6° Política ficción.
Una buena cualidad de Jaime era que cada mañana tenía ánimos para levantarse y afrontar la vida. Dormir siempre lo reconfortaba y le hacia creer en el mañana, en que se despertaría, el sol saldría para todos y habría una zanahoria para el. Cuando la alarma de su celular sonó puntualmente a las siete de la mañana el conejito se estiró, sacudió las orejitas y olisqueó alrededor, husmeando en el aire las novedades del día.
En el banco iban a crucificarlo por desaparecer a la hora del almuerzo, no había comido nada y no había que comer, ni siquiera se había bañado… De perdida el trasero no le dolía. ¡El trasero! ¡Baño! Una sonrisa iluminó su rostro: se iban a joder los del banco, y Marcel.
Cuando todavía vivía con su mamá vio un programa del discovery chanel donde decían que para presentar una denuncia de violación era necesario presentarse con la evidencia encima. Y el todavía la traía. Si ese rubio cabrón creía que se iría de rositas o mas chocante aun, que había conquistado su corazón violándolo, estaba pendejo.
Se miró al espejo antes de salir de su depa, como siempre, y como siempre se dio los últimos toques, solo que esta vez se despeinó más y ensayó un par de caras de conejito dolido. Tuvo que caminar hasta la avenida para tomar un taxi (si seguía desperdiciando así el dinero iba a tener que comer hierbita de la que crecía en el parque) para ir a la estación de policía.
Estas, que en Gringolandia siempre están llenas de donas y policías en proporción 5 a 1 y en Finlandia de aburridos oficiales que han asumido el papel de burócratas también y aun así no tienen nada que hacer, en el glorioso pueblo donde acontece nuestra historia era otro edificio supermoderno, con paredes de cristal que los vándalos rompían a diario y estaba lleno de ineptos que teniendo mucho que hacer hacían lo menos posible.
Jaime esperó mas de dos horas a que levantaran el acta de la denuncia del robo de unos relojes en la calle de Reloj (minucioso y redundante documento de 27 cuartillas, escrito a maquina) antes de que el viejo mamón, perdón, el agente del ministerio publico lo atendiera.
-¿No me diga que a usted también le robaron el reloj?
Como lo que le habían robado era la honra negó con la cabeza, y algo avergonzado miró por si había algún agente femenino que le inspirara mas confianza para irse mejor con ella aunque tuviera que esperar otras dos horas, pero nanay: todos eran hombres a pesar del “Proyecto de igualdad de oportunidades laborales para mexicanos y mexicanas”
-No, yo…. vengo a… a denunciar una violación!
-Necesita traer a la violada.
-Soy yo. – respondió entre avergonzado y enojado.
El agente Muñiz se le quedo viendo como si le hubiera dicho que habían prohibido la coca cola.
-¿Usted? ¿A usted lo violaron?
-Sí.
El agente hizo esfuerzos para contener la risa. Era la primera vez en su vida que veía algo así, y por la pinta de ese muchacho no parecía difícil que una mujer lo sometiera y lo violara.
-Pero, pero… - Muñiz ponía todo su empeño en hacer funcionar sus oxidadas neuronas – no lo pudieron haber violado, usted tuvo que querer, si no como?
-¿Cómo que? – el conejito mostraba los incicivos, molesto.
-Como se le paró.
-¡Me violó un hombre! ¡A él fue al que se le paró!
-Ah… pues… con razón – miró de arriba abajo a Jaime – digo, no le doy la razón a su violador sino digo que con razón lo violaron, digo que con razón porque ya di con la razón… ay, espéreme tantito que ya no se ni lo que digo.
Jaime lo vio feo. Muñiz (Chimoltrufia) buscó su Código penal del estado de Guanajuato hasta que lo encontró, calzando la pata coja de su escritorio. Despegó los cantos de sus páginas, estropeados por el contacto semanal con el trapeador mojado de la señora de la limpieza. Buscó la parte referente a las violaciones, al encontrarla, leyó lentamente siguiendo la línea con el dedo. Lo leyó todo y lo repitió, antes de carraspear, incómodo levantar la vista a Jaime y decirle:
-Me temo que su denuncia es imposible de levantar.
-¿¡Que!?
-Pérese, no se me atrabanque. Le voy a leer lo que dice la ley: “Se sancionara con 5 a 8 años de cárcel o la multa correspondiente a la dote a cualquiera que prive de su virginidad por medios violentos a una mujer honrada” Así que como usted no es una mujer honrada ni virgen pues no puede ser legalmente violada. Violado.
-¡Pero… esto no puede ser! ¡Es ridículo!
Era arcaico, y cierto. Cámara tras cámara, los legisladores del estado libre y soberano de Guanajuato habían dejado intacta aquella ley (quizá temieran que de tocarla les cobraran la dote correspondiente) redactada cuando el primer borrador en la época de don Benito Juárez.
-¡Es ridículo! Yo sabia que si se podían violar entre hombres!
-¿Pues si ya sabia pa’que se fue a poner en peligro?
-No sea pendejo, no me fui a que me violaran adrede.
Aquello era humillante, por mas de que ahora se enseñe que los dolores, las penas y los malestares hay que ventilarlos a los cuatro vientos hay ciertas cosas que el pudor natural prefiere lavar en casa.
-¿El que me violó se va a quedar de rositas? ¿No se le va a castigar?
Muñiz desempolvaba los escasos recuerdos escolares de la época de su curso para convertirse en agente del ministerio público.
-A lo mejor se puede hacer algo pero a nivel federal, no estatal. Habría que revisar la ley federal al respecto y acudir con las autoridades pertinentes, que no somos nosotros.
-¿Entonces que hago?
-Pues si quiere ir a la PGR…
El conejito respingo. ¡A la PGR, como no, pa’que lo violaran y le dieran una madriza!
-… o si quiere mi consejo extraoficial, o sea, por debajito del agua, pues mejor vaya y pártale su madre al que lo violó. Pero recuerde que este consejo se lo doy aca entre nos.
Sin decir palabra Jaime salió, frustrado. Camino hasta la parada del autobús: ya era tardísimo y lo mas seguro era que lo corrieran del banco por ausencia injustificada. Pero seguiría el consejo extraoficial del agente, le partiría su madre a Marcel. No a golpes, claro, porque la única vez que había pegado un puñetazo casi se rompe el pulgar, pero pondría a trabajar todo su conejil ingenio para hacerlo caer en una trampa y que se las pagara.
Continuará…