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BAJO LA PIEL por Lady_Calabria

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Notas del capitulo:

 

No olviden que también está disponible en wattpad. 


NICK.

Nick se despertó con el sonido de su despertador resonando en la cabeza. Intentó seguir durmiendo pero volvió a sonar. Alargó el brazo para pararlo de un manotazo.


 


Cuando miró la hora dio un bote tan grande que se cayó de la cama. Iba a llegar tarde.


 


Saltó sobre los cojines, ropa y demás cosas que tenía por el suelo, era un completo desordenado.


La asistenta hacía su cama todos los días, y arreglaba su habitación, pero en cuanto llegaba él volvía a ser un caos.


 


Se vistió y preparó. Bajó a desayunar con su familia.


 


Ya estaban todos en la mesa. Su padre, su madre y su hermana pequeña.


 


—Siento llegar tarde —se disculpó ocupando su silla. La asistenta sirvió el desayuno en silencio.


 


—La puntualidad es una virtud de la que careces —le dijo su padre. Nick suspiró.


 


—No como su hermano —añadió su madre.


 


—Oh, sí. Anthony era puntual como un reloj —dijo él.


 


Nick bajó la mirada. Siempre igual. No podan estar sin mencionar el nombre del gran Anthony Mijaíl Surrey, bailarín en el ballet nacional y prácticamente perfecto en todo. Siempre le comparaban con él, y siempre le echaban en cara que no se pareciese a él en lo más mínimo. Él nunca sería perfecto. Miró a su hermana, Mary. Tenía nueve años y era la princesa de la casa. A ella sí se le perdonaba que no fuese como Anthony. Era adorable y perfecta a su modo.


 


Desayunó en silencio porque el tema siempre giraba entorno a lo mismo.


 


Anthony esto, Anthony lo otro. Mary aquí, Mary allá.


 


¿Y Nick dónde? ¿Nick para cuándo?


 


Se desconectó de la conversación como pudo y se puso a pensar en lo primero que le pasó por la mente.


 


David.


 


Era guapo y simpático. Era el tipo de chico del que se podría enamorar fácilmente. Sus labios eran...


 


—¿Verdad, Nickolas? —le dijo su padre. Su padre era un hombre negro, con ya algunas canas que siempre guardaba una expresión severa en su rostro.


 


—¿Qué? —dijo conectando a la realidad de pronto.


 


—Anthony va a estrenar su nueva obra en el mes próximo —le dijo su madre. Ella era una mujer blanca, rubia y de ojos claros de ascendencia rusa. Por eso sus hijos habían nacido con una curiosa mezcla genética—. Iremos a verle.


 


Nick se encogió de hombros y bajó la mirada con indiferencia.


 


—Pero el mes que viene Nick tiene una competición de natación —les informó Mary, apoyando a su hermano.


 


—¿Ah, sí?


 


—Sí.


 


—No pasa nada —dijo Nick. Mary negó con la cabeza.


 


—Lleva entrenando desde hace meses. En la última fue medalla de plata, quedó segundo de un montón de chicos.


 


—Anthony siempre quedaba primero —recordó su madre— Oh, lo hacía tan bien daba gusto verle nadar.


 


Nick no lo soportó más. Se puso en pie.


 


—No tengo más hambre, y llego tarde —dicho eso se marchó bajo la atenta mirada de Mary.


 


*******************************************************************************************


 


Llegó al instituto demasiado pronto. Así que se quedó en el jardín. Allí vio a Alex que iba muy contento escuchando música con sus cascos.


 


—Hola amigo de Max —le dijo al pasar por su lado.


 


—Me llamo Nick —le corrigió él ofendiéndose notoriamente.


 


—¡Vaya! Nickolas —dijo sonriendo con su eterna sonrisa. Era la sonrisa más bonita que Nick hubiese visto nunca. Y por un segundo se quedó atrapado por aquella sensación de cercanía que emitía el muchacho.


 


—Sí, Nick.


 


—Así se llamaba el hermano de uno de los chicos de la clínica —le contó—, quería matar a los monstruos. Bueno No sé. Su tarta estaba espectacular.


 


Nick le miró entre divertido y extrañado. Era algo difícil de seguir el hilo de lo que Alex decía la mayoría de las veces. Hablaba rápido y saltaba de un tema a otro sin parar. Pero todavía así el chico era simpático. Nunca antes había hablado con él. Era el chico más raro del instituto y nunca haba querido entablar demasiada relación con él. Pero en ese momento solo pensó: "Que les den, es el chico más majo que hay por aquí"


 


—¿Tienes algo que hacer? —le preguntó.


 


—Sí, muchísimas, pero aquí no me dejan ¿Por qué? —le dijo el chico rubio sinceramente, pero con un leve tono de recelo.


 


—La cafetería está cerrada y el comedor todavía no está abierto...


 


—¿Tienes hambre?


 


—No he desayunado mucho —le contestó Nick. Alex sonrió más aún. Se sacó una bolsa llena de pastelitos de la mochila.


 


—Siempre llevo comida para las emergencias —le dijo el chico sentándose en el suelo frente a él.


 


—¿Cómo puede ser que comas tantísimo pero estés tan flacucho? —le dijo Nick eligiendo un bollo. El rubio se encogió de hombros. Nick se fijó que parecía muy nervioso, No podía estar quieto.


—No lo sé —le dijo— Mi doctor decía que es por la hiperactividad, Pero yo pienso que no. Tengo hambre por las pastillas. Yo no sé por qué las tomo, porque yo estoy bien.


 


—Bueno, tú no dejes de tomártelas —le aconsejó Nick— Quizá estas bien ahora por ellas y si las dejas vuelves a estar mal.


 


Alex se encogió que hombros y sacó un bote con pastillas. Se tomó unas cuantas sin agua ni nada. A Nick le extrañó que ni siquiera mirase cuantas se tomaba.


 


—Eh ¿Cuántas tienes que tomarte? —preguntó.


 


—Algunas —le dijo él mirando fijamente una hormiga que pasaba por el suelo— ¡vaya! Las hormigas son fascinantes ¿Verdad?


 


—Sí, supongo —le dijo para seguirle la corriente más que nada.


 


—Son animales fuertes, pueden levantar muchas veces su peso —le dijo— Forman colonias de miles de individuos y todos saben qué hacer, y no se hacen daño los unos a los otros. Cumplen su misión. ¿Por qué la gente no es así?


 


—Porque las hormigas son más listas —le dijo Nick con una sonrisa. Alex rio.


 


—Mañana es mi cumpleaños —le dijo de pronto el chico rubio.


 


—¿De verdad? —dijo sorprendido— ¿Cuántos cumples?


 


—Dieciséis —dijo sonriente.


 


—Pues felicidades —le dijo Nick con una cálida sonrisa. Alex le miró a los ojos— ¿Y cómo vas a celebrarlo? ¿Con tus amigos?


 


—Yo no tengo amigos —le comentó el chico sin que desapareciese su sonrisa. No parecía una queja, ni un lamento. Alex solo le informaba de un dato objetivamente. Se sacó un porro del bolsillo y lo encendió. Le pegó la primera calada— ¿Quieres?


 


—Son las siente —le recordó Nick. Le parecía bien fumarse uno de vez en cuando de fiesta pero empezar el día colocado con eso en la mano le parecía demasiado


 


—Las siete y cinco —corrigió Alex mirando su reloj. Luego se quedó mirando el cigarrillo a contra luz y sacó el humo de su cuerpo.


 


—Hace como cinco minutos que te has tomado tu medicación, no creo que sea buena idea fumarte eso —dijo Nick frunciendo el ceño.


 


—¿Y qué más da? No es verdad, es bueno —le dijo tranquilamente con la tozudez de un mulo— en realidad esto es como medicina. Me tranquiliza y así puedo soportar un día más este sistema educativo castrante.


 


—¿Pero puedes juntar drogas con la medicación? —preguntó un poco preocupado por el chico.


 


—No lo sé —dijo él sinceramente. Por primera vez no sonreía y parecía consternado por el pensamiento de cuidar de sí mismo— Y me da igual.


 


El canto gregoriano sonó al mismo tiempo que el móvil de Alex.


 


—¡Es mi madre! —exclamó más feliz de lo que nunca le haba visto. Contestó— ¡Hola! Oh. Sí. Sí. ¿Qué hago? —dijo, mirando su cigarrillo— Volando, mamá, estoy volando hasta una nube —le dijo riendo. Luego escuchó atentamente— ¡Vaya! Comprendo no pasa nada. Vale. Yo... vale.


 


El chico colgó nerviosamente y se le cayó el porro al suelo.


 


—¿Malas noticias? —preguntó Nick extrañado por la mirada triste del chico.


 


—No —le dijo él volviendo a sonreír. Aunque esta vez parecía más una máscara que una sonrisa— No pasa nada. Creo que llegarás tarde a tu clase. Vete.


 


Nick obedeció aturdido por lo rápido que el chico le haba largado de allí.


 


********************************************************************


 


Cuando llegó al comedor se reunió con Max y con David.


 


Ambos estaban matándose con la mirada, como era normal. Peleando pero siempre juntos.


 


Sintió nervios al ver a David, un cosquilleo en la base del estómago. El chico estaba muy ocupado leyendo un libro.


Nick se sentó junto a ellos pensando en cómo le gustaría que David le mirase como él le miraba aunque fuese solo una vez. Tal vez era algo imposible, ya que juraba y perjuraba que era hetero. 


Pero, la verdad, Nick lo dudaba.


Si fuese hetero no miraría como lo hacía a Max. Se lo comía con los ojos y sus mejillas se ponían coloradas solo con escuchar alguna picardía del chico.


 


Lo cual, siendo Max como era... Pasaba todo el tiempo.


 


Nick intentaba no ponerse celoso. Pero no podía evitar pensar, y preguntárse qué era lo que tenía Max que atraía a la gente de esa manera. Incluso a él mismo le había pasado.


¿Por qué él no podía hacer eso con David? Max solo quería follar. Y lo que Nick deseaba era conocerle y tal vez salir con él...


Eso estaría bien.


 


Suspiró.


 


Desde luego parecía una utopía imposible, si él no le aclaraba sus sentimientos el chico jamás se daría cuenta de nada. Y Nick era demasiado tímido para eso.


 


Suspiró de nuevo.


David le sonrió y volvió a su libro.


 


—¿Has hecho el trabajo? —preguntó Max. Nick frunció el ceño.


 


—¿Qué trabajo? —susurró intentando recordar.


 


—Joder, Nick —le regañó su mejor amigo— ¿Así pretendes aprobar literatura?


 


—Ayer entrené nadando hasta tarde y se me olvidó todo —se excusó entrando en pánico— El entrenador me tiene un poco estresado.


 


—Estresadas van a estar tus notas —le dijo Max. A Nick le hacía gracia que Max se comportase a veces como un papi con él. (y no solo en la cama)


Era la voz de la conciencia que a veces le traía de vuelta al suelo.


 


—¿Qué puedo hacer? —preguntó dejándose llevar por la histeria pensando en lo que dirían sus padres si suspendía otra vez por olvidar hacer un trabajo importante.


 


Seguro que Anthony tampoco olvidaba nada.


 


—Nada —le dijo Max volviendo a su desayuno— Aceptar que te has equivocado como un hombre y rogarle a ese tipo que te deje una segunda oportunidad por el bien de tu futuro académico y no sé, échale imaginación.


 


—¿No podrías ayudarme a hacerlo por última vez? -le rogó con cara de cordero degollado. Max chasqueó la lengua haciéndose de rogar—Por el bien de mi futuro, como tú has dicho. Por favor.


 


Max fingió pensarlo un segundo.


 


—¿Qué estás dispuesto a hacer para que yo te salve el culo?


 


—Lo que sea —le dijo Nick.


 


—Eso me parece un buen trato —le dijo Max— Podría pedirte que seas mi esclavo... O también podría pedirte que te bajes los pantalones y que me dejes ese precioso culo que estoy a punto de salvar.


 


Nick bajó la mirada sonriendo porque ambos sabían que eso ya pasaba gratuitamente cuando se aburrían.


 


David puso una cara extraña. Pero sonrió un segundo después.


 


—¿Tan malo eres que tienes que obligarle a bajárselos? —le dijo enarcando una ceja. Nick rio.


 


—Ja, Ja, Ja. Qué gracioso es el nuevo rico este —Le dijo a Nick con sarcasmo, luego miró a David— ¿Porqué no vienes y te enseño lo malo que soy?


 


David se sonrojó un poco y volvió a su libro.


 


—Que te den —le dijo desde detrás del libro.


 


—Lo mismo digo.


 


Nick intentó alejar ESE tema de conversación.


 


—Por favor. ¿Nos podríamos centrar en MÍ problema ¿Me vas a ayudar o no?


 


—Sí. Claro.


 


—¡Pues venga! ¡Que hay que entregarlo hoy!


 


*********************************************************************


 


Nick se quedó bajo el agua. Le encantaba nadar, era el único lugar donde podía estar tranquilo. Como un pez en su casa.


 


Allí podía ser el mejor en una cosa. Nadie era tan rápido en todo el instituto. Le había elegido el entrenador de natación cuando iban a segundo por su rapidez. Iba a competiciones entre institutos, competiciones estatales


 


Aquello era lo suyo.


 


Era un poco triste que solo valiese para eso pero bueno, mejor eso que no valer para nada.


 


Salió de la piscina y el agua se resbaló por su atlético cuerpo.


 


En las gradas vio una silueta. Se sorprendió porque creía que estaba solo. Pero cuando se acercó y miró mejor, allí ya no había nadie.


 


Se preguntó si se estaba volviendo loco.

Notas finales:

El próximo capítulo será de Alex. 

 


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