntó recordando la ausencia del mayor.
-Juju... Eso no era lo que L debería preguntar. La pregunta correcta sería: ¿Qué le hiciste Roger? - Con la sonrisa idéntica a la de hace algunos minutos, el chico con la camisa llena de restos de mermelada se acercó al joven de cabellos azabache que continuaba con sus dudas, y sin pedir permiso le besó bruscamente, con pasión desmedida, como si el mundo se fuese a acabar.
-No es divertido. - Respondió el otro enojado, aún con un semblante calmado que intentaba recuperar la respiración habitual. El chico de ojos rojizos y boca a sabor dulce de fresa no se tardó menos de dos segundos para levantarse e irse del lugar, impaciente del día siguiente.
-No puedo esperar. - Pronunció casi para si mismo, pero con la necesidad de expresarse libremente dejo que esa frase retumbara en el eco del enorme y largo pasillo.
-Mhm yo tampoco. - Dijo el detective con cierto sarcasmo el cual no fue descubierto, ya solo, esperaba que esto acabara cuanto antes.
13 de Octubre
Nadie sabe donde esta el cumpleañero.
Este se esconde, porque no quiere ver a los invitados.
Los invitados de una fiesta que ni el mismo creó.
Los invitados de una fiesta imaginaria.
-Near, ¿ has visto a Beyond? - Preguntó el detective un poco preocupado, el albino con su regalo adornado de colores claros en su mano derecha que indicaba un nada sincero "Feliz Cumple" en letras inglesas hechas por un niño de poca edad.
-No. Yo también le estoy buscando. - Le aclaró el menor, y sin mucho que decir se dio media vuelta y buscó alguno de sus acostumbrados juguetes para distraerse.
-Kuso!- Pensó L para sus adentros, y pensando que hacer se sentó en una de las blancas y cómodas sillas que habían sido decoradas por las chicas de la Wammy's , adoraban hacer fiestas , adoraban cocinar, adoraban vestirse bien y ser perfectas, eran arrogantes y presumidas , aún así los mayores las consideraban adorables.
Pssss
Oyó entonces el detective de cabellos azabache, oyó como le siseaban en la oreja y le susurraban pero no veía nada. ¿Creerías en lo absurdo, L?
-Sígueme. - Ordenó la voz que el moreno ya conocía muy bien, y aún así obedeció. Guiándose de lo que oía, intentaba caminar hasta la fuente de proveniencia de esas palabras de mandato.
Y salió al jardín, siguió caminando por inercia, ya era como un juego, encontrar a Beyond gracias a su voz macabra.
Ya entonces encontró un cobertizo, el cual jamás lo había visto, oculto entre los árboles, lejos de la mansión de genios y muy cerca de la oscuridad y la perdición, sin pensarlo dos veces abrió la perilla de la puerta y entró a ese lugar que olía a humedad, sangre y a mermelada de fresa.
-Feliz Cumpleaños, Be...yond. - Su voz se quebró en la última palabra, y fue cuando el chico de cabellos azabaches y ojos rojos se acercó al detective.
-Thanks you, my little darling. - Se bufó este sin maldad alguna, tan solo quería divertirse un rato, a lo que L solo se sonrojó. -¿Y mi regalo? - Preguntó con actitud de reproche y desaprobación, mirando fijamente al moreno de forma desafiante.
-Beyond...yo... no quiero...- Empezaba a tartamudear y quedarse sin habla, una mala señal para su acompañante que de reproche pasó a enojo y furia mezclándose con regocijo y euforia.
-L puede escoger en que regalarle a Beyond Birthday en su día de cumpleaños: a L o a sus malditos amigos. Si le regala a sus malditos amigos Beyond posiblemente los matará, uno por uno, si me regala a L...- terminó su oración de forma amenazante y el detective tragó saliva nervioso.
-No temas, yo cuido mis cosas. - Le dijo riéndose para sus adentros, sonriendo feliz y macabramente, tal y como ya lo hacía de costumbre.
El pelinegro de camisa blanca comenzó a desnudarse a petición del cumpleañero, este le colocó un lazo de regalo del mismo color de sus ojos y le hizo sentarse en la silla llena de clavos que sobresalían debido al deterioro de la pieza de madera húmeda y malgastada.
-Mi regalo es muy bonito- Acotó contento, agarrando unas cuerdas gruesas de color café, hizo una seña con el dedo a su regalo para que se acercara, este se detuvo un momento a pensar en que diablos estaba haciendo, ese remordimiento de conciencia fue removido inmediatamente cuando el chico de camisa más roja que blanca le gritó apurándolo
Atado estrechamente a mi cama
Con las piernas abiertas,
En tu cuerpo hay moretones
Tu piel manchada de sangre.
Un azote, dos azotes, tres azotes.
-Ah! Beyond, para por favor. - Suplicaba el pelinegro, atado en la cama mojada de varias sustancias que no le interesaba saber su proveniencia, ya con heridas que aunque no fuesen pronunciadas le dolían, jamás expuesto a maltrato físico, estaba a punto de llorar.
-No llores regalito, anda se que puedes resistir- Le dijo con cierta ternura, besando sus labios llenos de ese líquido que resultaba tan embriagante para el chico con problemas mentales; como si fuese una droga, lo lamía furtivamente hasta no dejar ni un mínimo rastro del mismo.
Diez azotes, once azotes, doce azotes...
Un beso, dos besos, y una herida en cada parte del cuerpo.
-¿Ya? -Preguntaba impaciente porque eso acabara el menor de los dos, sintió entonces como lo acariciaban con cuidado, como se colocaba encima de él y comenzaba a desatarlo de las piernas.
-Te amo, L! - Le gritó más que alegre el cumpleañero a su regalo, y este, con todo el dolor que sentía físicamente, no pudo evitar decir un "Yo también"
Soy el único al que amas
Siento tu corazón latir
Mi cuchillo en tu interior...
Tu entrepierna esta sangrando.
Ya dentro de su adorable regalo, no paraba de dar bruscas embestidas, con un cuchillo comenzaba a hacer sangrar el níveo pecho del detective ojeroso , este lloraba, aún no se acostumbraba al miembro de Beyond, y este no quería detenerse en ningún momento.
-L, te amo! - Volvió a gritar aún más fuerte, su miembro se hinchaba más y más, cada vez iba más rápido, y los gemidos del menor también aumentaban. - Pídeme más! Anda por favor! -
-Ahh! Por- favor Beyond! Ve más lento, por favor! Me lástimas! - El chico sentía como su lazo de regalo se movía ligeramente a la derecha gracias a los movimientos sube y baja que junto al chico de ojos rojos estaban realizando, este intento relajarse un poco, pero le costaba bastante.
-Pídeme más! ¿Te gusta? ¿Me quieres?- Preguntaba de forma aleatoria, el detective sentía que moriría ahí mismo, pero no sucedió así. Sintió como lo lamían en cada una de sus heridas. - Pídeme más, joder! - Empezaba a desesperarse el chico con problemas de carácter.
A él le gusto la forma en que se sintió su interior.
Más fuerte, más fuerte, más fuerte!
-..Hm..por favor...dame más. - Pidió entre lágrimas, a lo que sintió como ese deseo le era correspondido. Sentía entonces como el cumpleañero le apretaba el trasero y lo besaba con pasión, y el también lo amaba, además que no era culpa de Beyond que fuese un psicópata.
A él le gusto la forma en que se sintió su interior.
Más fuerte, más fuerte, más fuerte!
De nuevo sus ataques de esquizofrenia, comenzó entonces a rasgarle la piel , y el detective se quejó del maltrato, su miembro cada vez empezaba a moverse más lento, para después, cuando el moreno se acostumbrase al ritmo, cambiarlo en seguida y hacer que le doliese.
Acarició su entrepierna lastimada y llena de sangre tibia y con sabor metálico.
-Me voy a correr L, me voy a correr!- Le dijo de forma suave pero desesperada, y en menos de unos pocos minutos se corrió dentro del mejor detective del mundo, y este agotado también se corrió en el pecho de la persona que empezaba a amar.
Metérsela
Rasgarle la piel
Arrancar y torcer
Su carne desgarrada
Por detrás
En su culo esta mi polla
Matandole cuando me corro.
-Has sido el mejor regalo que he tenido en toda mi vida. No te vayas-
[Continuará]