Harry llegó a la enfermería, abriendo la puerta de esta como pudo y lo dejo sobre una de las camas, Madame Pomfrey acudió a ellos rápidamente.
-¡Potter! ¿Qué es lo que ha sucedido? –preguntó la mujer.
-Yo… yo lo ataque con un hechizo… que no sabía… que provocaba… yo… no… -la mujer comenzó a caminar por todos lados, preparando pociones, y leyendo libros.
-¡Llame inmediatamente al profesor Snape! –gritó. Harry no vaciló, salió corriendo de ahí buscando al profesor, sin importarle la sangre de Draco que, ahora, estaba impregnada en su camisa blanca del colegio.
Corrió hacia las mazmorras encontrándolo allí, donde seguía estando su despacho.
-¿Qué haces aquí Potter? –preguntó al verlo entrar por la puerta muy agitado. –¿Qué es lo que te sucede que entras sin tocar a mi despacho? –interrogó casi molesto.
-Malfoy… el… yo… -intentó hablar pero todavía el aire no le llegaba correctamente.
-¿Qué le haz echo a Draco? –preguntó agarrando a Harry por los hombros, observando la sangre en el pecho de Harry.
-Yo… está en la enfermería… -fue lo único que pudo responder.
El profesor salió de allí rápidamente dirigiéndose a la enfermería. Harry se quedo inmóvil mirando la sangre en su pecho y cerrando los ojos con fuerza, luego dio media vuelta para salir del lugar. En el camino se encontró con Ron y Hermione que lo detuvieron.
-¡Harry! ¿Qué te paso? ¿Qué es esa sangre? –exclamó horrorizada la chica, llevándose una mano a la boca.
-Yo ataqué a Malfoy con el hechizo… el que te comenté… -dijo mientras se llevaba las manos a la cabeza – ¡Debí escucharte Hermione!
-Pero… ¿Qué sucedió? ¿Qué hizo el hechizo? –preguntó su pelirrojo amigo. -¿Lo mataste? –preguntó casi con una sonrisa.
-¡No lo sé! Comenzó a salir sangre de su pecho y su boca –Hermione tenía los ojos abiertos totalmente y no había despegado la mano de su boca –Lo llevé a la enfermería… yo… debo ir a ver que pasó con él… Los veo luego –dijo mientras salía corriendo por donde Snape había desaparecido unos momentos antes.
Cuando Harry llegó a la enfermería, fue sacado de allí sin alcanzar a ver a Draco.
-Ve a tu torre ahora mismo, luego aclararemos este asunto –le dijo Snape mientras lo “guiaba” hacia la salida.
-Pero Malfoy… -intentó hablar pero Snape lo interrumpió.
-El Señor Malfoy necesita descansar, y mejor será si te encuentras lejos de él, ahora vete –Harry salió de la puerta la cual fue cerrada con violencia una vez que el salió del lugar.
Quería saber que había pasado, quería saber como estaba Draco, que le había provocado. Estaba muy asustado ¿Cómo había podido probar ese hechizo en Draco? Maldito libro de pociones, Hermione tenía razón, siempre la tuvo y no debía seguir los pasos que ese libro le daba.
Había llegado a su habitación sin darse cuenta, tomó entre sus manos el libro y lo examinó, decidió que era momento de deshacerse de él, pero primero se daría una ducha.
Al salir de su relajante baño, se cambió de ropa, y miró el libro sobre la cama. Se pasó una mano por el cabello y salió de la habitación con el libro bajo el brazo.
Se dirigió a la Sala de Menesteres y entró pensando “Un lugar donde pueda esconder este libro y que nadie lo encuentre”
Al entrar se encontró con un lugar lleno de objetos desde accesorios hasta muebles grandes; pudo observar, una estatua de un señor a la cual le puso una peluca sobre la cabeza y encima una diadema, lo miró divertido y luego busco un lugar adecuado donde meter el libro, vio un armario alto, se puso de puntas de pies y lo puso encima de éste.
Suspiró.
Caminó hacia la salida, se puso la capa de invisibilidad, que tenía guardada en su chaqueta azul y salió del lugar, tenía pensado hacerle una visita a alguien antes de ir a cenar.
Bajo las escaleras hacia la enfermería y abrió la puerta apenas, como tratando de observar si adentro había alguien, al comprobar que no se oían voces ni movimientos, abrió la puerta sin disimulo y entró. Buscó con la mirada lo que buscaba, y lo encontró.
Draco se encontraba recostado en una cama de blancas sabanas probablemente eran de seda, su rostros pálido lo hacía verse como un ángel, notó que su cabello estaba seco y brillaba, y se encontraba sin playera, divisó una gran marca en la mitad del pecho, casi cicatrizada, y algunas alrededor de la boca, en las mismas condiciones; se acercó a él casi con miedo y lo observo de cerca. Tenía los ojos cerrados y los labios entreabiertos, a Harry le entraron ganas de besarlo y abrazarlo y pedirle perdón por lo que había echo, pero no podía.
Acercó su mano a la del rubio y lo rozó aún con la capa puesta y Draco abrió los ojos asustado sentándose en la cama, Harry retiró la mano rápidamente.
-¿Harry? –preguntó el rubio mirando hacia donde se encontraba Harry bajo la capa. Intentó tocarlo con su mano pero Harry dio un paso hacía atrás, el corazón le latía fuerte.
Draco suspiró y volvió a hablar.
-Sé que eres tú… -su voz reflejaba cansancio y Harry sintió culpa. –Déjame verte –le dijo, casi suplicando.
Harry dejó que la capa se le deslizara por la mano derecha, dejándose ver delante los ojos grises de Draco, a los cuales no se atrevió a mirar.
-Perdóname –fue lo primero que salió de sus labios.
Draco lo miro y luego sonrió, hacía tanto tiempo que no estaban a solas.
-No sabía que provocaba el hechizo y lo utilicé… yo… de verdad no quería, no sería capaz… tu sabes que… -Draco le puso un dedo sobre los labios.
-Shhh… deja de dar explicaciones, te perdono.
Harry lo miro a los ojos por primera vez desde que había llegado, en realidad por primera vez en… meses.
-Creo que será mejor que yo… bueno… me vaya –empezó a hablar Harry pero Draco lo tomó de la muñeca.
-No, por favor… quédate –dijo con la voz débil. Y a Harry otra vez le atacó la culpa, rindiéndose ante esos ojos que lo observaban.
-Está bien, me quedaré –dijo con una sonrisa.
Draco sonrió también, aunque su sonrisa seguía siendo débil.
-Gracias –le dijo el rubio sin soltar la muñeca de Harry, éste se sentó en una silla que había junto a la cama de Draco y lo observaba detenidamente. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lo había mirado así?
-Draco… -se atrevió a hablar.
Malfoy lo miró como respuesta, y Harry continuó hablando.
-¿Porqué llorabas en el baño?... ¿Quién… -tosió un poco y siguió con la pregunta que iba a hacerle que no le era fácil de formular -¿Quién va a matarte?
Draco bajó la mirada.
-…l… -la voz le temblaba y Harry tomó su mano libre dándole un apretón, animándolo a seguir –Matará a mis padres y a mi…
Harry lo miraba no con pena, sino con dolor y también un poco de desilusión… esperaba que le dijera “Además lloraba por ti, porque no puedo olvidarme de ti, ¡idiota!”
-Yo puedo… -comenzó pero Draco lo interrumpió apretando ambas manos de Harry y acercándolo a él.
-No, tu no puedes ayudarme, tu menos que nadie, Harry ¡Por Merlín! El quiere… matarte. Y yo en parte estoy ayudándolo a lograr su objetivo, y ya no quiero seguir con esto… pero tengo tanto miedo… no puedo dejar que me mate, no [i] ahora [/i]…-remarcó tanto la última palabra que a Harry le dio intriga, pero creyó que no era correcto preguntarle.
-No quiero que te pase nada malo –le dijo
-No te entiendo, Harry. Se supone que ya no me quieres –esas palabras le dolieron a ambos.
-Pero… eres importante para mí –fue lo único que se le ocurrió decir a Harry.
-Ya es tarde, yo debo cumplir esa misión, irme de aquí, olvidarme de todo lo que pasamos… para siempre, una vez que termine esto, me iré, ya no estaré en tu camino… es por nuestro bien.
A Harry le resultaban muy dolorosas las palabras de Malfoy, pero sabía que eso sería lo mejor, el rubio debía alejarse, aunque Harry no podría olvidarse de él.
-Yo no dejaré de amarte, no importa donde esté, siempre lo haré Harry, no olvides eso nunca… -dijo mirando directamente a los ojos verdes del chico. –No importa que esté del lado del Señor Tenebroso, en tu contra, talvez me arrepienta luego de decirte esto, pero me arrepentiré si no lo hago. Te amo y siempre llevaré una parte de ti, en mi.
A Harry le sonaba a despedida, a la despedida que no se habían dado antes, no se pudo controlar, de a poco fue acortando la distancia entre ellos dos, hasta unir sus labios en un suave y dulce beso. Draco seguía teniendo ese aliento fresco, y seguía besando con la misma pasión y elegancia que siempre, Harry extrañaba eso… extrañaba que los brazos de Malfoy se entrelazaran en su cuello como ahora, y que de a poco sus dedos se enredaran con su cabello.
Draco se separó de Harry no porque quisiera, sino porque debía. Aunque tenían sus frentes unidas; Harry abrió sus ojos encontrándose con los párpados de Draco cerrados aún.
Le besó la frente al rubio y se colocó una vez más la capa de invisibilidad mientras los ojos grises lo seguían.
-Adiós Dragón… -susurró, y pudo notar una sonrisa en el rostro de Draco que volvía a recostarse, mirando hacia la puerta, que de pronto se abrió y se cerró.
Desde ese momento todo comenzó a pasar muy rápido, hace diez minutos se encontraba en la cueva junto a Dumbledore, y ahora en la Torre de Astronomía, Draco apuntaba con su varita al anciano profesor, con temor e inseguridad, llevaba hablando con Dumbledore unos quince minutos, y en ningún momento bajó su varita o esta conjuró algún hechizo asesino.
Varios mortífagos subieron a ver la hazaña de Draco: Dumbledore desarmado, débil, contra el muro y ante sus ojos solo estaban el rubio y el anciano, pero Harry estaba observando todo debajo de la capa de invisibilidad petrificado.
Obra del profesor, claro.
De pronto con un solo destello de luz verde todo termino. Snape había subido a la Torre, y tomando la varita de Draco conjuró lo que el rubio no se animaba, Avada Kadavra.
Dumbledore voló y cayó desde la Torre, Harry no se movía no porque no pudiera, sino por el shock que tenía, Snape había matado a Dumbledore.
Draco salió corriendo de ahí sujetado del brazo de Snape, corrió detrás de él, no quería que se fuera con ese asesino, no podía.
El colegio era un caos, había Mortífagos luchando contra alumnos. Localizó a Ginny luchando con uno y lo hechizó haciéndolo volar, sin saber de donde venía el hechizo. También pudo ver a Neville, Luna, Hermione y Ron, entre otros del Ejército de Dumbledore.
Siguió corriendo detrás de Draco, con la varita en mano.
Draco iba tras Snape quien no le soltaba la mano en ningún momento, casi lo llevaba arrastrando.
Harry se quitó la capa, y corría sin importarle nada.
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