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Pacto con el diablo por himurita

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Notas del capitulo: Hola!!!!!!!!!!!!


Zero: Un beso para todos los que dejaron su valiosa opinión y siguen este fic:


Rin

Narutogirl

AGUILA FANEL

Raven ^^

Yaoiana

Shizune_Uchiha

shizuka lee

annelys

K-rol

La_Oscura_Reina_Angel


“Pensamientos de los personajes” Ah y gracias a Narutogirl por aclararme que el cabello de Zero es gris, pero pues voy a poner que es blanco, jeje, perdónenme.
Capítulo III

El esclavo del diablo


Zero intentaba moverse, quería apartar sus labios de aquel asesino, de aquel que lo había engañado de la peor manera, pero simplemente su cuerpo no le respondía, era como si una fuerza sobrenatural lo estuviera sujetando, una extraña presión que no lo dejaba moverse.


-Es a causa del contrato que has hecho conmigo-dijo finalmente el de cabellos negros, dejando libres los labios del otro-esa marca en tu cuello te impide ir contra los deseos de tu amo, no puedes desobedecerme-le susurró al oído, provocándole un escalofrío.


-No!!!-pese a que la marca en su cuello palpitaba dolorosamente, logró empujarlo y ponerse de pie.


Su respiración era agitada y su mano presionaba la marca como si con eso logara aliviar el dolor, pero aún así estaba alerta a cualquier movimiento de su captor.


-Interesante “está yendo contra mi poder”, adoro esa parte de tu personalidad-dijo dando un paso hacia él-y también esa hermosa expresión en tu rostro.


-¡No te acerques!-gritó retrocediendo un poco.


-Si pones esa expresión sólo logras que quiera acercarme más-sonrió y continuó acercándose, haciendo un movimiento con su mano para dejar paralizado a Zero, que de nuevo intentaba alejarse.


-Ya basta! libérame ahora!-todo su cuerpo estaba paralizado de nuevo, cómo se supone que debía pelear contra el mismo diablo, y más aún si su vida le pertenecía.


Kaname se detuvo frente a él y pasó su mano desde el cuello de la camisa blanca hasta donde esta terminaba, pero sin tocarlo, haciendo que cada botón se desabrochara como por arte de magia.

Zero no pudo evitar temblar al sentir las frías manos sobre su pecho, recorriéndolo con delicadeza.


-¿Qué se supone que es lo que estás haciendo?-preguntó molesto pero también avergonzado, con un adorable sonrojo en sus mejillas.


Kaname ignoró su pregunta y colocó sus manos sobre los hombros del peliblanco para hacer que la camisa resbalara sensualmente.

Se detuvo a mirar el rostro sonrojado del peliblanco, sonriendo aún más al ver que este apartaba la mirada nervioso.


-Te pregunté qué rayos estás haciendo?!-dijo un poco más alterado al sentir que su pantalón era desabrochado.


-Te estoy desnudando-dijo de lo más tranquilo, deslizando sus labios por la blanca piel, besando los hombros y el cuello.


-Por qué? Soy un hombre-no podía creer lo que el otro hacía, siendo los dos hombres era algo extraño-es antinatural.


-Tu crees?-le susurró al oído, lamiendo donde Zero tenía un percing-los ángeles no tenemos un sexo definido, para nosotros eso es lo de menos.


-Tú no eres un ángel, tan sólo eres un asesino-de alguna forma había logrado tranquilizarse, ya no sentía tanta rabia, su corazón podía estar en paz al saber que Yuuki estaba bien.


-Y no sólo eso-se alejó unos cuantos pasos de Zero-Por mí se llega a la ciudad del llanto-se deshizo de su gabardina negra-por mí se llega al dolor eterno-ahora se despojó de su camisa, realizando todo con movimientos lentos, sonriendo al notar que Zero lo miraba de reojo, como no queriendo hacerlo pero sin poder evitarlo tampoco-y a los que se han perdido para siempre, ha dictado justicia el gran creador-se quitó los pantalones de manera elegante, haciendo que Zero no pudiera ignorarlo más, ahora estaba verdaderamente preocupado y sorprendido-en mí no hay fin ni cambio alguno-de despojó de la última prenda, dejando boquiabierto al peliblanco-nada fue antes que yo, sino lo eterno.


Zero estaba sumamente sorprendido, incluso si no estuviera paralizado no podría moverse, jamás se imaginó que el aceptar el pacto lo llevaría a una situación como esa.

Kaname volvió a acercarse y caminó a su alrededor, como inspeccionándolo detenidamente, estudiando cada uno de sus rasgos.


-Ustedes que ha este recinto penetran, renuncien para siempre a la esperanza-susurró contra el cuello de su víctima, enredando sus brazos alrededor de la estrecha cintura, bajando lentamente para deslizar el pantalón de este hacia abajo.


-Espera…pretendes que tengamos sexo?-el sólo mencionarlo le había resultado difícil, cómo era posible que el diablo quisiera sexo con él?


-Justo eso es lo que pretendo-se deshizo de la estorbosa ropa, deslizando el pantalón junto con la ropa interior por las piernas del peliblanco.


Kaname lo abrazó por la espalda, juntando sus cuerpos desnudos, mientras acariciaba y besaba esa deseable piel.
Zero se había quedado sin habla, podía sentir todo el fuerte cuerpo de su captor, pero sobre todo, podía sentir algo sumamente duro contra su trasero, sus ojos se abrieron ampliamente y quiso alejarse, pero antes de que lo hiciera fue arrojado a la cama.


De inmediato intentó cubrirse con una sábana que había sobre la cama, pero le fue arrebatada de inmediato, Kaname estaba prácticamente sobre él, con esa intensa mirada que lo hacía vacilar en sus movimientos.


-No puedes hacer esto-dijo casi suplicante, haciéndose hacia atrás en la cama.


-No te lastimaré Zero-tomó sus piernas y las abrió para colocarse entre ellas, para cuando el peliblanco se dio cuenta de esto intentó cerrar sus piernas por todos los medios pero ya era tarde, Kaname estaba muy bien posicionado y disfrutando de los movimientos del otro, pues Zero apretaba sus piernas contra su cadera haciendo que sus cuerpos se juntaran más.


-No…nh…ahogó un gemido al sentir como sus pezones eran atendidos por esa experta lengua.


Kaname sonrió, ya no estaba aplicando su poder sobre él, tan sólo sujetaba sus manos, y conforme iba bajando por aquel apetitoso abdomen Zero ponía menos resistencia.


El peliblanco mantenía sus ojos cerrados ante las sensuales caricias, no podía negar que se sentía bien, pero aquello no estaba bien, abrió sus ojos al sentir que sus manos ya no eran sujetadas pero los volvió a cerrar de inmediato al sentir que lo masturbaban con maestría, las suaves manos del pelinegro se movían de arriba a bajo causándole placer y una erección que le provocó mucha vergüenza.


-No lo hagas!-gritó avergonzado, incorporándose un poco para poder retirar las manos del otro y cubrir su erección con sus propias manos.


-No quieres que siga?-preguntó con malicia-pero si se ve que lo estás disfrutando-acarició la parte interna de los muslos, arrancándole un sensual gemido.


Kaname colocó sus manos sobre las de Zero y volvió a acariciar incitantemente, retirándolas poco a poco. En cuanto el peliblanco se dejó caer nuevamente a la cama, Kaname lo hizo flexionar un poco sus piernas y acercó sus labios hasta la erección para probara.


-Ahhhhh…nh…detente…ahhhh-tan sólo podía sujetarse con fuerza de las sábanas, dejándose envolver por el placer que sentía.


El pelinegro continuaba lamiendo y succionando con su boca, acelerando sus movimientos, le resultaba excitante tener al objeto de sus deseos gimiendo de placer, lo sentía retorcerse bajo su toque y luego miraba complacido la expresión de su rostro.


-Ahhhh…ahhhhh…ah…ah…deten…ahhhhhh-inevitablemente se vino en la boca del pelinegro, experimentando un intenso orgasmo que lo dejó aturdido y jadeante mientras apretaba con más fuerza las sábanas.


Kaname se relamió los labios, mirando aquel maravilloso espectáculo, deseando más y con más fuerza a aquel hermoso ser que ahora era sólo suyo. Se apresuró a poner a Zero boca abajo, lo que hizo volver al peliblanco a la realidad.


-Qué… haces?-intentó levantarse, pero sólo consiguió quedar en cuatro sobre la cama, facilitando las cosas para el pelinegro.


-Relájate-besó su espalda para tranquilizarlo un poco y volvió a su posición inicial, acarició el trasero del peliblanco con insistencia y separó sus nalgas para poder introducir poco a poco uno de sus dedos.


-Ahhhhhhhh…-sus ojos se abrieron ampliamente al sentir aquello-nh…maldito pervertido! Deja de hacer eso!-gritó ante la intromisión, le resultaba bastante doloroso y sumamente vergonzoso sentir algo dentro de él.


Pero en respuesta recibió dos dedos más, que se movían de adentro a hacia fuera, causándole más dolor que fue disminuyendo poco a poco.


-Ahhhhhhh…ahhhhhh-de pronto todo se puso borroso y una oleada de placer recorrió su cuerpo, un punto era tocado en su interior causándole espasmos de placer.


-Ya estas listo-dijo para si mismo con una sonrisa en sus labios, observando como el peliblanco tenía nuevamente una erección.


Retiró sus dedos con cuidado y lo volteó nuevamente, quería mirarlo a los ojos, quería ver su rostro cuando llegara al orgasmo y besarlo hasta el hartazgo.


Zero lo observó sin saber que hacer, huir? Sabía que eso no le sería posible, además su cuerpo no dejaba de pedirle caricias, el maldito toque de ese desgraciado lo había vuelto loco y ya ni siquiera podía oponer resistencia.


El pelinegro lo beso, a pesar de no ser correspondido, pues aunque Zero no pudiera resistirse tampoco iba a corresponderle, su mente estaba clara en que a la única persona que amaba era a Yuuki y nada ni nadie cambiarían eso.


Kaname tomó las piernas de Zero, levantándolas un poco y acercó su miembro hasta la entrada de este, rozando la punta, el peliblanco reaccionó y miró horrorizado como ese duro y grande pedazo de carne era empujado hacia adentro.


-Noo!!!!!!!!-fue lo único que pudo decir antes de que se encontrara sumergido en el dolor.


Kaname permaneció quieto, observando como el peliblanco se retorcía de dolor y sus hermosos ojos violetas se volvían cristalinos, pero se negaba a dejar Salir esas lágrimas, al igual que los gritos que querían salir de sus labios.


-Lo siento, pero era imposible que no te doliera-lejos de sentirse culpable, se sentía más excitado, la expresión de Zero era tan inocente y tierna que quería cada vez más. Volvió a besarlo, pero no pudo contenerse más y comenzó a moverse, lentamente para no lastimarlo.


Zero apretaba los ojos y mordía sus labios para no gritar, más aún cuando el vaivén se iba tornando más fuerte y salvaje


-Quiero escucharte gritar Zero-comenzó a masturbarlo al ritmo de las embestidas, logrando arrancarle fuertes gemidos.


-Ahhhhh...ah ah…nh…eres un…ahhhhhh…aah…desgraciado-giró su rostro hacia un lado, al sentir la penetrante mirada escarlata sobre él, no quería que lo viera así, detestaba esa sonrisa de satisfacción en sus labios al verlo humillado.


-Y tú eres exquisito-utilizando sus poderes obligó a Zero a que volteara su rostro nuevamente, era como un afrodisíaco escucharlo gemir de esa manera, las muecas en su rostro y la resistencia que su cuerpo todavía ponía, era simplemente delicioso. Aceleró el movimiento de sus caderas, llegando hasta lo más profundo, perdido en el delirante placer que le proporcionaba aquel estrecho pasaje


-Ahhhh…basta! ahhhhhh….nh por favor…-pedía una y otra vez, pero sus suplicas no eran escuchadas.


-Entre más pides que me detenga menos quiero hacerlo-y era verdad, ante cada suplica, Kaname embestía más fuerte.


-Ahhhh…ahhhh…ahhhhhhhh-la respiración de Zero estaba cada vez más descontrolada, sintiendo como un sin fin de sensaciones se agolpaban en la parte baja de su estómago, llegando al orgasmo, arqueó su espalda y dejó escapar un sonoro gemido mientras las contracciones se apoderaban de su cuerpo y el placer lo recorría.


Kaname miró extasiado sus acciones, y el semen que ahora los manchaba y que sólo conseguía darle un aspecto más sexy al peliblanco. Podía sentir las contracciones que apretaban deliciosamente su miembro mientras embestía con fuerza una y otra vez, culminando finalmente en lo que le pareció el más delicioso orgasmo que hubiera experimentado jamás.


-Ahhh…-sentía como la semilla del pelinegro invadía su interior, pero ya no tenía más fuerzas, así que permaneció en la cama, totalmente agotado.


-Eres lo que siempre desee-se inclinó para besarlo y salió con lentitud de su interior, ahogando con sus labios el último gemido del peliblanco por esa noche.
Notas finales: Muajajajaja, por fin pude violar a Zero, digo, Kaname pudo hacerlo, jaja, pero que ni crea que ese es el fin, más bien yo diría que es el inicio de una deliciosa tortura.


-Zero: Tú eres más maldita que Kaname, lo sabías?


Sip, ya lo sabía, jeje, pues espero les haya gustado y si no, pues acepto sus críticas.


Sayonara!!!!!!!!!!!!

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