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Tienes pinta de uke. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Que nombresitos le pone la gente a sus hijos... me pregunto si será venganza anticipada por todos los pañales que van a cambiar >.<

4° Sharmuta

 

El conejito se le escabulló bruscamente y lo encaró, mostrando los incisivos lo más amenazador que pudo.

-¡Debería irse a cuidar a su novio!

-Gutierritos no es mi novio.

-¿No? - repitió esperanzado.

Marcel malinterpreto su esperanza.

-Soy solterito, todo tuyo.

El conejito volvió a ponerse a la defensiva.

-De todos modos usted tiene la culpa de lo que le paso. - dijo enojado - Por estar... por estarme... ligando...

Hablo tan bajito que Marcel no lo oyo.

-¿Qué dices lindura?

-¡Que por estarme ligando! - grito todo avergonzado - ¡Ya deje de hacerlo! ¡Usted no me gusta, es un machote descarado!

Marcel se quedo en shock: ¿que no le gustaba?

-¡Un machote machista y cochino! - Jaime se desbordaba - ¡Como todos! ¡Vayase!

Marcel seguía en shock: ¿que se fuera? ¿Cuando ya estaba saboreándose ese esponjoso rabito?

-¿Pasa algo wey? - la cara ojerosa del metalero asomo por la puerta que Marcel dejara abierta.

Jaime veía feo a Marcel. Este, que sabia perder, respondió.

-Nada. Compermiso. - salió fácilmente, pues el metalero era bien flaco.

Le dio otra chupada a su cigarro.

-¿Estas bien?

-Si...

-Se aprovechan porque te ven modosito... - lo miro con ternura. - Sss, cualquier cosa wey, hay me hechas un grito.

-Gracias.

-De que, para eso están los vecinos.

Vaya, y el que pensaba que solo estaban para no dejarlo dormir. Era bueno saberlo. Le apago al agua y mejor se tomo un te. Se acosto soñando despierto con el hermoso morenito.

Ivan... tenia que conquistarlo.

 

***

 

Lo bueno de ser el director del departamento de Recursos Humanos es que puedes mover las piezas a tu antojo. Sabiendo que era una ojetada trasfirió a Gutierritos a Archivo, donde o se moría de aburrimiento o presentaba su renuncia en dos semanas, como la mayoría del personal de ahí. Pero como no podía quedarse sin secretaria recicló a Eli. Era una buena amante y sabría recompensarla.

Pero quedaba vacante un puesto en recepción. Busco en la larga lista de solicitudes hasta dar con una que le flipó. Sharmuta Pérez Pardo, y la foto en la solicitud iba acorde al nombresito. Le telefoneó, y el lunes siguiente la presidencia municipal en pleno se quedo estupefacta al ver a la flamante rubia de uno cincuenta y medidas noventa, noventa, noventa entrar taconeando en su minifalda de estampado de leopardo, top de imitación cuero que dejaba escapar generosas lonjas a la altura que la gente normal tiene la cintura.

De piel morena, casi negra, el rostro se le veía extraño por la gruesa capa de maquillaje varios tonos más claro que se embadurnaba, de igual modo, el rosado de los ojos producía un efecto desagradable combinado con el rosa de los labios. La melena como de trapeador viejo lucia rayitos negros (el pelo iba teñido de amarillo) y completaba el look con accesorios que harían llorar a Coco Chanel (y a cualquier persona con un mínimo sentido del estilo): gruesas sartas de plástico pretendiendo ser diamantes en orejas, cuello, muñecas y dedos, y un bolso café con la leyenda Luis Vuiton.

Semejante esperpento había escapado del averno veintiún años antes, durante las vacaciones de Yessica Pérez Pardo, nueva rica que adaptándose a su nueva clase de vida decidió darse cache con unas vacaciones por Europa, llegando hasta medio oriente pues presumió ante el guapo agente de viajes francés que ella siempre quiso ver los maravillosos cerdos del Líbano.

Así que la facturaron para allá, previo pago del exorbitante importe, sin importar que Operación Paz para Galilea recién hubiese terminado y que de los cedros del Líbano no quedase ni el recuerdo: total, Yessica lo que quería ver eran cerdos, y de esos, como en todas las guerras,  seguro que había a montones.

La madre, que llevaba el look de la hija pero en versión ochentera (minishorts y bustier), provocaba que la población masculina proletaria prorrumpiese en airados y poco gratos exabruptos cada que la veía pasar.

"Sharmuta, sharmuta!", le gritaban, haciendo referencia al oficio que le suponían,  y nuestra inocente palomilla preguntó a su guía que significaba aquello. El pobre hombre, que de ahí comía, fumaba y mantenía a sus tres amantes masculinos le explicó con la labia de la que solo son capaces los arbanos que aquello quería decir "Hermosa", y que evidentemente la señorita era tan guapa que no podían dejar de decírselo doquiera que fuese.

Así que cuando regresó al DF con muchos recuerdos en el equipaje y un feto en el útero, Yessica decidió ponerle Irvin de Jesús si era niño y Sharmuta si era niña, en recuerdo de aquellos cerdos del Líbano que nunca vio.

Así que veintiún años después, Sharmuta, vestida con la elegancia que le heredara su madre (porque el dinero que sobró del viaje se lo llevo un pachuco muy chulo), se presentó donde le indicaran por teléfono, sonriéndose de ver tan guapo a su nuevo jefe, segura de que caería rendida a sus encantos.

Marcel, que veía superadas sus expectativas de causar conmoción, le dio a firmar sus papeles y luego la condujo muy caballeroso a su puesto de trabajo, donde la dejo limándose las uñas postizas y mascando chicle.

¡Como se iba a divertir cuando fueran a reclamarle! Quería tomar por saco para sacarse toda la frustración que tenia dentro.

El licenciado Correa no tardó en asomar su jeta de sapo en la oficina de Marcel.

-¿¡Qué clase de broma es esta?!- preguntó enrojecido.

-¿Perdón? - lo miró por encima de sus anteojos rectangulares.

-¡La recepcionista!

-Tiene la preparatoria terminada, domina los conocimientos básicos de computación y, sobre todo, tiene excelente presentación. - Marcel odiaba ese estúpido requisito de la excelente presentación.

-¡Parece una puta!

-Licenciado, por favor, ¿ese comentario machista en boca de un precandidato a diputado que siempre dice a los medios que va a terminar con la violencia de género?

-No te hagas pendejo Marcel - pegó sobre su escritorio - primero tu puto y ora esta...

-Pero si parece hermanita de Rocío y Dalgys... A ver, vaya a decirle usted que no es hermosa, y a mi presénteme un oficio donde me solicite su despido y los motivos que tiene, para que pueda darle el seguimiento correspondiente.

Marcel sonreía, flipando. Los había pillado en la trampa que ellos mismos crearon con tanto buen rollito. ¿Decirle feo a alguien? No, no, solo había bellezas diferentes. ¿Decirle a alguien que moderara su vestuario? No, no, eso era autoritarismo y limitación de la libre expresión personal... Correa comprendió que los había pillado, pues como el presentara ese escrito el rubio cabrón lo presentaría a los medios antes de limpiarse el culo con el.

Bufó y levantó sus ciento cuarenta kilos de masa corporal.

-Licenciado - llamo antes de que saliera - sonría. - pidió, señalando el cartel, non plus ultra de la publicidad buenrollera municipal, que decía "Yo si soy alegre, y tú?"

-¡Chinga a tu madre! - salió dando un portazo.

Marcel se carcajeaba cuando Eli entró.

-¿Lo grabaste?

La chica tardó en devolverle la sonrisa cómplice, aun no sabía si perdonarlo o no.

-Claro.

 

***

 

El que no era alegre, optimista, ni positivo era Iván, a pesar de estar encerrado entre cuatro tétricas paredes cubiertas de los carteles buenrolleros que invitaban agresivamente a serlo, pues la oficina de Archivo también servía de bodega para el material sobrante de las campañas, y curiosamente siempre sobraba porque el dueño de la imprenta era primo del diseñador de imagen del H. Ayuntamiento.

Ahí se encontraba Gutierritos, con el brazo en cabestrillo, la pata coja y un curita de 10X10cm cubriéndole la mitad derecha de la cara. Era la viva estampa del desamparo tratando de manejar el ratón de su computadora con la mano izquierda, con tanto éxito como el presidente de la república en su lucha contra el crimen organizado.

Se turbó cuando una mano grande se posó sobre la suya y dio clic en "acceder"

-¿Puedes teclear tu contraseña? - preguntó el morenazo musculoso.

-Si... de a dedito - mostró presionando con el índice zurdo cada una de las letras, pero mal, porque no quitaba los ojos de encima al torso enfundado en una camisetita negra en la que el sudor remarcaba las partes corporales mas, digamos, sexys.

-¡Ah! - exclamó el morenazo reconociendo al chico del hospital - ¡Eres tú!

-Si, soy yo. - respondió Iván, embobado.

-¿Cómo sigues de tu brazo?

-Me quitan el yeso en una semana.

-Uta. ¿Ya ve? Por no ponerle el seguro al auto.

-¿Qué?

-Pos no le puso seguro al auto y por eso la puerta se abrió y usté se cayó, ¿o no?

-Ah, si, de veras, fue por eso, ¿pero usted como sabe?

-Porque soy el policía que le tomo su declaración.

"Huy, como no me tomo otra cosa!", pensó Gutierritos.

-Ah, si es cierto. - se rió meciendo un poco todo el cuerpo, como un periquito australiano.

Como mono que ve y mono que hace, Ernesto Chávez, exguardia privado y ahora miembro de la policía municipal se rió también.

-¿Y qué hace aquí? - preguntó Iván.

-Pos le traigo este archivo para que lo archive. - levantó una pesada caja de archivo muerto que pesaba como un muerto - Huy, pero esta repesada, y usté con su manita rota... ¿Dónde quiere que se la ponga?

-Métamela ahí. - señalo la puerta de la bodeguilla mas cercana.

-¿Aquí?

-Ahí merito.

-Ya estuvo. - el policía sonrió con aquella sonrisa chulesca suya, un tanto canalla, a pesar de la cordialidad de sus palabras. - ¿Quiere que le meta otra cosita?

"¡Cosota!", pensó Iván, mirándole disimuladamente la entrepierna. Malditos pantalones con refuerzo en la entrepierna, (como de druso) que dejaban mucho a la imaginación.

-¡Ah, no! Nada. Muchas gracias.

-De nada. Hasta mañana.

-¿Hasta mañana?

-Si, hasta mañana - Ernesto le dedicó una mirada que a Iván le pareció coqueta, pero no podía ser, debía de ser cosa suya - Yo actúo de enlace entre el departamento de Seguridad y el de Archivo, y todos los días le voy a traer su tareita, todos los asesinatos, robos y denuncias que los agentes del ministerio publico no pudieron resolver y que se guardan ahí nomas.

-Ah... - de todo lo que Ernesto habló, Iván solo entendió todos los días.

Todos los días iba a ver a esa chulada de macho. Solo cuando se fue y se acerco a meter cada carpeta en su correspondiente lugar (asesinatos con asesinatos, secuestros con secuestros)  la frecuencia de las visitas lo alarmó. Si todos los días le llevaban una cajota como esa de delitos no resueltos significaba que en menos de un año llenarían todas las bodegas, ¿y entonces? ¿Dónde meterían el papel? ¿¡Le tocaría a el volverlo a archivar!?

 

Continuara...

 

Notas finales:

¡El lunes me voy a la universidad otra vez! XD!!! y en noviembre me voy a la capital a ver al dios Bodom! (que yo en realidad voy por Petri ahahaha) y el proximo año me voy a ver a Nightwish, yeah!!!

En mi magnanimidad :P estoy dispuesta a escuchar sugerencias sobre como les gustaria que terminaran las parejas (Jaime con Marcel, Ernesto con el reguetonero vecino de Jaime, etc), especialmente tu Maby, que por ti va este fic ahahaha!

Kiitos!


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